Dolor en Jornada: murió el periodista Raúl Bonilla

30 MAY 2019 - 9:24 | Actualizado

Un nuevo y duro impacto golpeó la Agencia Comodoro Rivadavia de Diario Jornada al conocerse ayer la noticia del deceso del periodista Raúl Enrique Bonilla. Hasta hace pocos días, Bonilla prestó servicio y reflejó a diario las noticias de la ciudad, fiel a su compromiso y a una profesión que supo desarrollar en distintos medios de la región.

Oriundo de Trelew, amigo de Juan Domingo Malvarez, peronista y buen lector de todo lo que llegara a sus manos, Bonilla se desempeñó en numerosos medios escritos y cumpliendo múltiples facetas.

Plumas de la noche, bohemios y jauretchianos compartieron sus horas fuera de las redacciones y aún hoy, aquellas viejas referencias configuran el perfil romántico del nuevo Comodoro. Pasó por Diario Crónica, El Patagónico y también llegó a desempeñarse como asesor de prensa del Concejo Deliberante.

Tras su llegada a Jornada, se convirtió en un referente de los más jóvenes y un "datero" obligado de cada cobertura especial. Solía desgranar su conocimiento, narrar con simpleza y picardía, como un viejo "caballero" de la noticia.

También solía defender posiciones con argumentos contundentes y en términos políticos, se "adelantaba" a cualquier jugada, leyendo entre líneas e interpretando lo que un político dejaba entrever pero nunca afirmaba enfáticamente. Esa lupa y su experiencia con los dirigentes de la vieja guardia, lo convertían en un hábil observador en tiempos de elecciones. Solía guardar las boletas amarillentas de elecciones pasadas y se encendía cada vez que "su" Boca Juniors se hacía protagonista.

Amigo de los amigos, de las largas sobremesas y de la familia, se multiplicó en el amor de sus hijos y su nieta. Con dolor, hace pocos meses se acercó a despedir a Walter Calderón, el querido fotógrafo que se le adelantó en el viaje. Caprichoso. Puro destino. Infinita tristeza.

Raúl Enrique acariciaba la jubilación y sin embargo, disfrutaba cada día de la profesión que lo atrapó hasta el último día, hasta el final inesperado. Entre el humo del cigarrillo y las nuevas tecnologías que no terminaba de aceptar. Se lo va a extrañar. QEPD.

30 MAY 2019 - 9:24

Un nuevo y duro impacto golpeó la Agencia Comodoro Rivadavia de Diario Jornada al conocerse ayer la noticia del deceso del periodista Raúl Enrique Bonilla. Hasta hace pocos días, Bonilla prestó servicio y reflejó a diario las noticias de la ciudad, fiel a su compromiso y a una profesión que supo desarrollar en distintos medios de la región.

Oriundo de Trelew, amigo de Juan Domingo Malvarez, peronista y buen lector de todo lo que llegara a sus manos, Bonilla se desempeñó en numerosos medios escritos y cumpliendo múltiples facetas.

Plumas de la noche, bohemios y jauretchianos compartieron sus horas fuera de las redacciones y aún hoy, aquellas viejas referencias configuran el perfil romántico del nuevo Comodoro. Pasó por Diario Crónica, El Patagónico y también llegó a desempeñarse como asesor de prensa del Concejo Deliberante.

Tras su llegada a Jornada, se convirtió en un referente de los más jóvenes y un "datero" obligado de cada cobertura especial. Solía desgranar su conocimiento, narrar con simpleza y picardía, como un viejo "caballero" de la noticia.

También solía defender posiciones con argumentos contundentes y en términos políticos, se "adelantaba" a cualquier jugada, leyendo entre líneas e interpretando lo que un político dejaba entrever pero nunca afirmaba enfáticamente. Esa lupa y su experiencia con los dirigentes de la vieja guardia, lo convertían en un hábil observador en tiempos de elecciones. Solía guardar las boletas amarillentas de elecciones pasadas y se encendía cada vez que "su" Boca Juniors se hacía protagonista.

Amigo de los amigos, de las largas sobremesas y de la familia, se multiplicó en el amor de sus hijos y su nieta. Con dolor, hace pocos meses se acercó a despedir a Walter Calderón, el querido fotógrafo que se le adelantó en el viaje. Caprichoso. Puro destino. Infinita tristeza.

Raúl Enrique acariciaba la jubilación y sin embargo, disfrutaba cada día de la profesión que lo atrapó hasta el último día, hasta el final inesperado. Entre el humo del cigarrillo y las nuevas tecnologías que no terminaba de aceptar. Se lo va a extrañar. QEPD.


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