En un juicio abreviado, un mecánico de Puerto Madryn fue condenado por tenencia simple de cocaína a 3 años de prisión en suspenso, multa de $ 3.000 y el pago de las costas. Para prevenir nuevos delitos deberá presentarse cada mes en el Patronato de Liberados o en Prefectura Naval Argentina. Además deberá realizar un curso, estudio o práctica de al menos cien horas de asistencia a clases vinculado a mecánica automotor para su capacitación.
El condenado es padre de 5 hijos, dos de ellos menores. Vive en el barrio América. Le imputaban haber vendido droga entre el 8 de enero y el 9 de marzo de 2019 desde su domicilio. Presuntamente recibía frecuentes y cortas visitas de personas a quienes entregaba cocaína en el formato “kiosco”. También sospechaban de que as veces llevaba la droga a otro lugar de Madryn para el intercambio, en “delivery”. Según la acusación original, vendía a 50 metros de una plaza pública, a 100 metros del “Hogar Emanuel” de Niños y Adolescentes, de una cancha de futbol y de la Fundación Ceferino Namuncurá. Esto agravaba su conducta.
Pero la investigación no probó que el acusado haya vendido estupefacientes. En su casa le hallaron 9,50 gramos de cocaína y una balanza, cuya posesión justificó.
En su indagatoria, el condenado dijo que no vendía, sólo consumía. “En mi domicilio trabajo de manera particular, tengo un taller de chapa y pintura, también hago trabajos de mecánica integral (chasis, tren delantero, etcétera)”. Las visitas en su casa eran clientes que iban a pagarle, aseguró. “Les daba a pagar en cuotas, era gente del barrio, conocidos míos”. Sobre su cercanía a la canchita, aclaró que integra la comisión técnica de un equipo de fútbol. Y explicó que los rifles que le hallaron “son de aire comprimido, lo usábamos para ir al campo para cazar martinetas y para hacer escabeche, y la balanza de precisión es de mi señora, que la usa para las medidas de repostería”.
El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia consideró que la droga era escasa y que aunque superaba lo razonable para el consumo personal, no había evidencia de comercialización. Encarcelarlo “no resultaría la adecuada respuesta judicial para el caso” –dice el fallo- ya que los castigados serían sus hijos menores, pues perderían la fuente de subsistencia.
“La sentencia debería ser un severo llamado de atención y a la reflexión. Dijo ser consumidor de cocaína, pero también tener en la actualidad un ingreso económico que sólo rondaría los $ 7.000/8.000 mensuales. Su situación económica no es floreciente como para estar teniendo una adicción”, advirtió el TOF al dictar la sentencia.
En un juicio abreviado, un mecánico de Puerto Madryn fue condenado por tenencia simple de cocaína a 3 años de prisión en suspenso, multa de $ 3.000 y el pago de las costas. Para prevenir nuevos delitos deberá presentarse cada mes en el Patronato de Liberados o en Prefectura Naval Argentina. Además deberá realizar un curso, estudio o práctica de al menos cien horas de asistencia a clases vinculado a mecánica automotor para su capacitación.
El condenado es padre de 5 hijos, dos de ellos menores. Vive en el barrio América. Le imputaban haber vendido droga entre el 8 de enero y el 9 de marzo de 2019 desde su domicilio. Presuntamente recibía frecuentes y cortas visitas de personas a quienes entregaba cocaína en el formato “kiosco”. También sospechaban de que as veces llevaba la droga a otro lugar de Madryn para el intercambio, en “delivery”. Según la acusación original, vendía a 50 metros de una plaza pública, a 100 metros del “Hogar Emanuel” de Niños y Adolescentes, de una cancha de futbol y de la Fundación Ceferino Namuncurá. Esto agravaba su conducta.
Pero la investigación no probó que el acusado haya vendido estupefacientes. En su casa le hallaron 9,50 gramos de cocaína y una balanza, cuya posesión justificó.
En su indagatoria, el condenado dijo que no vendía, sólo consumía. “En mi domicilio trabajo de manera particular, tengo un taller de chapa y pintura, también hago trabajos de mecánica integral (chasis, tren delantero, etcétera)”. Las visitas en su casa eran clientes que iban a pagarle, aseguró. “Les daba a pagar en cuotas, era gente del barrio, conocidos míos”. Sobre su cercanía a la canchita, aclaró que integra la comisión técnica de un equipo de fútbol. Y explicó que los rifles que le hallaron “son de aire comprimido, lo usábamos para ir al campo para cazar martinetas y para hacer escabeche, y la balanza de precisión es de mi señora, que la usa para las medidas de repostería”.
El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia consideró que la droga era escasa y que aunque superaba lo razonable para el consumo personal, no había evidencia de comercialización. Encarcelarlo “no resultaría la adecuada respuesta judicial para el caso” –dice el fallo- ya que los castigados serían sus hijos menores, pues perderían la fuente de subsistencia.
“La sentencia debería ser un severo llamado de atención y a la reflexión. Dijo ser consumidor de cocaína, pero también tener en la actualidad un ingreso económico que sólo rondaría los $ 7.000/8.000 mensuales. Su situación económica no es floreciente como para estar teniendo una adicción”, advirtió el TOF al dictar la sentencia.