Nilus Richard de Owen cumplió 105 años: “No esperaba vivir tanto”

Nacida y criada en Trelew, de padres galeses, Nilus Richard de Owen es una mujer que rompió la barrera de los siglos. Cumplió 105 años de vida y está entera, llena de vitalidad y sonrisas. Jornada Play visitó su hogar, entre la frondosidad de las chacras, y conocimos a su numerosa familia.

02 FEB 2021 - 13:10 | Actualizado 29 SEP 2022 - 15:13

Nos recibió sentada a la mesa, tomando mate. Estaba reluciente, las uñas y los ojos pintados, vestida con cuidado hasta el más mínimo detalle, porque si algo no perdió a lo largo de tantos años es la coquetería. Antes de empezar a dialogar con nosotros, su bisnieta le pintó los labios otra vez. “Siempre bien arregladita”, dijo Nilus.

Rápidamente se prestó a dialogar. Vivió toda su vida en la zona de chacras de Trelew y se dedicó siempre a las labores de campo. En su manera de hablar se distingue un tenue rastro del galés. “Yo vivía con papá y mamá. Hablábamos galés, por eso uno no habla el castellano muy clarito”, dijo.

Según ella, su infancia fue “ordeñando y criando chivas”. En aquellos años, la vida giraba alrededor del trabajo. “Yo encerraba a los chivitos en el corral porque se pierden en la loma. Uno ayudaba a papá y mamá a hacer manteca y cortar el pasto. Como no teníamos hermanos teníamos que trabajar nosotros”.

Tras pasar la infancia con sus padres, Nilus encontró un caballero con quien contrajo matrimonio: Guillermo Owen, un hombre también dedicado al oficio chacarero. Con su esposo tuvo 4 hijos, dos chicas y dos varones, quienes luego le darían 9 nietos, 22 bisnietos y 7 tataranietos. Uno de sus tataranietos correteaba por la casa al momento de la entrevista, la diferencia entre los dos es de casi cien años.

A los hijos se les inculcaba rápidamente la disciplina laboral. “Cuando se hacían grandes salían a trabajar por ahí”. Aún arrastra algunas costumbres de antaño, como escuchar la radio.

Las fotografías en sepia que decoran su casa retratan una época pretérita. Trelew, en aquellos años, no era lo que es hoy. Pero a ella no le gusta la ciudad: “Yo me siento mejor acá”. Uno podría preguntarse cuántas cosas ha vivido Nilus luego de un siglo de existencia. Entre tantas vivencias, la pandemia la tomó por sorpresa. “Nunca vi una cosa como ahora, una enfermedad así, es bravo”.

Para ella es fácil cuidarse porque no sale de su casa. La edad no le permite realizar demasiadas tareas, sin embargo es una mujer de salud privilegiada. “A veces las rodillas un poquito duelen, por eso ando con el coso ese”, dijo señalando su andador, imprescindible para movilizarse por la casa.

Mientras charlaba, Nilus tomaba su mate, sentada ante un enorme ventanal con vista a la ruta. A través de aquel ventanal, con un paisaje que alguna vez le ofreció la inmensidad de los campos, en las últimas décadas Nilus fue testigo del acelerado progreso de la civilización. “Acá estábamos con mi marido solitos un tiempo, después vinieron los chicos”, recordó con nostalgia. “Sentaditos los dos”, dijo. “Con caballo mi mamá iba a hacer compras. ¡Ella vino de Gales!”.

Cada 28 de julio, en la celebración del desembarco galés, Nilus no pierde la tradición de rememorar a sus antepasados. “Yo fui a trabajar y cortar pan a la capilla el día 28, tomando té. La capilla estaba llena de gente”.

¿Cuál es el secreto para vivir tantos años, nain? “Yo no sé, mirá”, dijo riendo. “Cuando era joven nunca pensé que iba a llegar a esta edad. No esperaba vivir tanto”, dijo.

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02 FEB 2021 - 13:10

Nos recibió sentada a la mesa, tomando mate. Estaba reluciente, las uñas y los ojos pintados, vestida con cuidado hasta el más mínimo detalle, porque si algo no perdió a lo largo de tantos años es la coquetería. Antes de empezar a dialogar con nosotros, su bisnieta le pintó los labios otra vez. “Siempre bien arregladita”, dijo Nilus.

Rápidamente se prestó a dialogar. Vivió toda su vida en la zona de chacras de Trelew y se dedicó siempre a las labores de campo. En su manera de hablar se distingue un tenue rastro del galés. “Yo vivía con papá y mamá. Hablábamos galés, por eso uno no habla el castellano muy clarito”, dijo.

Según ella, su infancia fue “ordeñando y criando chivas”. En aquellos años, la vida giraba alrededor del trabajo. “Yo encerraba a los chivitos en el corral porque se pierden en la loma. Uno ayudaba a papá y mamá a hacer manteca y cortar el pasto. Como no teníamos hermanos teníamos que trabajar nosotros”.

Tras pasar la infancia con sus padres, Nilus encontró un caballero con quien contrajo matrimonio: Guillermo Owen, un hombre también dedicado al oficio chacarero. Con su esposo tuvo 4 hijos, dos chicas y dos varones, quienes luego le darían 9 nietos, 22 bisnietos y 7 tataranietos. Uno de sus tataranietos correteaba por la casa al momento de la entrevista, la diferencia entre los dos es de casi cien años.

A los hijos se les inculcaba rápidamente la disciplina laboral. “Cuando se hacían grandes salían a trabajar por ahí”. Aún arrastra algunas costumbres de antaño, como escuchar la radio.

Las fotografías en sepia que decoran su casa retratan una época pretérita. Trelew, en aquellos años, no era lo que es hoy. Pero a ella no le gusta la ciudad: “Yo me siento mejor acá”. Uno podría preguntarse cuántas cosas ha vivido Nilus luego de un siglo de existencia. Entre tantas vivencias, la pandemia la tomó por sorpresa. “Nunca vi una cosa como ahora, una enfermedad así, es bravo”.

Para ella es fácil cuidarse porque no sale de su casa. La edad no le permite realizar demasiadas tareas, sin embargo es una mujer de salud privilegiada. “A veces las rodillas un poquito duelen, por eso ando con el coso ese”, dijo señalando su andador, imprescindible para movilizarse por la casa.

Mientras charlaba, Nilus tomaba su mate, sentada ante un enorme ventanal con vista a la ruta. A través de aquel ventanal, con un paisaje que alguna vez le ofreció la inmensidad de los campos, en las últimas décadas Nilus fue testigo del acelerado progreso de la civilización. “Acá estábamos con mi marido solitos un tiempo, después vinieron los chicos”, recordó con nostalgia. “Sentaditos los dos”, dijo. “Con caballo mi mamá iba a hacer compras. ¡Ella vino de Gales!”.

Cada 28 de julio, en la celebración del desembarco galés, Nilus no pierde la tradición de rememorar a sus antepasados. “Yo fui a trabajar y cortar pan a la capilla el día 28, tomando té. La capilla estaba llena de gente”.

¿Cuál es el secreto para vivir tantos años, nain? “Yo no sé, mirá”, dijo riendo. “Cuando era joven nunca pensé que iba a llegar a esta edad. No esperaba vivir tanto”, dijo.


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