Derechos Humanos, su vigencia en Argentina

Columna de AMJA Chubut/Igualdad en la diversidad.

02 MAY 2020 - 19:55 | Actualizado

Autora: Patricia Reyes(*) /Edición: Daniela P. Almirón

De un tiempo a esta parte se escucha de manera reiterada y como una modernidad “respeto por los Derechos Humanos”, sin dudas así debe ser y sobre todos por quienes ejercen el poder. Ahora bien, no es una frase sin sentido, ni un cántico. Es ni más ni menos que la obligación inherente a los funcionarios públicos hacia todos y cada uno de los ciudadanos. Es nuestro trabajo como individuos respetar los derechos del prójimo y cumplir con los deberes ciudadanos, así como hacer respetar nuestros propios derechos frente a terceros y frente al Estado

Los derechos humanos engloban derechos y obligaciones inherentes a todos los seres humanos que nadie puede negar ni restringir a ninguna persona, sin distinción de sexo, nacionalidad, lugar de residencia, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, edad, partido político o condición social, cultural o económica. Son universales, indivisibles e interdependientes.

Así fueron proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) en la Asamblea General de las Naciones Unidas en París en 1948, tras la Segunda Guerra Mundial.

Los 30 artículos de dicha Declaración constituyen el marco de referencia al que deben ajustarse las leyes y la acción política en todos los Estados, máxime cuando la han adoptado como marco constitucional tal como lo hace Argentina en su bloque de constitucionalidad.

La Carta de las Naciones Unidas establece como uno de los propósitos de la ONU, el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, sin distinción de raza, nacionalidad, sexo, origen nacional o étnico, religión, lengua o cualquier otra condición.

El principal objetivo de esta declaración de la ONU fue la promoción y la protección de los derechos humanos con un único fin: conseguir libertad, justicia y paz para todos los seres humanos.

La lucha por el respeto de los Derechos Humanos no ha sido sencilla a lo largo de la historia y en ningún lugar de este mundo, pero esa lucha es indelegable, indiscutible e imprescriptible. Como explica Ihering: El fin del derecho es la paz, pero su medio es la lucha.

Rudolf von Ihering en 1872, en su conferencia en Viena explicó su tesis, sintéticamente dijo que todos los derechos han sido adquiridos por la lucha, y que por la lucha serán conservados. Si una persona sufre una injusticia, porque alguno de sus derechos ha sido vulnerado, debe entonces luchar contra esa injusticia. Y debe hacerlo no sólo buscando proteger su interés particular sino como expresión de dos deberes más generales, pues al luchar por su derecho lucha también por el respeto de su propia dignidad, y un deber con la sociedad, porque el goce efectivo de los derechos y la preservación del imperio de la ley dependen de que los ciudadanos se subleven frente a las injusticias que sufren y las combatan.

En Argentina se promueve la transversalización del enfoque de derechos humanos, y es responsabilidad del Estado examinar y promover el cumplimiento de los compromisos internacionales en derechos humanos. La ONU realiza de forma periódica una serie de recomendaciones a cada Estado, cabe destacar que Argentina apoya el seguimiento e implementación de las recomendaciones recibidas por la ONU. En Argentina existen problemas de derechos humanos históricos como el abuso policial, las condiciones de detención deficientes, la violencia endémica contra las mujeres y los obstáculos que enfrentan los pueblos indígenas para ejercer sus derechos con arreglo al derecho argentino e internacional. Persisten serias restricciones al aborto y dificultades en el acceso a servicios reproductivos.

El libro de Ihering sigue siendo entonces una lectura recomendable “La Lucha por el Derecho” nos muestra que sin un sentimiento del derecho extendido y sin ciudadanos dispuestos a luchar por sus derechos, el Estado de derecho y las libertades están en riesgo. Sin duda hemos avanzado, y mucho, en el reconocimiento y respeto de los DH, aunque es necesario seguir trabajando en pos de su plena vigencia, porque cada uno de nosotros debemos unirnos para luchar por el respeto irrestricto de los DH. - A modo de colofón me permito citar a Kofi Annan, Ex Secretario General de las Naciones Unidas “Todos sabemos cuáles son los problemas y todos sabemos lo que hemos prometido conseguir. Lo que se necesita ahora no son más declaraciones o promesas, sino acción; acción para cumplir las promesas ya hechas”#

(*) Patricia Reyes es Jueza Penal de Puerto Madryn

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02 MAY 2020 - 19:55

Autora: Patricia Reyes(*) /Edición: Daniela P. Almirón

De un tiempo a esta parte se escucha de manera reiterada y como una modernidad “respeto por los Derechos Humanos”, sin dudas así debe ser y sobre todos por quienes ejercen el poder. Ahora bien, no es una frase sin sentido, ni un cántico. Es ni más ni menos que la obligación inherente a los funcionarios públicos hacia todos y cada uno de los ciudadanos. Es nuestro trabajo como individuos respetar los derechos del prójimo y cumplir con los deberes ciudadanos, así como hacer respetar nuestros propios derechos frente a terceros y frente al Estado

Los derechos humanos engloban derechos y obligaciones inherentes a todos los seres humanos que nadie puede negar ni restringir a ninguna persona, sin distinción de sexo, nacionalidad, lugar de residencia, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, edad, partido político o condición social, cultural o económica. Son universales, indivisibles e interdependientes.

Así fueron proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) en la Asamblea General de las Naciones Unidas en París en 1948, tras la Segunda Guerra Mundial.

Los 30 artículos de dicha Declaración constituyen el marco de referencia al que deben ajustarse las leyes y la acción política en todos los Estados, máxime cuando la han adoptado como marco constitucional tal como lo hace Argentina en su bloque de constitucionalidad.

La Carta de las Naciones Unidas establece como uno de los propósitos de la ONU, el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, sin distinción de raza, nacionalidad, sexo, origen nacional o étnico, religión, lengua o cualquier otra condición.

El principal objetivo de esta declaración de la ONU fue la promoción y la protección de los derechos humanos con un único fin: conseguir libertad, justicia y paz para todos los seres humanos.

La lucha por el respeto de los Derechos Humanos no ha sido sencilla a lo largo de la historia y en ningún lugar de este mundo, pero esa lucha es indelegable, indiscutible e imprescriptible. Como explica Ihering: El fin del derecho es la paz, pero su medio es la lucha.

Rudolf von Ihering en 1872, en su conferencia en Viena explicó su tesis, sintéticamente dijo que todos los derechos han sido adquiridos por la lucha, y que por la lucha serán conservados. Si una persona sufre una injusticia, porque alguno de sus derechos ha sido vulnerado, debe entonces luchar contra esa injusticia. Y debe hacerlo no sólo buscando proteger su interés particular sino como expresión de dos deberes más generales, pues al luchar por su derecho lucha también por el respeto de su propia dignidad, y un deber con la sociedad, porque el goce efectivo de los derechos y la preservación del imperio de la ley dependen de que los ciudadanos se subleven frente a las injusticias que sufren y las combatan.

En Argentina se promueve la transversalización del enfoque de derechos humanos, y es responsabilidad del Estado examinar y promover el cumplimiento de los compromisos internacionales en derechos humanos. La ONU realiza de forma periódica una serie de recomendaciones a cada Estado, cabe destacar que Argentina apoya el seguimiento e implementación de las recomendaciones recibidas por la ONU. En Argentina existen problemas de derechos humanos históricos como el abuso policial, las condiciones de detención deficientes, la violencia endémica contra las mujeres y los obstáculos que enfrentan los pueblos indígenas para ejercer sus derechos con arreglo al derecho argentino e internacional. Persisten serias restricciones al aborto y dificultades en el acceso a servicios reproductivos.

El libro de Ihering sigue siendo entonces una lectura recomendable “La Lucha por el Derecho” nos muestra que sin un sentimiento del derecho extendido y sin ciudadanos dispuestos a luchar por sus derechos, el Estado de derecho y las libertades están en riesgo. Sin duda hemos avanzado, y mucho, en el reconocimiento y respeto de los DH, aunque es necesario seguir trabajando en pos de su plena vigencia, porque cada uno de nosotros debemos unirnos para luchar por el respeto irrestricto de los DH. - A modo de colofón me permito citar a Kofi Annan, Ex Secretario General de las Naciones Unidas “Todos sabemos cuáles son los problemas y todos sabemos lo que hemos prometido conseguir. Lo que se necesita ahora no son más declaraciones o promesas, sino acción; acción para cumplir las promesas ya hechas”#

(*) Patricia Reyes es Jueza Penal de Puerto Madryn


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