Estuvo preso más de un año y medio por una violación y era inocente

A Juan Pablo Pérez lo denunció su expareja. Pero en el juicio oral lo absolvieron. “Me destruyeron la vida”, lamentó.

28 FEB 2021 - 19:47 | Actualizado

Juan Pablo Pérez tiene 37 años. Su expareja lo denunció por violación. Estuvo 1 año, 6 meses y 1 semana en la cárcel. El 10 de febrero fue absuelto en un juicio. Él siempre dijo ser inocente.

“Mi vida se destruyó, perdí todo, lo material y el trabajo, también tengo deudas”, dijo en una entrevista con Jornada. “Quedó claro que la denunciante mintió” agregó Martín Castro, quien junto a su colega Rodrigo Miquelarena ejercieron la defensa de Pérez.

Castro, ante la mirada atenta de su cliente, explicó que “a Juan Pablo se le imputó abuso sexual agravado por acceso carnal en contra de su expareja. Las declaraciones de la mujer señalaban que había tenido relaciones sexuales. Era cierto pero que en ningún momento había habido una situación de violencia de género y el acto había consentido”, indicó.

Explicó el letrado que “tenemos dos personas: una que denuncia que dice ser violada y el imputado que dice que tuvo relaciones consentidas. Dentro de ese marco nos encontramos con elementos periciales”.

“Cuando se le hace la pericia ginecológica a la mujer le habían extraído de su cavidad genital un preservativo. Nos llamó la atención porque el preservativo estaba cerrado, no estaba desplegado. Nuestro asistido dijo que no se había protegido en el acto, no lo había usado. Había lesiones que hacía referencia la mujer como golpes. Decía que la habían atado, todo esto hacía que se tratara de un hecho muy difícil para trabajar, máxime la consideración de no tener elementos probatorios para ofrecer. Había una pericia telefónica que fue importante para resolver el caso y se falla a favor de Juan Pablo”.

Apuntó Castro al respecto que “ella decía que luego no tuvo más contacto, que él quería seguir teniendo vínculo y ella no, cuando en realidad los mensajes no señalaban lo mismo. Fuimos al debate y luego de 5 días pudimos demostrar que Juan Pablo es inocente. Que la denuncia que había realizado la expareja era inconsistente y se contradecía en varias oportunidades, ella hizo la denuncia en la Comisaría, declaró en una audiencia y posteriormente en debate oral. Esas tres etapas fueron contradictorias con elementos probatorios”, puntualizó.

Reveló Castro que “quedó demostrado que tuvo relaciones. Que había sido un despecho de ella. Él no quería continuar con la relación y el preservativo habría sido voluntariamente colocado. Había pericia genética pero no había ADN dentro del preservativo, sí en el cuerpo porque las relaciones existieron y en ese marco pudimos demostrar la inocencia. Él siempre dijo que era inocente”, reiteró.

El abogado advirtió que “habíamos hablado con él porque podríamos haber tenido un fallo adverso y le dijimos que si así hubiese sido, que se quede tranquilo que íbamos a recurrir a mecanismos superiores de revertir la situación. Por suerte tuvimos un tribunal constituido por César Zaratiegui, Gustavo Castro y Sergio Piñeda quienes en forma objetiva y racional pudieron ver lo que queríamos explicar: que hubo un acto sexual entre dos personas, no era como decía la denunciante que él quería tener relaciones sino que ella lo buscaba, lo amenazaba, no se pudieron demostrar ataduras que decía haber tenido, eso genera marcas y no estaban”.

Datos

Y agregó: “Ella decía que él se reía y la había quemado con un cigarrillo, que le había pegado. Tenía lesiones visibles pero no se pudieron constatar que hayan sido del lugar del hecho. Declaró como testigo un vecino de Juan Pablo que había tenido ya situaciones de violencia con esta persona. Ella padecía problemas psiquiátricos, tomaba medicamentos y lo mezclaba con alcohol. Al vecino también lo insultaba. En el debate lo negó. Todo esto se pudo probar”, manifestó.

Explicó el defensor que “cuando se hizo la denuncia hicieron un allanamiento con detención. Se encontraron elementos que no nos jugaban a favor: él es soltero, tenía preservativos en su casa y fueron usados por Fiscalía para decir que eran de su propiedad. La expareja le decía también que él era gay y previo al acto sexual le decía que si no lo hacía le iba a decir a su jefe que se acostaba con su amigo. Lo que pudimos demostrar es que la extorsión venía de la otra parte”.

Castro reiteró que Juan Pablo “declaró siempre lo mismo. Puntos y comas exactos. La falta de coherencia por parte de la denunciante fue contundente. En todas estas etapas son difíciles de probar. Pasa entre dos personas y entre cuatro paredes. Pero en el caso de Juan Pablo con lo que había no habría que haberlo detenido. Tenía arraigo ni actividad previa ni otras denuncias”.

Apuntó el abogado que “quedó claro que la denunciante mintió. La absolución la basaron en la duda razonable. Lo que se peleaba era si hubo consentimiento o no. Ambas partes reconocieron que habían estado esa noche. Él siempre mantuvo su inocencia. La primera vez que lo vi me dijo: `Soy inocente´. Esas cosas son importantes, hay que escuchar al imputado. Con Rodrigo Miquelarena decimos lo mismo: más allá de las cuestiones técnicas y el analisis de causa es importante la colaboración del imputado y la familia para lograr un éxito jurídico. Para nosotros mintió desde un comienzo. Hay varios casos con la misma situación que están en trámite”.

“Los días no pasaban más”

Juan Pablo Perez contó cada minuto que estuvo en la cárcel. Lo tiene grabado en su mente: 1 año, 6 meses y 1 semana. “Los días no pasaban más” dijo en su relato con Jornada. Admitió que nunca pensó que su expareja iba a hacer una denuncia de esas características, acusándolo de uno de los delitos más graves: el de violación. “Nunca esperé que haga algo así. Habíamos discutido. Pero jamás le pegué y ella no había llegado a un extremo así” dijo, a la vez que aseguró no estar sorprendido por su absolución porque “siempre supe que soy inocente. Lo dije siempre”.

Pérez reveló que su ex “fue a la empresa donde trabaja yo. Fue a hablar con mi jefe y por lo que me dijeron, porque yo no la vi, en estado de ebriedad, estaba como loca y la mandaron a la Comisaría de la Mujer. No la vi cuando fue a buscarme” recordó al remontarse al día de la denuncia.

Aseguró que “estuvimos como 3 años juntos, el último no convivíamos. Nos veíamos pero ya no convivíamos”.

La inserción social de Juan Pablo no será nada fácil. Tiene que empezar de nuevo y asegura que su vida quedó destruida. “Perdí trabajo, auto y no tengo medidor de luz. Tengo que pagar como $ 35 mil de luz de un inquilino anterior que se fue. Me destruyó la vida. Perdí casi dos años de mi vida, económicamente igual. Conviví en la cárcel con gente que sí es culpable de otros delitos. Fue muy difícil”.

Su inocencia no estuvo en tela de juicio en su entorno íntimo. “Todos saben que era mentira. Desde el primer momento. Todos mis amigos y familia me creyó que no soy capaz de pegarle a una mujer o abusarla. En la justicia nadie me creía, sólo mi gente. El resto no. Ni los policías de adentro, ni los abogados, todos decían que yo era culpable. Hasta mi propio abogado de ese momento quería que me haga cargo para que me disminuyan la condena. Pero yo le dije que no lo iba a hacer porque yo no hice nada. Yo soy inocente”.

Para finalizar, reiteró: “Tengo que reconstruir mi vida, empezar mi vida. Perdí mucho tiempo y dinero. Ahora estoy en rojo, con deudas y tengo que empezar a trabajar como pueda”.

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28 FEB 2021 - 19:47

Juan Pablo Pérez tiene 37 años. Su expareja lo denunció por violación. Estuvo 1 año, 6 meses y 1 semana en la cárcel. El 10 de febrero fue absuelto en un juicio. Él siempre dijo ser inocente.

“Mi vida se destruyó, perdí todo, lo material y el trabajo, también tengo deudas”, dijo en una entrevista con Jornada. “Quedó claro que la denunciante mintió” agregó Martín Castro, quien junto a su colega Rodrigo Miquelarena ejercieron la defensa de Pérez.

Castro, ante la mirada atenta de su cliente, explicó que “a Juan Pablo se le imputó abuso sexual agravado por acceso carnal en contra de su expareja. Las declaraciones de la mujer señalaban que había tenido relaciones sexuales. Era cierto pero que en ningún momento había habido una situación de violencia de género y el acto había consentido”, indicó.

Explicó el letrado que “tenemos dos personas: una que denuncia que dice ser violada y el imputado que dice que tuvo relaciones consentidas. Dentro de ese marco nos encontramos con elementos periciales”.

“Cuando se le hace la pericia ginecológica a la mujer le habían extraído de su cavidad genital un preservativo. Nos llamó la atención porque el preservativo estaba cerrado, no estaba desplegado. Nuestro asistido dijo que no se había protegido en el acto, no lo había usado. Había lesiones que hacía referencia la mujer como golpes. Decía que la habían atado, todo esto hacía que se tratara de un hecho muy difícil para trabajar, máxime la consideración de no tener elementos probatorios para ofrecer. Había una pericia telefónica que fue importante para resolver el caso y se falla a favor de Juan Pablo”.

Apuntó Castro al respecto que “ella decía que luego no tuvo más contacto, que él quería seguir teniendo vínculo y ella no, cuando en realidad los mensajes no señalaban lo mismo. Fuimos al debate y luego de 5 días pudimos demostrar que Juan Pablo es inocente. Que la denuncia que había realizado la expareja era inconsistente y se contradecía en varias oportunidades, ella hizo la denuncia en la Comisaría, declaró en una audiencia y posteriormente en debate oral. Esas tres etapas fueron contradictorias con elementos probatorios”, puntualizó.

Reveló Castro que “quedó demostrado que tuvo relaciones. Que había sido un despecho de ella. Él no quería continuar con la relación y el preservativo habría sido voluntariamente colocado. Había pericia genética pero no había ADN dentro del preservativo, sí en el cuerpo porque las relaciones existieron y en ese marco pudimos demostrar la inocencia. Él siempre dijo que era inocente”, reiteró.

El abogado advirtió que “habíamos hablado con él porque podríamos haber tenido un fallo adverso y le dijimos que si así hubiese sido, que se quede tranquilo que íbamos a recurrir a mecanismos superiores de revertir la situación. Por suerte tuvimos un tribunal constituido por César Zaratiegui, Gustavo Castro y Sergio Piñeda quienes en forma objetiva y racional pudieron ver lo que queríamos explicar: que hubo un acto sexual entre dos personas, no era como decía la denunciante que él quería tener relaciones sino que ella lo buscaba, lo amenazaba, no se pudieron demostrar ataduras que decía haber tenido, eso genera marcas y no estaban”.

Datos

Y agregó: “Ella decía que él se reía y la había quemado con un cigarrillo, que le había pegado. Tenía lesiones visibles pero no se pudieron constatar que hayan sido del lugar del hecho. Declaró como testigo un vecino de Juan Pablo que había tenido ya situaciones de violencia con esta persona. Ella padecía problemas psiquiátricos, tomaba medicamentos y lo mezclaba con alcohol. Al vecino también lo insultaba. En el debate lo negó. Todo esto se pudo probar”, manifestó.

Explicó el defensor que “cuando se hizo la denuncia hicieron un allanamiento con detención. Se encontraron elementos que no nos jugaban a favor: él es soltero, tenía preservativos en su casa y fueron usados por Fiscalía para decir que eran de su propiedad. La expareja le decía también que él era gay y previo al acto sexual le decía que si no lo hacía le iba a decir a su jefe que se acostaba con su amigo. Lo que pudimos demostrar es que la extorsión venía de la otra parte”.

Castro reiteró que Juan Pablo “declaró siempre lo mismo. Puntos y comas exactos. La falta de coherencia por parte de la denunciante fue contundente. En todas estas etapas son difíciles de probar. Pasa entre dos personas y entre cuatro paredes. Pero en el caso de Juan Pablo con lo que había no habría que haberlo detenido. Tenía arraigo ni actividad previa ni otras denuncias”.

Apuntó el abogado que “quedó claro que la denunciante mintió. La absolución la basaron en la duda razonable. Lo que se peleaba era si hubo consentimiento o no. Ambas partes reconocieron que habían estado esa noche. Él siempre mantuvo su inocencia. La primera vez que lo vi me dijo: `Soy inocente´. Esas cosas son importantes, hay que escuchar al imputado. Con Rodrigo Miquelarena decimos lo mismo: más allá de las cuestiones técnicas y el analisis de causa es importante la colaboración del imputado y la familia para lograr un éxito jurídico. Para nosotros mintió desde un comienzo. Hay varios casos con la misma situación que están en trámite”.

“Los días no pasaban más”

Juan Pablo Perez contó cada minuto que estuvo en la cárcel. Lo tiene grabado en su mente: 1 año, 6 meses y 1 semana. “Los días no pasaban más” dijo en su relato con Jornada. Admitió que nunca pensó que su expareja iba a hacer una denuncia de esas características, acusándolo de uno de los delitos más graves: el de violación. “Nunca esperé que haga algo así. Habíamos discutido. Pero jamás le pegué y ella no había llegado a un extremo así” dijo, a la vez que aseguró no estar sorprendido por su absolución porque “siempre supe que soy inocente. Lo dije siempre”.

Pérez reveló que su ex “fue a la empresa donde trabaja yo. Fue a hablar con mi jefe y por lo que me dijeron, porque yo no la vi, en estado de ebriedad, estaba como loca y la mandaron a la Comisaría de la Mujer. No la vi cuando fue a buscarme” recordó al remontarse al día de la denuncia.

Aseguró que “estuvimos como 3 años juntos, el último no convivíamos. Nos veíamos pero ya no convivíamos”.

La inserción social de Juan Pablo no será nada fácil. Tiene que empezar de nuevo y asegura que su vida quedó destruida. “Perdí trabajo, auto y no tengo medidor de luz. Tengo que pagar como $ 35 mil de luz de un inquilino anterior que se fue. Me destruyó la vida. Perdí casi dos años de mi vida, económicamente igual. Conviví en la cárcel con gente que sí es culpable de otros delitos. Fue muy difícil”.

Su inocencia no estuvo en tela de juicio en su entorno íntimo. “Todos saben que era mentira. Desde el primer momento. Todos mis amigos y familia me creyó que no soy capaz de pegarle a una mujer o abusarla. En la justicia nadie me creía, sólo mi gente. El resto no. Ni los policías de adentro, ni los abogados, todos decían que yo era culpable. Hasta mi propio abogado de ese momento quería que me haga cargo para que me disminuyan la condena. Pero yo le dije que no lo iba a hacer porque yo no hice nada. Yo soy inocente”.

Para finalizar, reiteró: “Tengo que reconstruir mi vida, empezar mi vida. Perdí mucho tiempo y dinero. Ahora estoy en rojo, con deudas y tengo que empezar a trabajar como pueda”.


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