Sobres travesuras de verano, cortes de ruta y leyes que deben ser para todos

Leé La Columna del Domingo, la tradicional editorial de la edición dominical de Jornada, con la mejor información política de Chubut.

18 ENE 2014 - 22:30 | Actualizado

En las elecciones primarias de 2013 cosecharon 3.497 votos, el 1,2 por ciento. Quedó afuera del comicio general. Pese a este papelón en las urnas dicen ser representativos de “la gente” y con esa etiqueta mal pegada cortan rutas, ocupan municipios, les pegan a diputados y policías, destrozan patrimonio público y generan incidentes. Se trata del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados que lidera Antonia Martínez.

No son los únicos, sí los más simbólicos. No es posible que cortar la ruta ya sea un deporte provincial que se juega a gusto, especialmente en el Valle. Miles de trabajadores llegan tarde, miles de vecinos no pueden hacer su vida normal y otros miles de turistas se encuentran una postal que nos ayuda poco y nada. ¿Con qué ganas se vuelve a un lugar así?

Alguna vez debe haber castigo y esto no significa pisotear derechos humanos. La semana que pasó hubo ocho menores demorados por quemar una rampa de discapacitados en Playa Unión. Una mala travesura de verano. Que cae mal y disgusta, sin dudas, pero travesura al fin. Los pibes se llevaron un buen susto cuando conocieron una Comisaría y lo próxima lo pensarán dos veces. Pero uno de ellos hasta dio la cara, se disculpó y prometió reparar el daño para lavar el apellido de su familia. ¿Alguien imagina un piquetero pidiendo perdón? ¿Por qué se puede detener a un grupito adolescente por una contravención y no se puede tomar el toro por las astas con una barra de violentos que comete un delito federal?

Una mañana, un vecino cualquiera se despertará con el pie izquierdo y la paciencia inflada. Y querrá circular por una ruta porque es su derecho. No lo van a dejar y no lo va a pensar dos veces. Ese día habrá una desgracia evitable, por no tomar las decisiones que se deben tomar.

Rehenes

La crisis de Alpesca es interminable y quizás terminal. Pero esta semana adoptó un perfil peligroso: funcionarios provinciales rehenes en la sede de Corfo, agredidos y obligados a una custodia policial. Hubo vidrios rotos, oficinas dañadas, desorden general. Hubo muchachos alcoholizados y hasta patoteros infiltrados.

No es que los hombres de Fontana 50 estén buscando cómo cerrar la planta pesquera de Puerto Madryn. Por el contrario, trabajan contrarreloj para que la empresa reviva. Y mientras tanto se les da una mano a los trabajadores con un subsidio. Suena crudo pero esta gestión no es rápida ni simple y ni siquiera tiene garantía de éxito.

Alpesca es una firma privada víctima de desmanejos y crisis propia del sector. Su comedia de enredos incluye nombres como Omar “Cura” Segundo y Federico Otero. El Gobierno provincial no puede permitirse que más de mil familias queden en la calle y por eso ayuda a una salida. Pero bien podría librarla a su suerte y no habría derecho a protesta, porque muchas otras empresas privadas sobreviven con ingenio y no con subsidios.

En este escenario, lo menos que puede exigirse es que los funcionarios trabajen tranquilos. El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación, que lidera Luis Núñez, debe ser capaz de contener emocionalmente a sus afiliados. Y de detectar, denunciar y expulsar a cualquier infiltrado que quiera ensuciar la cancha. Cuanto más barro haya en el medio, todo será más lento. Es su responsabilidad evitarlo.

Dar la cara

Hay dos figuras que cabe reivindicar, al menos porque no eligieron borrarse ni gambetear la crisis de Alpesca. Uno es el ministro coordinador, Miguel Castro, que se tomó muy a pecho las órdenes que dejó el gobernador Martín Buzzi. Estuvo en permanente contacto con los actores y destrabó el corte de las rutas 7 y 25 al conseguir el compromiso escrito de que en el regreso de sus vacaciones, el mandatario recibiera a los trabajadores.

El otro es el intendente de Puerto Madryn, Ricardo Sastre. Ya es habitual verlo en las rutas mediando cada vez que los obreros se instalan bajo el sol. Es cierto: se expone a maltratos. Pero a la vez legitima su autoridad como jefe político de la ciudad. Varios concejales, dirigentes políticos y hasta diputados que se llenan la boca con Alpesca todavía ni pisaron el asfalto pegajoso. En cierto sentido, otro éxito de Sastre fue el fallo judicial para que Provincia pague la coparticipación que debe. Más allá de análisis legales, el intendente fue por la paciente vía que debía y no necesitó grupos de choque. Gracias a esto podrá equilibrar las delicadas finanzas de la ciudad del Golfo.

Tener cuidado

El turismo en Chubut explota: playas, lagos, montañas, meseta, ríos. Hace muchísimo calor y la provincia crece en prestigio nacional. Ya no somos solamente ballenas y pingüinos. Un ejemplo son las fiestas populares que se multiplican y generan movimiento económico interno. Las redes sociales nos dan una buena mano y la fama hay que sostenerla.

En este esquema, valga el llamado de atención: según la encuesta de Diariojornada.com.ar, el 76 por ciento de la gente no está conforme con los servicios turísticos. No es, claro, una conclusión definitiva. Pero detrás de esas cifras puede que se esconda una queja valedera. Deberían escucharla los prestadores y los empresarios turísticos. Si hay rentabilidad, una parte debe derramarse en mejoras.

El Estado no puede ser siempre la ayuda fácil. Su responsabilidad son las grandes gestiones, como lograr más frecuencias aéreas. Pero si se trata de construir un baño más, hace falta el célebre “riesgo empresario”. El cimiento del turismo es el boca a boca, que puede darte prestigio o arruinarte el negocio.

Por desgracia, dos episodios lamentables se conectan a este debate: los dos chicos que se ahogaron en el río Chubut, en Trelew. Durante años se habló de aprovechar esta ribera para edificar espacios de recreación, para decenas de vecinos que por gusto o por economía familiar no van a la playa. Los bordes del río Chubut tiene tramos bellísimos por lo rústico, e inexplorados. Hace falta una decisión política para que puedan ejecutarse, por caso, costaneras.

Con espacios preparados o sin ellos, la gente seguirá yendo al río porque es una tradición. Y los jóvenes, desprevenidos y audaces, se bañan en lugares peligrosos: orillas sucias, llenas de ramas traicioneras y remolinos. Un cartelito de “Precaución” no basta en una ciudad que crece hacia ese lado. Hay que pensar ya en una urbanización planificada.

Los jueces pueden

Esta columna ha sido particularmente crítica con decisiones judiciales a contramano del sentido común, que suelen ser varias en la provincia. Pero la semana dejó un gesto valedero: Marcelo Orlando, juez de Puerto Madryn, decidió prohibirle la entrada a la ciudad por 45 días a una conocida mechera del Valle, que tiene vastos antecedentes y está acostumbrada de nena a las tropelías. Luego de un par de robos in fraganti, la Fiscalía pidió una medida ejemplificadora y Orlando la admitió.

El magistrado no violó ninguna garantía constitucional y escuchó el reclamo de la gente. Aunque algunos magistrados no lo crean, se pueden hacer ambas cosas sin chocarse ninguna pared. No son contradictorias. Punto para Orlando. Valga el apunte en un año en el cual se decidirán causas pesadas y bastante más complejas que una ladronzuela de poca monta.

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18 ENE 2014 - 22:30

En las elecciones primarias de 2013 cosecharon 3.497 votos, el 1,2 por ciento. Quedó afuera del comicio general. Pese a este papelón en las urnas dicen ser representativos de “la gente” y con esa etiqueta mal pegada cortan rutas, ocupan municipios, les pegan a diputados y policías, destrozan patrimonio público y generan incidentes. Se trata del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados que lidera Antonia Martínez.

No son los únicos, sí los más simbólicos. No es posible que cortar la ruta ya sea un deporte provincial que se juega a gusto, especialmente en el Valle. Miles de trabajadores llegan tarde, miles de vecinos no pueden hacer su vida normal y otros miles de turistas se encuentran una postal que nos ayuda poco y nada. ¿Con qué ganas se vuelve a un lugar así?

Alguna vez debe haber castigo y esto no significa pisotear derechos humanos. La semana que pasó hubo ocho menores demorados por quemar una rampa de discapacitados en Playa Unión. Una mala travesura de verano. Que cae mal y disgusta, sin dudas, pero travesura al fin. Los pibes se llevaron un buen susto cuando conocieron una Comisaría y lo próxima lo pensarán dos veces. Pero uno de ellos hasta dio la cara, se disculpó y prometió reparar el daño para lavar el apellido de su familia. ¿Alguien imagina un piquetero pidiendo perdón? ¿Por qué se puede detener a un grupito adolescente por una contravención y no se puede tomar el toro por las astas con una barra de violentos que comete un delito federal?

Una mañana, un vecino cualquiera se despertará con el pie izquierdo y la paciencia inflada. Y querrá circular por una ruta porque es su derecho. No lo van a dejar y no lo va a pensar dos veces. Ese día habrá una desgracia evitable, por no tomar las decisiones que se deben tomar.

Rehenes

La crisis de Alpesca es interminable y quizás terminal. Pero esta semana adoptó un perfil peligroso: funcionarios provinciales rehenes en la sede de Corfo, agredidos y obligados a una custodia policial. Hubo vidrios rotos, oficinas dañadas, desorden general. Hubo muchachos alcoholizados y hasta patoteros infiltrados.

No es que los hombres de Fontana 50 estén buscando cómo cerrar la planta pesquera de Puerto Madryn. Por el contrario, trabajan contrarreloj para que la empresa reviva. Y mientras tanto se les da una mano a los trabajadores con un subsidio. Suena crudo pero esta gestión no es rápida ni simple y ni siquiera tiene garantía de éxito.

Alpesca es una firma privada víctima de desmanejos y crisis propia del sector. Su comedia de enredos incluye nombres como Omar “Cura” Segundo y Federico Otero. El Gobierno provincial no puede permitirse que más de mil familias queden en la calle y por eso ayuda a una salida. Pero bien podría librarla a su suerte y no habría derecho a protesta, porque muchas otras empresas privadas sobreviven con ingenio y no con subsidios.

En este escenario, lo menos que puede exigirse es que los funcionarios trabajen tranquilos. El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación, que lidera Luis Núñez, debe ser capaz de contener emocionalmente a sus afiliados. Y de detectar, denunciar y expulsar a cualquier infiltrado que quiera ensuciar la cancha. Cuanto más barro haya en el medio, todo será más lento. Es su responsabilidad evitarlo.

Dar la cara

Hay dos figuras que cabe reivindicar, al menos porque no eligieron borrarse ni gambetear la crisis de Alpesca. Uno es el ministro coordinador, Miguel Castro, que se tomó muy a pecho las órdenes que dejó el gobernador Martín Buzzi. Estuvo en permanente contacto con los actores y destrabó el corte de las rutas 7 y 25 al conseguir el compromiso escrito de que en el regreso de sus vacaciones, el mandatario recibiera a los trabajadores.

El otro es el intendente de Puerto Madryn, Ricardo Sastre. Ya es habitual verlo en las rutas mediando cada vez que los obreros se instalan bajo el sol. Es cierto: se expone a maltratos. Pero a la vez legitima su autoridad como jefe político de la ciudad. Varios concejales, dirigentes políticos y hasta diputados que se llenan la boca con Alpesca todavía ni pisaron el asfalto pegajoso. En cierto sentido, otro éxito de Sastre fue el fallo judicial para que Provincia pague la coparticipación que debe. Más allá de análisis legales, el intendente fue por la paciente vía que debía y no necesitó grupos de choque. Gracias a esto podrá equilibrar las delicadas finanzas de la ciudad del Golfo.

Tener cuidado

El turismo en Chubut explota: playas, lagos, montañas, meseta, ríos. Hace muchísimo calor y la provincia crece en prestigio nacional. Ya no somos solamente ballenas y pingüinos. Un ejemplo son las fiestas populares que se multiplican y generan movimiento económico interno. Las redes sociales nos dan una buena mano y la fama hay que sostenerla.

En este esquema, valga el llamado de atención: según la encuesta de Diariojornada.com.ar, el 76 por ciento de la gente no está conforme con los servicios turísticos. No es, claro, una conclusión definitiva. Pero detrás de esas cifras puede que se esconda una queja valedera. Deberían escucharla los prestadores y los empresarios turísticos. Si hay rentabilidad, una parte debe derramarse en mejoras.

El Estado no puede ser siempre la ayuda fácil. Su responsabilidad son las grandes gestiones, como lograr más frecuencias aéreas. Pero si se trata de construir un baño más, hace falta el célebre “riesgo empresario”. El cimiento del turismo es el boca a boca, que puede darte prestigio o arruinarte el negocio.

Por desgracia, dos episodios lamentables se conectan a este debate: los dos chicos que se ahogaron en el río Chubut, en Trelew. Durante años se habló de aprovechar esta ribera para edificar espacios de recreación, para decenas de vecinos que por gusto o por economía familiar no van a la playa. Los bordes del río Chubut tiene tramos bellísimos por lo rústico, e inexplorados. Hace falta una decisión política para que puedan ejecutarse, por caso, costaneras.

Con espacios preparados o sin ellos, la gente seguirá yendo al río porque es una tradición. Y los jóvenes, desprevenidos y audaces, se bañan en lugares peligrosos: orillas sucias, llenas de ramas traicioneras y remolinos. Un cartelito de “Precaución” no basta en una ciudad que crece hacia ese lado. Hay que pensar ya en una urbanización planificada.

Los jueces pueden

Esta columna ha sido particularmente crítica con decisiones judiciales a contramano del sentido común, que suelen ser varias en la provincia. Pero la semana dejó un gesto valedero: Marcelo Orlando, juez de Puerto Madryn, decidió prohibirle la entrada a la ciudad por 45 días a una conocida mechera del Valle, que tiene vastos antecedentes y está acostumbrada de nena a las tropelías. Luego de un par de robos in fraganti, la Fiscalía pidió una medida ejemplificadora y Orlando la admitió.

El magistrado no violó ninguna garantía constitucional y escuchó el reclamo de la gente. Aunque algunos magistrados no lo crean, se pueden hacer ambas cosas sin chocarse ninguna pared. No son contradictorias. Punto para Orlando. Valga el apunte en un año en el cual se decidirán causas pesadas y bastante más complejas que una ladronzuela de poca monta.