Mariela Soto, la obrera del pollo campeona con Río Mayo

La defensora de 32 años, una de las figuras de "Las Leonas", trabaja incansablemente en una de las pollerías del pueblo. Además, es mamá. Hizo malabares, se convirtió en jugadora clave y conquistó el torneo. "Lloré de felicidad por el título", narró.

17 DIC 2021 - 20:27 | Actualizado

Por Francisco Caputo

Río Mayo está de parabienes. Su equipo femenino alcanzó la gloria al proclamarse campeón de la subsede Norte de Liga Norte de Santa Cruz el domingo pasado.

Una victoria por 2-0 ante Urbano en Perito Moreno permitió la consagración de “Las Leonas” y una caravana conmovedora en el pueblo. En su primera participación oficial en 77 años de vida, hubo campeonato.

También hubo lágrimas de parte de una de las máximas figuras del plantel. A sus 32 años, en su primera experiencia en el fútbol de once, conquistó el título tras hacer múltiples sacrificios.

Se trata de Mariela Soto, una de las polleras de la localidad. Es una obrera que se las ingeniópara combinar el fútbol, la elaboración de pollo y su rol de mamá.

“Lo primero que hice cuando terminó el partido fue tirarme de rodillas al piso, mirar al cielo y llorar de felicidad. El club es mi segunda casa”, narró la defensora a Jornada.

La revolución

Se recuerda que Río Mayo fue afiliado este año a la Liga Norte, tras siete décadas de lucha en pos de la incorporación a una liga oficial. Esa afiliación provocó una revolución en el fútbol del pueblo.

“Sentí mucha felicidad. Hubo una mezcla de emociones porque por fin muchos chicas y chicos iban a poder demostrar su talento a nivel oficial”, expresó la zaguera.

Este hito repercutió en la vida de Mariela. Ella, que nunca había jugado fútbol tradicional por la situación pasada de Río Mayo, no iba a desperdiciar esa oportunidad. “Quería ser parte del club del pueblo ya que soy nacida acá. Empecé en febrero de este año”, relató.

Arquera de futsal, Mariela eligió otro puesto para hacerse “Leona” riomayense. “Cambié mi posición y me hice central. Quise experimentar algo nuevo. La vida es eso. Me costó al principio, pero aprendí”, narró.

La prueba

Antes del silbatazo inicial, hubo una prueba de jugadoras. “En un principio, fue difícil porque se hacía una selección de 25 jugadoras. Había nervios, no quería faltar nunca a entrenar. Me esforzaba todos los días para mejorar y mi anhelo era quedar seleccionada. Y lo logré”, narró.

Tras el final de las restricciones deportivas por la pandemia, la pelota empezó a rodar en octubre de este año. Participar en un torneo oficial implica una exigencia diferente para dirigentes, cuerpo técnico y jugadores. En este caso, jugadoras.

“Para mí fue todo nuevo. No estaba acostumbrada a dedicarle dos horas por día al entrenamiento. Fue mi primera pretemporada. Pero me esforcé mucho. Pude ser titular todo el torneo y pudimos ser campeonas”, expresó. “Somos una gran familia, junto al cuerpo técnico, que está a cargo de Carlos Correa, Daniel Sotelo y Fernanda Oviedo”, detalló.

La rutina

Para disfrutar en cancha, debió hacer sacrificios. “Me levanto a las 5.40. Yo hago algunas cosas de la casa, llevo a mi hijo a la escuela y entro a trabajar de 9 a 14. Trabajo de lunes a sábado e incluso feriados”, explicó. “El negocio se llama La Pollería. Ahí hago trozados de pollo para milanesa y elaborados a base de pollo. También hago atención al cliente”, explicó Mariela.

Pero no todo fue un lecho de rosas, hubo un punto de conflicto con su jefe. “Hay días donde hago el turno de la tarde, que es de 17 a 22. Pero nosotras solemos entrenar de 18 a 20”, detalló.

La lucha

“No te voy a mentir; había días q me enfrentaba a mi jefe y le decía que no podía ir a trabajar porque entrenaba. Tengo que agradecer a mi compañera Marianela Leggio que me hacía el aguante”, expresó.

“Una vez que empezó todo, hablé con él y le dije que los días que me tocara jugar no me iba a presentar. A partir de ahí, con mi jefe Aldo Bernal ya no tuvimos más inconvenientes”, detalló. “Es más, él me fue a ver cuándo jugábamos de local. Me dijo que teníamos terrible (sic) equipo y que jugábamos demasiado bien”, describió la defensora.

Camino a la gloria, tuvo otra cuestión que resolver: el cuidado de su hijo a la hora de entrenar. “Alexander tiene ocho años. Con su cuidado me ayudaron mi mamá Victoria Romero, mishermanas Yoly, Guille, Mony y Laura", expresó. "Tampoco me quiero olvidar de mis hermanos Diego, Javier,Miguel, Boty y Lelu", acotó.

“Emiliano, mi marido, también me ayudó. Es incondicional. Me apoya en todo. Y es el padre del corazón de mi hijo. Lo quiere y lo cuida mucho a Alex (sic)”, narró.

El futuro

Tanto esfuerzo se saldó con la consagración. Y ese título, abrió nuevos horizontes. Río Mayo tiene derecho adquirido para jugar la Copa Federal. Eso abre la posibilidad a jugar ante Boca y River. “Sería un sueño por cumplir jugar entre los más grandes equipos de la Argentina”, remató.

Mariela Soto, una de las hijas de la revolución futbolística de Río Mayo que hace del esfuerzo un culto e hizo de la disciplina, un campeonato.

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17 DIC 2021 - 20:27

Por Francisco Caputo

Río Mayo está de parabienes. Su equipo femenino alcanzó la gloria al proclamarse campeón de la subsede Norte de Liga Norte de Santa Cruz el domingo pasado.

Una victoria por 2-0 ante Urbano en Perito Moreno permitió la consagración de “Las Leonas” y una caravana conmovedora en el pueblo. En su primera participación oficial en 77 años de vida, hubo campeonato.

También hubo lágrimas de parte de una de las máximas figuras del plantel. A sus 32 años, en su primera experiencia en el fútbol de once, conquistó el título tras hacer múltiples sacrificios.

Se trata de Mariela Soto, una de las polleras de la localidad. Es una obrera que se las ingeniópara combinar el fútbol, la elaboración de pollo y su rol de mamá.

“Lo primero que hice cuando terminó el partido fue tirarme de rodillas al piso, mirar al cielo y llorar de felicidad. El club es mi segunda casa”, narró la defensora a Jornada.

La revolución

Se recuerda que Río Mayo fue afiliado este año a la Liga Norte, tras siete décadas de lucha en pos de la incorporación a una liga oficial. Esa afiliación provocó una revolución en el fútbol del pueblo.

“Sentí mucha felicidad. Hubo una mezcla de emociones porque por fin muchos chicas y chicos iban a poder demostrar su talento a nivel oficial”, expresó la zaguera.

Este hito repercutió en la vida de Mariela. Ella, que nunca había jugado fútbol tradicional por la situación pasada de Río Mayo, no iba a desperdiciar esa oportunidad. “Quería ser parte del club del pueblo ya que soy nacida acá. Empecé en febrero de este año”, relató.

Arquera de futsal, Mariela eligió otro puesto para hacerse “Leona” riomayense. “Cambié mi posición y me hice central. Quise experimentar algo nuevo. La vida es eso. Me costó al principio, pero aprendí”, narró.

La prueba

Antes del silbatazo inicial, hubo una prueba de jugadoras. “En un principio, fue difícil porque se hacía una selección de 25 jugadoras. Había nervios, no quería faltar nunca a entrenar. Me esforzaba todos los días para mejorar y mi anhelo era quedar seleccionada. Y lo logré”, narró.

Tras el final de las restricciones deportivas por la pandemia, la pelota empezó a rodar en octubre de este año. Participar en un torneo oficial implica una exigencia diferente para dirigentes, cuerpo técnico y jugadores. En este caso, jugadoras.

“Para mí fue todo nuevo. No estaba acostumbrada a dedicarle dos horas por día al entrenamiento. Fue mi primera pretemporada. Pero me esforcé mucho. Pude ser titular todo el torneo y pudimos ser campeonas”, expresó. “Somos una gran familia, junto al cuerpo técnico, que está a cargo de Carlos Correa, Daniel Sotelo y Fernanda Oviedo”, detalló.

La rutina

Para disfrutar en cancha, debió hacer sacrificios. “Me levanto a las 5.40. Yo hago algunas cosas de la casa, llevo a mi hijo a la escuela y entro a trabajar de 9 a 14. Trabajo de lunes a sábado e incluso feriados”, explicó. “El negocio se llama La Pollería. Ahí hago trozados de pollo para milanesa y elaborados a base de pollo. También hago atención al cliente”, explicó Mariela.

Pero no todo fue un lecho de rosas, hubo un punto de conflicto con su jefe. “Hay días donde hago el turno de la tarde, que es de 17 a 22. Pero nosotras solemos entrenar de 18 a 20”, detalló.

La lucha

“No te voy a mentir; había días q me enfrentaba a mi jefe y le decía que no podía ir a trabajar porque entrenaba. Tengo que agradecer a mi compañera Marianela Leggio que me hacía el aguante”, expresó.

“Una vez que empezó todo, hablé con él y le dije que los días que me tocara jugar no me iba a presentar. A partir de ahí, con mi jefe Aldo Bernal ya no tuvimos más inconvenientes”, detalló. “Es más, él me fue a ver cuándo jugábamos de local. Me dijo que teníamos terrible (sic) equipo y que jugábamos demasiado bien”, describió la defensora.

Camino a la gloria, tuvo otra cuestión que resolver: el cuidado de su hijo a la hora de entrenar. “Alexander tiene ocho años. Con su cuidado me ayudaron mi mamá Victoria Romero, mishermanas Yoly, Guille, Mony y Laura", expresó. "Tampoco me quiero olvidar de mis hermanos Diego, Javier,Miguel, Boty y Lelu", acotó.

“Emiliano, mi marido, también me ayudó. Es incondicional. Me apoya en todo. Y es el padre del corazón de mi hijo. Lo quiere y lo cuida mucho a Alex (sic)”, narró.

El futuro

Tanto esfuerzo se saldó con la consagración. Y ese título, abrió nuevos horizontes. Río Mayo tiene derecho adquirido para jugar la Copa Federal. Eso abre la posibilidad a jugar ante Boca y River. “Sería un sueño por cumplir jugar entre los más grandes equipos de la Argentina”, remató.

Mariela Soto, una de las hijas de la revolución futbolística de Río Mayo que hace del esfuerzo un culto e hizo de la disciplina, un campeonato.


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