Una noche de piñas, campeones y aplausos

La primera vez. Ricardo Rojas vivió una noche especial en el gimnasio Polideportivo Municipal con su primer festival boxístico con el apoyo de Chubut Deportes. Con el gobernador Mariano Arcioni y Omar Narváez en primera fila, el pueblo respondió en una noche llena de matices folclóricos.

15 JUL 2019 - 20:37 | Actualizado

El ring estaba listo, prestado de otro pueblo, pero listo. Y a la hora señalada, comenzó la música a llenar los espacios del Polideportivo Municipal, con la gente vestida de sábado preguntando por la entrada. De sombreros elegantes, boinas de lana y atuendos gauchescos parecía darse la mejor escenografía en Doctor Ricardo Rojas, la comuna que por primera vez en su historia organizó un festival de boxeo.

Hay pequeñas cosas que igualan todo. Omar Narváez peleó en casi todos los continentes; es el segundo boxeador con más peleas mundialistas; pisó el Madison y llenó varias veces el Luna Park y sin embargo, barbado y atlético como siempre camina humilde por los pasillos, recorre vestuarios, saludo a los gladiadores y hasta sugiere y da instrucciones a algunos entrenadores.

Pareciera que las piñas igualan. Podría haber sido Madryn, Trelew, Comodoro y hasta Sarmiento o Río Mayo, la plaza boxística más cercana para quienes habitan el sur de la provincia, donde todo parece quedar más lejos pero el afecto se siente bien cerca.

Los datos son contundentes. Se elaboraron veintisiete docenas de empanadas –todas vendidas-; más de treinta pizzas y doscientos panchos que las madres del Jardín de Infantes de la localidad se encargaron de comercializar. Río Mayo aportó la fiscalización; el mismo ring y gran parte de la logística, otro rasgo de la solidaridad que existe en éste deporte siempre dispuesto a crecer e integrar. No faltó la chica de ring, anunciando con gracia ni el sorteo de premios con el valor de la entrada.

El referee Raúl Martínez dirigió sin cansarse las ocho peleas del programa que se inició con puntualidad y en medio de una carga de adrenalina ya con las autoridades presentes en la primera fila del ring. Fue Araceli “La Chiqui” Torancio, formoseña pero radicada en Trelew, la primera en bajarse con el brazo en alto, tras vencer en gran demostración a Luciana Blanca González. La representante del 8 de Diciembre pesa 48 kilos, tiene 15 años y 2-0, con pasaje asegurado para los Nacionales Evita. También sorprendió “Fulminante” Lucero, un potente mediano de Río Mayo vencedor de Marcos Soto y el boliviano Ronan Portillo, primer visitante ganador de la noche ante Matías “Mano de Piedra” Fernández.

Todas las miradas estuvieron puestas en el crédito de Ricardo Rojas, Emanuel Villegas, el hijo del jefe comunal quien debutó y cumplió largamente con el aliento de sus vecinos. Como en la comuna no hay un gimnasio, debió radicarse en Río Mayo donde trabaja en un lavadero y juega al fútbol de salón. Acaso su faceta “más de pueblo” lo pinta como un hábil jinete de la especialidad grupa, en otras lides no menos bravías que calzarse los guantes. “Ema” venció a Alain Reyes, de Esquel y terminó dándose el lujo de festejar en su tierra.

La noche dio para el entusiasmo. Las peleas mostraron un alto nivel y especialmente, el boxeo femenino le aportó un toque de calidad a través de la esquelense Glenda Higuera (GFD3 a Fernanda Severo) o bien en el duelo trelewense que animaron Federico “Costilla” Ferrer y Nicolás Sánchez. El único fallo observado por el público y por los protagonistas, fue el empate en el match de fondo entre Fredy Solís (Río Pico) y Jorge Ñanco. El “Topo” de Trelew a los 31 años es un hueso duro para cualquier jóven en ascenso y por eso, quedó en el ambiente la sensación de que la paridad resultó algo estrecha.

No obstante, las diferencias de apreciación, reinó la cordialidad y en el asado compartido con autoridades, técnicos y boxeadores se terminó de limar cualquier objeción deportiva. En la Escuela Primaria el presidente de la comuna rural, Néstor Jorge Villegas, agasajó a quienes hicieron posible el sueño de llevar un programa boxístico al interior. Consideró además la presencia de Omar Narváez como la de un referente y “espejo para todos los jóvenes chubutenses” y hasta reconoció la promesa cumplida por el gobernador Mariano Arcioni, de viajar especialmente para la ocasión.

El boxeo fue en éste caso, el portador del mensaje. Y el reconocer la emoción; el aplauso diferente; el reconocimiento al esfuerzo y el sentirse parte le dieron a una comuna, la dimensión de una gran capital. Es que entre piñas y emociones, cada uno terminó viviendo su propia fiesta. Ni grande, ni chico. El deporte es capaz de unificar y darle a los pueblos, una dimensión diferente con el tañido de una campana, un sábado cualquiera.

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15 JUL 2019 - 20:37

El ring estaba listo, prestado de otro pueblo, pero listo. Y a la hora señalada, comenzó la música a llenar los espacios del Polideportivo Municipal, con la gente vestida de sábado preguntando por la entrada. De sombreros elegantes, boinas de lana y atuendos gauchescos parecía darse la mejor escenografía en Doctor Ricardo Rojas, la comuna que por primera vez en su historia organizó un festival de boxeo.

Hay pequeñas cosas que igualan todo. Omar Narváez peleó en casi todos los continentes; es el segundo boxeador con más peleas mundialistas; pisó el Madison y llenó varias veces el Luna Park y sin embargo, barbado y atlético como siempre camina humilde por los pasillos, recorre vestuarios, saludo a los gladiadores y hasta sugiere y da instrucciones a algunos entrenadores.

Pareciera que las piñas igualan. Podría haber sido Madryn, Trelew, Comodoro y hasta Sarmiento o Río Mayo, la plaza boxística más cercana para quienes habitan el sur de la provincia, donde todo parece quedar más lejos pero el afecto se siente bien cerca.

Los datos son contundentes. Se elaboraron veintisiete docenas de empanadas –todas vendidas-; más de treinta pizzas y doscientos panchos que las madres del Jardín de Infantes de la localidad se encargaron de comercializar. Río Mayo aportó la fiscalización; el mismo ring y gran parte de la logística, otro rasgo de la solidaridad que existe en éste deporte siempre dispuesto a crecer e integrar. No faltó la chica de ring, anunciando con gracia ni el sorteo de premios con el valor de la entrada.

El referee Raúl Martínez dirigió sin cansarse las ocho peleas del programa que se inició con puntualidad y en medio de una carga de adrenalina ya con las autoridades presentes en la primera fila del ring. Fue Araceli “La Chiqui” Torancio, formoseña pero radicada en Trelew, la primera en bajarse con el brazo en alto, tras vencer en gran demostración a Luciana Blanca González. La representante del 8 de Diciembre pesa 48 kilos, tiene 15 años y 2-0, con pasaje asegurado para los Nacionales Evita. También sorprendió “Fulminante” Lucero, un potente mediano de Río Mayo vencedor de Marcos Soto y el boliviano Ronan Portillo, primer visitante ganador de la noche ante Matías “Mano de Piedra” Fernández.

Todas las miradas estuvieron puestas en el crédito de Ricardo Rojas, Emanuel Villegas, el hijo del jefe comunal quien debutó y cumplió largamente con el aliento de sus vecinos. Como en la comuna no hay un gimnasio, debió radicarse en Río Mayo donde trabaja en un lavadero y juega al fútbol de salón. Acaso su faceta “más de pueblo” lo pinta como un hábil jinete de la especialidad grupa, en otras lides no menos bravías que calzarse los guantes. “Ema” venció a Alain Reyes, de Esquel y terminó dándose el lujo de festejar en su tierra.

La noche dio para el entusiasmo. Las peleas mostraron un alto nivel y especialmente, el boxeo femenino le aportó un toque de calidad a través de la esquelense Glenda Higuera (GFD3 a Fernanda Severo) o bien en el duelo trelewense que animaron Federico “Costilla” Ferrer y Nicolás Sánchez. El único fallo observado por el público y por los protagonistas, fue el empate en el match de fondo entre Fredy Solís (Río Pico) y Jorge Ñanco. El “Topo” de Trelew a los 31 años es un hueso duro para cualquier jóven en ascenso y por eso, quedó en el ambiente la sensación de que la paridad resultó algo estrecha.

No obstante, las diferencias de apreciación, reinó la cordialidad y en el asado compartido con autoridades, técnicos y boxeadores se terminó de limar cualquier objeción deportiva. En la Escuela Primaria el presidente de la comuna rural, Néstor Jorge Villegas, agasajó a quienes hicieron posible el sueño de llevar un programa boxístico al interior. Consideró además la presencia de Omar Narváez como la de un referente y “espejo para todos los jóvenes chubutenses” y hasta reconoció la promesa cumplida por el gobernador Mariano Arcioni, de viajar especialmente para la ocasión.

El boxeo fue en éste caso, el portador del mensaje. Y el reconocer la emoción; el aplauso diferente; el reconocimiento al esfuerzo y el sentirse parte le dieron a una comuna, la dimensión de una gran capital. Es que entre piñas y emociones, cada uno terminó viviendo su propia fiesta. Ni grande, ni chico. El deporte es capaz de unificar y darle a los pueblos, una dimensión diferente con el tañido de una campana, un sábado cualquiera.


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