Médico de Cascos Blancos en Haití: Buscamos "garantizar el acceso libre y gratuito a la salud"

Tras el terremoto de 7.2 escala Richter que el 14 de agosto pasado sacudió la región suroeste de Haití y dejó al menos 2.207 víctimas fatales y 12.268 heridos, el jefe médico de la misión de Cascos Blancos de la Cancillería argentina en ese país, Néstor Moreno, contó a Télam cómo colaboraron durante los primeros días luego del sismo que además dejó hospitales, viviendas y calles derruidas: Buscamos "garantizar que las áreas críticas del hospital vuelvan a funcionar y también el acceso libre y gratuito a la salud".

05 SEP 2021 - 11:25 | Actualizado

Durante su estadía en la comuna de Corail, a 300 kilómetros de la capital de Haití, los 24 voluntarios del organismo creado en 1994 para diseñar y ejecutar asistencia humanitaria en todo el mundo, atendieron 120 personas promedio por día en una clínica ambulatoria que levantaron frente al Hospital Néstor Kirchner, construido por la Unasur, mientras era apuntalado y reacondicionado por los daños que causó la catástrofe.

- ¿Con qué escenario se encontraron?

Néstor Moreno: "Llegar y ver al hospital en esas condiciones fue un golpe duro, no estaba funcional. Se atendía afuera, hicimos un hospital tipo 1 ambulatorio. Atendimos 120 o 130 personas diarias. Hace una semana que no estaba funcionando y fuimos a cubrir esa demanda. Si bien atendimos muchas personas que fueron afectadas por el terremoto, la mayoría era una demanda insatisfecha del sistema de salud porque el hospital estaba inhabilitado. Ahora en el hospital ya hay áreas que están en funcionamiento, hay pediatras, traumatólogos y médicos generalistas".

- ¿Cumplieron las metas que se propusieron?

"Pudimos cumplir las metas e incluso un poco más. Pusimos en funcionamiento el hospital y garantizamos que las áreas críticas vuelvan a funcionar. Para nosotros garantizar a la población el acceso universal, libre y gratuito a la salud y la medicación, es un objetivo. Como argentinos, ante cada necesidad vemos la oportunidad de un derecho, eso fue la impronta que le dimos, más a un hospital que es emblemático, es la primer obra física financiada por la Unasur. Es como ir dejando capacidades instaladas a beneficio de las personas que menos oportunidades tienen".

- ¿Cómo fue recibida la ayuda por la población?

"Tuvimos un buen recibimiento. La gente trataba de aportarnos algo para que estemos mejor. Fue una relación bastante buena con la gente. Nuestra idea no es hacer un paliativo, sino tratar de dejar nuestra impronta y dejar capacidades instaladas. Haití tiene un sistema de salud muy particular, no es arancelado, hay muchas barreras que impiden la accesibilidad universal. Tuvimos reuniones con referentes de la zona, de directivos del hospital de Haití y referentes de salud de Corail. Les propusimos armar un consejo, una comisión médica para garantizar la accesibilidad y la gratuidad de las atenciones.

- ¿Cómo fue la estadía en un país tan convulsionado social y políticamente como es Haití?

"Dormíamos en un campamento que estaba situado en el patio de una escuela. Al principio teníamos miedo, pero al empezar a relacionarnos con la comunidad, al ser tan agradecida, nos brindó muchísima seguridad. Se trataba de una ambiente raro, inusual. Fue uno de los motivos por los que tuvimos la compañía del embajador argentino en Haití, César Faes. Tuvimos una custodia permanente de la gendarmería argentina que está trabajando acá. Hay áreas en Haití que son bastante oscuras, gracias a la comunidad nos movimos de manera segura".

- La OMS advirtió que la situación actual podría provocar un rebrote de la Covid-19. ¿Hubo tensión por las demandas tras el terremoto y las originadas por el coronavirus?

"Viajamos con todas las normas de seguridad, fuimos testeados, viajamos en una burbuja. Vinimos a ayudar, tuvimos los cuidados desde el inicio. Desde el área de triage se recepcionaban bien los pacientes. No hay muchos casos de Covid. Seguramente hay un subregistro, eso nos obligaba a tomar las medidas de cuidado. Pero en Corail no vimos que la demanda sea por patologías febriles respiratorias que uno podría asociar al Covid".

05 SEP 2021 - 11:25

Durante su estadía en la comuna de Corail, a 300 kilómetros de la capital de Haití, los 24 voluntarios del organismo creado en 1994 para diseñar y ejecutar asistencia humanitaria en todo el mundo, atendieron 120 personas promedio por día en una clínica ambulatoria que levantaron frente al Hospital Néstor Kirchner, construido por la Unasur, mientras era apuntalado y reacondicionado por los daños que causó la catástrofe.

- ¿Con qué escenario se encontraron?

Néstor Moreno: "Llegar y ver al hospital en esas condiciones fue un golpe duro, no estaba funcional. Se atendía afuera, hicimos un hospital tipo 1 ambulatorio. Atendimos 120 o 130 personas diarias. Hace una semana que no estaba funcionando y fuimos a cubrir esa demanda. Si bien atendimos muchas personas que fueron afectadas por el terremoto, la mayoría era una demanda insatisfecha del sistema de salud porque el hospital estaba inhabilitado. Ahora en el hospital ya hay áreas que están en funcionamiento, hay pediatras, traumatólogos y médicos generalistas".

- ¿Cumplieron las metas que se propusieron?

"Pudimos cumplir las metas e incluso un poco más. Pusimos en funcionamiento el hospital y garantizamos que las áreas críticas vuelvan a funcionar. Para nosotros garantizar a la población el acceso universal, libre y gratuito a la salud y la medicación, es un objetivo. Como argentinos, ante cada necesidad vemos la oportunidad de un derecho, eso fue la impronta que le dimos, más a un hospital que es emblemático, es la primer obra física financiada por la Unasur. Es como ir dejando capacidades instaladas a beneficio de las personas que menos oportunidades tienen".

- ¿Cómo fue recibida la ayuda por la población?

"Tuvimos un buen recibimiento. La gente trataba de aportarnos algo para que estemos mejor. Fue una relación bastante buena con la gente. Nuestra idea no es hacer un paliativo, sino tratar de dejar nuestra impronta y dejar capacidades instaladas. Haití tiene un sistema de salud muy particular, no es arancelado, hay muchas barreras que impiden la accesibilidad universal. Tuvimos reuniones con referentes de la zona, de directivos del hospital de Haití y referentes de salud de Corail. Les propusimos armar un consejo, una comisión médica para garantizar la accesibilidad y la gratuidad de las atenciones.

- ¿Cómo fue la estadía en un país tan convulsionado social y políticamente como es Haití?

"Dormíamos en un campamento que estaba situado en el patio de una escuela. Al principio teníamos miedo, pero al empezar a relacionarnos con la comunidad, al ser tan agradecida, nos brindó muchísima seguridad. Se trataba de una ambiente raro, inusual. Fue uno de los motivos por los que tuvimos la compañía del embajador argentino en Haití, César Faes. Tuvimos una custodia permanente de la gendarmería argentina que está trabajando acá. Hay áreas en Haití que son bastante oscuras, gracias a la comunidad nos movimos de manera segura".

- La OMS advirtió que la situación actual podría provocar un rebrote de la Covid-19. ¿Hubo tensión por las demandas tras el terremoto y las originadas por el coronavirus?

"Viajamos con todas las normas de seguridad, fuimos testeados, viajamos en una burbuja. Vinimos a ayudar, tuvimos los cuidados desde el inicio. Desde el área de triage se recepcionaban bien los pacientes. No hay muchos casos de Covid. Seguramente hay un subregistro, eso nos obligaba a tomar las medidas de cuidado. Pero en Corail no vimos que la demanda sea por patologías febriles respiratorias que uno podría asociar al Covid".


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