Patricia Vera, madre adolescente y goleadora

Fue mamá en Misiones. Emigró y se instaló en Madryn. Luego, se convirtió en pieza clave del equipo femenino de J.J. Moreno.

Patricia Vera, junto a su hija Candela.
29 ABR 2022 - 20:02 | Actualizado 30 ABR 2022 - 17:48

Por Francisco Caputo

A los 17 años, la vida cambió para la misionera Patricia Raquel Vera. La joven, mientras cursaba el secundario había quedado embarazada y se aprestaba a dar luz. Esta vivencia trascendental en la vida de toda mujer no coartó sus sueños.

Un año y medio después, tomó la decisión de emigrar a Puerto Madryn, junto a su beba y al padre de su hija. Al tiempo, se convirtió en delantera y figura de J.J. Moreno, el equipo insignia femenino de la Liga del Valle.


Patricia Vera, junto a su hija Candela.

“Ser madre a tan corta edad me cambió bastante, tanto en lo físico como en lo racional. Pero ser mamá no me impide ni me impidió hacer nada. A pesar de la situación económica, que es lo que me complica, salgo adelante”, indicó “Pato”, que trabaja en una empresa pesquera.

“Tengo muchos sueños cumplidos y tengo otros tantos por cumplir”, sentenció la joven de 25 años de edad.

“Voy a jugar al fútbol y seguir corriendo en Moreno hasta que deje de latir mi corazón. Porque el fútbol es mi cable a tierra”, sentenció la extrema de “Las Morenitas”.

“Gracias a Moreno, sus ´profes´ y mis compañeras yo soy quien soy hoy. Moreno es también familia y un hogar donde podes reír, llorar, compartir, jugar, ponerte serio”, remarcó.“Todo, todo lo tiene ese club”, enfatizó.

El embarazo y el fútbol

Patricia nació en Wanda, pueblo situado a 2.500 kilómetros de Puerto Madryn, conocido por sus piedras preciosas y por ubicarse a un suspiro de las Cataratas del Iguazú, a un paso de la Triple Frontera con Paraguay y Brasil.
Su amor por el fútbol se gestó a la par de su nacimiento.

“Juego desde los cinco años, Llevo el fútbol en la sangre. Mi mamá Olga, mi papá Bernardo, mis abuelos, tíos, tías, primos son futboleros. Todos juegan y jugaban”, expresó.

“Mi padre hizo una cancha en el terreno lindero de mi casa. Lo compró e hizo una cancha donde yo jugaba todos los días, con mujeres y con varones, una o dos horas por día. Se llama ´Complejo Deportivo La Arena”, expresó.

En simultáneo con la pelota, estudiaba. En 2013, se produjo el citado embarazo. Pese al impacto de la noticia, continuó y terminó el secundario. “Comencé el último año estando embarazada. Nació mi hija Candela el 25 de julio de 2014 y me recibí. Pude terminarlo”, describió.

El viaje

Una vez recibida, “Pato”, Alejandro (su pareja y padre de Candela) fueron a vivir a General Villegas, en Buenos Aires. Allí residieron por seis meses junto a la suegra de Patricia. Al año del nacimiento de “Cande”, regresaron a Wanda, donde vivieron de forma temporal en la casa del padre de su pareja.

A fines de 2015, otro giro drástico iba a suceder. Los padrinos de Patricia, Carol y Manuel, fueron a visitarla a Misiones. Residían hace un par de años en Puerto Madryn. Le invitaron a instalarse en el Golfo Nuevo.

“No lo dudé. Me dijeron que había posibilidades de trabajar y estudiar allá, que era una tierra de oportunidades. Junto a Alejandro, decidimos viajar y probar suerte”, agregó Patricia. “Yo tenía mis sueños, quería ser profesora de Educación Física. Madryn era una linda oportunidad. De todas formas, a mis padres los extraño”, expresó.

El reinicio

Patricia, su pareja y su hija emprendieron rumbo a la Patagonia, donde arribaron un 8 de enero de 2016. “El primer mes y medio, vivimos con mis padrinos. Pero luego nos fuimos a alquilar con Alejandro.

“Pasaron 10 meses nos tuvimos que salir de ahí y un primo mío nos prestó su casa otros 10 meses más. Hasta que agarramos un terreno y entre lucha y lucha nos lo dieron con papeles y todo ahí nos pusimos en campaña y levantamos nuestra casita (sic)”, narró.

“Alejandro es un gran compañero. Nos hemos separado hace poco, pero es una gran persona y le estoy muy agradecida. Es un gran padre para mi hija”, expresó.

La Mezcla

Una vez instalada, Patricia retomó su amor deportivo: el fútbol. “Estuve diez meses sin jugar. Pero yo le preguntaba a mi madrina donde podía jugar el fútbol, donde había equipos femeninos. No veía muchas canchas de césped, yo estaba acostumbrada a eso en Misiones”, resaltó.

“Un día, le pedí a mi madrina que convocara a las chicas que conocía. Al día siguiente, un sábado, fuimos a la canchita. Había chicas de Misiones, Salta, Paraguay, Formosa y Jujuy", indicó.

“Propuse que nos llamáramos ´La Mezcla´, como homenaje al grupo musical La Nueva Mezcla y al hecho de que éramos todas emigrantes. Conseguimos DT, el marido de una de las jugadoras de Paraguay, y nos anotamos para jugar en el torneo de Raúl Vega, en la cancha de Catri”, describió.

“Nos decían ´Las Paraguayas´. Pero no eramos todas de Paraguay. Yo soy misionera, mi papá es paraguayo. Pero yo soy argentina. Como nací en zona de frontera, las tonadas son parecidas”, indicó.


Patricia Vera, a punto de convertir un gol para "Las Morenitas", el equipo femenino de J.J. Moreno. Foto: Virginia López.

Se hizo Morenita

Patricia empezó a jugar. Y empezó descollar en los torneos barriales de Puerto Madryn. Esto hizo que la convocaran para jugar en Deportivo Madryn. Al tiempo, fue reclutada por J.J. Moreno.

“Dos jugadoras de Moreno, ´Luli´ Bossio y Belén Muhlemann, me vieron jugar en los barrios. También jugaba futsal y me encontraba con ellas”, relató. “Un día, en 2017, ´Luli´ me dijo si quería ir a Moreno, que necesitaban una jugadora que le pegara fuerte a la pelota. Y acepté”, puntualizó.

“El primer día, a mediados de 2017, me costó un poco. Tenía un poco de timidez. Pero mis compañeras y el entrenador de aquel momento, Fabián Cáceres, me hicieron sentir muy bien desde un primer momento”, describió.

Se incorporó a un equipo protagonista, que cobró mayor protagonismo tras el arribo de “Pato”.

"Moreno es todo"

En 2018, 2019 y 2021, las “Morenitas” se proclamaron campeonas. Y en el segundo torneo de 2018, hubo subcampeonato. Vera fue clave, con sus goles y su velocidad como extrema. “Me fui adaptando, Moreno es el club más hermoso y de más amplia sabiduría. Fuimos campeonas tres veces y jugamos la etapa patagónica de la Copa Federal”, agregó.

Pero Patricia, además de la gloria deportiva, destaca otras cuestiones. “Moreno para mí significa todo. Y cuando digo todo, es TODO", enfatia.

“Moreno es esfuerzo, dedicación, avance, progreso, estabilidad mental, deportiva y profesional. Moreno es aprendizaje, es crearte como persona como profesional. Moreno es oportunidad, es una puerta que te abre para que vos desarrolles tu mayor potencial y lo explotes al máximo y sanamente”, enumeró.

“Hay mucho compañerismo, respeto, confianza y aprendemos siempre y más una de la otra. Mis compañeras son como mis hermanas dentro de la cancha, nos bardeamos (sic) nos enojamos todo. Pero al finalizar un partido somos todas amigas”, comentó.

“Nos felicitamos, cantamos bailamos y hasta nos abrazamos. Tenemos el combo completo: el “Club de las Lloronas”, el “Club de las Vetes”, el “Club de las Pibas”, el “Club de las Negras” y hasta el “Club de las Extranjeras”.

Ser mamá

El placer de jugar no le impide ni impide ser una mamá presente. “La tarea de ser madre como todos saben no termina nunca, es 24/7 y no hay mal tiempo ni fin del mundo que te pueda parar”, remarcó.

“Hoy en día, doy gracias a Dios que ya mi hija está grande tiene 7 años es una niña fuerte y sana y siempre tendrá una madre que la acompañará donde sea así como ella lo hizo en su momento. Cuando era más chiquita la llevaba a los entrenamientos conmigo”, afirmó. “Ahora también va pero muy poco. Las chicas la conocen y ella tiene sus preferidas”, dijo entre sonrisas.

El trabajo

Su pasión la compatibiliza con el trabajo. “Estoy trabajando como envasadora y balancera dentro de una planta pesquera. En sí hago casi todo, hasta buscar hielo cuando se me termina y ayudar a mis compañeras/os que necesitan una mano. Soy multiuso. Hace dos años 2 años estoy ahí”, puntualizó.


Patricia, en la planta pesquera donde trabaja.

“Cuando estoy en temporada trabajo todos los días de 9 hasta 12 horas seguidas. Son horarios rotativos porque no tengo fijos”, remarcó.

“Puede ser de 6 de la mañana a 6 de la tarde, puede ser de 3 de la tarde a 3 de la mañana o puede ser 00 a 12 de la mañana”, describió. “Y fuera de temporada me las rebusco”, acotó.

Sus sueños

Patricia anida sueños. “Mi sueño deportivo nunca se va a terminar ni va a morir acá, mi sueño es poder revolucionar el fútbol femenino, que sea profesional en todas las regiones del mundo. Sueño con que el fútbol femenino se vea igual al masculino”, indicó.

“Me gustaría lograr con J.J. Moreno la Copa Federal, que para eso estamos trabajando, que ´Las Morenitas´ cumplan el sueño de viajar todas juntas por un sueño y que se haga realidad”, enunció.

“Mí sueño individual es el de la mayoría, ser jugadora profesional a nivel nacional, poder aunque sea poder pisar un estadio fabuloso, y obviamente como toda argentina poder conocer a los jugadores de la Selección, especialmente Messi, Julián Álvarez y Di María”, narró.

Por fuera de la cancha, también posee aspiraciones. “Sueño con poder hacer el Profesorado de Educación Física, perfeccionarme en el arbitraje de futsal y ser entrenadora. Quiero hacer muchas cosas”, remató.

Agradecimientos

"Pato" quiso enviar unos cuantos saludos. "Quiero saludar a mis Padres Olga y Bernardo, que a pesar de la distancia están al tanto de todo conmigo y siempre me apoyaron en el fútbol", recalcó.

"A mis padrinos Carol y Manuel que fueron pieza principal en esta etapa de mí vida y nunca me dejaron en falta. Y también a mis hermanos que los extraño un montón que también son fanáticos del fútbol y lo practican", añadió

"Y a mis compañeras, cuerpo técnico y todas las personas y amistades que me acompañaron y acompañan e en este hermoso trayecto", concluyó

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Patricia Vera, junto a su hija Candela.
29 ABR 2022 - 20:02

Por Francisco Caputo

A los 17 años, la vida cambió para la misionera Patricia Raquel Vera. La joven, mientras cursaba el secundario había quedado embarazada y se aprestaba a dar luz. Esta vivencia trascendental en la vida de toda mujer no coartó sus sueños.

Un año y medio después, tomó la decisión de emigrar a Puerto Madryn, junto a su beba y al padre de su hija. Al tiempo, se convirtió en delantera y figura de J.J. Moreno, el equipo insignia femenino de la Liga del Valle.


Patricia Vera, junto a su hija Candela.

“Ser madre a tan corta edad me cambió bastante, tanto en lo físico como en lo racional. Pero ser mamá no me impide ni me impidió hacer nada. A pesar de la situación económica, que es lo que me complica, salgo adelante”, indicó “Pato”, que trabaja en una empresa pesquera.

“Tengo muchos sueños cumplidos y tengo otros tantos por cumplir”, sentenció la joven de 25 años de edad.

“Voy a jugar al fútbol y seguir corriendo en Moreno hasta que deje de latir mi corazón. Porque el fútbol es mi cable a tierra”, sentenció la extrema de “Las Morenitas”.

“Gracias a Moreno, sus ´profes´ y mis compañeras yo soy quien soy hoy. Moreno es también familia y un hogar donde podes reír, llorar, compartir, jugar, ponerte serio”, remarcó.“Todo, todo lo tiene ese club”, enfatizó.

El embarazo y el fútbol

Patricia nació en Wanda, pueblo situado a 2.500 kilómetros de Puerto Madryn, conocido por sus piedras preciosas y por ubicarse a un suspiro de las Cataratas del Iguazú, a un paso de la Triple Frontera con Paraguay y Brasil.
Su amor por el fútbol se gestó a la par de su nacimiento.

“Juego desde los cinco años, Llevo el fútbol en la sangre. Mi mamá Olga, mi papá Bernardo, mis abuelos, tíos, tías, primos son futboleros. Todos juegan y jugaban”, expresó.

“Mi padre hizo una cancha en el terreno lindero de mi casa. Lo compró e hizo una cancha donde yo jugaba todos los días, con mujeres y con varones, una o dos horas por día. Se llama ´Complejo Deportivo La Arena”, expresó.

En simultáneo con la pelota, estudiaba. En 2013, se produjo el citado embarazo. Pese al impacto de la noticia, continuó y terminó el secundario. “Comencé el último año estando embarazada. Nació mi hija Candela el 25 de julio de 2014 y me recibí. Pude terminarlo”, describió.

El viaje

Una vez recibida, “Pato”, Alejandro (su pareja y padre de Candela) fueron a vivir a General Villegas, en Buenos Aires. Allí residieron por seis meses junto a la suegra de Patricia. Al año del nacimiento de “Cande”, regresaron a Wanda, donde vivieron de forma temporal en la casa del padre de su pareja.

A fines de 2015, otro giro drástico iba a suceder. Los padrinos de Patricia, Carol y Manuel, fueron a visitarla a Misiones. Residían hace un par de años en Puerto Madryn. Le invitaron a instalarse en el Golfo Nuevo.

“No lo dudé. Me dijeron que había posibilidades de trabajar y estudiar allá, que era una tierra de oportunidades. Junto a Alejandro, decidimos viajar y probar suerte”, agregó Patricia. “Yo tenía mis sueños, quería ser profesora de Educación Física. Madryn era una linda oportunidad. De todas formas, a mis padres los extraño”, expresó.

El reinicio

Patricia, su pareja y su hija emprendieron rumbo a la Patagonia, donde arribaron un 8 de enero de 2016. “El primer mes y medio, vivimos con mis padrinos. Pero luego nos fuimos a alquilar con Alejandro.

“Pasaron 10 meses nos tuvimos que salir de ahí y un primo mío nos prestó su casa otros 10 meses más. Hasta que agarramos un terreno y entre lucha y lucha nos lo dieron con papeles y todo ahí nos pusimos en campaña y levantamos nuestra casita (sic)”, narró.

“Alejandro es un gran compañero. Nos hemos separado hace poco, pero es una gran persona y le estoy muy agradecida. Es un gran padre para mi hija”, expresó.

La Mezcla

Una vez instalada, Patricia retomó su amor deportivo: el fútbol. “Estuve diez meses sin jugar. Pero yo le preguntaba a mi madrina donde podía jugar el fútbol, donde había equipos femeninos. No veía muchas canchas de césped, yo estaba acostumbrada a eso en Misiones”, resaltó.

“Un día, le pedí a mi madrina que convocara a las chicas que conocía. Al día siguiente, un sábado, fuimos a la canchita. Había chicas de Misiones, Salta, Paraguay, Formosa y Jujuy", indicó.

“Propuse que nos llamáramos ´La Mezcla´, como homenaje al grupo musical La Nueva Mezcla y al hecho de que éramos todas emigrantes. Conseguimos DT, el marido de una de las jugadoras de Paraguay, y nos anotamos para jugar en el torneo de Raúl Vega, en la cancha de Catri”, describió.

“Nos decían ´Las Paraguayas´. Pero no eramos todas de Paraguay. Yo soy misionera, mi papá es paraguayo. Pero yo soy argentina. Como nací en zona de frontera, las tonadas son parecidas”, indicó.


Patricia Vera, a punto de convertir un gol para "Las Morenitas", el equipo femenino de J.J. Moreno. Foto: Virginia López.

Se hizo Morenita

Patricia empezó a jugar. Y empezó descollar en los torneos barriales de Puerto Madryn. Esto hizo que la convocaran para jugar en Deportivo Madryn. Al tiempo, fue reclutada por J.J. Moreno.

“Dos jugadoras de Moreno, ´Luli´ Bossio y Belén Muhlemann, me vieron jugar en los barrios. También jugaba futsal y me encontraba con ellas”, relató. “Un día, en 2017, ´Luli´ me dijo si quería ir a Moreno, que necesitaban una jugadora que le pegara fuerte a la pelota. Y acepté”, puntualizó.

“El primer día, a mediados de 2017, me costó un poco. Tenía un poco de timidez. Pero mis compañeras y el entrenador de aquel momento, Fabián Cáceres, me hicieron sentir muy bien desde un primer momento”, describió.

Se incorporó a un equipo protagonista, que cobró mayor protagonismo tras el arribo de “Pato”.

"Moreno es todo"

En 2018, 2019 y 2021, las “Morenitas” se proclamaron campeonas. Y en el segundo torneo de 2018, hubo subcampeonato. Vera fue clave, con sus goles y su velocidad como extrema. “Me fui adaptando, Moreno es el club más hermoso y de más amplia sabiduría. Fuimos campeonas tres veces y jugamos la etapa patagónica de la Copa Federal”, agregó.

Pero Patricia, además de la gloria deportiva, destaca otras cuestiones. “Moreno para mí significa todo. Y cuando digo todo, es TODO", enfatia.

“Moreno es esfuerzo, dedicación, avance, progreso, estabilidad mental, deportiva y profesional. Moreno es aprendizaje, es crearte como persona como profesional. Moreno es oportunidad, es una puerta que te abre para que vos desarrolles tu mayor potencial y lo explotes al máximo y sanamente”, enumeró.

“Hay mucho compañerismo, respeto, confianza y aprendemos siempre y más una de la otra. Mis compañeras son como mis hermanas dentro de la cancha, nos bardeamos (sic) nos enojamos todo. Pero al finalizar un partido somos todas amigas”, comentó.

“Nos felicitamos, cantamos bailamos y hasta nos abrazamos. Tenemos el combo completo: el “Club de las Lloronas”, el “Club de las Vetes”, el “Club de las Pibas”, el “Club de las Negras” y hasta el “Club de las Extranjeras”.

Ser mamá

El placer de jugar no le impide ni impide ser una mamá presente. “La tarea de ser madre como todos saben no termina nunca, es 24/7 y no hay mal tiempo ni fin del mundo que te pueda parar”, remarcó.

“Hoy en día, doy gracias a Dios que ya mi hija está grande tiene 7 años es una niña fuerte y sana y siempre tendrá una madre que la acompañará donde sea así como ella lo hizo en su momento. Cuando era más chiquita la llevaba a los entrenamientos conmigo”, afirmó. “Ahora también va pero muy poco. Las chicas la conocen y ella tiene sus preferidas”, dijo entre sonrisas.

El trabajo

Su pasión la compatibiliza con el trabajo. “Estoy trabajando como envasadora y balancera dentro de una planta pesquera. En sí hago casi todo, hasta buscar hielo cuando se me termina y ayudar a mis compañeras/os que necesitan una mano. Soy multiuso. Hace dos años 2 años estoy ahí”, puntualizó.


Patricia, en la planta pesquera donde trabaja.

“Cuando estoy en temporada trabajo todos los días de 9 hasta 12 horas seguidas. Son horarios rotativos porque no tengo fijos”, remarcó.

“Puede ser de 6 de la mañana a 6 de la tarde, puede ser de 3 de la tarde a 3 de la mañana o puede ser 00 a 12 de la mañana”, describió. “Y fuera de temporada me las rebusco”, acotó.

Sus sueños

Patricia anida sueños. “Mi sueño deportivo nunca se va a terminar ni va a morir acá, mi sueño es poder revolucionar el fútbol femenino, que sea profesional en todas las regiones del mundo. Sueño con que el fútbol femenino se vea igual al masculino”, indicó.

“Me gustaría lograr con J.J. Moreno la Copa Federal, que para eso estamos trabajando, que ´Las Morenitas´ cumplan el sueño de viajar todas juntas por un sueño y que se haga realidad”, enunció.

“Mí sueño individual es el de la mayoría, ser jugadora profesional a nivel nacional, poder aunque sea poder pisar un estadio fabuloso, y obviamente como toda argentina poder conocer a los jugadores de la Selección, especialmente Messi, Julián Álvarez y Di María”, narró.

Por fuera de la cancha, también posee aspiraciones. “Sueño con poder hacer el Profesorado de Educación Física, perfeccionarme en el arbitraje de futsal y ser entrenadora. Quiero hacer muchas cosas”, remató.

Agradecimientos

"Pato" quiso enviar unos cuantos saludos. "Quiero saludar a mis Padres Olga y Bernardo, que a pesar de la distancia están al tanto de todo conmigo y siempre me apoyaron en el fútbol", recalcó.

"A mis padrinos Carol y Manuel que fueron pieza principal en esta etapa de mí vida y nunca me dejaron en falta. Y también a mis hermanos que los extraño un montón que también son fanáticos del fútbol y lo practican", añadió

"Y a mis compañeras, cuerpo técnico y todas las personas y amistades que me acompañaron y acompañan e en este hermoso trayecto", concluyó


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