Se cumplen 25 años del crimen del Soldado Carrasco

El hecho conmocionó al país y fue determinante en la decisión de eliminar el Servicio Militar Obligatorio.

06 MAR 2019 - 9:53 | Actualizado

Nacido en Cutral Co, Omar fue destinado al Grupo de Artillería 161 con asiento en la ciudad de Zapala, lugar al que ingresó para cumplir con el servicio militar obligatorio el 3 de marzo de ese año.

Es probable que nunca se sepa qué fue lo que realmente pasó, quién lo mató y por qué. Se comprobó que a Carrasco le dieron una golpiza brutal y que le practicaron curaciones, pero que no sobrevivió. Un mes después, su cuerpo fue encontrado dentro del predio militar y a partir de ese hecho que sacudió al país hubo todo tipo de especulaciones y teorías sobre los responsables de aquel asesinato.
 
La investigación y el posterior juicio hallaron culpables al subteniente Ignacio Canevaro y a los soldados Cristian Suárez y Víctor Salazar, quienes cumplieron penas de prisión, pero no se supo mucho más que eso. Hubo, indudablemente, una cadena de encubrimiento de la que participaron autoridades militares. Nunca se pudo comprobar formalmente quiénes fueron.

Lo que se pudo reconstruir de aquella trágica historia es el mismo día que Carrasco llegó al Ejército fue recibido con un fuerte “baile” (movimientos físicos extremos, muy comunes en la colimba) por parte de Canevaro, quien estaba como oficial de Semana. En esa oportunidad, Carrasco se tropezó y quedó como un torpe. El subteniente lo trató de inútil y se burló de él.


 
Al día siguiente tenía que estar de “imaginaria” (guardia), pero no se levantó debido a los fuertes dolores que tenía en el cuerpo. Por este motivo, al otro día le ordenaron que ocupara el puesto de cuartelero para ordenar y limpiar la cuadra. Los testimonios de sus compañeros lo ubican por última vez a la hora de la siesta cuando iba al baño.
 
Además del subteniente Canevaro como autoridad máxima también estaban el sargento Carlos Sánchez, que estaba durmiendo y los soldados “viejos” Víctor Salazar y Cristian Suárez, que colaboraban con sus superiores.
 
El 6 de marzo, el Ejército lo cataloga a Carrasco como “desaparecido” y una semana después como “desertor”. Se inicia una supuesta investigación, pero no hay noticias de su paradero hasta que un mes después su cuerpo aparece en la misma guarnición y en un lugar donde ya habían rastrillado.
 
El fin del servicio militar obligatorio
 
El 31 de agosto de 1994, meses después de la muerte de Omar Carrasco, el presidente Carlos Menem puso fin al servicio militar obligatorio en Argentina, después de que fuera creado por el ministro de Guerra Pablo Ricchieri, en 1901.
 
Ignacio Canevaro fue uno de los tres condenados por el crimen del solado Omar Carrasco, aunque él sigue sosteniendo que lo acusaron maliciosamente sin pruebas. Asegura que en el crimen estuvieron involucradas muchas figuras del Ejército, especialmente en el encubrimiento.
 
Poco antes de presentar su libro Atando clavos, que escribió mientras cumplía la pena de prisión que le impuso la Justicia, el ex subteniente dijo que el Ejército necesitaba culpables y por eso apuntaron contra él y contra los ex solados Cristian Suárez y Víctor Salazar.
 
Durante una entrevista concedida a Pablo Montanaro, periodista de este diario, aseguró que aunque pagó su supuesta deuda con la sociedad sigue luchando por demostrar que es inocente.
 
"Los medios se nutrieron de lo que decía el Ejército, que con la piel de cordero disfrazó al lobo que era la inteligencia militar", dijo.

Fuente: La Mañana de Neuquén

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06 MAR 2019 - 9:53

Nacido en Cutral Co, Omar fue destinado al Grupo de Artillería 161 con asiento en la ciudad de Zapala, lugar al que ingresó para cumplir con el servicio militar obligatorio el 3 de marzo de ese año.

Es probable que nunca se sepa qué fue lo que realmente pasó, quién lo mató y por qué. Se comprobó que a Carrasco le dieron una golpiza brutal y que le practicaron curaciones, pero que no sobrevivió. Un mes después, su cuerpo fue encontrado dentro del predio militar y a partir de ese hecho que sacudió al país hubo todo tipo de especulaciones y teorías sobre los responsables de aquel asesinato.
 
La investigación y el posterior juicio hallaron culpables al subteniente Ignacio Canevaro y a los soldados Cristian Suárez y Víctor Salazar, quienes cumplieron penas de prisión, pero no se supo mucho más que eso. Hubo, indudablemente, una cadena de encubrimiento de la que participaron autoridades militares. Nunca se pudo comprobar formalmente quiénes fueron.

Lo que se pudo reconstruir de aquella trágica historia es el mismo día que Carrasco llegó al Ejército fue recibido con un fuerte “baile” (movimientos físicos extremos, muy comunes en la colimba) por parte de Canevaro, quien estaba como oficial de Semana. En esa oportunidad, Carrasco se tropezó y quedó como un torpe. El subteniente lo trató de inútil y se burló de él.


 
Al día siguiente tenía que estar de “imaginaria” (guardia), pero no se levantó debido a los fuertes dolores que tenía en el cuerpo. Por este motivo, al otro día le ordenaron que ocupara el puesto de cuartelero para ordenar y limpiar la cuadra. Los testimonios de sus compañeros lo ubican por última vez a la hora de la siesta cuando iba al baño.
 
Además del subteniente Canevaro como autoridad máxima también estaban el sargento Carlos Sánchez, que estaba durmiendo y los soldados “viejos” Víctor Salazar y Cristian Suárez, que colaboraban con sus superiores.
 
El 6 de marzo, el Ejército lo cataloga a Carrasco como “desaparecido” y una semana después como “desertor”. Se inicia una supuesta investigación, pero no hay noticias de su paradero hasta que un mes después su cuerpo aparece en la misma guarnición y en un lugar donde ya habían rastrillado.
 
El fin del servicio militar obligatorio
 
El 31 de agosto de 1994, meses después de la muerte de Omar Carrasco, el presidente Carlos Menem puso fin al servicio militar obligatorio en Argentina, después de que fuera creado por el ministro de Guerra Pablo Ricchieri, en 1901.
 
Ignacio Canevaro fue uno de los tres condenados por el crimen del solado Omar Carrasco, aunque él sigue sosteniendo que lo acusaron maliciosamente sin pruebas. Asegura que en el crimen estuvieron involucradas muchas figuras del Ejército, especialmente en el encubrimiento.
 
Poco antes de presentar su libro Atando clavos, que escribió mientras cumplía la pena de prisión que le impuso la Justicia, el ex subteniente dijo que el Ejército necesitaba culpables y por eso apuntaron contra él y contra los ex solados Cristian Suárez y Víctor Salazar.
 
Durante una entrevista concedida a Pablo Montanaro, periodista de este diario, aseguró que aunque pagó su supuesta deuda con la sociedad sigue luchando por demostrar que es inocente.
 
"Los medios se nutrieron de lo que decía el Ejército, que con la piel de cordero disfrazó al lobo que era la inteligencia militar", dijo.

Fuente: La Mañana de Neuquén


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