Las costumbres argentinas a los ojos de dos extranjeros

A poco de cumplir sus once meses de estadía en Comodoro Rivadavia, jóvenes del programa American Field Service valoran la experiencia y el afecto recibido. Pero también las dificultades del sistema educativo, los paros y los días sin clase. Las tradiciones argentinas en la lupa de dos adolescentes.

Mirada. August (izquierda) y Emma, dos jóvenes con un análisis diferente del “ser argentino”.
10 JUN 2018 - 20:53 | Actualizado

Los ojos de los extranjeros parecen reflejar con sinceridad el “ser” argentino y también una mirada social exenta de algún tipo de parcialidad. August Osestad es noruego y Emma Guidi, italiana; tienen 17 años y desde hace menos de un año viven con familias comodorenses en un viaje de intercambio.

Coinciden en la facilidad para adaptarse a las costumbres y destacan la idiosincrasia característica del país como una experiencia de vida. “Nos llevaríamos de regreso el mate, la yerba y el asado” expresan. Del mismo modo, observan con sorpresa los cortes de servicios públicos, el bajo nivel de la Educación y el escaso compromiso de los jóvenes en las escuelas. “Lo que más sorprende es que durante tantos días no tengamos clases por el paro de docentes y de porteros. Eso afecta a los alumnos”, destacaron.

Quizás por su espíritu aventurero y su adaptabilidad, se sienten “parte” de la comunidad que los alojará hasta julio, fecha de regreso a sus respectivos países.

August es oriundo de Khistiansand, una ciudad del sur noruego a cuatro horas de viaje de Oslo; habla inglés y eligió Argentina como país de destino por su pasión por el fútbol. “Quería venir a Latinoamérica y Argentina me parece un país muy interesante. En principio, cuando googleé Comodoro me asusté porque solamente vi fotos del temporal del año pasado”, cuenta el noruego que vive en barrio Las Orquídeas y cursa sus estudios secundarios en la Escuela 743 “Parque Eólico Antonio Morán”. Conoció Cataratas, la Pampa, gran parte del Chubut, El Calafate y el Chaltén, una de las localidades que más se asemeja por clima y paisaje a su ciudad, también petrolera como Comodoro pero extraído del mar.

“Cuando llegué no hablaba una palabra de español y hoy puedo decir que no tengo problemas. Juego al fútbol y eso me permitió relacionarme mucho mejor. Tengo amigos y vivo la experiencia”.

August es futbolista en su país, milita en el Donn FC de una liga Regional y desde su llegada a la Patagonia se destacó en General Saavedra de la Primera C donde ya hizo goles en Reserva y llegó a debutar en Primera División. “La primera sorpresa fueron las canchas de tierra pero hay que jugar igual. En Noruega el piso es sintético y en otros casos pasto natural”.

Por sobre los aspectos negativos, valora la hospitalidad y la espontaneidad de los argentinos; el “compartir” como una constante y también la generosidad de quienes acompañan cada día de estadía. “En mi país hay otra cultura, todo es más formal y organizado pero acá se comparte y se vive la amistad de otra manera. En Noruega por ejemplo, nadie saludaría con un beso”.

Emma

Emma Guidi es de Rimini, balneario italiano cercano a Venecia y Milán y vive en Rada Tilly con su familia “postiza”. Allí asiste a la Escuela 718 con un rendimiento alto que sin embargo parece no motivarla.

“No me considero una buena alumna en ciertas materias y sin embargo siempre tengo calificaciones altas. Reconozco que no hay mucho compromiso con la Educación. Se nota en los trabajos grupales y en cierta irresponsabilidad a la hora de estudiar”.

Emma expresa que en Italia asiste a clases de lunes a sábado y al margen de la asistencia, le dedica en promedio tres horas al estudio en su hogar. “Hablo inglés, español y ruso. Y pienso estudiar algo relacionado con el traductorado de idiomas”.

“Me gusta Argentina por su gente. Conocí el norte y ahora el sur y debo decir que en el norte la gente es más abierta y se vincula quizás rápidamente. Acá la cosa cambia, hacer una amistad lleva más tiempo por el perfil de la gente”.

La joven extranjera valora el aprendizaje de estar casi un año alejada de su familia. “Me llevaré el afecto de mucha gente, el agradecimiento hacia quienes me permitieron conocer éste país y también mucha hospitalidad”.

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Mirada. August (izquierda) y Emma, dos jóvenes con un análisis diferente del “ser argentino”.
10 JUN 2018 - 20:53

Los ojos de los extranjeros parecen reflejar con sinceridad el “ser” argentino y también una mirada social exenta de algún tipo de parcialidad. August Osestad es noruego y Emma Guidi, italiana; tienen 17 años y desde hace menos de un año viven con familias comodorenses en un viaje de intercambio.

Coinciden en la facilidad para adaptarse a las costumbres y destacan la idiosincrasia característica del país como una experiencia de vida. “Nos llevaríamos de regreso el mate, la yerba y el asado” expresan. Del mismo modo, observan con sorpresa los cortes de servicios públicos, el bajo nivel de la Educación y el escaso compromiso de los jóvenes en las escuelas. “Lo que más sorprende es que durante tantos días no tengamos clases por el paro de docentes y de porteros. Eso afecta a los alumnos”, destacaron.

Quizás por su espíritu aventurero y su adaptabilidad, se sienten “parte” de la comunidad que los alojará hasta julio, fecha de regreso a sus respectivos países.

August es oriundo de Khistiansand, una ciudad del sur noruego a cuatro horas de viaje de Oslo; habla inglés y eligió Argentina como país de destino por su pasión por el fútbol. “Quería venir a Latinoamérica y Argentina me parece un país muy interesante. En principio, cuando googleé Comodoro me asusté porque solamente vi fotos del temporal del año pasado”, cuenta el noruego que vive en barrio Las Orquídeas y cursa sus estudios secundarios en la Escuela 743 “Parque Eólico Antonio Morán”. Conoció Cataratas, la Pampa, gran parte del Chubut, El Calafate y el Chaltén, una de las localidades que más se asemeja por clima y paisaje a su ciudad, también petrolera como Comodoro pero extraído del mar.

“Cuando llegué no hablaba una palabra de español y hoy puedo decir que no tengo problemas. Juego al fútbol y eso me permitió relacionarme mucho mejor. Tengo amigos y vivo la experiencia”.

August es futbolista en su país, milita en el Donn FC de una liga Regional y desde su llegada a la Patagonia se destacó en General Saavedra de la Primera C donde ya hizo goles en Reserva y llegó a debutar en Primera División. “La primera sorpresa fueron las canchas de tierra pero hay que jugar igual. En Noruega el piso es sintético y en otros casos pasto natural”.

Por sobre los aspectos negativos, valora la hospitalidad y la espontaneidad de los argentinos; el “compartir” como una constante y también la generosidad de quienes acompañan cada día de estadía. “En mi país hay otra cultura, todo es más formal y organizado pero acá se comparte y se vive la amistad de otra manera. En Noruega por ejemplo, nadie saludaría con un beso”.

Emma

Emma Guidi es de Rimini, balneario italiano cercano a Venecia y Milán y vive en Rada Tilly con su familia “postiza”. Allí asiste a la Escuela 718 con un rendimiento alto que sin embargo parece no motivarla.

“No me considero una buena alumna en ciertas materias y sin embargo siempre tengo calificaciones altas. Reconozco que no hay mucho compromiso con la Educación. Se nota en los trabajos grupales y en cierta irresponsabilidad a la hora de estudiar”.

Emma expresa que en Italia asiste a clases de lunes a sábado y al margen de la asistencia, le dedica en promedio tres horas al estudio en su hogar. “Hablo inglés, español y ruso. Y pienso estudiar algo relacionado con el traductorado de idiomas”.

“Me gusta Argentina por su gente. Conocí el norte y ahora el sur y debo decir que en el norte la gente es más abierta y se vincula quizás rápidamente. Acá la cosa cambia, hacer una amistad lleva más tiempo por el perfil de la gente”.

La joven extranjera valora el aprendizaje de estar casi un año alejada de su familia. “Me llevaré el afecto de mucha gente, el agradecimiento hacia quienes me permitieron conocer éste país y también mucha hospitalidad”.


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