Presionado, Trump debió dar marcha atrás con su iniciativa contra inmigrantes

El presidente estadounidense, Donald Trump, firmó hoy un decreto para poner fin a la separación de niños de sus familias luego de que son detenidos cruzando de manera ilegal la frontera con México, una práctica que generó críticas en el país y el mundo.

20 JUN 2018 - 17:01 | Actualizado

 

La decisión constituye un abrupto giro para un presidente y un gobierno que insistían, erróneamente, que no había otra opción que separar a las familias de indocumentados aprehendidas en la frontera en cumplimiento de la ley y de un fallo judicial.

Trump, su secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, y otros funcionarios habían dicho que la única forma de frenar la práctica era una ley inmigratoria integral del Congreso que incluyera la construcción de un muro en la frontera con México.

Sin embargo, tanto la oposición demócrata como los republicanos, sostenían que el presidente podía terminar él mismo con esa situación, que forma parte de una política de "tolerancia cero" contra la inmigración ilegal lanzada en abril pasado.

En virtud de esta política, todo adulto indocumentado detenido es procesado y separado de sus hijos, y 2.342 chicos han sido enviados a campamentos u otras instalaciones donde no tienen ningún contacto con sus seres queridos.

Luego de que circularan imágenes de niños detenidos en estructuras similares a jaulas y grabaciones de chicos llorando, el propio Partido Republicano de Trump, enfrentado al estupor general y temeroso de un impacto negativo en las elecciones legislativas de este año, comenzó a rebelarse, obligando al presidente a recular.

"Vamos a mantener juntas a las familias. No me gustó ver a familias separadas, ni lo que se siente por ello. Esto resolverá el problema", dijo el mandatario al firmar el decreto en la Casa Blanca, junto a Nielsen y el vicepresidente Mike Pence, informó la cadena CNN.

Trump, sin embargo, aseguró que el decreto no implica el fin de su política de línea dura con la inmigración ilegal, a la que describió como una fuente de crimen y narcotráfico.

"Vamos a tener fronteras fuertes, muy fuertes", aseguró, y explicó que el decreto busca mantener a las familias juntas mientras están detenidas y agilizar el tratamiento de sus casos, y que pide al Departamento de Defensa que ayude a albergar a las familias.

En coincidencia con el Día Mundial del Refugiado, la primera ministra británica, Theresa May; el primer ministro canadiense, Justin Trudeau; el Consejo de Europa y el papa Francisco cuestionaron la política de "tolerancia cero" de Trump.

May dijo que las imágenes de chicos dentro de jaulas eran "profundamente perturbadoras", mientras que el Consejo de Europa, el principal organismo de derechos humanos del continente, dijo que Trump había renunciado al liderazgo moral mundial que corresponde a un presidente de la primera potencia.

"La dignidad de una persona no depende de que sea ciudadano, migrante o refugiado. Salvar la vida de quien escapa de la guerra y de la miseria es un acto de humanidad", dijo el papa Francisco en su cuenta de Twitter.

En México, el Congreso condenó hoy "enérgicamente" la política "cruel e inhumana" del gobierno estadounidense e instó al Ejecutivo nacional a cesar la cooperación con Washington en migración y combate al "terrorismo" y el crimen organizado.

Además, los representantes de México, El Salvador, Guatemala y Honduras ante la Organización de Estados Americanos (OEA) reiteraron su condena a las separaciones, a las que calificaron de "inaceptables".

Luego de un descenso el año pasado, el número de migrantes que buscan cruzar la frontera sur de Estados Unidos desde Guatemala, El Salvador, Honduras o México, muchos de ellos huyendo de la narcoviolencia, ha aumentado desde octubre de 2017.

Desde marzo al mes pasado, más de 50.000 personas fueron detenidas por mes por cruzar ilegalmente la frontera desde México. Alrededor de un 15% de ellas llegan como familias, y un 8% son niños no acompañados por adultos. 

El decreto de Trump establece que los padres serán llevados junto a sus hijos a centros de detención, lo que podría generar demandas contra la Casa Blanca por violar un acuerdo al que el gobierno estadounidense se comprometió en 1997.

Ese acuerdo, conocido como "Flores", establece que los menores detenidos en la frontera solo pueden ser privados de libertad durante un máximo de 20 días.

El ex presidente demócrata Barack Obama, antecesor de Trump, incumplió el acuerdo en 2014 ante una llegada masiva de menores procedentes de Centroamérica, lo que desató un litigio que llevó a un juez federal a determinar, en 2016, que el límite de 20 días debía respetarse y aplicarse tanto a los niños como a sus padres.

Al firmar la orden, Trump aseguró que sigue trabajando para lograr una "legislación exhaustiva" que afronte sus prioridades en materia migratoria.
"Conseguiremos tener el muro" con México, garantizó. 

Antes de la firma del decreto, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, dijo que la cámara baja del Congreso votará mañana una ley para poner fin a las separaciones de familias.

"No creemos que las familias deban ser separadas. Punto. Hemos vistos los videos y escuchado las grabaciones", prosiguió.

En virtud de la ley, dijo Ryan, "vamos a adoptar medidas para mantener juntas a las familias y vamos a hacer cumplir nuestras leyes migratorias".

Pero luego no quedó en claro si la ley, que incluye otros cambios importantes, podía cosechar suficientes votos como para su sanción, lo cual posiblemente precipitó la decisión de Trump de firmar un decreto.

 

20 JUN 2018 - 17:01

 

La decisión constituye un abrupto giro para un presidente y un gobierno que insistían, erróneamente, que no había otra opción que separar a las familias de indocumentados aprehendidas en la frontera en cumplimiento de la ley y de un fallo judicial.

Trump, su secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, y otros funcionarios habían dicho que la única forma de frenar la práctica era una ley inmigratoria integral del Congreso que incluyera la construcción de un muro en la frontera con México.

Sin embargo, tanto la oposición demócrata como los republicanos, sostenían que el presidente podía terminar él mismo con esa situación, que forma parte de una política de "tolerancia cero" contra la inmigración ilegal lanzada en abril pasado.

En virtud de esta política, todo adulto indocumentado detenido es procesado y separado de sus hijos, y 2.342 chicos han sido enviados a campamentos u otras instalaciones donde no tienen ningún contacto con sus seres queridos.

Luego de que circularan imágenes de niños detenidos en estructuras similares a jaulas y grabaciones de chicos llorando, el propio Partido Republicano de Trump, enfrentado al estupor general y temeroso de un impacto negativo en las elecciones legislativas de este año, comenzó a rebelarse, obligando al presidente a recular.

"Vamos a mantener juntas a las familias. No me gustó ver a familias separadas, ni lo que se siente por ello. Esto resolverá el problema", dijo el mandatario al firmar el decreto en la Casa Blanca, junto a Nielsen y el vicepresidente Mike Pence, informó la cadena CNN.

Trump, sin embargo, aseguró que el decreto no implica el fin de su política de línea dura con la inmigración ilegal, a la que describió como una fuente de crimen y narcotráfico.

"Vamos a tener fronteras fuertes, muy fuertes", aseguró, y explicó que el decreto busca mantener a las familias juntas mientras están detenidas y agilizar el tratamiento de sus casos, y que pide al Departamento de Defensa que ayude a albergar a las familias.

En coincidencia con el Día Mundial del Refugiado, la primera ministra británica, Theresa May; el primer ministro canadiense, Justin Trudeau; el Consejo de Europa y el papa Francisco cuestionaron la política de "tolerancia cero" de Trump.

May dijo que las imágenes de chicos dentro de jaulas eran "profundamente perturbadoras", mientras que el Consejo de Europa, el principal organismo de derechos humanos del continente, dijo que Trump había renunciado al liderazgo moral mundial que corresponde a un presidente de la primera potencia.

"La dignidad de una persona no depende de que sea ciudadano, migrante o refugiado. Salvar la vida de quien escapa de la guerra y de la miseria es un acto de humanidad", dijo el papa Francisco en su cuenta de Twitter.

En México, el Congreso condenó hoy "enérgicamente" la política "cruel e inhumana" del gobierno estadounidense e instó al Ejecutivo nacional a cesar la cooperación con Washington en migración y combate al "terrorismo" y el crimen organizado.

Además, los representantes de México, El Salvador, Guatemala y Honduras ante la Organización de Estados Americanos (OEA) reiteraron su condena a las separaciones, a las que calificaron de "inaceptables".

Luego de un descenso el año pasado, el número de migrantes que buscan cruzar la frontera sur de Estados Unidos desde Guatemala, El Salvador, Honduras o México, muchos de ellos huyendo de la narcoviolencia, ha aumentado desde octubre de 2017.

Desde marzo al mes pasado, más de 50.000 personas fueron detenidas por mes por cruzar ilegalmente la frontera desde México. Alrededor de un 15% de ellas llegan como familias, y un 8% son niños no acompañados por adultos. 

El decreto de Trump establece que los padres serán llevados junto a sus hijos a centros de detención, lo que podría generar demandas contra la Casa Blanca por violar un acuerdo al que el gobierno estadounidense se comprometió en 1997.

Ese acuerdo, conocido como "Flores", establece que los menores detenidos en la frontera solo pueden ser privados de libertad durante un máximo de 20 días.

El ex presidente demócrata Barack Obama, antecesor de Trump, incumplió el acuerdo en 2014 ante una llegada masiva de menores procedentes de Centroamérica, lo que desató un litigio que llevó a un juez federal a determinar, en 2016, que el límite de 20 días debía respetarse y aplicarse tanto a los niños como a sus padres.

Al firmar la orden, Trump aseguró que sigue trabajando para lograr una "legislación exhaustiva" que afronte sus prioridades en materia migratoria.
"Conseguiremos tener el muro" con México, garantizó. 

Antes de la firma del decreto, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, dijo que la cámara baja del Congreso votará mañana una ley para poner fin a las separaciones de familias.

"No creemos que las familias deban ser separadas. Punto. Hemos vistos los videos y escuchado las grabaciones", prosiguió.

En virtud de la ley, dijo Ryan, "vamos a adoptar medidas para mantener juntas a las familias y vamos a hacer cumplir nuestras leyes migratorias".

Pero luego no quedó en claro si la ley, que incluye otros cambios importantes, podía cosechar suficientes votos como para su sanción, lo cual posiblemente precipitó la decisión de Trump de firmar un decreto.

 


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