"Los periféricos", un documental sobre lo menos conocido del rock argentino

El filme documental "Los Periféricos" se proyecta todos los jueves de mayo en el Centro Cultural de la Cooperación, en la presentación de una cinta colaborativa que reúne a ocho directores de seis cortometrajes encadenados que cuentan historias poco conocidas y ocultas en la construcción del rock argentino.

01 MAY 2019 - 13:00 | Actualizado



   "La idea surge a partir de una convocatoria de Gabriel Patrono, de La Nave de los Sueños, y, tras reuniones periódicas, salimos a filmar distintas historias que tienen al rock como un solo relato, con el desafío de lograr una sola a partir de cada uno de sus componentes", explicó a Télam Juan Riggirozzi, director de "Ellos son Los Violadores" y que para este largo documentó la historia del mítico Salón Pueyrredón.

   De este seleccionado de documentalistas formaron parte Patrono ("Blues de los plomos"); Ivan Wolovik ("Transformación", sobre Palo Palondolfo); Tomás Makaji ("Desacato a la autoridad", historias de punks en Buenos Aires); Luis Hitoshi Díaz y Gonzalo Hernández ("Héroes del 88") y Lautaro Aledda y Pablo Arias, sobre el rock en el Oeste del Conurbano.

   "Cada uno nosotros decidió salir a buscar universos afines en lo personal, potenciando las búsquedas estéticas y narrativas de cada director. Lo interesante de la propuesta, más allá de los personajes, fue poder narrar libremente con el sentido autoral que cada uno quiso recorrer", comentó Riggirozzi.

   Así, Patrono sigue durante unos años a Enrique Symns en "La mala suerte"; Hernández y Díaz retratan de forma particular el estudio DDR de Adrogué; Makaji recuerda al grupo anarco punk Secuestro, pionero en el grafity urbano, de la mano de su ex líder Max, hoy médico, docente e investigador; Aledda y Ulloa ponen en valor a Raúl Ferández, ex guitarrista de Vox Dei y Wolovik recupera a través del historiador Víctor Tapia al pionero Eddie Pequenino y la historia seminal del rock local.

- ¿A través de esta película se puede contar la historia del rock nacional?
- Es una cara del prisma de la historia del Rock. Una de las caras menos transitadas. Pero no creo que esta película cuente la historia del rock argentino, sí creo que es la parte periférica.

- ¿Cómo hicieron para montar y postproducir, teniendo en cuenta la cantidad de historias y directores?
- Respecto al montaje se realizó en dos etapas. Primero, luego de cada rodaje, cada equipo se dedicó a editar su corto; en diferentes reuniones nos juntamos y cada uno aportó su punto de vista y opiniones del montaje de los cortos en pos de la estructura de la película final. En la segunda parte del proceso, trabajamos dos de nosotros (Wolovik y yo) para montar los cortos terminados y generar las transiciones entre ellos. Luego de ese proceso, pasamos la película a posproducciones de sonido, que estuvo a cargo de Santiago Greco.

- ¿Cómo pensaron el orden de las historias?
- El orden surgió de manera natural, hablando entre nosotros. En las primeras reuniones cada uno fue contando lo que iba a hacer, qué temática iba a tratar, con qué estética. En base a eso, un día, en las primeras etapas del proceso, escribimos en una pizarra un orden que nos parecía que podría llegar a narrar claramente la historia que nos proponíamos y nunca hubo necesidad de alterarlo; fue pura y exclusivamente con fines narrativos, tratando de que la película tenga las curvas dramáticas que necesita para entenderse de esa manera, como un solo relato.

01 MAY 2019 - 13:00



   "La idea surge a partir de una convocatoria de Gabriel Patrono, de La Nave de los Sueños, y, tras reuniones periódicas, salimos a filmar distintas historias que tienen al rock como un solo relato, con el desafío de lograr una sola a partir de cada uno de sus componentes", explicó a Télam Juan Riggirozzi, director de "Ellos son Los Violadores" y que para este largo documentó la historia del mítico Salón Pueyrredón.

   De este seleccionado de documentalistas formaron parte Patrono ("Blues de los plomos"); Ivan Wolovik ("Transformación", sobre Palo Palondolfo); Tomás Makaji ("Desacato a la autoridad", historias de punks en Buenos Aires); Luis Hitoshi Díaz y Gonzalo Hernández ("Héroes del 88") y Lautaro Aledda y Pablo Arias, sobre el rock en el Oeste del Conurbano.

   "Cada uno nosotros decidió salir a buscar universos afines en lo personal, potenciando las búsquedas estéticas y narrativas de cada director. Lo interesante de la propuesta, más allá de los personajes, fue poder narrar libremente con el sentido autoral que cada uno quiso recorrer", comentó Riggirozzi.

   Así, Patrono sigue durante unos años a Enrique Symns en "La mala suerte"; Hernández y Díaz retratan de forma particular el estudio DDR de Adrogué; Makaji recuerda al grupo anarco punk Secuestro, pionero en el grafity urbano, de la mano de su ex líder Max, hoy médico, docente e investigador; Aledda y Ulloa ponen en valor a Raúl Ferández, ex guitarrista de Vox Dei y Wolovik recupera a través del historiador Víctor Tapia al pionero Eddie Pequenino y la historia seminal del rock local.

- ¿A través de esta película se puede contar la historia del rock nacional?
- Es una cara del prisma de la historia del Rock. Una de las caras menos transitadas. Pero no creo que esta película cuente la historia del rock argentino, sí creo que es la parte periférica.

- ¿Cómo hicieron para montar y postproducir, teniendo en cuenta la cantidad de historias y directores?
- Respecto al montaje se realizó en dos etapas. Primero, luego de cada rodaje, cada equipo se dedicó a editar su corto; en diferentes reuniones nos juntamos y cada uno aportó su punto de vista y opiniones del montaje de los cortos en pos de la estructura de la película final. En la segunda parte del proceso, trabajamos dos de nosotros (Wolovik y yo) para montar los cortos terminados y generar las transiciones entre ellos. Luego de ese proceso, pasamos la película a posproducciones de sonido, que estuvo a cargo de Santiago Greco.

- ¿Cómo pensaron el orden de las historias?
- El orden surgió de manera natural, hablando entre nosotros. En las primeras reuniones cada uno fue contando lo que iba a hacer, qué temática iba a tratar, con qué estética. En base a eso, un día, en las primeras etapas del proceso, escribimos en una pizarra un orden que nos parecía que podría llegar a narrar claramente la historia que nos proponíamos y nunca hubo necesidad de alterarlo; fue pura y exclusivamente con fines narrativos, tratando de que la película tenga las curvas dramáticas que necesita para entenderse de esa manera, como un solo relato.


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