La Ballena Franca es fundamental para el ecosistema del mar Argentino

La organización ambientalista Greenpeace destacó hoy el rol que este cetáceo cumple en el equilibrio ecosistémico del mar Argentino, en el marco del día de la Ballena Franca Austral que se celebra el 25 de septiembre.

24 SEP 2021 - 15:09 | Actualizado

Luisina Vueso, coordinadora de la Campaña de Océanos de Geenpeace señaló que "la ballena Franca Austral es una de las especies icónicas del mar Argentino y que desde hace más de tres décadas fue declarada Monumento Natural Nacional, lo que implica que su estado de protección debe ser absoluto, y debe alcanzar a las zonas de alimentación, de cría y de tránsito".

Por su parte, César Gribaudo del Museo Educativo Patagónico, sostiene que la ballena Franca Austral es como un "parque nacional ambulante".

La Ballena Franca es el mamífero de mayor tamaño que habita el mar Argentina. Es un cetáceo de la familia Balaenidae propia del hemisferio sur y vive entre 50 y 100 años.

Cada individuo es único, especial e irrepetible. Son identificados por las callosidades (piel engrosada) que cubren su cabeza y funcionan como huellas dactilares que identifican a cada animal durante toda la vida.

Se considera que los saltos y golpes en el agua que suelen dar con sus aletas y cola tendrían una función de comunicación o de juego.

Greenpeace recordó que las ballenas y otros grandes cetáceos "cumplen un rol fundamental para los océanos, ya que capturan el CO2 de la superficie y lo almacenan en las profundidades. Cada ballena secuestra aproximadamente 33 toneladas de carbono para almacenarlas luego en el lecho marino".

Son verdaderas "ingenieras de ecosistemas", ya que redistribuyen nutrientes a través del océano. Por medio de sus heces fertilizan el océano. Esto tiene un efecto multiplicador en el fitoplancton, lo que impacta en un aumento de la productividad de las aguas, la fotosíntesis, y en definitiva, la generación de oxígeno, explican desde Greenpeace.

Las costas argentinas son consideradas la zona de cría más importante del hemisferio sur, dado que allí se acercan para amamantar y cuidar a sus crías en sus primeros meses de vida.

La ballena franca es una especie solitaria. Sin embargo, el vínculo de las madres y su ballenato es el lazo familiar más fuerte que mantienen. La cría acompaña a su madre durante un año, de la cual aprende las rutas migratorias y las zonas de alimentación predilectas y suelen regresar todos los años al sitio dónde se criaron.

Según la organización, pese a cumplir un rol vital para la salud oceánica, la ballena Franca Austral enfrenta una inminente amenaza por el desarrollo de proyectos petroleros offshore en el mar Argentino.

La exploración sísmica, que se realiza para obtener mayor información de las zonas en las que se realizará la exploración offshore, genera bombardeos acústicos constantes que cubren un área de más de 300,000 km2.

"Estos estruendos provocan afecciones en el sistema físico y conductual de los cetáceos", explicó Vueso y precisó que "las consecuencias pueden ser estrés, cambios en las vocalizaciones, desplazamiento de hábitats importantes para apareamiento o de alimentación por evitación del ruido, lesiones masivas, muerte por ahogamiento y varamiento".

"Es vital que Argentina frene el avance de estos proyectos offshore para asegurar un ambiente y un clima sano, y para proteger a nuestra biodiversidad marina", concluyó Vueso.

24 SEP 2021 - 15:09

Luisina Vueso, coordinadora de la Campaña de Océanos de Geenpeace señaló que "la ballena Franca Austral es una de las especies icónicas del mar Argentino y que desde hace más de tres décadas fue declarada Monumento Natural Nacional, lo que implica que su estado de protección debe ser absoluto, y debe alcanzar a las zonas de alimentación, de cría y de tránsito".

Por su parte, César Gribaudo del Museo Educativo Patagónico, sostiene que la ballena Franca Austral es como un "parque nacional ambulante".

La Ballena Franca es el mamífero de mayor tamaño que habita el mar Argentina. Es un cetáceo de la familia Balaenidae propia del hemisferio sur y vive entre 50 y 100 años.

Cada individuo es único, especial e irrepetible. Son identificados por las callosidades (piel engrosada) que cubren su cabeza y funcionan como huellas dactilares que identifican a cada animal durante toda la vida.

Se considera que los saltos y golpes en el agua que suelen dar con sus aletas y cola tendrían una función de comunicación o de juego.

Greenpeace recordó que las ballenas y otros grandes cetáceos "cumplen un rol fundamental para los océanos, ya que capturan el CO2 de la superficie y lo almacenan en las profundidades. Cada ballena secuestra aproximadamente 33 toneladas de carbono para almacenarlas luego en el lecho marino".

Son verdaderas "ingenieras de ecosistemas", ya que redistribuyen nutrientes a través del océano. Por medio de sus heces fertilizan el océano. Esto tiene un efecto multiplicador en el fitoplancton, lo que impacta en un aumento de la productividad de las aguas, la fotosíntesis, y en definitiva, la generación de oxígeno, explican desde Greenpeace.

Las costas argentinas son consideradas la zona de cría más importante del hemisferio sur, dado que allí se acercan para amamantar y cuidar a sus crías en sus primeros meses de vida.

La ballena franca es una especie solitaria. Sin embargo, el vínculo de las madres y su ballenato es el lazo familiar más fuerte que mantienen. La cría acompaña a su madre durante un año, de la cual aprende las rutas migratorias y las zonas de alimentación predilectas y suelen regresar todos los años al sitio dónde se criaron.

Según la organización, pese a cumplir un rol vital para la salud oceánica, la ballena Franca Austral enfrenta una inminente amenaza por el desarrollo de proyectos petroleros offshore en el mar Argentino.

La exploración sísmica, que se realiza para obtener mayor información de las zonas en las que se realizará la exploración offshore, genera bombardeos acústicos constantes que cubren un área de más de 300,000 km2.

"Estos estruendos provocan afecciones en el sistema físico y conductual de los cetáceos", explicó Vueso y precisó que "las consecuencias pueden ser estrés, cambios en las vocalizaciones, desplazamiento de hábitats importantes para apareamiento o de alimentación por evitación del ruido, lesiones masivas, muerte por ahogamiento y varamiento".

"Es vital que Argentina frene el avance de estos proyectos offshore para asegurar un ambiente y un clima sano, y para proteger a nuestra biodiversidad marina", concluyó Vueso.


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