Enfermera al frente

Lidera el equipo de enfermeros que aplica la dosis contra el coronavirus en los gimnasios 1 y 3. Se emociona cuando habla de sus compañeros y recuerda el inicio del operativo, cuando pocos se animaban a inocularse y ella dio el ejemplo. “Hay que evitar que el Covid se siga llevando gente”, dijo.

20 JUN 2021 - 17:47 | Actualizado

Por Lorena Leeming

Es muy emocionante el acto de colocar la vacuna y también la emoción de recibirla. Esta pandemia se llevó mucha gente y hay que evitarlo”. Así resumió su trabajo y su sentimiento Jimena Maldonado. Es la jefa del Operativo Vacunación contra Covid-19 en Trelew. Abrió su corazón y relató el día a día de su profesión.

Tiene 44 años, nació en Lago Puelo, estudió en Comodoro Rivadavia, es mamá de 2 jóvenes (de 13 y 28 años) y se emociona hasta las lágrimas cuando se refiere al eslabón imprescindible en el que se convirtió junto a sus colegas en la lucha diaria de combatir la pandemia: colocar vacunas. “Rescato la labor de mis compañeros, hay que estar en todo y lo están a full”.

Hizo una pausa en su tarea cotidiana para hablar con este diario. Tiene un perfil muy bajo. Su fuerte es su vocación: la enfermería. Y lo que considera su debilidad: la vacunación. No para. Desde que los gimnasios 1 y 3 se abren cada día para las personas que recibirán sus dosis, su vida se convierte en un sube y baja de emociones. Desde resolver situaciones como personas que se quejan por algún error de inscripción, por la espera u otro problema hasta los que aplauden, lloran y les agradecen con el corazón tener en su brazo la seguridad de estar más protegidos. Se siente y se palpa.

“Comenzamos con el operativo en el Gimnasio N°1 la última semana de febrero de 2021. Luego se sumó el gimnasio N°3. Empezamos con 300 dosis. Ahora estamos en 1.500 dosis por día entre los dos. Se agregó el horario de mañana en el gimnasio 3”, explicó.

Es licenciada en Enfermería y su esfuerzo la enorgullece. Se entusiasma al referirse a sus orígenes y no deja al azar ningún detalle de su historia personal. “Vengo de la Cordillera. Estudié allí la primaria y secundaria. Luego, por los años de la carrera, me fui a estudiar a Comodoro. Conocí a mi pareja que es también enfermero y de Trelew. Por eso nos vinimos. Inicié mi actividad en el sistema, en Rawson. Estuve allá 3 años, luego nació mi hijo que hoy tiene 13 años. Tengo otro de 28 años, lo tuve de muy joven. Pedí el pase acá porque el más chico arrancaba la primaria”, recordó.

Lleva 11 años de profesión?. “Siempre estuve en atención primaria. Pero vacunación es mi debilidad. En Trelew comencé a trabajar en el Centro de Salud Gwenda Williams (barrio Don Bosco), estuve 3 años y luego me ofrecieron la supervisión de Enfermería del Área Externa. El año pasado me retiré e inicié con el trabajo en Vacunación. Me fui porque necesitaba un cambio laboral pero nunca me imaginé que la vacuna contra Covid-19 iba a estar tan pronto Y me ofrecieron hacerme cargo de coordinar ambos gimnasios”.

La labor diaria no es sencilla y sobra adrenalina, atención permanente y dependencia continua ante situaciones que surgen a cada minuto. “Mis compañeros son de fierro”.

Las lágrimas le impiden seguir. Respira hondo y vuelve a agradecer a todo el personal de Enfermería. “Sinceramente estoy muy emocionada. Esta pandemia, se llevó mucha gente y hay que evitarlo”.

Aceitar el trabajo no fue nada fácil. “Cuando llegaron las vacunas éramos como conejillo de Indias. Fui una de las primeras que la recibí. Como creo en las vacunas, es bueno que uno lo experimente. Al principio nadie quería vacunarse. Fue en Navidad y Año Nuevo. El mito era que no se podía tomar”, sonríe. “Luego se concientizó a la gente que se debería vacunar”.

Los sinsabores, las discusiones y los malos momentos ante miles de personas que van cada día por su dosis son parte de la tarea que Jimena tiene liderar. “Es una pelea interna con uno mismo. Uno quisiera vacunar a todo el mundo. Muchos vienen a preguntar, otros explican por qué la necesitan. En un principio se debió priorizar a la gente de mayor edad. Era estricto. Como así también a las personas con factores de riesgo con certificado médico y personal de Salud. Eso nos limitaba y nos angustiaba porque había que decirle que no a quien se quería vacunar y no formaba parte de estos grupos. Ahora es distinto”.

Jimena mira al futuro y ensaya cómo recordará estos meses. “Va a ser un recuerdo hermoso. Histórico para contárselo a mis nietos si alguna vez los tengo. Es una experiencia hermosa y más si podemos parar esta enfermedad. Será emocionante contarlo algún día”.

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Las más leídas

20 JUN 2021 - 17:47

Por Lorena Leeming

Es muy emocionante el acto de colocar la vacuna y también la emoción de recibirla. Esta pandemia se llevó mucha gente y hay que evitarlo”. Así resumió su trabajo y su sentimiento Jimena Maldonado. Es la jefa del Operativo Vacunación contra Covid-19 en Trelew. Abrió su corazón y relató el día a día de su profesión.

Tiene 44 años, nació en Lago Puelo, estudió en Comodoro Rivadavia, es mamá de 2 jóvenes (de 13 y 28 años) y se emociona hasta las lágrimas cuando se refiere al eslabón imprescindible en el que se convirtió junto a sus colegas en la lucha diaria de combatir la pandemia: colocar vacunas. “Rescato la labor de mis compañeros, hay que estar en todo y lo están a full”.

Hizo una pausa en su tarea cotidiana para hablar con este diario. Tiene un perfil muy bajo. Su fuerte es su vocación: la enfermería. Y lo que considera su debilidad: la vacunación. No para. Desde que los gimnasios 1 y 3 se abren cada día para las personas que recibirán sus dosis, su vida se convierte en un sube y baja de emociones. Desde resolver situaciones como personas que se quejan por algún error de inscripción, por la espera u otro problema hasta los que aplauden, lloran y les agradecen con el corazón tener en su brazo la seguridad de estar más protegidos. Se siente y se palpa.

“Comenzamos con el operativo en el Gimnasio N°1 la última semana de febrero de 2021. Luego se sumó el gimnasio N°3. Empezamos con 300 dosis. Ahora estamos en 1.500 dosis por día entre los dos. Se agregó el horario de mañana en el gimnasio 3”, explicó.

Es licenciada en Enfermería y su esfuerzo la enorgullece. Se entusiasma al referirse a sus orígenes y no deja al azar ningún detalle de su historia personal. “Vengo de la Cordillera. Estudié allí la primaria y secundaria. Luego, por los años de la carrera, me fui a estudiar a Comodoro. Conocí a mi pareja que es también enfermero y de Trelew. Por eso nos vinimos. Inicié mi actividad en el sistema, en Rawson. Estuve allá 3 años, luego nació mi hijo que hoy tiene 13 años. Tengo otro de 28 años, lo tuve de muy joven. Pedí el pase acá porque el más chico arrancaba la primaria”, recordó.

Lleva 11 años de profesión?. “Siempre estuve en atención primaria. Pero vacunación es mi debilidad. En Trelew comencé a trabajar en el Centro de Salud Gwenda Williams (barrio Don Bosco), estuve 3 años y luego me ofrecieron la supervisión de Enfermería del Área Externa. El año pasado me retiré e inicié con el trabajo en Vacunación. Me fui porque necesitaba un cambio laboral pero nunca me imaginé que la vacuna contra Covid-19 iba a estar tan pronto Y me ofrecieron hacerme cargo de coordinar ambos gimnasios”.

La labor diaria no es sencilla y sobra adrenalina, atención permanente y dependencia continua ante situaciones que surgen a cada minuto. “Mis compañeros son de fierro”.

Las lágrimas le impiden seguir. Respira hondo y vuelve a agradecer a todo el personal de Enfermería. “Sinceramente estoy muy emocionada. Esta pandemia, se llevó mucha gente y hay que evitarlo”.

Aceitar el trabajo no fue nada fácil. “Cuando llegaron las vacunas éramos como conejillo de Indias. Fui una de las primeras que la recibí. Como creo en las vacunas, es bueno que uno lo experimente. Al principio nadie quería vacunarse. Fue en Navidad y Año Nuevo. El mito era que no se podía tomar”, sonríe. “Luego se concientizó a la gente que se debería vacunar”.

Los sinsabores, las discusiones y los malos momentos ante miles de personas que van cada día por su dosis son parte de la tarea que Jimena tiene liderar. “Es una pelea interna con uno mismo. Uno quisiera vacunar a todo el mundo. Muchos vienen a preguntar, otros explican por qué la necesitan. En un principio se debió priorizar a la gente de mayor edad. Era estricto. Como así también a las personas con factores de riesgo con certificado médico y personal de Salud. Eso nos limitaba y nos angustiaba porque había que decirle que no a quien se quería vacunar y no formaba parte de estos grupos. Ahora es distinto”.

Jimena mira al futuro y ensaya cómo recordará estos meses. “Va a ser un recuerdo hermoso. Histórico para contárselo a mis nietos si alguna vez los tengo. Es una experiencia hermosa y más si podemos parar esta enfermedad. Será emocionante contarlo algún día”.


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