A poco más de un mes de iniciado el juicio en el día de ayer, el tribunal presidido por Gustavo Castro e integrado además por las juezas María Tolomei y Mirta Moreno resolvió condenar a Laura Vargas a 15 años de prisión por el homicidio de la joven Rosa Acuña ocurrido en septiembre de 2018. Lorena Oyarzo y Karen Campuzano, condenadas por encubrimiento recibieron una pena de 3 años de prisión. “No esperaba esto. Es muy poca la condena. Esperábamos más” dijo Claudia Carrasco, madre de la víctima con signos de indignación.
Así lo dio a conocer Castro en una audiencia realizada ayer a las 12,30 horas en el 6to piso de Tribunales. La Fiscalía estuvo representada en el debate oral por Griselda Encinas, la querella por Federico Ruffa y la defensa de Vargas por el abogado Sergio Rey. En tanto la defensa de Oyarzo y Campuzano estuvo a cargo de Romina Rowlands.
“Tengo mucha decepción con la Justicia. Vamos a apelar la sentencia. Los imputados pidieron perdón pero ya es tarde. Perdón le tendrían que haber pedido a mi hija cuando pedía que la soltaran y no la soltaron. Con esta condena Rosita no descansa en paz. Muy agradecida a toda la gente que nos acompañó durante todo el juicio”, aseveró.
Cabe recordar que la fiscal Griselda Encinas en su alegato aseguró que Laura Vargas golpeó salvajemente a Rosa Acuña con el fin de darle muerte hasta que la misma ya no pudo defenderse, y luego junto a los otros tres imputados en la causa – Oyarzo, Campusano y Samusik- idearon un plan para deshacerse del cuerpo y las evidencias del hecho.
En ese sentido indicó que todos los testigos que declararon en el juicio y que estuvieron en la juntada que se realizó en la casa del barrio Primera Junta ratificaron la presencia de Rosa Acuña en la casa de Laura Vargas antes, durante y con posterioridad al encuentro, siendo señalada como una de las personas que se quedó con la dueña de la vivienda cuando todos se habían retirado.
Hizo referencia a que la principal condenada tenía en su poder documentación de la fallecida cuando fue detenida algunos días después, y en el domicilio según indicó la Policía se habría evidenciado el movimiento de muebles e intentos de limpieza en lugares donde habría presuntas manchas de sangre. En ese punto agregó que la mujer detenida presentaba rasguños y moretones compatibles con una presunta pelea y dentro del rango de días entre el crimen y la fecha de la detención.
Encinas sostuvo que en la previa hubo un excesivo consumo de alcohol y que tras las primeras discusiones, la muerte de Acuña se produjo debido a los golpes producidos por Vargas.
“No sabes como la dejé” le habría confiado vía telefónica a un interlocutor identificado como César y la fiscal aseguró la acusada sabía lo que hacía y por eso intentó ocultar el crimen mediante la incineración del cuerpo.
También puso énfasis en el testimonio del vecino que alertó a la Policía sobre ruidos molestos aquella madrugada, pero especialmente que habría escuchado como la joven fallecida pedía que no le pegaran más, y que horas después un auto en el que estaban Vargas junto a otras dos mujeres y un hombre fueron hasta una zona de descampados y que cuando regresaban se podía ver humo, como si hubieran quemado algo.
Por su parte el querellante Federico Ruffa adhirió al relato de la fiscal y recordó que Acuña hace más de un mes y medio que estaba viviendo en la casa de la principal condenada y que varios testigos refirieron de peleas previas y recurrentes entre ambas mujeres.
A poco más de un mes de iniciado el juicio en el día de ayer, el tribunal presidido por Gustavo Castro e integrado además por las juezas María Tolomei y Mirta Moreno resolvió condenar a Laura Vargas a 15 años de prisión por el homicidio de la joven Rosa Acuña ocurrido en septiembre de 2018. Lorena Oyarzo y Karen Campuzano, condenadas por encubrimiento recibieron una pena de 3 años de prisión. “No esperaba esto. Es muy poca la condena. Esperábamos más” dijo Claudia Carrasco, madre de la víctima con signos de indignación.
Así lo dio a conocer Castro en una audiencia realizada ayer a las 12,30 horas en el 6to piso de Tribunales. La Fiscalía estuvo representada en el debate oral por Griselda Encinas, la querella por Federico Ruffa y la defensa de Vargas por el abogado Sergio Rey. En tanto la defensa de Oyarzo y Campuzano estuvo a cargo de Romina Rowlands.
“Tengo mucha decepción con la Justicia. Vamos a apelar la sentencia. Los imputados pidieron perdón pero ya es tarde. Perdón le tendrían que haber pedido a mi hija cuando pedía que la soltaran y no la soltaron. Con esta condena Rosita no descansa en paz. Muy agradecida a toda la gente que nos acompañó durante todo el juicio”, aseveró.
Cabe recordar que la fiscal Griselda Encinas en su alegato aseguró que Laura Vargas golpeó salvajemente a Rosa Acuña con el fin de darle muerte hasta que la misma ya no pudo defenderse, y luego junto a los otros tres imputados en la causa – Oyarzo, Campusano y Samusik- idearon un plan para deshacerse del cuerpo y las evidencias del hecho.
En ese sentido indicó que todos los testigos que declararon en el juicio y que estuvieron en la juntada que se realizó en la casa del barrio Primera Junta ratificaron la presencia de Rosa Acuña en la casa de Laura Vargas antes, durante y con posterioridad al encuentro, siendo señalada como una de las personas que se quedó con la dueña de la vivienda cuando todos se habían retirado.
Hizo referencia a que la principal condenada tenía en su poder documentación de la fallecida cuando fue detenida algunos días después, y en el domicilio según indicó la Policía se habría evidenciado el movimiento de muebles e intentos de limpieza en lugares donde habría presuntas manchas de sangre. En ese punto agregó que la mujer detenida presentaba rasguños y moretones compatibles con una presunta pelea y dentro del rango de días entre el crimen y la fecha de la detención.
Encinas sostuvo que en la previa hubo un excesivo consumo de alcohol y que tras las primeras discusiones, la muerte de Acuña se produjo debido a los golpes producidos por Vargas.
“No sabes como la dejé” le habría confiado vía telefónica a un interlocutor identificado como César y la fiscal aseguró la acusada sabía lo que hacía y por eso intentó ocultar el crimen mediante la incineración del cuerpo.
También puso énfasis en el testimonio del vecino que alertó a la Policía sobre ruidos molestos aquella madrugada, pero especialmente que habría escuchado como la joven fallecida pedía que no le pegaran más, y que horas después un auto en el que estaban Vargas junto a otras dos mujeres y un hombre fueron hasta una zona de descampados y que cuando regresaban se podía ver humo, como si hubieran quemado algo.
Por su parte el querellante Federico Ruffa adhirió al relato de la fiscal y recordó que Acuña hace más de un mes y medio que estaba viviendo en la casa de la principal condenada y que varios testigos refirieron de peleas previas y recurrentes entre ambas mujeres.