Algunos ya no lo recuerdan pero el domingo 27 de octubre de 2019, hace apenas quince meses, Alberto Fernández ganó las elecciones presidenciales en Chubut con más de 167 mil votos (52,1%). Mucho antes de aquel día de elecciones, inclusive antes de las PASO de agosto de aquel año, el entonces candidato presidencial ya había mantenido reuniones y había hecho manifestaciones públicas a favor de desarrollar un plan minero que ayude a sostener las exportaciones de la Argentina.
Alberto puso a la minería no sólo en su discurso de campaña sino también en su plataforma escrita. En ese contexto, en agosto de 2019 mantuvo reuniones públicas como candidato del Frente de Todos con las gobernadoras Lucía Corpacci (Catamarca) y Alicia Kirchner (Santa Cruz), y con representantes de empresas mineras radicadas en ambas provincias, a quienes les dijo: “La única solución para el futuro del país es exportar, por eso les pido un esfuerzo conjunto para realizar una tarea de educación para que la sociedad comprenda que la minería es una oportunidad”.
Por si a algunos les quedaban dudas, durante los dos debates presidenciales televisados de octubre, días antes de las elecciones generales, Fernández miró a cámaras y prometió: “Vamos a pedirle a la minería que se desarrolle de un modo sustentable”.
El jueves pasado, el Presidente volvió a dar una señal inequívoca en relación al tema y sentó en su despacho al gobernador Mariano Arcioni; a su vice, Ricardo Sastre; al diputado provincial Carlos Eliceche (Frente de Todos); y a su secretario de Minería, el sanjuanino Alberto Hensel.
La delegación chubutense había tenido un anticipo del apoyo del Gobierno nacional en una reunión por la mañana con Sergio Massa, una de las patas fuertes de la alianza gobernante.
Por la tarde, Alberto Volvió a pedir por el desarrollo minero como hace casi dos años viene haciendo y se encargó de dejar en claro que no puede creer que todavía no se haya tratado el proyecto de zonificación minera en la Legislatura de Chubut.
La respuesta fue que a más tardar el jueves 28 de enero el proyecto será tratado en una sesión extraordinaria que convocará el gobernador.
Alberto, además, mandó señales claras hacia los que se dicen “representantes” del Frente de Todos en Chubut. El Presidente no entiende cómo decenas de dirigentes chubutenses que llegaron a sus despachos de intendentes o bancas de diputados provinciales y concejales colgados a su boleta (y la de Cristina), ahora se rasguen las vestiduras y se opongan a una de sus principales promesas de campaña.
Y peor aún, que algunos dirigentes locales, con Carlos Linares a la cabeza, amenacen con sancionar a los legisladores provinciales del peronismo que voten el proyecto de zonificación.
El Presidente tiene un año difícil por delante. Debe empezar a sacar al país de la cuarentena sanitaria y económica, afrontar las elecciones de medio término que marcarán el futuro de la alianza gobernante de cara a 2023, y para eso debe tomar decisiones, gobernar. Y eso, para un peronista que se precie, significa ejercer plenamente el poder que le dio la gente a través de las urnas. El asambleísmo permanente queda para otros partidos.
Protocolo vs. paro
El otro tema que dominará la agenda política de las próximas semanas será el regreso a clases. Después de un año de presencialidad perdido por la pandemia, y de un 2029 casi perdido por el paro docente más largo de la historia de la provincia, el Gobierno y los gremios docentes arrancaron una serie de reuniones en las que deberían ponerse de acuerdo para que el sistema educativo de Chubut empiece de a poco a recuperar la normalidad.
Hay dos problemas centrales: la pandemia, que no terminó ni mucho menos; y los atrasos salariales, que siguen siendo una traba para poner en caja cualquier discusión.
Que los combativos gremios docentes se hayan sentado a la mesa en la primera convocatoria del Gobierno, es una buena señal. Al menos, de que la discusión será en términos sensatos.
Los gremios le dejaron en claro a la ministra de Educación que si no se normaliza el pago de sueldos no habrá regreso a clases el 1º de marzo, como anunció el Gobierno. La respuesta fue ir a “paso a paso”. La reunión del jueves, a la que también asistió el ministro de Salud, Fabián Puratich, fue para presentarles el “Protocolo Jurisdiccional de Retorno a Clases Presenciales” y anunciarles la creación de un “Fondo COVID” de $ 20 millones para la compra de elementos de higiene y desinfección.
Lo que quedó en claro es que en 2021 no volverán las clases con normalidad, algo que con suerte recién el Ciclo Lectivo 2022 pueda lograrse. El formato será alternado, según lo disponga cada escuela: es decir, algunos días irán un grupo de alumnos; otros días, el resto. Y se seguirá con la “virtualidad” en los casos que los padres elijan no mandar a sus hijos hasta que la pandemia y las chances de contagio disminuyan.
Los dirigentes gremiales escucharon pero ratificaron su posición de normalizar salarios y condiciones edilicias como punto de partida para cualquier discusión. Pasado mañana se volverán a reunir, esta vez con la presencia del ministro de Infraestructura, Gustavo Aguilera, quien dará un informe pormenorizado del estado de las escuelas.
Se espera que el tercer encuentro, la semana siguiente, sea con el titular de la cartera económica, Oscar Antonena. Tal vez para esa fecha haya más precisiones sobre el tema salarial.
El Gobierno provincial sabe que la discusión por la zonificación minera tendrá repercusiones sociales. Pero aspiran a amortiguar el golpe empezando a poner en caja el tema salarial de los empleados públicos. Por si alguno tiene dudas, gobernar es tomar decisiones. Ni más ni menos.
Algunos ya no lo recuerdan pero el domingo 27 de octubre de 2019, hace apenas quince meses, Alberto Fernández ganó las elecciones presidenciales en Chubut con más de 167 mil votos (52,1%). Mucho antes de aquel día de elecciones, inclusive antes de las PASO de agosto de aquel año, el entonces candidato presidencial ya había mantenido reuniones y había hecho manifestaciones públicas a favor de desarrollar un plan minero que ayude a sostener las exportaciones de la Argentina.
Alberto puso a la minería no sólo en su discurso de campaña sino también en su plataforma escrita. En ese contexto, en agosto de 2019 mantuvo reuniones públicas como candidato del Frente de Todos con las gobernadoras Lucía Corpacci (Catamarca) y Alicia Kirchner (Santa Cruz), y con representantes de empresas mineras radicadas en ambas provincias, a quienes les dijo: “La única solución para el futuro del país es exportar, por eso les pido un esfuerzo conjunto para realizar una tarea de educación para que la sociedad comprenda que la minería es una oportunidad”.
Por si a algunos les quedaban dudas, durante los dos debates presidenciales televisados de octubre, días antes de las elecciones generales, Fernández miró a cámaras y prometió: “Vamos a pedirle a la minería que se desarrolle de un modo sustentable”.
El jueves pasado, el Presidente volvió a dar una señal inequívoca en relación al tema y sentó en su despacho al gobernador Mariano Arcioni; a su vice, Ricardo Sastre; al diputado provincial Carlos Eliceche (Frente de Todos); y a su secretario de Minería, el sanjuanino Alberto Hensel.
La delegación chubutense había tenido un anticipo del apoyo del Gobierno nacional en una reunión por la mañana con Sergio Massa, una de las patas fuertes de la alianza gobernante.
Por la tarde, Alberto Volvió a pedir por el desarrollo minero como hace casi dos años viene haciendo y se encargó de dejar en claro que no puede creer que todavía no se haya tratado el proyecto de zonificación minera en la Legislatura de Chubut.
La respuesta fue que a más tardar el jueves 28 de enero el proyecto será tratado en una sesión extraordinaria que convocará el gobernador.
Alberto, además, mandó señales claras hacia los que se dicen “representantes” del Frente de Todos en Chubut. El Presidente no entiende cómo decenas de dirigentes chubutenses que llegaron a sus despachos de intendentes o bancas de diputados provinciales y concejales colgados a su boleta (y la de Cristina), ahora se rasguen las vestiduras y se opongan a una de sus principales promesas de campaña.
Y peor aún, que algunos dirigentes locales, con Carlos Linares a la cabeza, amenacen con sancionar a los legisladores provinciales del peronismo que voten el proyecto de zonificación.
El Presidente tiene un año difícil por delante. Debe empezar a sacar al país de la cuarentena sanitaria y económica, afrontar las elecciones de medio término que marcarán el futuro de la alianza gobernante de cara a 2023, y para eso debe tomar decisiones, gobernar. Y eso, para un peronista que se precie, significa ejercer plenamente el poder que le dio la gente a través de las urnas. El asambleísmo permanente queda para otros partidos.
Protocolo vs. paro
El otro tema que dominará la agenda política de las próximas semanas será el regreso a clases. Después de un año de presencialidad perdido por la pandemia, y de un 2029 casi perdido por el paro docente más largo de la historia de la provincia, el Gobierno y los gremios docentes arrancaron una serie de reuniones en las que deberían ponerse de acuerdo para que el sistema educativo de Chubut empiece de a poco a recuperar la normalidad.
Hay dos problemas centrales: la pandemia, que no terminó ni mucho menos; y los atrasos salariales, que siguen siendo una traba para poner en caja cualquier discusión.
Que los combativos gremios docentes se hayan sentado a la mesa en la primera convocatoria del Gobierno, es una buena señal. Al menos, de que la discusión será en términos sensatos.
Los gremios le dejaron en claro a la ministra de Educación que si no se normaliza el pago de sueldos no habrá regreso a clases el 1º de marzo, como anunció el Gobierno. La respuesta fue ir a “paso a paso”. La reunión del jueves, a la que también asistió el ministro de Salud, Fabián Puratich, fue para presentarles el “Protocolo Jurisdiccional de Retorno a Clases Presenciales” y anunciarles la creación de un “Fondo COVID” de $ 20 millones para la compra de elementos de higiene y desinfección.
Lo que quedó en claro es que en 2021 no volverán las clases con normalidad, algo que con suerte recién el Ciclo Lectivo 2022 pueda lograrse. El formato será alternado, según lo disponga cada escuela: es decir, algunos días irán un grupo de alumnos; otros días, el resto. Y se seguirá con la “virtualidad” en los casos que los padres elijan no mandar a sus hijos hasta que la pandemia y las chances de contagio disminuyan.
Los dirigentes gremiales escucharon pero ratificaron su posición de normalizar salarios y condiciones edilicias como punto de partida para cualquier discusión. Pasado mañana se volverán a reunir, esta vez con la presencia del ministro de Infraestructura, Gustavo Aguilera, quien dará un informe pormenorizado del estado de las escuelas.
Se espera que el tercer encuentro, la semana siguiente, sea con el titular de la cartera económica, Oscar Antonena. Tal vez para esa fecha haya más precisiones sobre el tema salarial.
El Gobierno provincial sabe que la discusión por la zonificación minera tendrá repercusiones sociales. Pero aspiran a amortiguar el golpe empezando a poner en caja el tema salarial de los empleados públicos. Por si alguno tiene dudas, gobernar es tomar decisiones. Ni más ni menos.