El miércoles 9 de diciembre a las 12.30 será la sentencia. Ayer se realizó la cesura de pena por el crimen de Rosa Acuña, la joven que fue asesinada e incinerada en el barrio Primera Junta en septiembre de 2018. Para la condenada como autora material del hecho, Laura Vargas, la Fiscalía pidió 25 años de prisión y la Defensa, el mínimo: 8 años. Para las dos restantes, Karen Campusano y Lorena Oyarzo (encubrimiento agravado) los acusadores solicitaron 6 años y la Defensa 1 año condicional.
Antes de la exposición de las partes, declararon tres trabajadoras sociales. Dieron cuenta de informes sobre las vidas personales de las acusadas a fin de aminorar la pena. “Vargas es analfabeta, no sabe leer ni escribir. Estuvo inmersa toda su vida en la droga y el alcohol. El cirujeo fue su estrategia de supervivencia”, aseguró la licenciada Laura Aramburu.
La audiencia, en el 6to piso de Tribunales dio inicio a las 10 de mañana y se extendió por 2 horas y media. El tribunal estuvo presidido por Gustavo Castro (presencial) y via videoconferencia sus colegas Mirta Moreno y María Tolomei.
Hubo fuertes revelaciones sobre las historias personales de las imputadas. La psicóloga Laura Aramburu, del área social de la Defensa Pública, realizó un pormenorizado informe sobre la imputada como autora del homicidio de Rosa Acuña, Laura Vargas: “Conozco a Laura Vargas por la intervención. Le realicé una entrevista en profundidad, hice una evaluación de su situación familiar. Tiene tres hijas y un hijo”.
Ni leer y escribir
“Es analfabeta, no sabe leer ni escribir, tiene 8 hermanos. La mamá la había tirado a la basura. El señor Vargas la cuidó con sus hijos. Por pelearse con otros chicos, no pudo seguir asistiendo a instituciones educativas y por eso no aprendió a leer ni escribir. Era muy rebelde y se portaba mal. Sufrió violencia física”, aseveró.
Advirtió que su padre le respondía con castigos permanentes. “El castigo era físico y no pudo caminar por dos semanas. Es el único hecho que le puede recriminar porque es quien la sacó de la calle. Volvía a su casa alcoholizada. A los 14 años se va de la casa se instala en una vivienda de chapa y piso de barro. A los 19 años nace su primera hija. La prostitución fue como un medio de supervivencia. A través del trabajo sexual lograba su sustento. Con su pareja comparten consumo de alcohol y drogas. No tiene un abordaje terapéutico. Sus hijos ingresan a un hogar de niños y empieza a recibir orientaciones. Estuvo detenida dos años y nunca recibió visitas”, advirtió.
Aclaró la profesional que Vargas “no tuvo posibilidad de acceso a la educación ni a la salud. Se plantea por qué su mamá no la quería y hace esa réplica en los hijos. No tiene alarma a situaciones de riesgo de ella y sus hijos. Vivía en contexto de pobreza; cirujeo y prostitución. Sólo una vez, tuvo un plan de Gobierno. Los modos de afrontar determinadas etapas tuvieron q ver con la Iglesia” reveló.
Al ser consultada por el abogado Sergio Rey respecto a que si el Estado estuvo presente, respondió Aramburu que “el cirujeo y la prostitución fueron la estrategia de supervivencia. No pudo sostener ningún curso, tuvo falta de referentes y vivió en un contexto de personas de consumo. Fue víctima de maltrato y abusos. Además, la privaron de educación”, aseveró.
Acto seguido, fue el turno de Ana Graciela Buron, también Trabajadora social de la Defensa Pública. En este caso, se refirió a su informe sobre Karen Campusano. “La familia de Karen es numerosa. Hubo muchas intervenciones por situaciones de salud mental. Desde 2004 en adelante cuando ella tenía 4 años. Ahora, tiene 20 y con estudios de EGB incompletos. Convive con su pareja. Tiene un hijo de 3 años de edad que está a cargo de su tío materno. No cuenta con reconocimiento paterno. Tiene la más absoluta carencia de recursos. Los hermanos se criaron en la basura y sin padre biológico.
Cuando tenía 3 años su mamá forma pareja con un hombre cuya experiencia fue conflictiva. Surge que el señor la golpeaba, sentía rechazo por no ser su hija
En 2008 tuvo un hijo y en 2013 la otra hija. En 2013 con 13 años ingresa al hospital intoxicada. Había tomado pastillas porque se le había perdido el celular
En 2010 el padrastro abusó de Karen con frecuencia diaria. La madre sabía pero él la amenazaba que si hablaba le iba a sacar los hijos. Tuvo intento de suicidio”, relató.
Buron advirtió que “a los 16 años quedó embarazada.
Calificó la situación de vida de Campusano como de “vulnerabilidad social, precariedad económica y social con múltiples indicadores de violencia”.
Situaciones de consumo
Susana Andrea Vázquez, también trabajadora social de la Defensa Pública habló de Lorena Oyarzo. “Hace 6 años que trabajo en el grupo familiar. Lorena tiene 4 hermanos. Tiene la característica de familia ensamblada. Conforma pareja a los 13 años y luego con otro con hijos. Sufrió permanente violencia de género”, remarcó.
Aseveró que “no fue sana la convivencia con su expareja. Vivió muchas situaciones de consumo y penales de su pareja. Hoy está separada y trabaja algunos días en la rotisería de su mamá. Hay denuncias de Lorena en la comisaría de la mujer. Tuvo amenazas de muerte. Fue hospitalizada producto de la violencia”, advirtió.
La pena máxima
La Fiscalía se mantuvo en la acusación que realizó desde el primer momento respecto q la gravedad del hecho y pidió por el delito de homicidio simple 25 años de prisión (la pena máxima), solicitud a la que adhirió la querella representada por Federico Ruffa, en tanto que el defensor de Vargas, Sergio Rey tras advertir no estar de acuerdo y considerar “infundado” el pedido, solicitó 8 años de prisión. “Desde chica sólo aprendió a pegar. Toda su vida estuvo ligada a las drogas, prostitución y alcohol. ¿De q manera pudo tener otra conducta?. Vivía del cirujeo y comía basura”.
Asimismo, la fiscal Griselda Encina pidió para las imputadas por encubrimiento Lorena Oyarzo y Karen Campusano 6 años de cárcel. Su defensora Romina Rowllands solicitó 1 año de prisión condicional. El miércoles 9 a las 12,30 será lectura de sentencia por el caso Rosa Acuña.
La querella
Las penas que se pidieron fueron razonables, ahora hay que esperar que el tribunal resuelva. No es sencillo obtener el máximo pero lo solicitamos y lo fundamos con razonabilidad. Pudieron cambiar el plan y no matarla. tuvieron tiempo. Veremos qué es lo que sucede cuando conozcamos la sentencia y los fundamentos” expresó el abogado querellante Federico Ruffa, representante de Claudia Carrasco, mamá de Rosa Acuña (la víctima). Ruffa dijo que “la Fiscalía hizo un repaso muy pormenorizado de los hechos y de los elementos reunidos en el marco del debate. Por eso, enfatizamos en que es valorable que hubo un periodo de tiempo suficiente en donde todas las partes pudieron haber decidido abandonar su plan delictual y no lo hicieron. Si lo hubieran hecho, estaríamos juzgando un delito pero menos grave y con vida a la víctima. Estamos en donde una situación en la que una persona en el marco de una pelea, dañó gravemente a otra y después hubo muchas horas en donde con un plan de acción se terminó con la muerte. Lamentablemente no fue así”, concluyó.
El miércoles 9 de diciembre a las 12.30 será la sentencia. Ayer se realizó la cesura de pena por el crimen de Rosa Acuña, la joven que fue asesinada e incinerada en el barrio Primera Junta en septiembre de 2018. Para la condenada como autora material del hecho, Laura Vargas, la Fiscalía pidió 25 años de prisión y la Defensa, el mínimo: 8 años. Para las dos restantes, Karen Campusano y Lorena Oyarzo (encubrimiento agravado) los acusadores solicitaron 6 años y la Defensa 1 año condicional.
Antes de la exposición de las partes, declararon tres trabajadoras sociales. Dieron cuenta de informes sobre las vidas personales de las acusadas a fin de aminorar la pena. “Vargas es analfabeta, no sabe leer ni escribir. Estuvo inmersa toda su vida en la droga y el alcohol. El cirujeo fue su estrategia de supervivencia”, aseguró la licenciada Laura Aramburu.
La audiencia, en el 6to piso de Tribunales dio inicio a las 10 de mañana y se extendió por 2 horas y media. El tribunal estuvo presidido por Gustavo Castro (presencial) y via videoconferencia sus colegas Mirta Moreno y María Tolomei.
Hubo fuertes revelaciones sobre las historias personales de las imputadas. La psicóloga Laura Aramburu, del área social de la Defensa Pública, realizó un pormenorizado informe sobre la imputada como autora del homicidio de Rosa Acuña, Laura Vargas: “Conozco a Laura Vargas por la intervención. Le realicé una entrevista en profundidad, hice una evaluación de su situación familiar. Tiene tres hijas y un hijo”.
Ni leer y escribir
“Es analfabeta, no sabe leer ni escribir, tiene 8 hermanos. La mamá la había tirado a la basura. El señor Vargas la cuidó con sus hijos. Por pelearse con otros chicos, no pudo seguir asistiendo a instituciones educativas y por eso no aprendió a leer ni escribir. Era muy rebelde y se portaba mal. Sufrió violencia física”, aseveró.
Advirtió que su padre le respondía con castigos permanentes. “El castigo era físico y no pudo caminar por dos semanas. Es el único hecho que le puede recriminar porque es quien la sacó de la calle. Volvía a su casa alcoholizada. A los 14 años se va de la casa se instala en una vivienda de chapa y piso de barro. A los 19 años nace su primera hija. La prostitución fue como un medio de supervivencia. A través del trabajo sexual lograba su sustento. Con su pareja comparten consumo de alcohol y drogas. No tiene un abordaje terapéutico. Sus hijos ingresan a un hogar de niños y empieza a recibir orientaciones. Estuvo detenida dos años y nunca recibió visitas”, advirtió.
Aclaró la profesional que Vargas “no tuvo posibilidad de acceso a la educación ni a la salud. Se plantea por qué su mamá no la quería y hace esa réplica en los hijos. No tiene alarma a situaciones de riesgo de ella y sus hijos. Vivía en contexto de pobreza; cirujeo y prostitución. Sólo una vez, tuvo un plan de Gobierno. Los modos de afrontar determinadas etapas tuvieron q ver con la Iglesia” reveló.
Al ser consultada por el abogado Sergio Rey respecto a que si el Estado estuvo presente, respondió Aramburu que “el cirujeo y la prostitución fueron la estrategia de supervivencia. No pudo sostener ningún curso, tuvo falta de referentes y vivió en un contexto de personas de consumo. Fue víctima de maltrato y abusos. Además, la privaron de educación”, aseveró.
Acto seguido, fue el turno de Ana Graciela Buron, también Trabajadora social de la Defensa Pública. En este caso, se refirió a su informe sobre Karen Campusano. “La familia de Karen es numerosa. Hubo muchas intervenciones por situaciones de salud mental. Desde 2004 en adelante cuando ella tenía 4 años. Ahora, tiene 20 y con estudios de EGB incompletos. Convive con su pareja. Tiene un hijo de 3 años de edad que está a cargo de su tío materno. No cuenta con reconocimiento paterno. Tiene la más absoluta carencia de recursos. Los hermanos se criaron en la basura y sin padre biológico.
Cuando tenía 3 años su mamá forma pareja con un hombre cuya experiencia fue conflictiva. Surge que el señor la golpeaba, sentía rechazo por no ser su hija
En 2008 tuvo un hijo y en 2013 la otra hija. En 2013 con 13 años ingresa al hospital intoxicada. Había tomado pastillas porque se le había perdido el celular
En 2010 el padrastro abusó de Karen con frecuencia diaria. La madre sabía pero él la amenazaba que si hablaba le iba a sacar los hijos. Tuvo intento de suicidio”, relató.
Buron advirtió que “a los 16 años quedó embarazada.
Calificó la situación de vida de Campusano como de “vulnerabilidad social, precariedad económica y social con múltiples indicadores de violencia”.
Situaciones de consumo
Susana Andrea Vázquez, también trabajadora social de la Defensa Pública habló de Lorena Oyarzo. “Hace 6 años que trabajo en el grupo familiar. Lorena tiene 4 hermanos. Tiene la característica de familia ensamblada. Conforma pareja a los 13 años y luego con otro con hijos. Sufrió permanente violencia de género”, remarcó.
Aseveró que “no fue sana la convivencia con su expareja. Vivió muchas situaciones de consumo y penales de su pareja. Hoy está separada y trabaja algunos días en la rotisería de su mamá. Hay denuncias de Lorena en la comisaría de la mujer. Tuvo amenazas de muerte. Fue hospitalizada producto de la violencia”, advirtió.
La pena máxima
La Fiscalía se mantuvo en la acusación que realizó desde el primer momento respecto q la gravedad del hecho y pidió por el delito de homicidio simple 25 años de prisión (la pena máxima), solicitud a la que adhirió la querella representada por Federico Ruffa, en tanto que el defensor de Vargas, Sergio Rey tras advertir no estar de acuerdo y considerar “infundado” el pedido, solicitó 8 años de prisión. “Desde chica sólo aprendió a pegar. Toda su vida estuvo ligada a las drogas, prostitución y alcohol. ¿De q manera pudo tener otra conducta?. Vivía del cirujeo y comía basura”.
Asimismo, la fiscal Griselda Encina pidió para las imputadas por encubrimiento Lorena Oyarzo y Karen Campusano 6 años de cárcel. Su defensora Romina Rowllands solicitó 1 año de prisión condicional. El miércoles 9 a las 12,30 será lectura de sentencia por el caso Rosa Acuña.
La querella
Las penas que se pidieron fueron razonables, ahora hay que esperar que el tribunal resuelva. No es sencillo obtener el máximo pero lo solicitamos y lo fundamos con razonabilidad. Pudieron cambiar el plan y no matarla. tuvieron tiempo. Veremos qué es lo que sucede cuando conozcamos la sentencia y los fundamentos” expresó el abogado querellante Federico Ruffa, representante de Claudia Carrasco, mamá de Rosa Acuña (la víctima). Ruffa dijo que “la Fiscalía hizo un repaso muy pormenorizado de los hechos y de los elementos reunidos en el marco del debate. Por eso, enfatizamos en que es valorable que hubo un periodo de tiempo suficiente en donde todas las partes pudieron haber decidido abandonar su plan delictual y no lo hicieron. Si lo hubieran hecho, estaríamos juzgando un delito pero menos grave y con vida a la víctima. Estamos en donde una situación en la que una persona en el marco de una pelea, dañó gravemente a otra y después hubo muchas horas en donde con un plan de acción se terminó con la muerte. Lamentablemente no fue así”, concluyó.