La fiscal Gómez aseguró que “la persona fue identificada”

El responsable del desastre ambiental ya fue identificado por la Policía: es uno de los propietarios de un campo lindante a la reserva natural. Con maquinaria pesada trazó un camino hacia la costa, colocó alambre y electrificó el área, dejando a su paso innumerables daños ecológicos.

La fiscal Florencia Gómez es la encargada de investigar el caso.
30 NOV 2021 - 21:10 | Actualizado

La fiscal Florencia Gómez investiga el caso y confirmó que se recibió la denuncia por parte de Ambiente. “Pusieron en conocimiento en horas del lunes por la tarde, que personal que se encuentra trabajando en la reserva manifestó a las autoridades que el dueño del campo lindante a la reserva había realizado, con una maquinaria de alto porte, un camino que se dirigía desde el campo hacia la costa”.

“Esto generó que más de 140 nidos quedaran aplastados y los pichones que se hallaban en cada nido, entre dos y tres ejemplares, quedaran ahogados por la misma tierra”.

Estos trabajos se realizaron “sin autorización previa, como también el cerco perimetral electrificado, lo que generó que tanto el pingüino macho y hembra adultos que van al mar a buscar comida para sus crías cuando volvieron con la comida se electrocutaron”.

El martes por la mañana se realizó un allanamiento “para la inspección ocular y poder evaluar la magnitud del daño. Hay gente del CENPAT trabajando para evaluar el impacto ambiental”, explicó la fiscal. Sobre el origen de la decisión, Gómez comentó que “hay una situación familiar previa, motivo por el cual uno de los dueños de ese campo decide, sin autorización previa, realizar un camino hacia la costa”.

“La persona ya fue identificada, estamos realizando todas las averiguaciones preliminares para chequear la información que tenemos. Todo comenzó con un problema sucesorio de esa propiedad. Es el campo lindante que tiene parte de la reserva que se llama Punta Lara. Al ser una reserva natural, todo lo que uno quiera hacer sobre ese lugar tienen que contar con la autorización previa de gente idónea que trabaja en el lugar para evitar este impacto ambiental”.

“Pasó con la topadora arriba de los nidos así que por ahora la investigación se enmarca en la Ley de malos tratos y actos de crueldad a los animales y cuando lleguen los informes de la gente de CENPAT, biólogos y guardafaunas que están trabajando en el lugar, vamos a tener seguramente un cambio de calificación. Los nidos se ven a la vista, todos los que conocemos el lugar sabemos que los pichones se ven. Es una época del año donde el pingüino viene a reproducirse”, remarcó.

Un informe lapidario

El biólogo y presidente de la Global Penguin Society, Pablo García Borboroglu, quien realiza tareas de investigación para Turismo, realizó un informe respecto de los daños y consecuencias provocadas.

Se abrió una amplia traza de unos 700 metros de longitud por 3 de ancho, desmontando toda la vegetación nativa y expandiendo parte del desmonte a un sector adicional, presumiblemente para generar un tajamar.

La traza atraviesa un área de nidificación de pingüinos de Magallanes, incluyendo zonas de alta densidad de nidos. Se constató la destrucción de al menos 146 nidos, tanto por aplastamiento y compactación del terreno, como por el depósito de material extraído con la pala sobre nidos linderos al camino. Se estima un total de 292 pichones muertos y huevos destruidos, sin poder estimar aún el número de adultos aplastados por las máquinas dentro de sus nidos. Cabe destacar que, ante el disturbio, los pingüinos se mantienen en sus cuevas si son profundas, y sobre todo cuando se encuentran incubando huevos o empollando pichones.

Sobre la franja afectada se constató la instalación un nuevo alambrado de 6 hilos, que además anexa un boyero electrificado, conectado a una batería con alimentación solar que impide el libre tránsito de fauna nativa. La traza de camino alambrado se extiende 700 metros tierra adentro en forma perpendicular hasta la costa y sigue en forma paralela al mar por unos 60 metros.

El boyero electrificado se extiende a lo largo de todo el alambrado y en diferentes sectores está a la altura de los pingüinos. En algunos sectores, la presencia de pequeños cañadones deja el alambrado a una altura que impediría el paso de estas aves, pero se observa que se ató la parte baja del alambrado a rocas, lo cual impide el tránsito de los pingüinos. Se observó el desconcierto de los adultos que regresaban del mar pretendiendo retornar a sus nidos al ver a sus crías obstaculizadas para poder ingresar.

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La fiscal Florencia Gómez es la encargada de investigar el caso.
30 NOV 2021 - 21:10

La fiscal Florencia Gómez investiga el caso y confirmó que se recibió la denuncia por parte de Ambiente. “Pusieron en conocimiento en horas del lunes por la tarde, que personal que se encuentra trabajando en la reserva manifestó a las autoridades que el dueño del campo lindante a la reserva había realizado, con una maquinaria de alto porte, un camino que se dirigía desde el campo hacia la costa”.

“Esto generó que más de 140 nidos quedaran aplastados y los pichones que se hallaban en cada nido, entre dos y tres ejemplares, quedaran ahogados por la misma tierra”.

Estos trabajos se realizaron “sin autorización previa, como también el cerco perimetral electrificado, lo que generó que tanto el pingüino macho y hembra adultos que van al mar a buscar comida para sus crías cuando volvieron con la comida se electrocutaron”.

El martes por la mañana se realizó un allanamiento “para la inspección ocular y poder evaluar la magnitud del daño. Hay gente del CENPAT trabajando para evaluar el impacto ambiental”, explicó la fiscal. Sobre el origen de la decisión, Gómez comentó que “hay una situación familiar previa, motivo por el cual uno de los dueños de ese campo decide, sin autorización previa, realizar un camino hacia la costa”.

“La persona ya fue identificada, estamos realizando todas las averiguaciones preliminares para chequear la información que tenemos. Todo comenzó con un problema sucesorio de esa propiedad. Es el campo lindante que tiene parte de la reserva que se llama Punta Lara. Al ser una reserva natural, todo lo que uno quiera hacer sobre ese lugar tienen que contar con la autorización previa de gente idónea que trabaja en el lugar para evitar este impacto ambiental”.

“Pasó con la topadora arriba de los nidos así que por ahora la investigación se enmarca en la Ley de malos tratos y actos de crueldad a los animales y cuando lleguen los informes de la gente de CENPAT, biólogos y guardafaunas que están trabajando en el lugar, vamos a tener seguramente un cambio de calificación. Los nidos se ven a la vista, todos los que conocemos el lugar sabemos que los pichones se ven. Es una época del año donde el pingüino viene a reproducirse”, remarcó.

Un informe lapidario

El biólogo y presidente de la Global Penguin Society, Pablo García Borboroglu, quien realiza tareas de investigación para Turismo, realizó un informe respecto de los daños y consecuencias provocadas.

Se abrió una amplia traza de unos 700 metros de longitud por 3 de ancho, desmontando toda la vegetación nativa y expandiendo parte del desmonte a un sector adicional, presumiblemente para generar un tajamar.

La traza atraviesa un área de nidificación de pingüinos de Magallanes, incluyendo zonas de alta densidad de nidos. Se constató la destrucción de al menos 146 nidos, tanto por aplastamiento y compactación del terreno, como por el depósito de material extraído con la pala sobre nidos linderos al camino. Se estima un total de 292 pichones muertos y huevos destruidos, sin poder estimar aún el número de adultos aplastados por las máquinas dentro de sus nidos. Cabe destacar que, ante el disturbio, los pingüinos se mantienen en sus cuevas si son profundas, y sobre todo cuando se encuentran incubando huevos o empollando pichones.

Sobre la franja afectada se constató la instalación un nuevo alambrado de 6 hilos, que además anexa un boyero electrificado, conectado a una batería con alimentación solar que impide el libre tránsito de fauna nativa. La traza de camino alambrado se extiende 700 metros tierra adentro en forma perpendicular hasta la costa y sigue en forma paralela al mar por unos 60 metros.

El boyero electrificado se extiende a lo largo de todo el alambrado y en diferentes sectores está a la altura de los pingüinos. En algunos sectores, la presencia de pequeños cañadones deja el alambrado a una altura que impediría el paso de estas aves, pero se observa que se ató la parte baja del alambrado a rocas, lo cual impide el tránsito de los pingüinos. Se observó el desconcierto de los adultos que regresaban del mar pretendiendo retornar a sus nidos al ver a sus crías obstaculizadas para poder ingresar.


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