Enríquez Ominami: Chile es una "monarquía" que el plebiscito va a cambiar

El excandidato presidencial chileno Marco Enríquez Ominami dijo que el plebiscito constitucional del próximo domingo en Chile va a tensionar dos demandas crecientes, "orden" y "justicia social", y aunque vislumbra una etapa difícil, se mostró esperanzado en que el proceso en su conjunto permitirá modificar la institucionalidad del país al que compara con una "monarquía".

23 OCT 2020 - 15:09 | Actualizado

"Chile enfrenta a partir del domingo 25 de octubre una seguidilla de elecciones, la más intensa agenda eleccionaria de su historia con dos procesos inéditos en 210 años de República", explicó Enríquez Ominami en una entrevista telefónica con Télam.

El político, conocido en Chile por su iniciales MEO prosiguió: se trata de "un proceso constituyente y la elección directa de gobernadores por primera vez en nuestra monarquía napoleónico borbónica, que enfrenta un cambio fundamental que abre un debate no solo acerca del Gobierno, o sobre un proyecto constitucional, sino un plebiscito acerca de la derecha que gobierna este país hace décadas".

Con esta caracterización,Enríquez Ominami hace referencia al clasismo y la estructura elitista de la sociedad chilena y sus instituciones, así como a la enorme concentración de poder político y económico de las elites en el país, que suele caracterizar como "la Corea del Norte del Capitalismo".

Además de la consulta en la que los chilenos decidirán si cambian la Constitución de 1980, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), Enríquez Ominami alude a los comicios del 11 de abril de 2021 en los que se elegirán por voto directo los gobernadores en las 16 regiones en que se divide el país, autoridades que hasta ahora eran designadas por el presidente de la República.

Hijo del médico Miguel Enríquez, quien fue cofundador y secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), MEO es además consultor político, docente universitario y fundador del Grupo de Puebla, el espacio político y académico integrado por representantes de la izquierda iberoamericana y concebido como el nuevo eje progresista de América Latina.

Para el político, se abre desde esta semana en Chile un proceso democrático que debería ser capaz de canalizar "el enorme malestar de la mayoría de los chilenos contra sus élites, contra su sistema de democracia empobrecida y fatigada en lo económico".

Sin embargo, advirtió asimismo que no será sencillo que este proceso traiga automáticamente la paz social, pues aunque los comicios que se avecinan ponen en juego transformaciones sustantivas, también configuran un escenario "en donde se va a tensionar una demanda de orden y una demanda de justicia social, entre orden y progreso, tensión que se va a respirar en cada proceso electoral".

Al cumplirse un año del estallido social ocurrido en Chile en octubre de 2019, el domingo pasado, una nueva manifestación concentró decenas de miles de personas en la Plaza Italia de Santiago, también llamada Plaza Baquedano y rebautizada "Plaza de la dignidad" por los manifestantes.

La reunión culminó con casi 600 detenidos y dos históricas iglesias santiaguinas quemadas, una de ellas centro de detención y tortura durante la dictadura, lo que prefigura una fuerte disputa por los espacios simbólicos de la capital y anticipa que el proceso al que alude MEO no será nada pacífico.

En Chile "ya conocemos la violencia. Habrá violencia, pero quiero creer que esta seguidilla de elecciones que mencioné serán un antídoto contra esa violencia y a favor de la democracia, porque los problemas de la democracia se resuelvan con más democracia".

"Este Gobierno se beneficia de una gran polarización y por eso es que es tarea de los sectores progresistas proponer una fuerza tranquila de cambio en cada elección", dijo a Télam sobre la administración conservadora del presidente Sebastián Piñera.

"Las elecciones que se avecinan son una oportunidad para vehiculizar la protesta y juntarla con la propuesta, en esta monarquía borbónica, para devolver la soberanía al pueblo y hacer que la democracia representativa y liberal pase a ser una democracia participativa y directa"

Y concluyó: "Ese es un camino que puede resolver mejor la crisis de convivencia que existe en Chile, donde hay un 'ellos' y unos 'otros ellos'. Ellos que no quieren una nueva Constitución, ellos que no quieren una reforma fiscal tributaria, ellos que están cómodos en la desigualdad".

"La mejor manera de resolver la distancia que existe entre ese 'ellos' y 'nosotros', es la vía democrática", finalizó.

23 OCT 2020 - 15:09

"Chile enfrenta a partir del domingo 25 de octubre una seguidilla de elecciones, la más intensa agenda eleccionaria de su historia con dos procesos inéditos en 210 años de República", explicó Enríquez Ominami en una entrevista telefónica con Télam.

El político, conocido en Chile por su iniciales MEO prosiguió: se trata de "un proceso constituyente y la elección directa de gobernadores por primera vez en nuestra monarquía napoleónico borbónica, que enfrenta un cambio fundamental que abre un debate no solo acerca del Gobierno, o sobre un proyecto constitucional, sino un plebiscito acerca de la derecha que gobierna este país hace décadas".

Con esta caracterización,Enríquez Ominami hace referencia al clasismo y la estructura elitista de la sociedad chilena y sus instituciones, así como a la enorme concentración de poder político y económico de las elites en el país, que suele caracterizar como "la Corea del Norte del Capitalismo".

Además de la consulta en la que los chilenos decidirán si cambian la Constitución de 1980, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), Enríquez Ominami alude a los comicios del 11 de abril de 2021 en los que se elegirán por voto directo los gobernadores en las 16 regiones en que se divide el país, autoridades que hasta ahora eran designadas por el presidente de la República.

Hijo del médico Miguel Enríquez, quien fue cofundador y secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), MEO es además consultor político, docente universitario y fundador del Grupo de Puebla, el espacio político y académico integrado por representantes de la izquierda iberoamericana y concebido como el nuevo eje progresista de América Latina.

Para el político, se abre desde esta semana en Chile un proceso democrático que debería ser capaz de canalizar "el enorme malestar de la mayoría de los chilenos contra sus élites, contra su sistema de democracia empobrecida y fatigada en lo económico".

Sin embargo, advirtió asimismo que no será sencillo que este proceso traiga automáticamente la paz social, pues aunque los comicios que se avecinan ponen en juego transformaciones sustantivas, también configuran un escenario "en donde se va a tensionar una demanda de orden y una demanda de justicia social, entre orden y progreso, tensión que se va a respirar en cada proceso electoral".

Al cumplirse un año del estallido social ocurrido en Chile en octubre de 2019, el domingo pasado, una nueva manifestación concentró decenas de miles de personas en la Plaza Italia de Santiago, también llamada Plaza Baquedano y rebautizada "Plaza de la dignidad" por los manifestantes.

La reunión culminó con casi 600 detenidos y dos históricas iglesias santiaguinas quemadas, una de ellas centro de detención y tortura durante la dictadura, lo que prefigura una fuerte disputa por los espacios simbólicos de la capital y anticipa que el proceso al que alude MEO no será nada pacífico.

En Chile "ya conocemos la violencia. Habrá violencia, pero quiero creer que esta seguidilla de elecciones que mencioné serán un antídoto contra esa violencia y a favor de la democracia, porque los problemas de la democracia se resuelvan con más democracia".

"Este Gobierno se beneficia de una gran polarización y por eso es que es tarea de los sectores progresistas proponer una fuerza tranquila de cambio en cada elección", dijo a Télam sobre la administración conservadora del presidente Sebastián Piñera.

"Las elecciones que se avecinan son una oportunidad para vehiculizar la protesta y juntarla con la propuesta, en esta monarquía borbónica, para devolver la soberanía al pueblo y hacer que la democracia representativa y liberal pase a ser una democracia participativa y directa"

Y concluyó: "Ese es un camino que puede resolver mejor la crisis de convivencia que existe en Chile, donde hay un 'ellos' y unos 'otros ellos'. Ellos que no quieren una nueva Constitución, ellos que no quieren una reforma fiscal tributaria, ellos que están cómodos en la desigualdad".

"La mejor manera de resolver la distancia que existe entre ese 'ellos' y 'nosotros', es la vía democrática", finalizó.


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