Plebiscito en Escocia:"Los indecisos se están volcando por la independencia"

Así lo afirmó el politógo y profesor inglés Charlie Jeffery. "El gobierno británico no acepta la posibilidad de una derrota así que no tiene un plan de contingencia", agregó.

14 SEP 2014 - 11:53 | Actualizado

El 18 de septiembre, cerca de 4 millones de personas que viven en territorio escocés, incluyendo a jóvenes de 16 y 17 años, están habilitados para ir a las urnas y responder por "sí" o por "no" a una pregunta que puede cambiar sus vidas y la de generaciones futuras: "¿Debería Escocia ser un país independiente?".

"Una encuesta indicó una mayoría a favor del ´sí´ y el resto da ganador al ´no´. Sin embargo lo que queda claro es que la brecha se está acortando", manifestó Jeffery, director de la Academia de Gobierno de la Universidad de Edimburgo, en una entrevista telefónica con Télam.

El profesor de Política y asesor de la Cámara de los Comunes indicó que una razón que explica el aumento de apoyo a la independencia es "la proximidad de la votación, ya que hay evidencias de que los que antes estaban indecisos se están volcando más al ´sí´ que al ´no´".

Añadió que los unionistas, comandados por el gobierno central en Londres a través de la campaña "Better Together" (Mejor Juntos) "están perdiendo credibilidad con un discurso que la gente ya escuchó antes, basado en las dificultades que habría para la economía como la inexistencia de una unión monetaria".

La respuesta de los independentistas, liderados por el Partido Nacional Escocés, "también fue un discurso centrado más en lo negativo, enfocado a que si se permanece en el Reino Unido habrá problemas como privatizaciones, iniquidad e injusticias en la asistencia social".

"Todo eso conectado a que en el gobierno en Londres está el Partido Conservador, una agrupación débil en Escocia, sobre todo después de la era Margaret Thatcher", agregó Jeffery, coordinador del programa académico titulado "El futuro del Reino Unido y Escocia", creado por el consejo de investigaciones en ciencias sociales más importante de la isla.

Desde su análisis hay dos núcleos duros que representan cerca del 25% del padrón cada uno, de los cuales uno está a favor y el otro en contra de la independencia "en cualquier circunstancia".

Por lo tanto, "los que terminarán decidiendo el resultado son los que están en el medio, que votarán desde un cálculo más racional, sobre todo por dos preguntas importantes: qué me conviene económicamente y, conectado a eso, cómo vamos a tener un sociedad más justa".

De ganar la permanencia en el Reino Unido, Jeffery indicó que los partidos políticos mayoritarios (conservadores, laboristas y liberales-demócratas) prometieron igualmente darle más competencias al Parlamento escocés "aunque hay interrogantes sobre cuáles serán esos poderes y cuándo se entregarían".

La incógnita parece ser mayor si obtiene un triunfo la independencia, ya que si bien la idea de Edimburgo es que la creación del nuevo Estado se materialice el 24 de marzo de 2016, en el medio se abre un período de discusiones sobre temas claves como deuda pública y armamento nuclear difícil de pronosticar.

"El gobierno británico se niega a negociar por anticipado porque no acepta la posibilidad de una derrota y por lo tanto no tiene un plan de contingencia", apuntó el académico.

Entre tantas dudas, lo que es una certeza será la gran concurrencia que habrá el próximo jueves a las urnas, que el docente de la Universidad de Edimburgo estimó llegará al 80%, cuando esa cifra fue del 50% para las elecciones al Parlamento escocés de 2011 y de 64% en las del Parlamento británico de 2010.

Jeffery manifestó que este inédito involucramiento ya fue visible en la cantidad de encuentros de discusión vinculados al plebiscito que hubo este tiempo en ciudades y pueblos escoceses "algunos de ellos comandados por las dos campañas, pero muchos planeados por organizaciones comunitarias y religiosas".

"Si bien es imposible saber cuántas personas participaron de estos debates, tengo en claro que Escocia nunca tuvo una movilización cívica así para debatir sobre su futuro. Es un hecho muy positivo y ojalá continúe tras el referéndum", señaló.

14 SEP 2014 - 11:53

El 18 de septiembre, cerca de 4 millones de personas que viven en territorio escocés, incluyendo a jóvenes de 16 y 17 años, están habilitados para ir a las urnas y responder por "sí" o por "no" a una pregunta que puede cambiar sus vidas y la de generaciones futuras: "¿Debería Escocia ser un país independiente?".

"Una encuesta indicó una mayoría a favor del ´sí´ y el resto da ganador al ´no´. Sin embargo lo que queda claro es que la brecha se está acortando", manifestó Jeffery, director de la Academia de Gobierno de la Universidad de Edimburgo, en una entrevista telefónica con Télam.

El profesor de Política y asesor de la Cámara de los Comunes indicó que una razón que explica el aumento de apoyo a la independencia es "la proximidad de la votación, ya que hay evidencias de que los que antes estaban indecisos se están volcando más al ´sí´ que al ´no´".

Añadió que los unionistas, comandados por el gobierno central en Londres a través de la campaña "Better Together" (Mejor Juntos) "están perdiendo credibilidad con un discurso que la gente ya escuchó antes, basado en las dificultades que habría para la economía como la inexistencia de una unión monetaria".

La respuesta de los independentistas, liderados por el Partido Nacional Escocés, "también fue un discurso centrado más en lo negativo, enfocado a que si se permanece en el Reino Unido habrá problemas como privatizaciones, iniquidad e injusticias en la asistencia social".

"Todo eso conectado a que en el gobierno en Londres está el Partido Conservador, una agrupación débil en Escocia, sobre todo después de la era Margaret Thatcher", agregó Jeffery, coordinador del programa académico titulado "El futuro del Reino Unido y Escocia", creado por el consejo de investigaciones en ciencias sociales más importante de la isla.

Desde su análisis hay dos núcleos duros que representan cerca del 25% del padrón cada uno, de los cuales uno está a favor y el otro en contra de la independencia "en cualquier circunstancia".

Por lo tanto, "los que terminarán decidiendo el resultado son los que están en el medio, que votarán desde un cálculo más racional, sobre todo por dos preguntas importantes: qué me conviene económicamente y, conectado a eso, cómo vamos a tener un sociedad más justa".

De ganar la permanencia en el Reino Unido, Jeffery indicó que los partidos políticos mayoritarios (conservadores, laboristas y liberales-demócratas) prometieron igualmente darle más competencias al Parlamento escocés "aunque hay interrogantes sobre cuáles serán esos poderes y cuándo se entregarían".

La incógnita parece ser mayor si obtiene un triunfo la independencia, ya que si bien la idea de Edimburgo es que la creación del nuevo Estado se materialice el 24 de marzo de 2016, en el medio se abre un período de discusiones sobre temas claves como deuda pública y armamento nuclear difícil de pronosticar.

"El gobierno británico se niega a negociar por anticipado porque no acepta la posibilidad de una derrota y por lo tanto no tiene un plan de contingencia", apuntó el académico.

Entre tantas dudas, lo que es una certeza será la gran concurrencia que habrá el próximo jueves a las urnas, que el docente de la Universidad de Edimburgo estimó llegará al 80%, cuando esa cifra fue del 50% para las elecciones al Parlamento escocés de 2011 y de 64% en las del Parlamento británico de 2010.

Jeffery manifestó que este inédito involucramiento ya fue visible en la cantidad de encuentros de discusión vinculados al plebiscito que hubo este tiempo en ciudades y pueblos escoceses "algunos de ellos comandados por las dos campañas, pero muchos planeados por organizaciones comunitarias y religiosas".

"Si bien es imposible saber cuántas personas participaron de estos debates, tengo en claro que Escocia nunca tuvo una movilización cívica así para debatir sobre su futuro. Es un hecho muy positivo y ojalá continúe tras el referéndum", señaló.


NOTICIAS RELACIONADAS