Vanmardi, el punto final a 40 años de historia

Cierra una juguetería histórica de Trelew. “Lo dejamos para pasear un poco. Vivimos atados a los impuestos, pagar la luz, los ingresos brutos, atender el local. Ahora va a ser distinto, si cerramos vamos a lograr la libertad que queremos”, dijo a Jornada Haydeé, quien junto a su esposo David, ponen punto final a un comercio histórico de la ciudad valletana.

David y Haydeé. El matrimonio tendrá tiempo libre para descansar y viajar tras una vida de juguetería. (Foto: Sergio Esparza)
12 DIC 2021 - 20:47 | Actualizado

La histórica juguetería Vanmardi de Trelew cierra sus puertas después de 40 años. Sus dueños, David Lev y Haydeé Avrutsky, dejan el negocio para dedicarse a viajar y disfrutar la vida.

“La juguetería llega a su fin”, dice David a Jornada. Haydeé, su esposa, explica: “Lo dejamos para pasear un poco. Vivimos atados a los impuestos, pagar la luz, los ingresos brutos, atender el local. Ahora va a ser distinto, si cerramos vamos a lograr la libertad que queremos”.

David Lev tiene 77 años y agradece que las piernas aún le permitan caminar. “Somos de la generación de los que trabajaban desde los 10 años. El comercio es hermoso, pero es una esclavitud. El dicho dice: el que tiene tienda que la atienda, si no que la venda. Ahora estamos sanos y queremos hacer lo que no hicimos en toda la vida”.

Como toda juguetería, Vanmardi le dio a los niños la diversión que anhelaban. Los años pasaron y los mismos chicos que décadas atrás elegían allí sus juguetes hoy van para comprarle algo a sus hijos. David y Haydeé estuvieron siempre ahí, atrás del mostrador, y viviéndolo como si fueran niños.

“Soy un enamorado de esto, soy una criatura”, cuenta David. “Cuando llega lo que compro me desespero por abrir las cajas y ver lo que hay adentro. Lo vivo como un chico”.

En pandemia debieron implementar una forma de venta más impersonal y eso acabó por socavar su entusiasmo. “Pusimos una reja con una ventanita, teníamos a la gente afuera, pero el que quiere juguetes quiere verlos, tocarlos. Toda la vida hemos asesorado, la gente es recíproca y vuelve”. En sus ratos de ocio, David construye barriletes que luego expone en la juguetería. “Me lleva dos días hacer los barriletes, pero lo disfruto como si tuviera 8 años”.

Toda la mercadería está en liquidación hasta agotar stock. “Nos cuesta, porque es toda una vida”, dicen. Quedarán solo los recuerdos, de un 1972 cuando David y Haydeé decidieron dejar Buenos Aires para aventurarse en la búsqueda de una nueva vida en el sur profundo, en Trelew, una ciudad de la que nunca habían oído hablar. David se dedicó primero al comercio de muebles y tiempo después, tras la muerte de su padre, heredó el oficio de su familia: la venta de juguetes. Su local lo instalaron sobre Pellegrini cuando era una calle de ripio. Vanmardi es un acrónimo formado por los nombres de sus hijos: Vanesa, Marcelo y Diego.

Los últimos juguetes se exponen con precios rebajados a un 30%, ideal para la Navidad. Es un adiós con sabor a vida y con muchos buenos recuerdos que no se olvidarán.

David y Haydeé. El matrimonio tendrá tiempo libre para descansar y viajar tras una vida de juguetería. (Foto: Sergio Esparza)
12 DIC 2021 - 20:47

La histórica juguetería Vanmardi de Trelew cierra sus puertas después de 40 años. Sus dueños, David Lev y Haydeé Avrutsky, dejan el negocio para dedicarse a viajar y disfrutar la vida.

“La juguetería llega a su fin”, dice David a Jornada. Haydeé, su esposa, explica: “Lo dejamos para pasear un poco. Vivimos atados a los impuestos, pagar la luz, los ingresos brutos, atender el local. Ahora va a ser distinto, si cerramos vamos a lograr la libertad que queremos”.

David Lev tiene 77 años y agradece que las piernas aún le permitan caminar. “Somos de la generación de los que trabajaban desde los 10 años. El comercio es hermoso, pero es una esclavitud. El dicho dice: el que tiene tienda que la atienda, si no que la venda. Ahora estamos sanos y queremos hacer lo que no hicimos en toda la vida”.

Como toda juguetería, Vanmardi le dio a los niños la diversión que anhelaban. Los años pasaron y los mismos chicos que décadas atrás elegían allí sus juguetes hoy van para comprarle algo a sus hijos. David y Haydeé estuvieron siempre ahí, atrás del mostrador, y viviéndolo como si fueran niños.

“Soy un enamorado de esto, soy una criatura”, cuenta David. “Cuando llega lo que compro me desespero por abrir las cajas y ver lo que hay adentro. Lo vivo como un chico”.

En pandemia debieron implementar una forma de venta más impersonal y eso acabó por socavar su entusiasmo. “Pusimos una reja con una ventanita, teníamos a la gente afuera, pero el que quiere juguetes quiere verlos, tocarlos. Toda la vida hemos asesorado, la gente es recíproca y vuelve”. En sus ratos de ocio, David construye barriletes que luego expone en la juguetería. “Me lleva dos días hacer los barriletes, pero lo disfruto como si tuviera 8 años”.

Toda la mercadería está en liquidación hasta agotar stock. “Nos cuesta, porque es toda una vida”, dicen. Quedarán solo los recuerdos, de un 1972 cuando David y Haydeé decidieron dejar Buenos Aires para aventurarse en la búsqueda de una nueva vida en el sur profundo, en Trelew, una ciudad de la que nunca habían oído hablar. David se dedicó primero al comercio de muebles y tiempo después, tras la muerte de su padre, heredó el oficio de su familia: la venta de juguetes. Su local lo instalaron sobre Pellegrini cuando era una calle de ripio. Vanmardi es un acrónimo formado por los nombres de sus hijos: Vanesa, Marcelo y Diego.

Los últimos juguetes se exponen con precios rebajados a un 30%, ideal para la Navidad. Es un adiós con sabor a vida y con muchos buenos recuerdos que no se olvidarán.


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