Sergio Romero, acababa de clasificar con Argentina al Mundial de Canadá, luego de disputar Sudamericano Sub 20 2007 en Paraguay.
"Van Gaal te busca a vos, o al arquero de Brasil. Esta desesperado, ¿Qué hacemos?”, decía el llamado.
El holandés había buscado un arquero en el Sudamericano y había quedado impresionado por dos: el arquero de Brasil y el de Argentina. Pero rápidamente la balanza se fue inclinando para el nacido en Misiones.
Entonces, la consulta familiar, el consejo de un amigo, y la decisión de emprender el viaje hacia la quimera holandesa.
Un rápido viaje a Amsterdam, una negociación entre Racing -entonces dueño de su pase- y el club holandés y finalmente la concreción del pase al AZ Alkmaar, un equipo que estaba a cargo de Luis Van Gaal, quien ya para entonces era un tótem de la dirección técnica.
La llegada a su nuevo club para la pretemporada supuso, obviamente el primer contacto con su nuevo entrenador.
“Me dio la mano y me dijo, '¿Estás cansado?'. Le contesté que no. 'Entonces cambiate y ponete los guantes".
La llegada de un jugador joven a Europa, se sabe, no resulta sencilla. Mucho entrenamiento, mucha adaptación y poco juego. Para Romero no fue la excepción.
Sin embargo, llegó su oportunidad en un partido por la Copa UEFA en la que el arquero titular se lesionó y le tocó entrar.
La actuación fue contundente. Dejó el arco en cero y se quedó con el premio de Hombre del partido.
“Me dejó un fierro caliente y las cosas me salieron bien. Qué contento estoy”, había dicho el arquero tras aquel juego memorable.
El propio Van Gaal también valoró el trabajo del argentino aunque dejó en claro que debía seguir mejorando.
El momento de la titularidad:
En el cierre de aquella temporada, una charla con el entrenador abriría una puerta grande: “Le doy cinco partidos para que me demuestre si puede ser titular. ¿Está preparado?”.
“Le doy cinco partidos para que me demuestre si puede ser titular, ¿está preparado?”, le dijo el entrenador con una victoria del NEC sobre el AZ por 5 a 2 y la chance le había llegado al ex CAI de Comodoro Rivadavia,
Su primer juego fue ante el Groningen y una derrota por 2 a 1, aunque en el resumen, no atajó cinco partidos, sino diez en los cuales ganó tres, empató cinco y se sumó una derrota más a la del debut en la liga holandesa.
Van Gaal seguía confiando en el arquero y le daba su apoyo, ya hasta algún mimo, como permiso para viajar a Argentina y que visite a su familia. En medio de la liga y el parate por eliminatorias para el mundial de Sudáfrica 2010.
La temporada 2008/ 09 comenzó con gran nivel para el arquero, lo que además lo puso en el radar de la Selección Argentina para jugar los Juegos Olímpicos de Beijing.
Romero consiguió un récord histórico en el AZ Alkmaar, que se quedó con la Liga. Y en el medio, el broche de oro, con la presea dorada en los Juegos Olímpicos con Argentina.
Van Gaal, duro y exigente, declaraba a Télam en ese tiempo: “Él puede atajar todos los tiros que le rematen, lo único que le falta es la técnica para jugar con los pies”.
El logro en la liga holandesa rápidamente llevó a técnico a ligas más importantes, y en la temporada siguiente el Bayer Munich contrató sus servicios.
Hoy, seis años después de aquella temporada en el AZ, el viejo zorro y el arquero vuelven a cruzarse. Uno dirigiendo una Holanda que volvió a meterse en la definición de la competencia mayor del fútbol; el otro atajando en gran nivel y haciendo un gran Mundial, trabajando siempre en silencio y con la convicción que iba a llegar lejos, como cuando partió de Buenos Aires.
Seguramente se cruzarán en un saludo, seguramente recordarán aquellos tiempos. Seguramente, ambos volverán a sentir la mutua admiración que nació ese día en que se dieron la mano, y Van Gaal lo mandó a ponerse los guantes.
Sergio Romero, acababa de clasificar con Argentina al Mundial de Canadá, luego de disputar Sudamericano Sub 20 2007 en Paraguay.
"Van Gaal te busca a vos, o al arquero de Brasil. Esta desesperado, ¿Qué hacemos?”, decía el llamado.
El holandés había buscado un arquero en el Sudamericano y había quedado impresionado por dos: el arquero de Brasil y el de Argentina. Pero rápidamente la balanza se fue inclinando para el nacido en Misiones.
Entonces, la consulta familiar, el consejo de un amigo, y la decisión de emprender el viaje hacia la quimera holandesa.
Un rápido viaje a Amsterdam, una negociación entre Racing -entonces dueño de su pase- y el club holandés y finalmente la concreción del pase al AZ Alkmaar, un equipo que estaba a cargo de Luis Van Gaal, quien ya para entonces era un tótem de la dirección técnica.
La llegada a su nuevo club para la pretemporada supuso, obviamente el primer contacto con su nuevo entrenador.
“Me dio la mano y me dijo, '¿Estás cansado?'. Le contesté que no. 'Entonces cambiate y ponete los guantes".
La llegada de un jugador joven a Europa, se sabe, no resulta sencilla. Mucho entrenamiento, mucha adaptación y poco juego. Para Romero no fue la excepción.
Sin embargo, llegó su oportunidad en un partido por la Copa UEFA en la que el arquero titular se lesionó y le tocó entrar.
La actuación fue contundente. Dejó el arco en cero y se quedó con el premio de Hombre del partido.
“Me dejó un fierro caliente y las cosas me salieron bien. Qué contento estoy”, había dicho el arquero tras aquel juego memorable.
El propio Van Gaal también valoró el trabajo del argentino aunque dejó en claro que debía seguir mejorando.
El momento de la titularidad:
En el cierre de aquella temporada, una charla con el entrenador abriría una puerta grande: “Le doy cinco partidos para que me demuestre si puede ser titular. ¿Está preparado?”.
“Le doy cinco partidos para que me demuestre si puede ser titular, ¿está preparado?”, le dijo el entrenador con una victoria del NEC sobre el AZ por 5 a 2 y la chance le había llegado al ex CAI de Comodoro Rivadavia,
Su primer juego fue ante el Groningen y una derrota por 2 a 1, aunque en el resumen, no atajó cinco partidos, sino diez en los cuales ganó tres, empató cinco y se sumó una derrota más a la del debut en la liga holandesa.
Van Gaal seguía confiando en el arquero y le daba su apoyo, ya hasta algún mimo, como permiso para viajar a Argentina y que visite a su familia. En medio de la liga y el parate por eliminatorias para el mundial de Sudáfrica 2010.
La temporada 2008/ 09 comenzó con gran nivel para el arquero, lo que además lo puso en el radar de la Selección Argentina para jugar los Juegos Olímpicos de Beijing.
Romero consiguió un récord histórico en el AZ Alkmaar, que se quedó con la Liga. Y en el medio, el broche de oro, con la presea dorada en los Juegos Olímpicos con Argentina.
Van Gaal, duro y exigente, declaraba a Télam en ese tiempo: “Él puede atajar todos los tiros que le rematen, lo único que le falta es la técnica para jugar con los pies”.
El logro en la liga holandesa rápidamente llevó a técnico a ligas más importantes, y en la temporada siguiente el Bayer Munich contrató sus servicios.
Hoy, seis años después de aquella temporada en el AZ, el viejo zorro y el arquero vuelven a cruzarse. Uno dirigiendo una Holanda que volvió a meterse en la definición de la competencia mayor del fútbol; el otro atajando en gran nivel y haciendo un gran Mundial, trabajando siempre en silencio y con la convicción que iba a llegar lejos, como cuando partió de Buenos Aires.
Seguramente se cruzarán en un saludo, seguramente recordarán aquellos tiempos. Seguramente, ambos volverán a sentir la mutua admiración que nació ese día en que se dieron la mano, y Van Gaal lo mandó a ponerse los guantes.