Editorial / La interna inoportuna

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05 NOV 2022 - 20:42 | Actualizado 05 NOV 2022 - 22:09

No te pido que atajes las que van adentro, pero por lo menos no te metas las que van afuera”, le dijo alguna vez el genial Alfredo Di Stéfano a un arquero del Valencia, uno de los tantos equipos que dirigió el argentino. La frase se adapta perfectamente a la crisis que vive actualmente el Gabinete provincial, con el ministro Gobierno Cristian Ayala a la cabeza, agitando un enfrentamiento con varios integrantes del equipo provincial, en especial con la ministra de Familia, Mirta Simone, y el de Educación, José Grazzini, y convencido por algún iluminado desde las sombras de que dinamitar la relación con la conducción de ATE, el principal gremio de trabajadores estatales, es una buena idea para llegar a diciembre, el mes en donde todo se recalienta y más de una vez ha estallado por el aire. Es decir, algo así como meter las que van afuera.

Error garrafal

Luego de los denodados esfuerzos del gobernador Mariano Arcioni, del vice Ricardo Sastre sosteniendo de la Legislatura y de algunos de sus pocos ministros eficientes para encarrilar la dificilísima situación económica de hace un par de años, con sueldos escalonados y una crisis política galopante, la impericia de Ayala y de algunos otros que se vanaglorian de sus sucesivos errores políticos no hacen más que limar el poder que había logrado recomponer el gobernador.

La tranquilidad lograda tras los duros años 2020 y 2021 sólo fue alterada en diciembre del año pasado por otro grave error político del Gobierno, que no fue la idea de intentar debatir un cambio en la matriz productiva de Chubut sino la inoportunidad y las malas formas con la que se avanzó con la fallida Ley de Zonificación Minera, que dio rienda suelta a una locura de fuego y destrozos de un lado, y a una brutal represión policial del otro.

Tras aquel diciembre ardiente, todo terminó encaminándose hacia un 2022 con discusiones más razonables, sobre todo con los gremios que vienen pidiendo recomponer sus salarios atrasados por la inflación. Por supuesto, hubo y seguirá habiendo tirantez, sobre todo con los sindicatos docentes, pero la llegada a la cartera educativa de Grazzini calmó un poco las aguas y se acercaron las posiciones.

Fin de año agitado

La interna impulsada por Ayala viene dinamitando cualquier posibilidad de llegar a diciembre con cierta paz. Al ministro de Gobierno, por ejemplo, le adjudican haber boicoteado el acuerdo firmado por el Gobierno el 4 de octubre pasado con los gremios docentes -incluida la ATECh, que después quiso “bajarse”-, que el Ministerio de Economía tuvo problemas para liquidar en tiempo y forma y en línea con lo que se había firmado. Ayala alardea en privado que su cercanía con el ministro de Economía, Oscar Antonena, lo ayuda a la hora de jugar la interna del Gabinete. Otro error garrafal.

Precisamente, disponer de los fondos para Educación fue uno de los puntos que Grazzini le remarcó al gobernador como condición para asumir hace tres meses en el Ministerio, además de manejar la paritaria docente (esto es, sin Ayala obstruyendo). Los fondos no son poca cosa: se trata de algo más de 800 millones mensuales que transfiere Nación por la Ley de Financiamiento Educativo, que desde hace un tiempo entran directamente a Rentas Generales, cuando deberían ser administrados por el Ministerio de Educación.

A esta altura muchos se preguntan por qué llegó la ministra Simone al Gabinete hace poco menos de un año, si no era por ser una activa dirigente de ATE, además de la pareja de Guillermo Quiroga, el secretario general del gremio. De aquel acuerdo a esta interna encarnizada, nadie puede explicar los beneficios. Menos, la realización de una reunión de Gabinete en Comodoro Rivadavia el lunes pasado, sin Simone, en la que Ayala insistió en ir a la “guerra” contra ATE. Inoportuno e innecesario. “Le das a jugar con tierra y se moja”, ironizaron algunos enemigos de Ayala.

Lemas y llegada tarde

En medio de los desajustes del Gobierno provincial, la discusión electoral bajó un poco la intensidad en la semana que pasó pero sigue habiendo reuniones y contactos en los que se discute cuál será el escenario sobre el que se jugarán las próximas elecciones.

Si bien hay un proyecto listo para ser debatido que elimina las PASO, nadie se anima a descartar que aparezca otro más ambicioso para imponer un sistema de lemas, como el que actualmente rige en otras cinco provincias: Formosa, Santa Cruz, Misiones, San Juan y, desde la semana pasada, San Luis.

El diputado nacional Santiago Igon (Frente de Todos) salió sin medias tintas a opinar en términos similares a los que se había expresado el vicegobernador Sastre, que tampoco descartó aplicar una Ley de Lemas para el próximo turno electoral. “Es un sistema que puede funcionar”, dijo Igon, que sin embargo aclaró que “primero se debe escuchar distintas opiniones de referentes políticos”.

En el peronismo y en el radicalismo chubutense no son pocos lo que creen que, aunque arriesgado, una Ley de Lemas podría darles más competitividad a sus ofertas electorales porque se jugaría la interna el mismo día que la elección general, lo que anularía la posibilidad de dispersión de votos que suele haber ahora de las PASO a las generales.

El otro competidor fuerte dentro del peronismo, además de Sastre, es el intendente Juan Pablo Luque, que la semana pasada hizo una nueva salida por el territorio que pretende gobernar a partir de diciembre de 2023. Fue a Esquel y llegó más de una hora tarde a un encuentro con dirigentes y militantes, lo que le restó público, le multiplicó críticas por lo bajo y dejó a la mayoría con gusto a poco.

La carrera electoral ya comenzó, aunque no todos aprietan el acelerador con la misma intensidad.#

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05 NOV 2022 - 20:42

No te pido que atajes las que van adentro, pero por lo menos no te metas las que van afuera”, le dijo alguna vez el genial Alfredo Di Stéfano a un arquero del Valencia, uno de los tantos equipos que dirigió el argentino. La frase se adapta perfectamente a la crisis que vive actualmente el Gabinete provincial, con el ministro Gobierno Cristian Ayala a la cabeza, agitando un enfrentamiento con varios integrantes del equipo provincial, en especial con la ministra de Familia, Mirta Simone, y el de Educación, José Grazzini, y convencido por algún iluminado desde las sombras de que dinamitar la relación con la conducción de ATE, el principal gremio de trabajadores estatales, es una buena idea para llegar a diciembre, el mes en donde todo se recalienta y más de una vez ha estallado por el aire. Es decir, algo así como meter las que van afuera.

Error garrafal

Luego de los denodados esfuerzos del gobernador Mariano Arcioni, del vice Ricardo Sastre sosteniendo de la Legislatura y de algunos de sus pocos ministros eficientes para encarrilar la dificilísima situación económica de hace un par de años, con sueldos escalonados y una crisis política galopante, la impericia de Ayala y de algunos otros que se vanaglorian de sus sucesivos errores políticos no hacen más que limar el poder que había logrado recomponer el gobernador.

La tranquilidad lograda tras los duros años 2020 y 2021 sólo fue alterada en diciembre del año pasado por otro grave error político del Gobierno, que no fue la idea de intentar debatir un cambio en la matriz productiva de Chubut sino la inoportunidad y las malas formas con la que se avanzó con la fallida Ley de Zonificación Minera, que dio rienda suelta a una locura de fuego y destrozos de un lado, y a una brutal represión policial del otro.

Tras aquel diciembre ardiente, todo terminó encaminándose hacia un 2022 con discusiones más razonables, sobre todo con los gremios que vienen pidiendo recomponer sus salarios atrasados por la inflación. Por supuesto, hubo y seguirá habiendo tirantez, sobre todo con los sindicatos docentes, pero la llegada a la cartera educativa de Grazzini calmó un poco las aguas y se acercaron las posiciones.

Fin de año agitado

La interna impulsada por Ayala viene dinamitando cualquier posibilidad de llegar a diciembre con cierta paz. Al ministro de Gobierno, por ejemplo, le adjudican haber boicoteado el acuerdo firmado por el Gobierno el 4 de octubre pasado con los gremios docentes -incluida la ATECh, que después quiso “bajarse”-, que el Ministerio de Economía tuvo problemas para liquidar en tiempo y forma y en línea con lo que se había firmado. Ayala alardea en privado que su cercanía con el ministro de Economía, Oscar Antonena, lo ayuda a la hora de jugar la interna del Gabinete. Otro error garrafal.

Precisamente, disponer de los fondos para Educación fue uno de los puntos que Grazzini le remarcó al gobernador como condición para asumir hace tres meses en el Ministerio, además de manejar la paritaria docente (esto es, sin Ayala obstruyendo). Los fondos no son poca cosa: se trata de algo más de 800 millones mensuales que transfiere Nación por la Ley de Financiamiento Educativo, que desde hace un tiempo entran directamente a Rentas Generales, cuando deberían ser administrados por el Ministerio de Educación.

A esta altura muchos se preguntan por qué llegó la ministra Simone al Gabinete hace poco menos de un año, si no era por ser una activa dirigente de ATE, además de la pareja de Guillermo Quiroga, el secretario general del gremio. De aquel acuerdo a esta interna encarnizada, nadie puede explicar los beneficios. Menos, la realización de una reunión de Gabinete en Comodoro Rivadavia el lunes pasado, sin Simone, en la que Ayala insistió en ir a la “guerra” contra ATE. Inoportuno e innecesario. “Le das a jugar con tierra y se moja”, ironizaron algunos enemigos de Ayala.

Lemas y llegada tarde

En medio de los desajustes del Gobierno provincial, la discusión electoral bajó un poco la intensidad en la semana que pasó pero sigue habiendo reuniones y contactos en los que se discute cuál será el escenario sobre el que se jugarán las próximas elecciones.

Si bien hay un proyecto listo para ser debatido que elimina las PASO, nadie se anima a descartar que aparezca otro más ambicioso para imponer un sistema de lemas, como el que actualmente rige en otras cinco provincias: Formosa, Santa Cruz, Misiones, San Juan y, desde la semana pasada, San Luis.

El diputado nacional Santiago Igon (Frente de Todos) salió sin medias tintas a opinar en términos similares a los que se había expresado el vicegobernador Sastre, que tampoco descartó aplicar una Ley de Lemas para el próximo turno electoral. “Es un sistema que puede funcionar”, dijo Igon, que sin embargo aclaró que “primero se debe escuchar distintas opiniones de referentes políticos”.

En el peronismo y en el radicalismo chubutense no son pocos lo que creen que, aunque arriesgado, una Ley de Lemas podría darles más competitividad a sus ofertas electorales porque se jugaría la interna el mismo día que la elección general, lo que anularía la posibilidad de dispersión de votos que suele haber ahora de las PASO a las generales.

El otro competidor fuerte dentro del peronismo, además de Sastre, es el intendente Juan Pablo Luque, que la semana pasada hizo una nueva salida por el territorio que pretende gobernar a partir de diciembre de 2023. Fue a Esquel y llegó más de una hora tarde a un encuentro con dirigentes y militantes, lo que le restó público, le multiplicó críticas por lo bajo y dejó a la mayoría con gusto a poco.

La carrera electoral ya comenzó, aunque no todos aprietan el acelerador con la misma intensidad.#


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