Sin el Federal B, la vida es mejor

La delicada situación económica de la Argentina vuelve a dejar en evidencia algo indiscutible: la eliminación del Federal B fue positiva.

Con el Regional, los clubes viajan menos y gastan menos en el marco de una crisis económica.
29 JUL 2022 - 12:21 | Actualizado 29 JUL 2022 - 13:13

Por Francisco Caputo

La delicada situación económica de la Argentina vuelve a dejar en evidencia algo indiscutible: la eliminación del Federal B fue positiva.

Su derogación en febrero de 2018, en el inicio de la actual crisis nacional, obedeció a proteger a los clubes de un despilfarro de dinero.

Pero dicha protección también tenía en vista el contexto actual del país. Pablo Toviggino, tesorero de AFA y presidente del Consejo Federal, vio el problema y actuó en consecuencia.

La "fiesta"

El Federal B, con el nombre de Argentino B, nació a mediados de los 90. Diez años después, en el marco de una economía nacional en auge, el Consejo Federal modificó el formato, aumentando cantidad de partidos y kilómetros.

¿El objetivo? Convertir al torneo en una caja recaudatoria. A la par, se creó el Federal C, con el mismo afán lucrativo.

Para ese fin, se gestó el concepto de aporte, una suma fija de dinero que debían pagarle los clubes a la AFA por partido jugado de local. En 2015, dicho aporte equivalía a 500 dólares por encuentro disputado en casa.

Por ende, eran elevadísimos los gastos de los clubes en estos ítems: viajes, comidas, alojamientos y haberes de jugadores golondrina, operativos policiales y aportes a la AFA. Era una bomba de tiempo. Jornada lo indicó en 2013.

Además, hubo un factor clave que agravó el contexto: el enfriamiento del desarrollo económico de la Argentina.

La deuda

Para febrero de 2018, los clubes del Federal B habían acumulado una deuda considerable tras años y años de gasto en el marco de una economía estancada.

Hay dos ejemplos concluyentes: Central Norte de Salta en 2017, había acumulado deuda por un monto de $ 644.341,7 de aquel entonces. Huracán de Comodoro Rivadavia, en tanto, había cosechado un pasivo de $348.140,5.

En ambos casos, no se cuentan gastos por haberes y alojamientos a jugadores, viajes, alojamientos, comidas y operativos policiales.

Hubo 70 clubes intimados por deudas aquel año, una cifra récord. La bomba de tiempo empezaba a estallar.

La solución

Era necesaria una profunda reforma . La regionalización impulsada en 2016 por Toviggino al asumir ese año ayudó a paliar la situación.

La regionalización, que implicaba jugar por cercanía geográfica, provocó reducciones de kilómetros. Además, se redujo la duración del certamen. Eso se tradujo en un alivio para los equipos. Pero no era suficiente.

Dos años después, Toviggino diseñó el cambio de formato, a pedido de los participantes. Se reemplazó al deficitario Federal B por el Regional, con un esquema distinto de competición.

El beneficio del cambio, apoyado por el 90% de los clubes del ex Federal B, quedó en evidencia. Con el esquema actual, se redujeron aún más las distancias y el kilometraje. Y por ende, los costos.

Ascender al Federal A o estar en el umbral del ascenso era una pesadilla de kilómetros y gastos. Ahora, con el Regional, es una autopista.

A la par, se derogó el concepto de aportes de los clubes al Consejo Federal. Tras una reducción empezada en 2016, para el Regional 2020 el aporte al CF fue eliminado por completo.

La vida es mejor

De no haberse eliminado el Federal B en 2018, sería catastrófica la situación de los clubes. Y sería más devastador aún el panorama si se jugase el TFB en la actualidad, en el marco de una crisis seria.

Ese contexto crítico de la República Argentina intentará ser revertido por Sergio Massa, flamante superministro de Economía, quien cuenta con el aval pleno del peronismo.

Sin el Federal B, la vida es mejor. Los números hablan por sí solos.

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Con el Regional, los clubes viajan menos y gastan menos en el marco de una crisis económica.
29 JUL 2022 - 12:21

Por Francisco Caputo

La delicada situación económica de la Argentina vuelve a dejar en evidencia algo indiscutible: la eliminación del Federal B fue positiva.

Su derogación en febrero de 2018, en el inicio de la actual crisis nacional, obedeció a proteger a los clubes de un despilfarro de dinero.

Pero dicha protección también tenía en vista el contexto actual del país. Pablo Toviggino, tesorero de AFA y presidente del Consejo Federal, vio el problema y actuó en consecuencia.

La "fiesta"

El Federal B, con el nombre de Argentino B, nació a mediados de los 90. Diez años después, en el marco de una economía nacional en auge, el Consejo Federal modificó el formato, aumentando cantidad de partidos y kilómetros.

¿El objetivo? Convertir al torneo en una caja recaudatoria. A la par, se creó el Federal C, con el mismo afán lucrativo.

Para ese fin, se gestó el concepto de aporte, una suma fija de dinero que debían pagarle los clubes a la AFA por partido jugado de local. En 2015, dicho aporte equivalía a 500 dólares por encuentro disputado en casa.

Por ende, eran elevadísimos los gastos de los clubes en estos ítems: viajes, comidas, alojamientos y haberes de jugadores golondrina, operativos policiales y aportes a la AFA. Era una bomba de tiempo. Jornada lo indicó en 2013.

Además, hubo un factor clave que agravó el contexto: el enfriamiento del desarrollo económico de la Argentina.

La deuda

Para febrero de 2018, los clubes del Federal B habían acumulado una deuda considerable tras años y años de gasto en el marco de una economía estancada.

Hay dos ejemplos concluyentes: Central Norte de Salta en 2017, había acumulado deuda por un monto de $ 644.341,7 de aquel entonces. Huracán de Comodoro Rivadavia, en tanto, había cosechado un pasivo de $348.140,5.

En ambos casos, no se cuentan gastos por haberes y alojamientos a jugadores, viajes, alojamientos, comidas y operativos policiales.

Hubo 70 clubes intimados por deudas aquel año, una cifra récord. La bomba de tiempo empezaba a estallar.

La solución

Era necesaria una profunda reforma . La regionalización impulsada en 2016 por Toviggino al asumir ese año ayudó a paliar la situación.

La regionalización, que implicaba jugar por cercanía geográfica, provocó reducciones de kilómetros. Además, se redujo la duración del certamen. Eso se tradujo en un alivio para los equipos. Pero no era suficiente.

Dos años después, Toviggino diseñó el cambio de formato, a pedido de los participantes. Se reemplazó al deficitario Federal B por el Regional, con un esquema distinto de competición.

El beneficio del cambio, apoyado por el 90% de los clubes del ex Federal B, quedó en evidencia. Con el esquema actual, se redujeron aún más las distancias y el kilometraje. Y por ende, los costos.

Ascender al Federal A o estar en el umbral del ascenso era una pesadilla de kilómetros y gastos. Ahora, con el Regional, es una autopista.

A la par, se derogó el concepto de aportes de los clubes al Consejo Federal. Tras una reducción empezada en 2016, para el Regional 2020 el aporte al CF fue eliminado por completo.

La vida es mejor

De no haberse eliminado el Federal B en 2018, sería catastrófica la situación de los clubes. Y sería más devastador aún el panorama si se jugase el TFB en la actualidad, en el marco de una crisis seria.

Ese contexto crítico de la República Argentina intentará ser revertido por Sergio Massa, flamante superministro de Economía, quien cuenta con el aval pleno del peronismo.

Sin el Federal B, la vida es mejor. Los números hablan por sí solos.


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