Arnaldo: el mecánico de Dolavon
Dolavon celebró sus 102 años y JornadaPlay llegó hasta la localidad para conocer historias de pobladores nacidos y criados en la zona. Arnaldo García es oriundo de la localidad. Solo partió tres años a Santa Fe para formarse como mecánico y luego volver a su pueblo natal. Hoy en JornadaPlay la historia del mecánico de Dolavon, sus anécdotas, su vida y su familia.
Su nombre es Arnaldo García y todos lo conocen como “el mecánico de Dolavon”. Tiene 87 años, pero arregla máquinas desde los 13. Empezó como ayudante en un taller de autos. “Dolavon siempre fue un pueblo chico pero muy agradable para vivir. Como dije siempre: 'Pueblo chico, infierno grande'. Eso había que aceptarlo, no había más remedio”.
“A los quince años viajé a San Jorge, un pueblo en la provincia de Santa Fe. En ese tiempo, le aconsejaron a mi abuelo que me mandara porque había unos ingenieros italianos que eran mecánicos que venían a poner una fábrica de vidrio: cosa que no tenía nada que ver, pero en realidad eran ingenieros mecánicos. Ellos me enseñaron la parte de mecánica y después aprendí tornería”.
Abrió un taller y trabajó como tornero en las obras de pavimento de la Ruta nacional N° 25, en una época donde el suministro de repuestos era el mayor desafío. “Dentro de la desgracia que fue la muerte de mi abuelo, tuve la suerte que me dejó plata para que hiciera un galpón. Abrí el negocio a los 18 años. Todos creían que no iba a durar porque era muy joven. Resulta que me sobrepasó el trabajo desde aquel entonces. Incluso hasta el día de hoy tengo la suerte de poder seguir trabajando. Yo atendí a toda la gente que iba o venía de Esquel, haciendo trabajos de mecánica y tornería”.
El oficio lo aprendió de noche, con un generador a nafta con el que movía un torno y un centrifugador: “Entonces el pueblo no tenía corriente”, recordó: “En la calle había una usina particular que daba luz a la noche, nada más”. Así fue durante diez años, hasta que 1962 fundó la cooperativa. “La única satisfacción grande que me queda hoy es haber sido uno de los fundadores. El único que queda vivo. El año 1958 la empezamos a construir y en 1962 logramos ponerla en funcionamiento”, contó Arnaldo.
Su nombre es Arnaldo García y todos lo conocen como “el mecánico de Dolavon”. Tiene 87 años, pero arregla máquinas desde los 13. Empezó como ayudante en un taller de autos. “Dolavon siempre fue un pueblo chico pero muy agradable para vivir. Como dije siempre: 'Pueblo chico, infierno grande'. Eso había que aceptarlo, no había más remedio”.
“A los quince años viajé a San Jorge, un pueblo en la provincia de Santa Fe. En ese tiempo, le aconsejaron a mi abuelo que me mandara porque había unos ingenieros italianos que eran mecánicos que venían a poner una fábrica de vidrio: cosa que no tenía nada que ver, pero en realidad eran ingenieros mecánicos. Ellos me enseñaron la parte de mecánica y después aprendí tornería”.
Abrió un taller y trabajó como tornero en las obras de pavimento de la Ruta nacional N° 25, en una época donde el suministro de repuestos era el mayor desafío. “Dentro de la desgracia que fue la muerte de mi abuelo, tuve la suerte que me dejó plata para que hiciera un galpón. Abrí el negocio a los 18 años. Todos creían que no iba a durar porque era muy joven. Resulta que me sobrepasó el trabajo desde aquel entonces. Incluso hasta el día de hoy tengo la suerte de poder seguir trabajando. Yo atendí a toda la gente que iba o venía de Esquel, haciendo trabajos de mecánica y tornería”.
El oficio lo aprendió de noche, con un generador a nafta con el que movía un torno y un centrifugador: “Entonces el pueblo no tenía corriente”, recordó: “En la calle había una usina particular que daba luz a la noche, nada más”. Así fue durante diez años, hasta que 1962 fundó la cooperativa. “La única satisfacción grande que me queda hoy es haber sido uno de los fundadores. El único que queda vivo. El año 1958 la empezamos a construir y en 1962 logramos ponerla en funcionamiento”, contó Arnaldo.