Crimen de Acuña: “Rosita me decía gorda puta”

Las declaraciones fueron hechas por Laura Vargas, principal acusada por el homicidio de Rosa Acuña. Reconoció que todo ocurrió en su casa y en el marco de una juntada para tomar. El tribunal del juicio dará a conocer el próximo jueves su veredicto respecto a los cuatro imputados en el hecho.

17 NOV 2020 - 14:03 | Actualizado

Con la declaración de la principal imputada del hecho y los alegatos de las partes se cerró este martes un nuevo día en el marco del juicio oral y público por el homicidio de Rosa Acuña, hecho ocurrido a principios de septiembre del año 2018 y el tribunal del juicio dará a conocer el próximo jueves su veredicto respecto a los cuatro imputados en el hecho.

La fiscal Griselda Encina y el abogado particular Federico Ruffa –representa a la familia de la joven asesinada como querellantes – solicitaron al tribunal que se condene a Laura Vargas como autora del delito de homicidio simple, en tanto que para Lorena Oyarzo, Karen Campusano y Luis Samusik requirieron que se los declare autores de encubrimiento agravado. En tanto los defensores públicos de los imputados cuestionaron el alcance de la acusación realizada por la fiscalía como así también la calificación legal escogida, y en ambos pidieron como primera medida la absolución de sus defendidos.

El crimen de Rosa Acuña ocurrió entre las últimas horas del 2 de septiembre de 2018 y la madrugada del día siguiente en una vivienda del barrio Primera Junta, en tanto que su cuerpo semicalcinado apareció a pocas cuadras, en un descampado ubicado entre ese barrio y el Parque Industrial. Por el hecho están imputados - además de Vargas en calidad de autora de homicidio simple – Karen Campusano, Lorena Oyarzo y Luis Samusik, todos por el presunto delito de encubrimiento.

El tribunal del juicio está integrado por los jueces Gustavo Castro, María Tolomei y Mirta Moreno, en tanto que la acusación está a cargo de la Fiscal Griselda Encinas y el abogado particular Federico Ruffa representa a la madre de la víctima, quien se constituyó como querellante en el proceso. El defensor público Sergio Rey tiene a su cargo la defensa técnica de Laura Vargas, en tanto que la Dra. Romina Rowlands hace lo propio con los otros tres acusados.

Acusaciones cruzadas

Tras haber escuchado el pasado jueves las declaraciones grabadas de la totalidad de los acusados por la causa durante la etapa de investigación del caso y posteriormente el testimonio en sala de tres de ellos, la jornada del martes se inició con las palabras de Laura Vargas ante el tribunal.

“Se me fue de las manos” dijo la mujer, quien reconoció que todo ocurrió en su casa y en el marco de una juntada para tomar, al tiempo que acusó a otra de las imputadas de haber golpeado también a Rosa Acuña. “Rosita me decía gorda puta, me decía de todo esa noche, pero Lorena Oyarzo también le pegó”. En ese marco calificó de falsos los dichos de la joven imputada por encubrimiento en cuanto a supuestas amenazas de parte de Vargas tras los hechos.

También aseguró al tribunal que “ha cambiado mucho” durante este tiempo y su deseo es estar con sus hijos. “Le pido perdón a la mamá con la mano en el corazón” dijo antes de cerrar su testimonio.

Los alegatos

La fiscal Griselda Encinas en su alegato aseguró que Laura Vargas golpeó salvajemente a Rosa Acuña con el fin de darle muerte hasta que la misma ya no pudo defenderse, y luego junto a los otros tres imputados en la causa – Oyarzo, Campusano y Samusik- idearon un plan para deshacerse del cuerpo y las evidencias del hecho.

En ese sentido indicó que todos los testigos que declararon en el juicio y que estuvieron en la juntada que se realizó en la casa del barrio Primera Junta ratificaron la presencia de Rosa Acuña en la casa de Laura Vargas antes, durante y con posterioridad al encuentro, siendo señalada como una de las personas que se quedó con la dueña de la vivienda cuando todos se habían retirado.

Incluso remarcó que un oficial de policía que había concurrido al lugar por un llamado respecto a ruidos molestos acreditó la presencia de Vargas y Acuña, además de contar que en esa morada de manera ocurrente se daban altercados que motivaban la intervención policial.

Asimismo, hizo referencia a que la principal acusada tenía en su poder documentación de la fallecida cuando fue detenida algunos días después, y en el domicilio según indicó la policía se habría evidenciado el movimiento de muebles e intentos de limpieza en lugares donde habría presuntas manchas de sangre. En ese punto agregó que la mujer detenida presentaba rasguños y moretones compatibles con una presunta pelea y dentro del rango de días entre el crimen y la fecha de la detención.

Encinas sostuvo que en la previa hubo un excesivo consumo de alcohol y que tras las primeras discusiones, la muerte de Acuña se produjo debido a los golpes producidos por Vargas. “No sabes como la dejé” le habría confiado vía telefónica a un interlocutor identificado como César y la fiscal aseguró la acusada sabía lo que hacía y por eso intentó ocultar el crimen mediante la incineración del cuerpo.

También puso énfasis en el testimonio del vecino que alertó a la policía sobre ruidos molestos aquella madrugada, pero especialmente que habría escuchado como la joven fallecida pedía que no le pegaran más, y que horas después un auto en el que estaban Vargas junto a otras dos mujeres y un hombre fueron hasta una zona de descampados y que cuando regresaban se podía ver humo, como si hubieran quemado algo.

Por su parte el abogado particular Federico Ruffa adhirió al relato de la fiscal y recordó que Acuña hace más de un mes y medio que estaba viviendo en la casa de la principal imputada y que varios testigos refirieron de peleas previas y recurrentes entre ambas mujeres.

También señaló las conductas incongruentes de los acusados de encubrimiento, como el caso de Karen Campusano quien habría llamado con insistencia a Samusik para que fuera con su auto y que incluso llegó a llamar a la madre del joven, cosa que nunca había hecho. También recordó datos de una pericia telefónica en la que Vargas aseguraba que las chicas –por Campusano y Oyarzo- “son de fierro” y que la ayudarían con esta situación.

Cuestionan la acusación

El Dr. Sergio Rey, defensor público y quien representa a la principal acusada en la causa, cuestionó la calificación jurídica elegida por la fiscalía y aseguró que entre los puntos que la acusación no pudo demostrar con certeza en el juicio fue que Laura Vargas haya sido la única persona que agredió a Acuña.

En ese punto cuestionó la falta de una pericia criminalística de los hechos para tratar de entender como ocurrió la muerte y calificó de inobjetable el informe de autopsia que asegura que la víctima aún respiraba al momento de ser quemada y que no murió por los golpes sino por la inhalación de gases tóxicos. Por ese motivo, pidió la absolución de su defendida o, si el tribunal entiende que tiene alguna responsabilidad, el delito a juzgar es tentativa de homicidio.

Un cuestionamiento similar respecto al trabajo de la fiscalía hizo la defensora pública Romina Rowlands, quien representa a los tres imputados de encubrimiento. Sostuvo que durante la audiencia no se ha probado el dolo de sus asistidos, ya que dos de ellos – Samusik y Campusano- desconocían que “la basura” de la cual se estaban deshaciendo en el basural era el cuerpo de Rosa Acuña, en tanto que Oyarzo actuó bajo coacción por las amenazas que le había efectuado Vargas. También pidió la absolución de los tres.

El veredicto se conocerá el próximo jueves al mediodía.

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17 NOV 2020 - 14:03

Con la declaración de la principal imputada del hecho y los alegatos de las partes se cerró este martes un nuevo día en el marco del juicio oral y público por el homicidio de Rosa Acuña, hecho ocurrido a principios de septiembre del año 2018 y el tribunal del juicio dará a conocer el próximo jueves su veredicto respecto a los cuatro imputados en el hecho.

La fiscal Griselda Encina y el abogado particular Federico Ruffa –representa a la familia de la joven asesinada como querellantes – solicitaron al tribunal que se condene a Laura Vargas como autora del delito de homicidio simple, en tanto que para Lorena Oyarzo, Karen Campusano y Luis Samusik requirieron que se los declare autores de encubrimiento agravado. En tanto los defensores públicos de los imputados cuestionaron el alcance de la acusación realizada por la fiscalía como así también la calificación legal escogida, y en ambos pidieron como primera medida la absolución de sus defendidos.

El crimen de Rosa Acuña ocurrió entre las últimas horas del 2 de septiembre de 2018 y la madrugada del día siguiente en una vivienda del barrio Primera Junta, en tanto que su cuerpo semicalcinado apareció a pocas cuadras, en un descampado ubicado entre ese barrio y el Parque Industrial. Por el hecho están imputados - además de Vargas en calidad de autora de homicidio simple – Karen Campusano, Lorena Oyarzo y Luis Samusik, todos por el presunto delito de encubrimiento.

El tribunal del juicio está integrado por los jueces Gustavo Castro, María Tolomei y Mirta Moreno, en tanto que la acusación está a cargo de la Fiscal Griselda Encinas y el abogado particular Federico Ruffa representa a la madre de la víctima, quien se constituyó como querellante en el proceso. El defensor público Sergio Rey tiene a su cargo la defensa técnica de Laura Vargas, en tanto que la Dra. Romina Rowlands hace lo propio con los otros tres acusados.

Acusaciones cruzadas

Tras haber escuchado el pasado jueves las declaraciones grabadas de la totalidad de los acusados por la causa durante la etapa de investigación del caso y posteriormente el testimonio en sala de tres de ellos, la jornada del martes se inició con las palabras de Laura Vargas ante el tribunal.

“Se me fue de las manos” dijo la mujer, quien reconoció que todo ocurrió en su casa y en el marco de una juntada para tomar, al tiempo que acusó a otra de las imputadas de haber golpeado también a Rosa Acuña. “Rosita me decía gorda puta, me decía de todo esa noche, pero Lorena Oyarzo también le pegó”. En ese marco calificó de falsos los dichos de la joven imputada por encubrimiento en cuanto a supuestas amenazas de parte de Vargas tras los hechos.

También aseguró al tribunal que “ha cambiado mucho” durante este tiempo y su deseo es estar con sus hijos. “Le pido perdón a la mamá con la mano en el corazón” dijo antes de cerrar su testimonio.

Los alegatos

La fiscal Griselda Encinas en su alegato aseguró que Laura Vargas golpeó salvajemente a Rosa Acuña con el fin de darle muerte hasta que la misma ya no pudo defenderse, y luego junto a los otros tres imputados en la causa – Oyarzo, Campusano y Samusik- idearon un plan para deshacerse del cuerpo y las evidencias del hecho.

En ese sentido indicó que todos los testigos que declararon en el juicio y que estuvieron en la juntada que se realizó en la casa del barrio Primera Junta ratificaron la presencia de Rosa Acuña en la casa de Laura Vargas antes, durante y con posterioridad al encuentro, siendo señalada como una de las personas que se quedó con la dueña de la vivienda cuando todos se habían retirado.

Incluso remarcó que un oficial de policía que había concurrido al lugar por un llamado respecto a ruidos molestos acreditó la presencia de Vargas y Acuña, además de contar que en esa morada de manera ocurrente se daban altercados que motivaban la intervención policial.

Asimismo, hizo referencia a que la principal acusada tenía en su poder documentación de la fallecida cuando fue detenida algunos días después, y en el domicilio según indicó la policía se habría evidenciado el movimiento de muebles e intentos de limpieza en lugares donde habría presuntas manchas de sangre. En ese punto agregó que la mujer detenida presentaba rasguños y moretones compatibles con una presunta pelea y dentro del rango de días entre el crimen y la fecha de la detención.

Encinas sostuvo que en la previa hubo un excesivo consumo de alcohol y que tras las primeras discusiones, la muerte de Acuña se produjo debido a los golpes producidos por Vargas. “No sabes como la dejé” le habría confiado vía telefónica a un interlocutor identificado como César y la fiscal aseguró la acusada sabía lo que hacía y por eso intentó ocultar el crimen mediante la incineración del cuerpo.

También puso énfasis en el testimonio del vecino que alertó a la policía sobre ruidos molestos aquella madrugada, pero especialmente que habría escuchado como la joven fallecida pedía que no le pegaran más, y que horas después un auto en el que estaban Vargas junto a otras dos mujeres y un hombre fueron hasta una zona de descampados y que cuando regresaban se podía ver humo, como si hubieran quemado algo.

Por su parte el abogado particular Federico Ruffa adhirió al relato de la fiscal y recordó que Acuña hace más de un mes y medio que estaba viviendo en la casa de la principal imputada y que varios testigos refirieron de peleas previas y recurrentes entre ambas mujeres.

También señaló las conductas incongruentes de los acusados de encubrimiento, como el caso de Karen Campusano quien habría llamado con insistencia a Samusik para que fuera con su auto y que incluso llegó a llamar a la madre del joven, cosa que nunca había hecho. También recordó datos de una pericia telefónica en la que Vargas aseguraba que las chicas –por Campusano y Oyarzo- “son de fierro” y que la ayudarían con esta situación.

Cuestionan la acusación

El Dr. Sergio Rey, defensor público y quien representa a la principal acusada en la causa, cuestionó la calificación jurídica elegida por la fiscalía y aseguró que entre los puntos que la acusación no pudo demostrar con certeza en el juicio fue que Laura Vargas haya sido la única persona que agredió a Acuña.

En ese punto cuestionó la falta de una pericia criminalística de los hechos para tratar de entender como ocurrió la muerte y calificó de inobjetable el informe de autopsia que asegura que la víctima aún respiraba al momento de ser quemada y que no murió por los golpes sino por la inhalación de gases tóxicos. Por ese motivo, pidió la absolución de su defendida o, si el tribunal entiende que tiene alguna responsabilidad, el delito a juzgar es tentativa de homicidio.

Un cuestionamiento similar respecto al trabajo de la fiscalía hizo la defensora pública Romina Rowlands, quien representa a los tres imputados de encubrimiento. Sostuvo que durante la audiencia no se ha probado el dolo de sus asistidos, ya que dos de ellos – Samusik y Campusano- desconocían que “la basura” de la cual se estaban deshaciendo en el basural era el cuerpo de Rosa Acuña, en tanto que Oyarzo actuó bajo coacción por las amenazas que le había efectuado Vargas. También pidió la absolución de los tres.

El veredicto se conocerá el próximo jueves al mediodía.


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