La lucha de Jorge contra la artrogriposis múltiple congénita

Jorge Acuipil, tiene 31 años, es de Trelew y nació con “artrogriposis múltiple congénita”, trastornos caracterizados por contracturas congénitas de las extremidades. Esta enfermedad lo ha llevado a tener varias operaciones, luchar por aceptar su diagnóstico y la cuarentena lo ha complicado aún más. Hoy en JornadaPlay te contamos la historia de Jorge y su lucha por conseguir un trabajo digno.

05 MAY 2021 - 11:24 | Actualizado

Jorge Acuipil, aprendió a luchar contra todo pronóstico desde chico. Una enfermedad le afecta los huesos desde que nació, hace 31 años. Renguea por una malformación en la rodilla. Y un fuerte dolor lo ataca por las coyunturas en la cadera, incluso las manos.

Fue tratado en Buenos Aires en cinco oportunidades. Para la junta médica la solución al problema resultaba de una compleja intervención. A Jorge no le importó la oferta. Salió del hospital, juntó su ropa y se volvió para Trelew.

“Me dijeron en su momento que si me operaban de la rodilla y la cadera no me aseguraban que yo volviera a caminar. Lo pensé en soledad un momento y decidí no operarme. De todas formas, yo tendría que haber seguido viajando a Buenos Aires, pero mi mamá, que era la que siempre me acompañaba, se enfermó y no pude viajar más”.

La asistencia del Estado para Jorge se traduce en una pensión no contributiva, pero la ayuda no alcanzara a solventar los gastos de una persona con discapacidades, por eso Jorge lucha por encontrar un trabajo: “Desearía poder desarrollarme. Hice cursos de panadería, herrería, y peluquería. Siempre me expresé con la música. Cantando y tocando el teclado”.

“Cuando era chico me costaba asumir la enfermedad. Cuando fui creciendo, en cambio, lo asumí y hoy en día me siento bien conmigo”.

05 MAY 2021 - 11:24

Jorge Acuipil, aprendió a luchar contra todo pronóstico desde chico. Una enfermedad le afecta los huesos desde que nació, hace 31 años. Renguea por una malformación en la rodilla. Y un fuerte dolor lo ataca por las coyunturas en la cadera, incluso las manos.

Fue tratado en Buenos Aires en cinco oportunidades. Para la junta médica la solución al problema resultaba de una compleja intervención. A Jorge no le importó la oferta. Salió del hospital, juntó su ropa y se volvió para Trelew.

“Me dijeron en su momento que si me operaban de la rodilla y la cadera no me aseguraban que yo volviera a caminar. Lo pensé en soledad un momento y decidí no operarme. De todas formas, yo tendría que haber seguido viajando a Buenos Aires, pero mi mamá, que era la que siempre me acompañaba, se enfermó y no pude viajar más”.

La asistencia del Estado para Jorge se traduce en una pensión no contributiva, pero la ayuda no alcanzara a solventar los gastos de una persona con discapacidades, por eso Jorge lucha por encontrar un trabajo: “Desearía poder desarrollarme. Hice cursos de panadería, herrería, y peluquería. Siempre me expresé con la música. Cantando y tocando el teclado”.

“Cuando era chico me costaba asumir la enfermedad. Cuando fui creciendo, en cambio, lo asumí y hoy en día me siento bien conmigo”.


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