Editorial / Hora de convertir expectativas en hechos

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07 DIC 2019 - 20:59 | Actualizado

Se acabaron las especulaciones. También, un largo año electoral que llevó a los chubutenses cuatro veces a las urnas en pocos meses para elegir con coyunturas muy cambiantes. Basta con recordar que la fórmula de Mariano Arcioni y Ricardo Sastre fue electa en junio con suma autoridad y cuatro meses después sus candidatos a diputados nacionales ni siquiera se presentaron a competir para evitar un papelón electoral.

Mañana se inicia una nueva etapa política llena de expectativas, que no es otra cosa que tener la esperanza de que algo (bueno) suceda. Claro que a esa expectativa hay que convertirla en hechos, porque Chubut abre mañana un nuevo capítulo político pero la crisis económica, financiera, laboral y social seguirá estando ahí, inmutable, a la espera de que algunos -o muchos- hagan lo que tienen que hacer.

Por ahora, lo que vaya a terminar resultando el tándem Arcioni-Sastre es un gran signo de interrogación. La conveniencia electoral que los unió nunca terminó de consolidarse como una verdadera alianza política. No se puede soslayar que entre aquel triunfo y esta asunción pasaron seis meses de descalabro político, sueldos escalonados, paro docente y la sensación de que casi nadie estuvo a la altura de las exigencias que demandaba la crisis.

Tirantez y cordura

A los tumbos, con rispideces indisimulables pero siempre con una cuota de cordura al final de cada desencuentro, Arcioni y Sastre llegaron hasta acá y asumirán mañana el control de una Provincia que por primera vez en mucho tiempo va a tener una conducción con dos volantes. Uno tendrá más funciones y exigencias que el otro, pero el doble comando será todo un desafío.

El gobernador manejará la botonera del Poder Ejecutivo por primera vez sin la carga de ese “Frankenstein” que significaron sus dos años de gobernación forzada por el fallecimiento de Mario Das Neves. Ya no tendrá excusas.

Resistió los embates de sus aliados y terminó eligiendo a los funcionarios que él quería a su lado. Inclusive, volverá a darle una chance a Federico Massoni, siempre tan presto como polémico. Y seguirá dejando en manos de Oscar Antonena una cartera clave como la de Economía y Hacienda.

Hay que sumar a viejos zorros de la política, como Carlos “Lito” Relly, el exdiputado provincial de la UCR que hará las veces de secretario de coordinación; más la presencia cada vez más influyente –aunque siempre tras bambalinas, como más le gusta a él- del exdiputado nacional Rafael Cambareri, que seguirá manejando los hilos de la mesa chica.

El viernes, un irónico que nunca falta, dijo ante un pequeño grupo de funcionarios que en este nuevo equipo de gobierno habrá más radicales que en el Gabinete de José Luis Lizurume, el último radical que pisó Fontana 50 como gobernador. No es para tanto.

La armada sastrista

El vice desembarcará mañana temprano en un Poder Legislativo que tendrá un perfil político propio como hace muchas décadas no tenía. El equipo con el que el hasta hoy intendente de Puerto Madryn llega a la Casa de las Leyes denota una clara intención de ocupar la presidencia de la Legislatura pero también todos los espacios de poder que se puedan cubrir. Será el primer vicegobernador en muchos períodos parlamentarios que tendrá diputados provinciales propios. Y hasta un “gabinete” de colaboradores, encabezado por el inextinguible Jerónimo García.

Así y todo, la expectativa es buena porque la sumatoria podría beneficiarlos a ambos, más que las divisiones. Inclusive, si alguna parte del bloque del Frente de Todos que se siente más cerca de Sastre que de sus propios líderes partidarios termina sumando compromisos y manos para sacar adelante las leyes que se necesitarán para poder gobernar, pues entonces estaremos ante un gobierno con fortaleza, algo que hace tiempo no se ve. Con matices internos, pero lo suficientemente fuerte para empezar a tomar las decisiones urgentes.

Liga de intendentes

El período político que arranca mañana también incluye un interesante grupo de intendentes, la mayoría jóvenes, que lograron desbancar a viejas estructuras partidarias y asoman como un rayo esperanzador.

Sin dudas, en este grupo jugarán un rol central dos intendentes jóvenes con una exitosa formación en la dirigencia deportiva, que miran al 2023 como una primera meta de las gestiones que comienzan mañana pero, también, como el año en el que podrían despegar: el comodorense Juan Pablo Luque y el madrynense Gustavo Sastre

Luque aprovechó el empujón de la boleta de Alberto Fernández y Cristina Kirchner pero terminó ganando en Comodoro Rivadavia con la autoridad propia que le dio despegarse lo suficiente de su antecesor, Carlos Linares.

Gobernará el municipio más “rico”, con una caja lo suficientemente grande como para haber evitado los efectos de la crisis que arrasaron a casi todo el resto, pero también con el desafío de poner a la Capital del Petróleo de pie, después de una gestión anodina que se dedicó a renovar plazos fijos y se olvidó de obras claves.

Sastre, tal vez con menos independencia política que Luque por la relación natural con el vicegobernador, también genera una gran expectativa. Hereda un municipio ordenado y eligió un gabinete joven.

A este grupo hay que sumarle al trelewense Adrián Maderna, un “viejo” de la política pero con suficiente reloj biológico como para aspirar a más. Los tres, justamente, tejieron lazos en Buenos Aires con el “albertismo” que el martes tomará las riendas del país. Todos creen que la Casa Rosada les tenderá puentes y fondos para salir más rápido y no depender tanto del gobierno provincial

Sin tanto peso específico, hay más casos de nuevos dirigentes que se largaron a la política y prometen: el radical Darío James, que asumirá en Gaiman, con mucho prestigio social y un gran respaldo del Sindicato de Luz y Fuerza del que es dirigente, en el que se ganó el respeto de la mayoría peronista.

O el caso del productor y empresario Rolando “Paul” Huisman, el electo intendente de El Hoyo, que ganó con la boleta del Frente de Todos pero abreva en el pensamiento de centroizquierda del Nuevo Encuentro. O Augusto Sánchez, también del Frente de Todos, que desbancó a Raúl Ibarra en Lago Puelo.

Habrá en toda la provincia un abanico muy interesante de gente nueva o con poca actuación en la cosa pública que alimentan las expectativas. De todos ellos dependerá que de una vez por todas se gobierne pensando en lo que viene y no en lo que pasó.

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07 DIC 2019 - 20:59

Se acabaron las especulaciones. También, un largo año electoral que llevó a los chubutenses cuatro veces a las urnas en pocos meses para elegir con coyunturas muy cambiantes. Basta con recordar que la fórmula de Mariano Arcioni y Ricardo Sastre fue electa en junio con suma autoridad y cuatro meses después sus candidatos a diputados nacionales ni siquiera se presentaron a competir para evitar un papelón electoral.

Mañana se inicia una nueva etapa política llena de expectativas, que no es otra cosa que tener la esperanza de que algo (bueno) suceda. Claro que a esa expectativa hay que convertirla en hechos, porque Chubut abre mañana un nuevo capítulo político pero la crisis económica, financiera, laboral y social seguirá estando ahí, inmutable, a la espera de que algunos -o muchos- hagan lo que tienen que hacer.

Por ahora, lo que vaya a terminar resultando el tándem Arcioni-Sastre es un gran signo de interrogación. La conveniencia electoral que los unió nunca terminó de consolidarse como una verdadera alianza política. No se puede soslayar que entre aquel triunfo y esta asunción pasaron seis meses de descalabro político, sueldos escalonados, paro docente y la sensación de que casi nadie estuvo a la altura de las exigencias que demandaba la crisis.

Tirantez y cordura

A los tumbos, con rispideces indisimulables pero siempre con una cuota de cordura al final de cada desencuentro, Arcioni y Sastre llegaron hasta acá y asumirán mañana el control de una Provincia que por primera vez en mucho tiempo va a tener una conducción con dos volantes. Uno tendrá más funciones y exigencias que el otro, pero el doble comando será todo un desafío.

El gobernador manejará la botonera del Poder Ejecutivo por primera vez sin la carga de ese “Frankenstein” que significaron sus dos años de gobernación forzada por el fallecimiento de Mario Das Neves. Ya no tendrá excusas.

Resistió los embates de sus aliados y terminó eligiendo a los funcionarios que él quería a su lado. Inclusive, volverá a darle una chance a Federico Massoni, siempre tan presto como polémico. Y seguirá dejando en manos de Oscar Antonena una cartera clave como la de Economía y Hacienda.

Hay que sumar a viejos zorros de la política, como Carlos “Lito” Relly, el exdiputado provincial de la UCR que hará las veces de secretario de coordinación; más la presencia cada vez más influyente –aunque siempre tras bambalinas, como más le gusta a él- del exdiputado nacional Rafael Cambareri, que seguirá manejando los hilos de la mesa chica.

El viernes, un irónico que nunca falta, dijo ante un pequeño grupo de funcionarios que en este nuevo equipo de gobierno habrá más radicales que en el Gabinete de José Luis Lizurume, el último radical que pisó Fontana 50 como gobernador. No es para tanto.

La armada sastrista

El vice desembarcará mañana temprano en un Poder Legislativo que tendrá un perfil político propio como hace muchas décadas no tenía. El equipo con el que el hasta hoy intendente de Puerto Madryn llega a la Casa de las Leyes denota una clara intención de ocupar la presidencia de la Legislatura pero también todos los espacios de poder que se puedan cubrir. Será el primer vicegobernador en muchos períodos parlamentarios que tendrá diputados provinciales propios. Y hasta un “gabinete” de colaboradores, encabezado por el inextinguible Jerónimo García.

Así y todo, la expectativa es buena porque la sumatoria podría beneficiarlos a ambos, más que las divisiones. Inclusive, si alguna parte del bloque del Frente de Todos que se siente más cerca de Sastre que de sus propios líderes partidarios termina sumando compromisos y manos para sacar adelante las leyes que se necesitarán para poder gobernar, pues entonces estaremos ante un gobierno con fortaleza, algo que hace tiempo no se ve. Con matices internos, pero lo suficientemente fuerte para empezar a tomar las decisiones urgentes.

Liga de intendentes

El período político que arranca mañana también incluye un interesante grupo de intendentes, la mayoría jóvenes, que lograron desbancar a viejas estructuras partidarias y asoman como un rayo esperanzador.

Sin dudas, en este grupo jugarán un rol central dos intendentes jóvenes con una exitosa formación en la dirigencia deportiva, que miran al 2023 como una primera meta de las gestiones que comienzan mañana pero, también, como el año en el que podrían despegar: el comodorense Juan Pablo Luque y el madrynense Gustavo Sastre

Luque aprovechó el empujón de la boleta de Alberto Fernández y Cristina Kirchner pero terminó ganando en Comodoro Rivadavia con la autoridad propia que le dio despegarse lo suficiente de su antecesor, Carlos Linares.

Gobernará el municipio más “rico”, con una caja lo suficientemente grande como para haber evitado los efectos de la crisis que arrasaron a casi todo el resto, pero también con el desafío de poner a la Capital del Petróleo de pie, después de una gestión anodina que se dedicó a renovar plazos fijos y se olvidó de obras claves.

Sastre, tal vez con menos independencia política que Luque por la relación natural con el vicegobernador, también genera una gran expectativa. Hereda un municipio ordenado y eligió un gabinete joven.

A este grupo hay que sumarle al trelewense Adrián Maderna, un “viejo” de la política pero con suficiente reloj biológico como para aspirar a más. Los tres, justamente, tejieron lazos en Buenos Aires con el “albertismo” que el martes tomará las riendas del país. Todos creen que la Casa Rosada les tenderá puentes y fondos para salir más rápido y no depender tanto del gobierno provincial

Sin tanto peso específico, hay más casos de nuevos dirigentes que se largaron a la política y prometen: el radical Darío James, que asumirá en Gaiman, con mucho prestigio social y un gran respaldo del Sindicato de Luz y Fuerza del que es dirigente, en el que se ganó el respeto de la mayoría peronista.

O el caso del productor y empresario Rolando “Paul” Huisman, el electo intendente de El Hoyo, que ganó con la boleta del Frente de Todos pero abreva en el pensamiento de centroizquierda del Nuevo Encuentro. O Augusto Sánchez, también del Frente de Todos, que desbancó a Raúl Ibarra en Lago Puelo.

Habrá en toda la provincia un abanico muy interesante de gente nueva o con poca actuación en la cosa pública que alimentan las expectativas. De todos ellos dependerá que de una vez por todas se gobierne pensando en lo que viene y no en lo que pasó.


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