Arrancó la campaña para el balotaje en Ecuador

El oficialismo y la oposición iniciaron hoy una decisiva campaña electoral de cara a la segunda vuelta del próximo 2 de abril, en la que los ecuatorianos deberán elegir entre la continuidad del modelo socialista instaurado por el presidente Rafael Correa o la apertura de la economía al mercado.

13 MAR 2017 - 10:01 | Actualizado

El ex vicepresidente Lenín Moreno y el banquero Guillermo Lasso, ganador y segundo de la primera vuelta, respectivamente, cuentan con el apoyo de partidos políticos y organizaciones sociales afines, lo que hace prever, según analistas, una reñida elección marcada por la polarización y las acusaciones mutuas.

Las últimas encuestas realizadas a fines de febrero pronostican resultados diferentes para el balotaje que varían según la fuente. Mientras que el centro Cedatos otorga una ventaja a Lasso sobre el candidato oficialista, las firmas Diagnóstico y CIS, publicadas por medios estatales, colocan a Moreno como favorito, de acuerdo a informaciones de la agencia de noticias Reuters.

Moreno, quien quedó a tan sólo medio punto porcentual del 40% de los votos necesarios para ganar en primera vuelta, decidió centrar la nueva campaña en los sectores más pobres del país petrolero.

Si bien su programa apunta a continuar con la obra social impulsada por Correa en la última década, muchos ecuatorianos están decepcionados por el deterioro de la economía dolarizada y las denuncias de corrupción que salpican a funcionarios cercanos al mandatario.

Lasso, ex presidente del Banco de Guayaquil, está aprovechando este descontento para conseguir nuevos votos y, a su vez, se nutre del apoyo de ex mandatarios y líderes opositores, con los que busca un diálogo abierto para incluir a todos los sectores.

Entre las propuestas de Lasso, destaca la convocatoria de una consulta popular para reformar la Constitución de tinte socialista del 2008, además de la implementación de políticas económicas liberales para atraer la inversión extranjera, reducir impuestos innecesarios y renegociar la deuda externa.

No obstante, el banquero mantiene aún un fuerte rechazo en sectores de la población porque sigue asociado a la crisis financiera de 1999, que obligó a miles de ecuatorianos a emigrar de un país sumido en el desempleo y la inflación.

13 MAR 2017 - 10:01

El ex vicepresidente Lenín Moreno y el banquero Guillermo Lasso, ganador y segundo de la primera vuelta, respectivamente, cuentan con el apoyo de partidos políticos y organizaciones sociales afines, lo que hace prever, según analistas, una reñida elección marcada por la polarización y las acusaciones mutuas.

Las últimas encuestas realizadas a fines de febrero pronostican resultados diferentes para el balotaje que varían según la fuente. Mientras que el centro Cedatos otorga una ventaja a Lasso sobre el candidato oficialista, las firmas Diagnóstico y CIS, publicadas por medios estatales, colocan a Moreno como favorito, de acuerdo a informaciones de la agencia de noticias Reuters.

Moreno, quien quedó a tan sólo medio punto porcentual del 40% de los votos necesarios para ganar en primera vuelta, decidió centrar la nueva campaña en los sectores más pobres del país petrolero.

Si bien su programa apunta a continuar con la obra social impulsada por Correa en la última década, muchos ecuatorianos están decepcionados por el deterioro de la economía dolarizada y las denuncias de corrupción que salpican a funcionarios cercanos al mandatario.

Lasso, ex presidente del Banco de Guayaquil, está aprovechando este descontento para conseguir nuevos votos y, a su vez, se nutre del apoyo de ex mandatarios y líderes opositores, con los que busca un diálogo abierto para incluir a todos los sectores.

Entre las propuestas de Lasso, destaca la convocatoria de una consulta popular para reformar la Constitución de tinte socialista del 2008, además de la implementación de políticas económicas liberales para atraer la inversión extranjera, reducir impuestos innecesarios y renegociar la deuda externa.

No obstante, el banquero mantiene aún un fuerte rechazo en sectores de la población porque sigue asociado a la crisis financiera de 1999, que obligó a miles de ecuatorianos a emigrar de un país sumido en el desempleo y la inflación.


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