A diferencia de lo que preveían las encuestas, la victoria de Petro no fue tan reñida como se esperaba. Con el 99,88% de las mesas escrutadas en el conteo preliminar de la Registraduría Nacional, el exalcalde de Bogotá lograba ser el primer presidente de izquierda de Colombia con el 50,47% de los votos que representan 11.277.905 de electores, frente al 47,28 Hernández, con 10.565106 electores.
El magnate le pidió al mandatario electo, que sea "fiel a su discurso contra la corrupción" en su futura gestión.
"Que Colombia se encamine hacia el cambio que predominó" en las elecciones de fines de mayo, reclamó Hernández en un discurso transmitido a través de sus redes sociales, en el que agradeció a los ciudadanos que aceptaron su propuesta "aunque fuera perdedora".
La participación también se ubicó en niveles históricos y en comparación con la primera vuelta del 29 de mayo registró un incremento de más de un millón 200 mil electores. En el primer turno estuvo apenas encima del 54%, es decir, cerca de 21 millones de personas, y hoy ascendió a 58,02%, más de 22.600.000, que marcaron una concurrencia histórica.
Con los partidos tradicionales fuera del balotaje, la campaña se había desarollado en torno a la necesidad de un “cambio” pero con propuestas antagónicas, lo que llevó a un escenario de polarización.
Una expresión de eso fue la distribución de los votos en el territorio: mientras Petro volvió a ganar en los departamentos del norte, oeste y sur, incluida la capital, Bogotá, Hernández predominó en el centro y el este.
A Petro le tocará gobernar con un Congreso en el que tendrá mayoría en el Senado pero no quórum propio. En la Cámara alta el Pacto Histórico cuenta con 20 de 108 bancas y en la de Representantes 28 de 188 lugares.
Además, durante la campaña, Petro recibió el apoyo de nueve de los 16 representantes del Congreso elegidos en la Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, distritos que en 2022 participaron por primera vez en una elección luego de la firma de los Acuerdo de Paz.
Los nombres del futuro gabinete aún no fueron revelados.
El líder el Pacto Histórico buscó ampliar su espacio en las horas previas al balotaje, cuando junto a excandidatos presidenciales, funcionarios y dirigentes de otros espacios políticos sentó las bases de un "Gran Acuerdo Nacional".
Petro, de 62 años, y Márquez, de 40, llegaron a este balotaje luego de ganar la primera vuelta del 29 de mayo con una coalición que reúne a partidos políticos, sindicatos, colectivos originarios y de defensa de las minorías sexuales, movimientos sociales y campesinos.
El programa de Petro, exalcade bogotano, asigna un rol más activo al Estado en temas como jubilaciones, ya que quiere tender a la desprivatización del sistema hacia uno mixto, y recaudación, pues promueve una reforma impositiva estructural con justicia social.
A su vez, insiste en la idea de la "democratización del Estado", "participación vinculante de la ciudadanía" y la formación de "presupuestos participativo”.
Pese a no haber sido uno de los principales ejes de la campaña, Petro consignó en su programa que cumplirá con el Acuerdo Final de Paz con las FARC y que avanzará “en el diálogo con el ELN" para "finiquitar la existencia de la insurgencia armada" y "someteremos a la justicia a los grupos multicrimen" (allí ubicó "en parte" al ELN).
La figura de Márquez fue un punto de empuje para la campaña del Pacto Histórico. Será la primera vicepresidenta afro en un país en el que cerca del 10% de la población es negra o tiene ese origen.
Márquez había sido "probada" en las urnas, porque fue rival de Petro en las interconsultas de marzo y logró unos 785.000 votos. Cuenta con una militancia ambientalista y feminista, fue participante de los diálogos de paz con las FARC, distinguida con varios premios internacionales, y sufrió un atentado por esa participación. Distintas organizaciones feministas han manifestado apoyos a su figura.
En su primer discurso como mandatario electo y frente a miles de seguidores, prometió desarrollar el capitalismo” como forma de “superar el feudalismo y los nuevos esclavismos” que aún rigen en el país, consideró al triunfo “una muestra de que los sueños son posibles” y llamó a regar la “posibilidad de abrir un futuro para todos”.
“Vamos a desarrollar el capitalismo. No porque lo adoremos, sino porque primero tenemos que superar la premodernidad, el feudalismo, los nuevos esclavismos, superar mentalidades atávicas”, remarcó Petro, que llamó a lograr que Colombia sea “una potencia mundial de la vida”.
De pantalón y saco oscuro y camisa blanca, al lado de Márquez, el exalcalde destacó que se trataba de “un día histórico para Colombia, para América Latina, para el mundo” y pronosticó “un cambio real, de verdad”, para el que comprometió “la existencia, la vida misma”.
Había votado por la mañana en Bogotá, cuando llamó a la ciudadanía a estar atenta a cualquier intención de fraude electoral, con el antecedente fresco en la memoria de la elección legislativa, cuando se registraron diferencias sustanciales entre el preconteo y el resultado final.
Hernández, de 77 años, votó en la norteña ciudad de Bucaramanga, de donde fue alcalde, apenas abrieron las mesas a las 8. El empresario había llegado rodeado de un gran esquema de seguridad y no habló ni con los medios ni a sus simpatizantes. Replicó así su comportamiento a lo largo de la campaña de priorizar los mensajes a través de sus redes sociales.
Petro estará al frente de la Casa de Nariño hasta agosto de 2026. Durante ese período deberá atender la grave situación alimentaria que atraviesa Colombia, un país en el que alrededor de 60% de sus habitantes no cuenta con trabajo registrado y un 42% se encuentra en la pobreza.
El gobierno de Duque fue el principal objetivo de críticas durante los meses de protestas liderados por el llamado Comité Nacional del Paro (CNP) en contra de la carestía de la vida durante el 2021.
A diferencia de lo que preveían las encuestas, la victoria de Petro no fue tan reñida como se esperaba. Con el 99,88% de las mesas escrutadas en el conteo preliminar de la Registraduría Nacional, el exalcalde de Bogotá lograba ser el primer presidente de izquierda de Colombia con el 50,47% de los votos que representan 11.277.905 de electores, frente al 47,28 Hernández, con 10.565106 electores.
El magnate le pidió al mandatario electo, que sea "fiel a su discurso contra la corrupción" en su futura gestión.
"Que Colombia se encamine hacia el cambio que predominó" en las elecciones de fines de mayo, reclamó Hernández en un discurso transmitido a través de sus redes sociales, en el que agradeció a los ciudadanos que aceptaron su propuesta "aunque fuera perdedora".
La participación también se ubicó en niveles históricos y en comparación con la primera vuelta del 29 de mayo registró un incremento de más de un millón 200 mil electores. En el primer turno estuvo apenas encima del 54%, es decir, cerca de 21 millones de personas, y hoy ascendió a 58,02%, más de 22.600.000, que marcaron una concurrencia histórica.
Con los partidos tradicionales fuera del balotaje, la campaña se había desarollado en torno a la necesidad de un “cambio” pero con propuestas antagónicas, lo que llevó a un escenario de polarización.
Una expresión de eso fue la distribución de los votos en el territorio: mientras Petro volvió a ganar en los departamentos del norte, oeste y sur, incluida la capital, Bogotá, Hernández predominó en el centro y el este.
A Petro le tocará gobernar con un Congreso en el que tendrá mayoría en el Senado pero no quórum propio. En la Cámara alta el Pacto Histórico cuenta con 20 de 108 bancas y en la de Representantes 28 de 188 lugares.
Además, durante la campaña, Petro recibió el apoyo de nueve de los 16 representantes del Congreso elegidos en la Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, distritos que en 2022 participaron por primera vez en una elección luego de la firma de los Acuerdo de Paz.
Los nombres del futuro gabinete aún no fueron revelados.
El líder el Pacto Histórico buscó ampliar su espacio en las horas previas al balotaje, cuando junto a excandidatos presidenciales, funcionarios y dirigentes de otros espacios políticos sentó las bases de un "Gran Acuerdo Nacional".
Petro, de 62 años, y Márquez, de 40, llegaron a este balotaje luego de ganar la primera vuelta del 29 de mayo con una coalición que reúne a partidos políticos, sindicatos, colectivos originarios y de defensa de las minorías sexuales, movimientos sociales y campesinos.
El programa de Petro, exalcade bogotano, asigna un rol más activo al Estado en temas como jubilaciones, ya que quiere tender a la desprivatización del sistema hacia uno mixto, y recaudación, pues promueve una reforma impositiva estructural con justicia social.
A su vez, insiste en la idea de la "democratización del Estado", "participación vinculante de la ciudadanía" y la formación de "presupuestos participativo”.
Pese a no haber sido uno de los principales ejes de la campaña, Petro consignó en su programa que cumplirá con el Acuerdo Final de Paz con las FARC y que avanzará “en el diálogo con el ELN" para "finiquitar la existencia de la insurgencia armada" y "someteremos a la justicia a los grupos multicrimen" (allí ubicó "en parte" al ELN).
La figura de Márquez fue un punto de empuje para la campaña del Pacto Histórico. Será la primera vicepresidenta afro en un país en el que cerca del 10% de la población es negra o tiene ese origen.
Márquez había sido "probada" en las urnas, porque fue rival de Petro en las interconsultas de marzo y logró unos 785.000 votos. Cuenta con una militancia ambientalista y feminista, fue participante de los diálogos de paz con las FARC, distinguida con varios premios internacionales, y sufrió un atentado por esa participación. Distintas organizaciones feministas han manifestado apoyos a su figura.
En su primer discurso como mandatario electo y frente a miles de seguidores, prometió desarrollar el capitalismo” como forma de “superar el feudalismo y los nuevos esclavismos” que aún rigen en el país, consideró al triunfo “una muestra de que los sueños son posibles” y llamó a regar la “posibilidad de abrir un futuro para todos”.
“Vamos a desarrollar el capitalismo. No porque lo adoremos, sino porque primero tenemos que superar la premodernidad, el feudalismo, los nuevos esclavismos, superar mentalidades atávicas”, remarcó Petro, que llamó a lograr que Colombia sea “una potencia mundial de la vida”.
De pantalón y saco oscuro y camisa blanca, al lado de Márquez, el exalcalde destacó que se trataba de “un día histórico para Colombia, para América Latina, para el mundo” y pronosticó “un cambio real, de verdad”, para el que comprometió “la existencia, la vida misma”.
Había votado por la mañana en Bogotá, cuando llamó a la ciudadanía a estar atenta a cualquier intención de fraude electoral, con el antecedente fresco en la memoria de la elección legislativa, cuando se registraron diferencias sustanciales entre el preconteo y el resultado final.
Hernández, de 77 años, votó en la norteña ciudad de Bucaramanga, de donde fue alcalde, apenas abrieron las mesas a las 8. El empresario había llegado rodeado de un gran esquema de seguridad y no habló ni con los medios ni a sus simpatizantes. Replicó así su comportamiento a lo largo de la campaña de priorizar los mensajes a través de sus redes sociales.
Petro estará al frente de la Casa de Nariño hasta agosto de 2026. Durante ese período deberá atender la grave situación alimentaria que atraviesa Colombia, un país en el que alrededor de 60% de sus habitantes no cuenta con trabajo registrado y un 42% se encuentra en la pobreza.
El gobierno de Duque fue el principal objetivo de críticas durante los meses de protestas liderados por el llamado Comité Nacional del Paro (CNP) en contra de la carestía de la vida durante el 2021.