Profesionales del Instituto de Conservación de Ballenas realizaron recientemente la colocación de chips de geolocalización a ballenas que habitan la zona del Golfo Nuevo en Península Valdés. Esto generó cierta incomodidad en los guardafaunas, balleneros y prestadores de servicio de avistaje en Puerto Pirámides por los métodos que utilizan para colocar estos dispositivos. Para despejar dudas, se realizó una reunión informativa.
Los GPS de geolocalización son unos dispositivos de 25 cm y 4 de diámetro. Su valor es de 3 mil dólares cada uno y son financiados por empresas petroleras del Atlántico Norte. Su principal función es recabar información vital sobre el recorrido que hacen las ballenas durante sus viajes por el mar y su comportamiento.
Héctor Casín, guardafauna y veedor del Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut, contó a Jornada los ejes tratados en la reunión entre balleneros y el personal del ICB. “Había muchas dudas por parte de los balleneros sobre la forma en la que se acercaban a los animales, si los molestaban o no para colocarles los dispositivos. Se creía que la forma no era la mejor. Los investigadores explicaron que se hizo de la forma correcta, sin molestar a los animales, incluso cuando creían que el animal no quería saber nada no los molestaban. Fue una reunión muy positiva”.
Poblaciones en peligro
Las poblaciones de ballenas que habitan en ciertas regiones del planeta están en riesgo de desaparecer. El último conteo en el Atlántico Norte lanzó que 300 ballenas habitan allí, mientras que en el Pacífico se identificaron solo a 30. En el sur, en cambio, habita la población que mejor se ha recuperado: el último censo contabilizó más de 1.450 ballenas adultas y 500 ballenatos esta temporada.
Profesionales del Instituto de Conservación de Ballenas realizaron recientemente la colocación de chips de geolocalización a ballenas que habitan la zona del Golfo Nuevo en Península Valdés. Esto generó cierta incomodidad en los guardafaunas, balleneros y prestadores de servicio de avistaje en Puerto Pirámides por los métodos que utilizan para colocar estos dispositivos. Para despejar dudas, se realizó una reunión informativa.
Los GPS de geolocalización son unos dispositivos de 25 cm y 4 de diámetro. Su valor es de 3 mil dólares cada uno y son financiados por empresas petroleras del Atlántico Norte. Su principal función es recabar información vital sobre el recorrido que hacen las ballenas durante sus viajes por el mar y su comportamiento.
Héctor Casín, guardafauna y veedor del Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut, contó a Jornada los ejes tratados en la reunión entre balleneros y el personal del ICB. “Había muchas dudas por parte de los balleneros sobre la forma en la que se acercaban a los animales, si los molestaban o no para colocarles los dispositivos. Se creía que la forma no era la mejor. Los investigadores explicaron que se hizo de la forma correcta, sin molestar a los animales, incluso cuando creían que el animal no quería saber nada no los molestaban. Fue una reunión muy positiva”.
Poblaciones en peligro
Las poblaciones de ballenas que habitan en ciertas regiones del planeta están en riesgo de desaparecer. El último conteo en el Atlántico Norte lanzó que 300 ballenas habitan allí, mientras que en el Pacífico se identificaron solo a 30. En el sur, en cambio, habita la población que mejor se ha recuperado: el último censo contabilizó más de 1.450 ballenas adultas y 500 ballenatos esta temporada.