El Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew sumó otro pergamino: ayer reveló que en un paraje denominado El Sombrero, dentro de una estancia, un grupo de científicos de la institución encontró restos de los que se considera el dinosaurio más grande del mundo. El establecimiento se llama “La Flecha”, es de la familia Mayo y está ubicado a 260 kilómetros al Oeste de Trelew. Y los restos encontrados son de un dinosaurio del grupo de los saurópodos, herbívoro y caracterizado por sus cuellos y largas colas y con un cráneo pequeño en relación a su cuerpo. Fue descubierto por un peón rural que nunca lo supo: murió hace dos años (ver El peón).
“Por las dimensiones, no creemos que pueda haber un animal terrestre más grande que haya pisado la tierra”, le dijo a Jornada Rubén Cúneo, director del museo. Dijo también que aumentaba su peso unos 6.000 kilos por año. Cúneo definió al lugar como un enorme “parque jurásico” que tiene 200 kilómetros de ancho y 2.000 de largo. “Aquí hay una riqueza sin fin”, expresó. Y agregó: “Donde pisás hay un fósil”.
Se estima que en el lugar hay al menos restos de siete ejemplares. La teoría de los investigadores es que posiblemente estos enormes animales elegían ese lugar para morir. Por el enorme tamaño de los huesos encontrados superan a los más grandes anteriormente conocidos como Argentinosaurus, hallados en Neuquén.
Estos animales alcanzaron una masa corporal de 77 toneladas métricas pero su peso puede llegar a las 100 toneladas, superando en cinco a los del descubrimiento neuquino del que también tienen 10 centímetros más de largo. “Es un peso equivalente al de 14 elefantes africanos adultos”, expresó Cúneo y agregó: “La altura era de aproximadamente 20 metros, lo que equivale a un edificio de 7 pisos”.
Los restos encontrados pertenecen a una formación geológica conocida como “Grupo Chubut”, cuya antigüedad en la zona se estima entre 90 y 100 millones de años es decir, los comienzos del período Cretácico Superior, el cual representa la última parte de la era de los dinosaurios. Todavía no le han puesto nombre. Y estos restos son evidentemente los de los últimos dinosaurios que habitaron la tierra.
Los restos fueron divisados por el peón rural hace 7 años. Los científicos del museo comenzaron a visitar la zona hace dos. Y en enero de 2013 empezaron con las excavaciones.
Hasta ahora sólo se han transportado al museo el 20 por ciento de lo que se encontró. La campaña se realiza desde setiembre a abril. En el lugar en verano hay días en que las temperaturas superan los 40 grados. Todos lo contrario de lo que ocurre en el invierno cando los trabajos deben detenerse debido al intenso frío. Un equipo de Jornada estuvo en la zona. Es un lugar donde abundan las piedras y las matas. Y mucha tierra colorada. El viento era intenso y como había llovido bastante en la noche del jueves, el lugar donde están los restos estaba bastante resbaloso. Muchos de los restos encontrados fueron cubiertos con yeso para protegerlos de las heladas temperaturas del invierno que se viene.
Hace 100 millones de años esta parte de la Patagonia estaba cubierta por una vegetación boscosa, aunque no muy densa, como parte de un paisaje recorrido por ríos de gran caudal. En las planicies de inundación de esos ríos se fue produciendo la acumulación de estos dinosaurios lo que sugiere que era el lugar donde morían.
“Por lo que se pudo saber, estos dinosaurios eran capaces de devorar bosques enteros en pocos minutos para alimentarse”, le dijo a Jornada el paleontólogo José Luis Carballido quien definió la manera en que pudieron dar con las enormes medidas: “Con una ecuación entre lo que mide el fémur y el húmero del animal se puede determinar casi con exactitud su peso. Nosotros encontramos los dos intactos”. El enorme fémur de 2,40 metros ya se encuentra en las instalaciones del Museo Egidio Feruglio. En el lugar también se encontraron dientes de dinosaurios carnívoros: posiblemente eran carroñeros y llegaban allí para alimentarse de la enorme especie recién hallada. La familia Mayo, propietaria de la estancia, está orgullosa. Y todo se define en una frase de una de sus dueñas, Alba Cristina: “En este lugar hay más dinosaurios que ovejas”.
El Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew sumó otro pergamino: ayer reveló que en un paraje denominado El Sombrero, dentro de una estancia, un grupo de científicos de la institución encontró restos de los que se considera el dinosaurio más grande del mundo. El establecimiento se llama “La Flecha”, es de la familia Mayo y está ubicado a 260 kilómetros al Oeste de Trelew. Y los restos encontrados son de un dinosaurio del grupo de los saurópodos, herbívoro y caracterizado por sus cuellos y largas colas y con un cráneo pequeño en relación a su cuerpo. Fue descubierto por un peón rural que nunca lo supo: murió hace dos años (ver El peón).
“Por las dimensiones, no creemos que pueda haber un animal terrestre más grande que haya pisado la tierra”, le dijo a Jornada Rubén Cúneo, director del museo. Dijo también que aumentaba su peso unos 6.000 kilos por año. Cúneo definió al lugar como un enorme “parque jurásico” que tiene 200 kilómetros de ancho y 2.000 de largo. “Aquí hay una riqueza sin fin”, expresó. Y agregó: “Donde pisás hay un fósil”.
Se estima que en el lugar hay al menos restos de siete ejemplares. La teoría de los investigadores es que posiblemente estos enormes animales elegían ese lugar para morir. Por el enorme tamaño de los huesos encontrados superan a los más grandes anteriormente conocidos como Argentinosaurus, hallados en Neuquén.
Estos animales alcanzaron una masa corporal de 77 toneladas métricas pero su peso puede llegar a las 100 toneladas, superando en cinco a los del descubrimiento neuquino del que también tienen 10 centímetros más de largo. “Es un peso equivalente al de 14 elefantes africanos adultos”, expresó Cúneo y agregó: “La altura era de aproximadamente 20 metros, lo que equivale a un edificio de 7 pisos”.
Los restos encontrados pertenecen a una formación geológica conocida como “Grupo Chubut”, cuya antigüedad en la zona se estima entre 90 y 100 millones de años es decir, los comienzos del período Cretácico Superior, el cual representa la última parte de la era de los dinosaurios. Todavía no le han puesto nombre. Y estos restos son evidentemente los de los últimos dinosaurios que habitaron la tierra.
Los restos fueron divisados por el peón rural hace 7 años. Los científicos del museo comenzaron a visitar la zona hace dos. Y en enero de 2013 empezaron con las excavaciones.
Hasta ahora sólo se han transportado al museo el 20 por ciento de lo que se encontró. La campaña se realiza desde setiembre a abril. En el lugar en verano hay días en que las temperaturas superan los 40 grados. Todos lo contrario de lo que ocurre en el invierno cando los trabajos deben detenerse debido al intenso frío. Un equipo de Jornada estuvo en la zona. Es un lugar donde abundan las piedras y las matas. Y mucha tierra colorada. El viento era intenso y como había llovido bastante en la noche del jueves, el lugar donde están los restos estaba bastante resbaloso. Muchos de los restos encontrados fueron cubiertos con yeso para protegerlos de las heladas temperaturas del invierno que se viene.
Hace 100 millones de años esta parte de la Patagonia estaba cubierta por una vegetación boscosa, aunque no muy densa, como parte de un paisaje recorrido por ríos de gran caudal. En las planicies de inundación de esos ríos se fue produciendo la acumulación de estos dinosaurios lo que sugiere que era el lugar donde morían.
“Por lo que se pudo saber, estos dinosaurios eran capaces de devorar bosques enteros en pocos minutos para alimentarse”, le dijo a Jornada el paleontólogo José Luis Carballido quien definió la manera en que pudieron dar con las enormes medidas: “Con una ecuación entre lo que mide el fémur y el húmero del animal se puede determinar casi con exactitud su peso. Nosotros encontramos los dos intactos”. El enorme fémur de 2,40 metros ya se encuentra en las instalaciones del Museo Egidio Feruglio. En el lugar también se encontraron dientes de dinosaurios carnívoros: posiblemente eran carroñeros y llegaban allí para alimentarse de la enorme especie recién hallada. La familia Mayo, propietaria de la estancia, está orgullosa. Y todo se define en una frase de una de sus dueñas, Alba Cristina: “En este lugar hay más dinosaurios que ovejas”.