El Ministerio de Defensa ruso informó en un comunicado que varios de sus aviones "con carga completa de bombas" despegaron hoy "desde la base aérea de Hamadán, en la República Islámica de Irán, para atacar en grupo los objetivos de grupos terroristas Daesh y Frente al Nusra en las provincias de Alepo, Deir Ezzor e Idleb", en el norte de Siria, según la agencia de noticias local Sputnik.
Daesh es el acrónimo en árabe para referirse al EI, mientras que el Frente al Nusra es el antiguo nombre de la ex filial de Al Qaeda en Siria, rebautizada recientemente como el Frente para la Conquista de Siria, en un intento por reactivar las alianzas con otras milicias y grupos rebeldes sirios que pelean para derrocar al gobierno de Bashar al Assad en Damasco.
Según el comunicado de Moscú, el ataque desde Irán permitió destruir cinco depósitos importantes de armas, municiones y combustible, campamentos cerca de Saraqib, Al Bab, Alepo y Deir Ezzor, tres puntos de mando cerca de Al Jafra y Deir Ezzor, así como un gran número de combatientes, informó la agencia de noticias EFE.
El Ministerio de Defensa ruso agregó que las instalaciones atacadas eran utilizadas por las milicias islamistas -que además son rivales entre sí- para brindar apoyo logístico a combatientes que operan en la zona de Alepo, el actual epicentro de la compleja y profunda guerra siria.
Todos los actores que pelean en Siria están presenten allí: los aviones rusos bombardean en apoyo al Ejército sirio, los de la coalición internacional liderada por Estados Unidos atacan desde el aire para reforzar a sus aliados rebeldes, las milicias kurdas intentan resistir al Estado Islámico y otros grupos islamistas radicales, y Turquía bombardea a los kurdos que se acercan a su frontera.
El de Alepo "es sin lugar a dudas uno de los conflictos urbanos más devastadores de tiempos modernos", alertó ayer el jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer.
En medio de este dramático contexto humanitario, el Departamento de Estado norteamericano expresó su "preocupación" por la utilización rusa de una base militar iraní para lanzar sus ataques sobre el norte de Siria y lo calificó como "algo desafortunado que sólo complica aún más una situación ya compleja", según dijo el vocero de la cartera Mark Toner en conferencia de prensa en Washington.
"Si se confirman (los ataques desde Irán), podría suponer una violación de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíbe el suministro, venta y transferencia de aviones de combate a Irán a no ser que lo haya aprobado con antelación el Consejo de Seguridad", advirtió Toner.
Pese a que la ONU levantó muchas de las sanciones internacionales contra Irán, tras la firma del acuerdo nuclear multilateral del año pasado, algunas de ellas, especialmente las de carácter militar, aún continúan vigentes.
"Esto es desafortunado, pero no es sorprendente ni inesperado. Creo que demuestra la continuación de un patrón que hemos visto por parte de Rusia, que sigue lanzando ataques aéreos, ahora parece que con la asistencia directa de Irán, que se supone que van dirigidos contra objetivos del Estado Islámico y el Frente Al Nusra" en Siria, indicó Toner.
"Pero -denunció- en realidad, esos ataques van dirigidos en su mayoría contra fuerzas de la oposición siria".
Tanto Rusia como Irán apoyan abiertamente al gobierno de Al Assad en la guerra siria, mientras que Estados Unidos, las potencias europeas y otros aliados con gran capacidad militar financian, respaldan y hasta entrenan a milicias insurgentes sirias.
Esta nueva coordinación militar entre Moscú y Teherán permitirá a los aviones rusos reducir hasta en un 60% el tiempo que tomar sus bombardeos en alcanzar sus objetivos en el norte de Siria, especialmente en el noreste.
Moscú comenzó a participar abiertamente en el conflicto sirio en noviembre de 2015 -más de un año después del ingreso de Estados Unidos y sus aliados occidentales- con bombardeos aéreos contra el EI y la entonces filial de Al Qaeda.
Los ataques rusos eran lanzados desde una base militar que tiene en Latakia, en la costa siria del Mediterráneo y desde otras bases en el Cáucaso Norte, en la frontera suroeste de Rusia, lindante con Georgia.
El Ministerio de Defensa ruso informó en un comunicado que varios de sus aviones "con carga completa de bombas" despegaron hoy "desde la base aérea de Hamadán, en la República Islámica de Irán, para atacar en grupo los objetivos de grupos terroristas Daesh y Frente al Nusra en las provincias de Alepo, Deir Ezzor e Idleb", en el norte de Siria, según la agencia de noticias local Sputnik.
Daesh es el acrónimo en árabe para referirse al EI, mientras que el Frente al Nusra es el antiguo nombre de la ex filial de Al Qaeda en Siria, rebautizada recientemente como el Frente para la Conquista de Siria, en un intento por reactivar las alianzas con otras milicias y grupos rebeldes sirios que pelean para derrocar al gobierno de Bashar al Assad en Damasco.
Según el comunicado de Moscú, el ataque desde Irán permitió destruir cinco depósitos importantes de armas, municiones y combustible, campamentos cerca de Saraqib, Al Bab, Alepo y Deir Ezzor, tres puntos de mando cerca de Al Jafra y Deir Ezzor, así como un gran número de combatientes, informó la agencia de noticias EFE.
El Ministerio de Defensa ruso agregó que las instalaciones atacadas eran utilizadas por las milicias islamistas -que además son rivales entre sí- para brindar apoyo logístico a combatientes que operan en la zona de Alepo, el actual epicentro de la compleja y profunda guerra siria.
Todos los actores que pelean en Siria están presenten allí: los aviones rusos bombardean en apoyo al Ejército sirio, los de la coalición internacional liderada por Estados Unidos atacan desde el aire para reforzar a sus aliados rebeldes, las milicias kurdas intentan resistir al Estado Islámico y otros grupos islamistas radicales, y Turquía bombardea a los kurdos que se acercan a su frontera.
El de Alepo "es sin lugar a dudas uno de los conflictos urbanos más devastadores de tiempos modernos", alertó ayer el jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer.
En medio de este dramático contexto humanitario, el Departamento de Estado norteamericano expresó su "preocupación" por la utilización rusa de una base militar iraní para lanzar sus ataques sobre el norte de Siria y lo calificó como "algo desafortunado que sólo complica aún más una situación ya compleja", según dijo el vocero de la cartera Mark Toner en conferencia de prensa en Washington.
"Si se confirman (los ataques desde Irán), podría suponer una violación de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíbe el suministro, venta y transferencia de aviones de combate a Irán a no ser que lo haya aprobado con antelación el Consejo de Seguridad", advirtió Toner.
Pese a que la ONU levantó muchas de las sanciones internacionales contra Irán, tras la firma del acuerdo nuclear multilateral del año pasado, algunas de ellas, especialmente las de carácter militar, aún continúan vigentes.
"Esto es desafortunado, pero no es sorprendente ni inesperado. Creo que demuestra la continuación de un patrón que hemos visto por parte de Rusia, que sigue lanzando ataques aéreos, ahora parece que con la asistencia directa de Irán, que se supone que van dirigidos contra objetivos del Estado Islámico y el Frente Al Nusra" en Siria, indicó Toner.
"Pero -denunció- en realidad, esos ataques van dirigidos en su mayoría contra fuerzas de la oposición siria".
Tanto Rusia como Irán apoyan abiertamente al gobierno de Al Assad en la guerra siria, mientras que Estados Unidos, las potencias europeas y otros aliados con gran capacidad militar financian, respaldan y hasta entrenan a milicias insurgentes sirias.
Esta nueva coordinación militar entre Moscú y Teherán permitirá a los aviones rusos reducir hasta en un 60% el tiempo que tomar sus bombardeos en alcanzar sus objetivos en el norte de Siria, especialmente en el noreste.
Moscú comenzó a participar abiertamente en el conflicto sirio en noviembre de 2015 -más de un año después del ingreso de Estados Unidos y sus aliados occidentales- con bombardeos aéreos contra el EI y la entonces filial de Al Qaeda.
Los ataques rusos eran lanzados desde una base militar que tiene en Latakia, en la costa siria del Mediterráneo y desde otras bases en el Cáucaso Norte, en la frontera suroeste de Rusia, lindante con Georgia.