El célebre historietista Joaquín Salvador Lavado, Quino, dialogó en la 40 edición de la Feria del Libro con el filósofo José Pablo Feinmann, el dibujante Liniers y los escritores Rodrigo Fresán y Juan Sasturain sobre su creación más popular, Mafalda, al cumplirse 50 años de su existencia.
Y expresó que, ante la pregunta de "por qué dejé de hacer Mafalda, les digo: dejé de dibujarla cuando en la Argentina estaba corriendo sangre y había una situación política muy peligrosa. Mafalda no podía ignorar los crímenes que se estaban cometiendo, y si los comentaba, el que no hubiese podido comentar nada más sería yo. Corríamos riesgo todos".
Por su parte, Fresán, dijo: "Pertenezco a la primera generación irradiada por esa pequeña y sus amigos. Tuve el honor de verlo a Quino dibujar a Mafalda en su casa, porque mis padres eran amigos".
"Siempre me sorprendió en Argentina la ausencia de una gran novela de la clase media. Eso solo se ha visto en dos historietas, una es El Eternauta y la otra Mafalda. Es sorprendente que nuestra sociedad sea tan fácil de dibujar y tan difícil de escribir", sostuvo el escritor.
Luego, el dibujante Liniers, contó: "Yo tuve la suerte de arrancar a leer con Mafalda, y no se trata de alguien que te ayuda a portarte bien, sino que te hace reaccionar, te enseña a cuestionar todo el tiempo, sus tiras no son para encontrar respuestas, sino para formular preguntas".
"No es que solamente me influenció en el dibujo, es una influencia de valores, una cosa humana, algo que está más en el fondo. Quino es ese tipo de artista que cuando conocés su obra, te convertís en mejor persona", apuntó el dibujante.
Sasturain, a su vez, señaló que los de su generación asistieron a la aparición, desarrollo e interrupción de Mafalda. "Esta niña apareció durante diez años muy particulares para la Argentina. Años determinantes para lo que vendría después, de ilusión, una expectativa de la clase media ilustrada".
"Esa fue la clase lectora de Mafalda. Nunca fue una historia para chicos, es con chicos, pero no para chicos, como Charly Brown. Mafalda es un momento en Quino, que no se parece a lo que había hecho antes ni lo que hizo después. Se encontró haciendo algo que no solía hacer, como suelen hacerse las obras maestras".
Feinmann recordó que cuando salió, Mafalda fue una explosión en la carrera de Letras: "Se podía ver a los chicos con unos fajos cortados que eran las tiras de la historieta y cómo las analizaban en las clases de semiología y literatura".
"Pero, también, Mafalda fue una experiencia breve. Cuando cierra esta etapa, empieza un periodo más pesimista, porque Quino es esencialmente pesimista. En sus obras posteriores, se percibe ese universo oscuro, donde se advierte que todavía hay cosas peores por venir, un humor terrible, son dibujos apocalípticos", definió el filósofo
El célebre historietista Joaquín Salvador Lavado, Quino, dialogó en la 40 edición de la Feria del Libro con el filósofo José Pablo Feinmann, el dibujante Liniers y los escritores Rodrigo Fresán y Juan Sasturain sobre su creación más popular, Mafalda, al cumplirse 50 años de su existencia.
Y expresó que, ante la pregunta de "por qué dejé de hacer Mafalda, les digo: dejé de dibujarla cuando en la Argentina estaba corriendo sangre y había una situación política muy peligrosa. Mafalda no podía ignorar los crímenes que se estaban cometiendo, y si los comentaba, el que no hubiese podido comentar nada más sería yo. Corríamos riesgo todos".
Por su parte, Fresán, dijo: "Pertenezco a la primera generación irradiada por esa pequeña y sus amigos. Tuve el honor de verlo a Quino dibujar a Mafalda en su casa, porque mis padres eran amigos".
"Siempre me sorprendió en Argentina la ausencia de una gran novela de la clase media. Eso solo se ha visto en dos historietas, una es El Eternauta y la otra Mafalda. Es sorprendente que nuestra sociedad sea tan fácil de dibujar y tan difícil de escribir", sostuvo el escritor.
Luego, el dibujante Liniers, contó: "Yo tuve la suerte de arrancar a leer con Mafalda, y no se trata de alguien que te ayuda a portarte bien, sino que te hace reaccionar, te enseña a cuestionar todo el tiempo, sus tiras no son para encontrar respuestas, sino para formular preguntas".
"No es que solamente me influenció en el dibujo, es una influencia de valores, una cosa humana, algo que está más en el fondo. Quino es ese tipo de artista que cuando conocés su obra, te convertís en mejor persona", apuntó el dibujante.
Sasturain, a su vez, señaló que los de su generación asistieron a la aparición, desarrollo e interrupción de Mafalda. "Esta niña apareció durante diez años muy particulares para la Argentina. Años determinantes para lo que vendría después, de ilusión, una expectativa de la clase media ilustrada".
"Esa fue la clase lectora de Mafalda. Nunca fue una historia para chicos, es con chicos, pero no para chicos, como Charly Brown. Mafalda es un momento en Quino, que no se parece a lo que había hecho antes ni lo que hizo después. Se encontró haciendo algo que no solía hacer, como suelen hacerse las obras maestras".
Feinmann recordó que cuando salió, Mafalda fue una explosión en la carrera de Letras: "Se podía ver a los chicos con unos fajos cortados que eran las tiras de la historieta y cómo las analizaban en las clases de semiología y literatura".
"Pero, también, Mafalda fue una experiencia breve. Cuando cierra esta etapa, empieza un periodo más pesimista, porque Quino es esencialmente pesimista. En sus obras posteriores, se percibe ese universo oscuro, donde se advierte que todavía hay cosas peores por venir, un humor terrible, son dibujos apocalípticos", definió el filósofo