Cuatro miradas sobre la delincuencia juvenil, un dilema complejo y aún sin una solución

Desde Cadena Tiempo, el programa “Fuera de Hora” reunió las voces de un juez penal, una coordinadora de programas de acompañamiento, un docente y un vecino de Trelew que se reinsertó en la comunidad tras una adolescencia en la criminalidad. La contención familiar, un factor clave.

De primera mano. El juez Di Biase dio su punto de vista desde su vasta experiencia en los tribunales.
25 SEP 2022 - 19:34 | Actualizado 26 SEP 2022 - 11:50

De los últimos 360 casos que este año llegaron a instancias de los jueces en Trelew solamente 14 eran de menores”. La cifra la reveló el juez Marcelo Nieto Di Biase, quien explicó que esa cifra representa sólo el 3% del total de casos. “Dentro del imaginario colectivo se piensa que hay muchos más hechos cometidos por menores, pero los datos dicen que no es así”. También aclaró que “de la cantidad de menores aprehendidos en Chubut, básicamente la mitad, son de Trelew”.

En su visita a Cadena Tiempo, Di Biase compartió datos, habló de los jóvenes que delinquen y brindó su parecer sobre el rol de los jueces dentro del sistema judicial.

De la cantidad de menores detenidos en Trelew, “la mitad son casos de la comisaria Primera y luego en la Segunda. La mayoría de las detenciones de esos menores son entre las 20 y hasta las 6 o 7; en esa franja ocurre la mayoría de las detenciones”.

Detalles

El juez remarcó que uno de cada 3 es menor imputable, pero “el resto sale del sistema penal, porque tienen de 16 a 18 años”. De los que ingresan al sistema “a juicio van pocos, la mayoría salen antes por las opciones que da el propio sistema”.

Sobre el concepto de “puerta giratoria”, Di Biase subrayó q0ue “muchas veces los jueces no tenemos motivos legales para dejar a los imputados detenidos. La ley está establecida de determinada manera, y los jueces sólo la aplicamos. Si dejamos a alguien adentro porque se nos da la gana, esa decisión, el día de mañana, la tenemos que explicar en el Consejo de la Magistratura. Es normal que sea difícil para la gente entender esto, pero es una realidad que viene de la mano de la propia ley”.

“El cambio de leyes o de normas es una discusión que debe darse a nivel político. Porque el juez solo está llamado para hacer cumplir la ley dispuesta. Nuestro país suscribió un montón de tratados de Derecho Humanos que impiden tomar otra política”, completó Di Biase.

“Los jueces, como último eslabón, solo tenemos los casos imputables de menores y aplicamos sanciones penales en los casos más graves. En el COSE, por lo general, hay por lo menos 3 menores detenidos. Si alguno es declarado penalmente responsable se aplica, según la ley, un sistema socio educativo; es decir, mientras permanece en el COSE, se le da educación, tratamiento psicológico, que puede durar un año o lo que se establece, y, cuando termina y alcanza la mayoría de edad, todos los evaluadores que intervinieron hacen un informe diciendo si cumplió el tratamiento. El fin de esto es que el menor sea recuperado”.

“Cuando los tengo sentados –graficó- trato de hablar con los menores, pero, en algunos casos ya me doy cuenta que no va a haber resultado y que estoy hablando sin sentido. El contexto donde viven no es el mismo, si uno ve que no viene nadie a buscarlo, quién se lo lleva. Nos pasó muchas veces que no tenemos a quien entregárselo, porque no viene nadie a buscarlo, entonces: ¿qué va a hacer ese joven cuando salga? ¿a dónde va a ir?”.

Para el juez la ecuación es simple: “No tienen familia que los contenga, no van a la escuela y están en la calle”.#

Programa de Acompañamiento

“El 99% de los chicos en conflicto consume”


Los adolescentes que reinciden en el delito “es porque no tienen a sus padres o porque vienen de familias de delincuencia y ellos siguen esa herencia. Se vuelve muy difícil cortarlo”, analizó Mariela Jones, Coordinadora del Programa de Acompañamiento a Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal.

Hoy tienen una población de 29 adolescentes en conflicto con la Ley, pero la institución lleva 27 años trabajando en Trelew con dos programas: Preventivo y Libertad Asistida.

“Uno se pone a analizar todo el tiempo qué estrategia usar, qué objetivo trabajar y está muy complicada la situación” plantea su referente. Si bien el juez Marcelo Nieto Di Biase “dice que hay padres presentes, chicos que cometen delitos como travesura y no los vemos más”, hay otra realidad con la que ella está más en contacto: chicos que reinciden todo el tiempo.

“Tristemente”

Para definir si un joven va a atravesar una única experiencia delictiva o seguirá en ese mundo, la participación de la familia es clave. “Tristemente puedo decir que la mayoría de los chicos que reiniciden es porque no tienen a sus padres o porque vienen de familias de delincuencia y ellos siguen esa herencia”.

“Son más los chicos que no quieren cambiar de vida y quieren seguir así. Son los que entran y salen todo el tiempo. Hay chicos que podemos recuperar y hay ejemplos de adolescentes que sí salen, que pudieron. Pero otros lamentablemente no” refiirió ante la consulta de Cadena Tiempo.

La realidad más dura de modificar es “cuando es algo que viene de arrastre”, es decir una familia que no pone límites o vive una mala situación socioeconómica. “Hay chicos violentos con sus propios padres, familias que no tienen trabajo ni para comer. Es muy triste la realidad de los adolescentes en la ciudad”.

Pastillas

Jones coincidió con las estadísticas de Jornada acerca de la estrecha relación entre delincuencia y adicciones. “Puedo asegurar que el 99% de los chicos que tenemos en conflicto con la Ley consumen alcohol, marihuana, pastillas. Las pastillas son terribles”.

La falta de recursos y la paternidad o maternidad prematuras consolidan el problema: “La pobreza contribuye al agravamiento de la situación: hay familias que no tienen qué comer; chicos que te dicen que necesitan pañales, porque fueron padres a muy corta edad. Tienen 16 años, no pueden trabajar por ser menores y no pueden alimentar a sus hijos. Realmente es complicada la situación social” explicó.

Más recursos

Jones reclamó potenciar los recursos que el Estado destina a estos programas ya que influye en los resultados reales de recuperación de jóvenes en conflicto: “Los cambios nos llevaron a perder nuestros espacios en los que dictábamos talleres. Hoy sólo tenemos oficinas. Pero cuando dictábamos talleres la población era otra y el resultado que teníamos también era otro”, concluyó la referente en su intervención radial.#

Testimonio

“A los 17 años ya tenía más de 50 causas acumuladas"

Fabián Zaldivia tiene un fuerte pasado en la delincuencia. Logró reinsertarse gracias a la Iglesia y da su ejemplo para que los más jóvenes elijan el camino del estudio.

Sin pelos en la lengua, Fabián Zaldivia recordó su pasado como delincuente juvenil que logró salir de ese círculo vicioso. “Me costó mucho reintegrarme a la sociedad, pero pude hacerlo. Hoy voy a la iglesia evangélica, hago changas de albañilería. Mi vida es del trabajo a la casa con mi pareja y mis tres hijos y de ahí a la iglesia. Mi pareja trabaja hoy en el COSE”.

“Conocí a Dios estando encerrado en el COSE –recordó en Cadena Tiempo-. Cuando era adolescente, tenía a mis amigos, tomaba, me drogaba, tenía problemas con la Policía y nunca nadie me ponía un freno. Mis padres me aconsejaron y nunca me mandaron a hacer nada malo. En casa éramos 10 hermanos, mi papá trabajaba de albañil y mi mamá se encargaba de nosotros, siempre tratando de darnos lo mejor. Mis dos hermanos mayores estuvieron en el COSE. Aunque tenía la contención de mi mamá, la decisión de salir a robar la toma uno por su cuenta”.

Datos

Con 17 años fue preso por un homicidio en una riña. “Pero hasta ese momento ya tenía más de 50 causas acumuladas por robo, amenaza de muerte, todo lo que uno se puede imaginar”.

Su primer delito fue un robo con un amigo. A los 12 ya empuñaba armas. “Hay gente que tiene todo y delinque, yo cuando robaba lo hacía para ayudar a mi mamá para que se le hagan más fáciles las cosas. La mayoría de las veces actué sin hacer daño a los demás. Iba con nervios por el miedo de caer preso. Mi papá no estaba nunca en la casa y cuando quiso poner un freno a mí y mis hermanos ya era demasiado tarde. Yo a los 12 años me manejaba como una persona de 18. Me sentía mal porque sabía que le iba a sacar algo a alguien. Después de robarle me arrepentía”.

Según Zaldivia, “encontraba la felicidad en la calle y los boliches, con la droga y el alcohol. Lideraba una banda, un grupo de amigos donde el que más resaltaba era yo. Hoy la mayoría están presos o muertos. A mí me salvó la iglesia”.

“Cuando salí del COSE después de dos años nadie hizo nada para contenerme, no hicieron ningún tipo de seguimiento cuando estaba en libertad, por eso muchos chicos salen y entran de la cárcel. Estuve tres meses afuera del COSE y volví a caer preso por un robo con arma, con la diferencia de que ahí ya tenía 19 años”.

“Vivís o morís”

Terminó en la Alcaidía. “Ahí adentro vivís o morís. Vi peleas y maltrato de la Policía, asimismo cuando estás con salidas transitorias te empiezan a buscar para que te mandes una cagada y te quedes adentro. Cuando salís de la Alcaidía o el IPP te creés Superman”.

Hace 12 años que no delinque. “Tener un hijo le puso un freno a esa vida que llevaba. Mi hijo sabe lo que hice. Le digo que no haga la misma vida, le aconsejo que estudie”.

“El barrio Moreira 3, donde vivo, es un lugar olvidado por la política hasta que hay elecciones. Andan muchos chicos en la calle, los fines de semana los ves en la puerta de la escuela tomando y drogándose”, graficó además Zaldivia.

“A los jóvenes les diría que no cometan errores por querer ser más que el otro. A las instituciones les diría que la persona que sale de la cárcel debe ser acompañada. A la Policía no sé que decirle, la pasé muy mal con ellos. Antes eran más bravos que ahora”, concluyó.#

Marcos Ramos, docente

“Militarizar los barrios no sirve para nada”

Marcos Ramos es el director de la Escuela 793 del barrio Moreira de Trelew. Sobre los menores que delinquen advirtió que “el camino y la llave son una sola: se llama educación. Si no tenemos un sistema educativo que funcione desde los 3 hasta los 17 años, con formación social, ciudadana, netamente profesional y técnica, no esperemos que los jóvenes logren los objetivos que todos soñamos”.

“El otro punto de la educación es qué hacen los hijos después de salir de la escuela. Es un ejemplo el de la Escuela 793. Cualquier cristiano que se dé una vuelta por este sector de Trelew, llámese Menfa, Amaya, INTA, Banderitas, Pensamiento, Moreira, en ninguno encontramos un lugar de fortalecimiento y esparcimiento cultural o deportivo. Los chicos salen de la escuela y se terminó ahí. Eso invita a que no tengan un sostén en la casa y fácilmente caigan en las situaciones de delincuencia juvenil, que también está ligado al consumo”.

“La delincuencia juvenil tiene que ver también con la realidad económica, un hogar que asegure la cobertura de las necesidades de los hijos. Cualquier joven cuando llega a cierta edad quiere vestirse de otra manera, salir a tomar algo, y no todos cuentan con esos recursos. Y si la familia no puede responder a estas necesidades ingresan al mundo de la delincuencia. Ya no deja de ser un problema por comprarse una mejor zapatilla o salir a tomar algo, sino que en algunos casos es la única opción para poder comer”, le dijo el director a Cadena Tiempo.

Según el docente en Chubut “creció exponencialmente la delincuencia juvenil en los últimos 6 años y eso está muy atado a la problemática que arrastra el sistema educativo. Las clases no pasan del 60% y uno debe pensar que hizo el chico en ese 40% de tiempo que no tuvo clases”. “Podemos militarizar el barrio para bajar la delincuencia si quieren o construir cárceles, pero este tipo de dispositivos no sirven nada para solucionar la delincuencia juvenil. Hay que sentarse a discutir un sistema educativo provincial que acompañe a los chicos y que tenga recursos porque un sistema educativo sin recursos es una orquesta sin instrumentos”, aseguró Ramos sobre el final de su intervención ante la consulta radial.#

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De primera mano. El juez Di Biase dio su punto de vista desde su vasta experiencia en los tribunales.
25 SEP 2022 - 19:34

De los últimos 360 casos que este año llegaron a instancias de los jueces en Trelew solamente 14 eran de menores”. La cifra la reveló el juez Marcelo Nieto Di Biase, quien explicó que esa cifra representa sólo el 3% del total de casos. “Dentro del imaginario colectivo se piensa que hay muchos más hechos cometidos por menores, pero los datos dicen que no es así”. También aclaró que “de la cantidad de menores aprehendidos en Chubut, básicamente la mitad, son de Trelew”.

En su visita a Cadena Tiempo, Di Biase compartió datos, habló de los jóvenes que delinquen y brindó su parecer sobre el rol de los jueces dentro del sistema judicial.

De la cantidad de menores detenidos en Trelew, “la mitad son casos de la comisaria Primera y luego en la Segunda. La mayoría de las detenciones de esos menores son entre las 20 y hasta las 6 o 7; en esa franja ocurre la mayoría de las detenciones”.

Detalles

El juez remarcó que uno de cada 3 es menor imputable, pero “el resto sale del sistema penal, porque tienen de 16 a 18 años”. De los que ingresan al sistema “a juicio van pocos, la mayoría salen antes por las opciones que da el propio sistema”.

Sobre el concepto de “puerta giratoria”, Di Biase subrayó q0ue “muchas veces los jueces no tenemos motivos legales para dejar a los imputados detenidos. La ley está establecida de determinada manera, y los jueces sólo la aplicamos. Si dejamos a alguien adentro porque se nos da la gana, esa decisión, el día de mañana, la tenemos que explicar en el Consejo de la Magistratura. Es normal que sea difícil para la gente entender esto, pero es una realidad que viene de la mano de la propia ley”.

“El cambio de leyes o de normas es una discusión que debe darse a nivel político. Porque el juez solo está llamado para hacer cumplir la ley dispuesta. Nuestro país suscribió un montón de tratados de Derecho Humanos que impiden tomar otra política”, completó Di Biase.

“Los jueces, como último eslabón, solo tenemos los casos imputables de menores y aplicamos sanciones penales en los casos más graves. En el COSE, por lo general, hay por lo menos 3 menores detenidos. Si alguno es declarado penalmente responsable se aplica, según la ley, un sistema socio educativo; es decir, mientras permanece en el COSE, se le da educación, tratamiento psicológico, que puede durar un año o lo que se establece, y, cuando termina y alcanza la mayoría de edad, todos los evaluadores que intervinieron hacen un informe diciendo si cumplió el tratamiento. El fin de esto es que el menor sea recuperado”.

“Cuando los tengo sentados –graficó- trato de hablar con los menores, pero, en algunos casos ya me doy cuenta que no va a haber resultado y que estoy hablando sin sentido. El contexto donde viven no es el mismo, si uno ve que no viene nadie a buscarlo, quién se lo lleva. Nos pasó muchas veces que no tenemos a quien entregárselo, porque no viene nadie a buscarlo, entonces: ¿qué va a hacer ese joven cuando salga? ¿a dónde va a ir?”.

Para el juez la ecuación es simple: “No tienen familia que los contenga, no van a la escuela y están en la calle”.#

Programa de Acompañamiento

“El 99% de los chicos en conflicto consume”


Los adolescentes que reinciden en el delito “es porque no tienen a sus padres o porque vienen de familias de delincuencia y ellos siguen esa herencia. Se vuelve muy difícil cortarlo”, analizó Mariela Jones, Coordinadora del Programa de Acompañamiento a Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal.

Hoy tienen una población de 29 adolescentes en conflicto con la Ley, pero la institución lleva 27 años trabajando en Trelew con dos programas: Preventivo y Libertad Asistida.

“Uno se pone a analizar todo el tiempo qué estrategia usar, qué objetivo trabajar y está muy complicada la situación” plantea su referente. Si bien el juez Marcelo Nieto Di Biase “dice que hay padres presentes, chicos que cometen delitos como travesura y no los vemos más”, hay otra realidad con la que ella está más en contacto: chicos que reinciden todo el tiempo.

“Tristemente”

Para definir si un joven va a atravesar una única experiencia delictiva o seguirá en ese mundo, la participación de la familia es clave. “Tristemente puedo decir que la mayoría de los chicos que reiniciden es porque no tienen a sus padres o porque vienen de familias de delincuencia y ellos siguen esa herencia”.

“Son más los chicos que no quieren cambiar de vida y quieren seguir así. Son los que entran y salen todo el tiempo. Hay chicos que podemos recuperar y hay ejemplos de adolescentes que sí salen, que pudieron. Pero otros lamentablemente no” refiirió ante la consulta de Cadena Tiempo.

La realidad más dura de modificar es “cuando es algo que viene de arrastre”, es decir una familia que no pone límites o vive una mala situación socioeconómica. “Hay chicos violentos con sus propios padres, familias que no tienen trabajo ni para comer. Es muy triste la realidad de los adolescentes en la ciudad”.

Pastillas

Jones coincidió con las estadísticas de Jornada acerca de la estrecha relación entre delincuencia y adicciones. “Puedo asegurar que el 99% de los chicos que tenemos en conflicto con la Ley consumen alcohol, marihuana, pastillas. Las pastillas son terribles”.

La falta de recursos y la paternidad o maternidad prematuras consolidan el problema: “La pobreza contribuye al agravamiento de la situación: hay familias que no tienen qué comer; chicos que te dicen que necesitan pañales, porque fueron padres a muy corta edad. Tienen 16 años, no pueden trabajar por ser menores y no pueden alimentar a sus hijos. Realmente es complicada la situación social” explicó.

Más recursos

Jones reclamó potenciar los recursos que el Estado destina a estos programas ya que influye en los resultados reales de recuperación de jóvenes en conflicto: “Los cambios nos llevaron a perder nuestros espacios en los que dictábamos talleres. Hoy sólo tenemos oficinas. Pero cuando dictábamos talleres la población era otra y el resultado que teníamos también era otro”, concluyó la referente en su intervención radial.#

Testimonio

“A los 17 años ya tenía más de 50 causas acumuladas"

Fabián Zaldivia tiene un fuerte pasado en la delincuencia. Logró reinsertarse gracias a la Iglesia y da su ejemplo para que los más jóvenes elijan el camino del estudio.

Sin pelos en la lengua, Fabián Zaldivia recordó su pasado como delincuente juvenil que logró salir de ese círculo vicioso. “Me costó mucho reintegrarme a la sociedad, pero pude hacerlo. Hoy voy a la iglesia evangélica, hago changas de albañilería. Mi vida es del trabajo a la casa con mi pareja y mis tres hijos y de ahí a la iglesia. Mi pareja trabaja hoy en el COSE”.

“Conocí a Dios estando encerrado en el COSE –recordó en Cadena Tiempo-. Cuando era adolescente, tenía a mis amigos, tomaba, me drogaba, tenía problemas con la Policía y nunca nadie me ponía un freno. Mis padres me aconsejaron y nunca me mandaron a hacer nada malo. En casa éramos 10 hermanos, mi papá trabajaba de albañil y mi mamá se encargaba de nosotros, siempre tratando de darnos lo mejor. Mis dos hermanos mayores estuvieron en el COSE. Aunque tenía la contención de mi mamá, la decisión de salir a robar la toma uno por su cuenta”.

Datos

Con 17 años fue preso por un homicidio en una riña. “Pero hasta ese momento ya tenía más de 50 causas acumuladas por robo, amenaza de muerte, todo lo que uno se puede imaginar”.

Su primer delito fue un robo con un amigo. A los 12 ya empuñaba armas. “Hay gente que tiene todo y delinque, yo cuando robaba lo hacía para ayudar a mi mamá para que se le hagan más fáciles las cosas. La mayoría de las veces actué sin hacer daño a los demás. Iba con nervios por el miedo de caer preso. Mi papá no estaba nunca en la casa y cuando quiso poner un freno a mí y mis hermanos ya era demasiado tarde. Yo a los 12 años me manejaba como una persona de 18. Me sentía mal porque sabía que le iba a sacar algo a alguien. Después de robarle me arrepentía”.

Según Zaldivia, “encontraba la felicidad en la calle y los boliches, con la droga y el alcohol. Lideraba una banda, un grupo de amigos donde el que más resaltaba era yo. Hoy la mayoría están presos o muertos. A mí me salvó la iglesia”.

“Cuando salí del COSE después de dos años nadie hizo nada para contenerme, no hicieron ningún tipo de seguimiento cuando estaba en libertad, por eso muchos chicos salen y entran de la cárcel. Estuve tres meses afuera del COSE y volví a caer preso por un robo con arma, con la diferencia de que ahí ya tenía 19 años”.

“Vivís o morís”

Terminó en la Alcaidía. “Ahí adentro vivís o morís. Vi peleas y maltrato de la Policía, asimismo cuando estás con salidas transitorias te empiezan a buscar para que te mandes una cagada y te quedes adentro. Cuando salís de la Alcaidía o el IPP te creés Superman”.

Hace 12 años que no delinque. “Tener un hijo le puso un freno a esa vida que llevaba. Mi hijo sabe lo que hice. Le digo que no haga la misma vida, le aconsejo que estudie”.

“El barrio Moreira 3, donde vivo, es un lugar olvidado por la política hasta que hay elecciones. Andan muchos chicos en la calle, los fines de semana los ves en la puerta de la escuela tomando y drogándose”, graficó además Zaldivia.

“A los jóvenes les diría que no cometan errores por querer ser más que el otro. A las instituciones les diría que la persona que sale de la cárcel debe ser acompañada. A la Policía no sé que decirle, la pasé muy mal con ellos. Antes eran más bravos que ahora”, concluyó.#

Marcos Ramos, docente

“Militarizar los barrios no sirve para nada”

Marcos Ramos es el director de la Escuela 793 del barrio Moreira de Trelew. Sobre los menores que delinquen advirtió que “el camino y la llave son una sola: se llama educación. Si no tenemos un sistema educativo que funcione desde los 3 hasta los 17 años, con formación social, ciudadana, netamente profesional y técnica, no esperemos que los jóvenes logren los objetivos que todos soñamos”.

“El otro punto de la educación es qué hacen los hijos después de salir de la escuela. Es un ejemplo el de la Escuela 793. Cualquier cristiano que se dé una vuelta por este sector de Trelew, llámese Menfa, Amaya, INTA, Banderitas, Pensamiento, Moreira, en ninguno encontramos un lugar de fortalecimiento y esparcimiento cultural o deportivo. Los chicos salen de la escuela y se terminó ahí. Eso invita a que no tengan un sostén en la casa y fácilmente caigan en las situaciones de delincuencia juvenil, que también está ligado al consumo”.

“La delincuencia juvenil tiene que ver también con la realidad económica, un hogar que asegure la cobertura de las necesidades de los hijos. Cualquier joven cuando llega a cierta edad quiere vestirse de otra manera, salir a tomar algo, y no todos cuentan con esos recursos. Y si la familia no puede responder a estas necesidades ingresan al mundo de la delincuencia. Ya no deja de ser un problema por comprarse una mejor zapatilla o salir a tomar algo, sino que en algunos casos es la única opción para poder comer”, le dijo el director a Cadena Tiempo.

Según el docente en Chubut “creció exponencialmente la delincuencia juvenil en los últimos 6 años y eso está muy atado a la problemática que arrastra el sistema educativo. Las clases no pasan del 60% y uno debe pensar que hizo el chico en ese 40% de tiempo que no tuvo clases”. “Podemos militarizar el barrio para bajar la delincuencia si quieren o construir cárceles, pero este tipo de dispositivos no sirven nada para solucionar la delincuencia juvenil. Hay que sentarse a discutir un sistema educativo provincial que acompañe a los chicos y que tenga recursos porque un sistema educativo sin recursos es una orquesta sin instrumentos”, aseguró Ramos sobre el final de su intervención ante la consulta radial.#


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