Parecía que nada podía salir bien. Las suspensiones y las lesiones le fueron restando chances a un equipo que salió dispuesto a jugarse pese a todo. Huracán no viajó a Viedma para lamentarse por las ausencias sino a plantarse en igualdad frente a un rival entero en todos los sentidos pero Sol de Mayo cumplió con lo que pedía el cruce: apretó en el medio, le negó al rival cualquier posibilidad de manejar la pelota y lo atacó con decisión sabiendo sus limitaciones.
Los volantes se adueñaron de casi todo: Frías, Ponce y Tunessi tomaron la posta y entre Reyes y Galván se encargaron de hacer el resto. Con laterales improvisados, una ola de lesiones inoportunas, una defensa “parchada” y sin tiempo para ensayar, el “Globo” sufrió en el armado, imposibilitado de construir sin la bocha y con escasa participación de Gabriel Bustos y Asencio. El paraguayo Romero fue apenas una referencia arriba, una pieza aislada del circuito en un partido que, de entrada, se hizo desfavorable.
El desarrollo
La embestida de Sol se pudo sostener pagando un precio alto. Huracán retrocedió, limitó su trabajo estrictamente a la defensa y no tuvo opciones para soñar siquiera con asociarse. José Luis Alcaín logró dar respuesta hasta donde pudo: el uno se mostró sólido y activo cuando el local concentró todo el juego en el área. La presión se hizo sentir sobre todo a los 27’ cuando Juan Elordi, un lateral con alma de delantero, volvió a proyectarse, sorprendió con un cabezazo en el área y decretó el 1-0.
Ya en el primer tiempo, la visita “quemó” cambios porque Jorge Barrera y Blanco se resintieron en el peor momento, no pudieron continuar y los juveniles Vivas y Fabián Zúñiga asumieron la responsabilidad en un partido decididamente cuesta arriba.
Hubo otra pálida para lamentar: apenas iniciado el complemento, una lesión sacó del partido a José Alcaín y obligó a la tercera variante no deseada.
Matías Andrade no tuvo tiempo de calentar los guantes y en su primera intervención, falló en una salida para dejar a Alberto Reyes en soledad para gritar el segundo gol. Huracán nunca pudo respirar y aunque se la jugó en pelotas paradas, estuvo muy lejos de la hazaña. Y aún peor quedó decididamente expuesto al contragolpe de Sol de Mayo. Tras centro de Valdebenito, volvió a cabecear a la red Juan Manuel Elordi a los 23’ y enseguida, fuera de contexto, el “Globo” descontó a través de un tanto en contra de Malacarne para arrancar una reacción inesperada. Después Tunessi y Hueche decoraron la goleada y la despedida del TFB en medio de lesiones, plantel corto y un honroso adiós al invicto y la temporada. Más no se pudo.
Parecía que nada podía salir bien. Las suspensiones y las lesiones le fueron restando chances a un equipo que salió dispuesto a jugarse pese a todo. Huracán no viajó a Viedma para lamentarse por las ausencias sino a plantarse en igualdad frente a un rival entero en todos los sentidos pero Sol de Mayo cumplió con lo que pedía el cruce: apretó en el medio, le negó al rival cualquier posibilidad de manejar la pelota y lo atacó con decisión sabiendo sus limitaciones.
Los volantes se adueñaron de casi todo: Frías, Ponce y Tunessi tomaron la posta y entre Reyes y Galván se encargaron de hacer el resto. Con laterales improvisados, una ola de lesiones inoportunas, una defensa “parchada” y sin tiempo para ensayar, el “Globo” sufrió en el armado, imposibilitado de construir sin la bocha y con escasa participación de Gabriel Bustos y Asencio. El paraguayo Romero fue apenas una referencia arriba, una pieza aislada del circuito en un partido que, de entrada, se hizo desfavorable.
El desarrollo
La embestida de Sol se pudo sostener pagando un precio alto. Huracán retrocedió, limitó su trabajo estrictamente a la defensa y no tuvo opciones para soñar siquiera con asociarse. José Luis Alcaín logró dar respuesta hasta donde pudo: el uno se mostró sólido y activo cuando el local concentró todo el juego en el área. La presión se hizo sentir sobre todo a los 27’ cuando Juan Elordi, un lateral con alma de delantero, volvió a proyectarse, sorprendió con un cabezazo en el área y decretó el 1-0.
Ya en el primer tiempo, la visita “quemó” cambios porque Jorge Barrera y Blanco se resintieron en el peor momento, no pudieron continuar y los juveniles Vivas y Fabián Zúñiga asumieron la responsabilidad en un partido decididamente cuesta arriba.
Hubo otra pálida para lamentar: apenas iniciado el complemento, una lesión sacó del partido a José Alcaín y obligó a la tercera variante no deseada.
Matías Andrade no tuvo tiempo de calentar los guantes y en su primera intervención, falló en una salida para dejar a Alberto Reyes en soledad para gritar el segundo gol. Huracán nunca pudo respirar y aunque se la jugó en pelotas paradas, estuvo muy lejos de la hazaña. Y aún peor quedó decididamente expuesto al contragolpe de Sol de Mayo. Tras centro de Valdebenito, volvió a cabecear a la red Juan Manuel Elordi a los 23’ y enseguida, fuera de contexto, el “Globo” descontó a través de un tanto en contra de Malacarne para arrancar una reacción inesperada. Después Tunessi y Hueche decoraron la goleada y la despedida del TFB en medio de lesiones, plantel corto y un honroso adiós al invicto y la temporada. Más no se pudo.