"En 2005, cuando yo tenía 18 años participaba como católico de un grupo ecuménico donde un compañero evangelista me contó que estaba yendo a un psicólogo cristiano y como yo quería empezar terapia porque estaba confundido respecto a qué hacer cuando terminara el secundario, me pareció que fuera uno que compartiera mi fe", dijo a Télam el santafesino Gastón Onetto (35).
Pero el futuro vocacional de Onetto fue tema las dos primeras sesiones hasta que el joven contó que había comenzado a salir con otro chico. "Fue como si le hubiera dicho que había visto el diablo, por la cara de espanto que puso", recordó.
"No empezó a desplegar enseguida todo el discurso (patologizador), sino que se tomó seis meses para construirme un problema que él denominó 'quebrantamiento de género'. Esto te lo puedo contar ahora después de revisar y revisarme, y con todos mis conocimientos de ahora", contó Onetto que es actor, performer y psicólogo.
"Nunca antes me había encontrado con alguien -que encima era profesional de la salud mental-, que me dijera que la homosexualidad era una enfermedad. Si bien sabía que moralmente no era bien vista o aceptado por la Iglesia, yo me lo estaba permitiendo", señaló.
Onetto dijo que en esos casos "aluden principalmente como problema a la falta de un padre, -ausencia real o imaginaria-, madre entrometida y el abuso. Es una mezcolanza, muy contradictorio, un atentado a la inteligencia pero a mí me terminaron atrapando".
"El tratamiento propiamente dicho estaba basado en evitar el estilo de vida gay: abstenerse de tener amigos gays y de habitar espacios como boliches LGBT+ o saunas; no relacionarte con personas que consideraran que estaba bien la homosexualidad; evitar cierta ropa, música, lectura y programas de TV", agregó.
El momento crítico sobrevino cuando, a instancias de su psicólogo cristiano, asistió a un "campamento de cura gay" de 10 días. "Participamos como 200 personas de diferentes lugares de Latinoamérica, la mayoría adultos jóvenes de entre 20 y 30 años", evocó.
"El campamento buscaba formar nuevos líderes y básicamente había charlas, oraciones, prédicas y testimonios de exgays. No podías pasarte los teléfonos ni hablar con nadie de manera individual, pero imaginate cientos de maricas, tortas, tratando de no hablarnos, era bizarrísimo y hermoso a la vez, porque sucedía igual, y esas fugas me mostraron que no era posible sostener la doble vida que algunas personas llevaban décadas sosteniendo", dijo.
El joven explicó que el encuentro era coorganizado por la desaparecida Exodus Internacional y el programa Living Water de la iglesia evangélica Manantial en el Desierto junto "a una organización que existe hace 40 años en Córdoba que es el Ministerio de la Restauración".
Onetto se sintió interpelado por el testimonio de una persona de 65 años con nietos que tituló su presentación "Había una vez un homosexual" pero que durante su alocución contó que "seguía luchando con la tendencia" como el primer día, como hacen las personas con adicciones.
"Eso me abrió los ojos y dije 'no quiero vivir así'", contó y a su regreso ya no fue el mismo.
Cuando le planteó a su psicólogo que ya no iba a seguir con la terapia, el terapeuta no se dio por vencido. "Me dijo 'Gastón es tu salvación eterna, lo que está en juego; además, vos estudias psicología, ¿cómo un ciego va a guiar otro ciego?'".
"No volví más, pero 10 años después me encontré en el hotel donde hice el campamento y comencé a elaborar lo traumático que me había pasado. Ya siendo psicólogo, comencé a crear un personaje para poner palabras lo que me había pasado y denunciar las terapias a través del teatro", contó sobre su obra "La Cura" que se exhibió en la sala Estudio Barnó de la ciudad de Santa Fe.
Onetto contó que cuando en 2019 conoció a un joven a quien habían invitado a un campamento, sintió que debía hacer algo. "Decidía denunciar al que fue mi terapeuta ante el Colegio de Psicólogos de Santa Fe", dijo.
Fue la primera vez que una entidad de este tipo recibía una denuncia por esta causa.
Si bien el denunciado no fue sancionado por encontrar el tribunal de ética que los hechos ya estaban prescriptos, el Colegio emitió un pronunciamiento público para "manifestar repudio" a los Ecosig por considerarlos equiparables "con métodos de tortura".
"Como profesional de la salud, esta experiencia personal me puso en sobreaviso sobre mis propias prácticas, de lo nocivo que puede ser el ámbito médico, y la importancia de acompañar a las disidencias que vienen dañadas por las prácticas más diversas, porque las Ecosig son la forma más organizada pero luego tenés profesionales que son homo o transodiantes por su propio marco moral y realizan intervenciones con ese sesgo", dijo.
"En 2005, cuando yo tenía 18 años participaba como católico de un grupo ecuménico donde un compañero evangelista me contó que estaba yendo a un psicólogo cristiano y como yo quería empezar terapia porque estaba confundido respecto a qué hacer cuando terminara el secundario, me pareció que fuera uno que compartiera mi fe", dijo a Télam el santafesino Gastón Onetto (35).
Pero el futuro vocacional de Onetto fue tema las dos primeras sesiones hasta que el joven contó que había comenzado a salir con otro chico. "Fue como si le hubiera dicho que había visto el diablo, por la cara de espanto que puso", recordó.
"No empezó a desplegar enseguida todo el discurso (patologizador), sino que se tomó seis meses para construirme un problema que él denominó 'quebrantamiento de género'. Esto te lo puedo contar ahora después de revisar y revisarme, y con todos mis conocimientos de ahora", contó Onetto que es actor, performer y psicólogo.
"Nunca antes me había encontrado con alguien -que encima era profesional de la salud mental-, que me dijera que la homosexualidad era una enfermedad. Si bien sabía que moralmente no era bien vista o aceptado por la Iglesia, yo me lo estaba permitiendo", señaló.
Onetto dijo que en esos casos "aluden principalmente como problema a la falta de un padre, -ausencia real o imaginaria-, madre entrometida y el abuso. Es una mezcolanza, muy contradictorio, un atentado a la inteligencia pero a mí me terminaron atrapando".
"El tratamiento propiamente dicho estaba basado en evitar el estilo de vida gay: abstenerse de tener amigos gays y de habitar espacios como boliches LGBT+ o saunas; no relacionarte con personas que consideraran que estaba bien la homosexualidad; evitar cierta ropa, música, lectura y programas de TV", agregó.
El momento crítico sobrevino cuando, a instancias de su psicólogo cristiano, asistió a un "campamento de cura gay" de 10 días. "Participamos como 200 personas de diferentes lugares de Latinoamérica, la mayoría adultos jóvenes de entre 20 y 30 años", evocó.
"El campamento buscaba formar nuevos líderes y básicamente había charlas, oraciones, prédicas y testimonios de exgays. No podías pasarte los teléfonos ni hablar con nadie de manera individual, pero imaginate cientos de maricas, tortas, tratando de no hablarnos, era bizarrísimo y hermoso a la vez, porque sucedía igual, y esas fugas me mostraron que no era posible sostener la doble vida que algunas personas llevaban décadas sosteniendo", dijo.
El joven explicó que el encuentro era coorganizado por la desaparecida Exodus Internacional y el programa Living Water de la iglesia evangélica Manantial en el Desierto junto "a una organización que existe hace 40 años en Córdoba que es el Ministerio de la Restauración".
Onetto se sintió interpelado por el testimonio de una persona de 65 años con nietos que tituló su presentación "Había una vez un homosexual" pero que durante su alocución contó que "seguía luchando con la tendencia" como el primer día, como hacen las personas con adicciones.
"Eso me abrió los ojos y dije 'no quiero vivir así'", contó y a su regreso ya no fue el mismo.
Cuando le planteó a su psicólogo que ya no iba a seguir con la terapia, el terapeuta no se dio por vencido. "Me dijo 'Gastón es tu salvación eterna, lo que está en juego; además, vos estudias psicología, ¿cómo un ciego va a guiar otro ciego?'".
"No volví más, pero 10 años después me encontré en el hotel donde hice el campamento y comencé a elaborar lo traumático que me había pasado. Ya siendo psicólogo, comencé a crear un personaje para poner palabras lo que me había pasado y denunciar las terapias a través del teatro", contó sobre su obra "La Cura" que se exhibió en la sala Estudio Barnó de la ciudad de Santa Fe.
Onetto contó que cuando en 2019 conoció a un joven a quien habían invitado a un campamento, sintió que debía hacer algo. "Decidía denunciar al que fue mi terapeuta ante el Colegio de Psicólogos de Santa Fe", dijo.
Fue la primera vez que una entidad de este tipo recibía una denuncia por esta causa.
Si bien el denunciado no fue sancionado por encontrar el tribunal de ética que los hechos ya estaban prescriptos, el Colegio emitió un pronunciamiento público para "manifestar repudio" a los Ecosig por considerarlos equiparables "con métodos de tortura".
"Como profesional de la salud, esta experiencia personal me puso en sobreaviso sobre mis propias prácticas, de lo nocivo que puede ser el ámbito médico, y la importancia de acompañar a las disidencias que vienen dañadas por las prácticas más diversas, porque las Ecosig son la forma más organizada pero luego tenés profesionales que son homo o transodiantes por su propio marco moral y realizan intervenciones con ese sesgo", dijo.