Se murió su papá, sufrió una profunda depresión y el fútbol le dio refugio

Es la historia de CrisitIan Emanuel Arancibia, delantero de La Ribera. El pasado miércoles volvió a jugar al fútbol tras haber superado un infierno. "La vida me la salvaron mi mamá y mi abuela, y el fútbol me ayudó a salir", expresó.

11 NOV 2022 - 19:02 | Actualizado 12 NOV 2022 - 19:08

Por Francisco Caputo

El pasado miércoles, Cristian Emanuel Arancibia volvió a debutar en Reserva. A sus 21 años, “Manu” jugó los últimos diez minutos del triunfo de La Ribera ante Huracán, válido por la última fecha de la primera fase. El delantero centro disfrutó cada segundo que le tocó estar en el césped de El Tehuelche con los colores del líder de la Zona 1 del Clausura masculino de la Liga del Valle.

Tamaño disfrute estuvo precedido por un infierno que estuvo a punto de no contar. En agosto pasado, agobiado por una angustia extrema, decidió terminar con su vida de forma drástica. Su abuela María y su madre Patricia evitaron que el desenlace fuera trágico. “Mi cabeza estaba preparada para hacer cualquier locura”, le comentó a Jornada el joven capitalino.

“La vida me la salvaron mi mama y mi abuela. Y el fútbol me ayudó a salir del pozo depresivo donde estaba; se encargó de sacarme adelante, de ayudarme a recuperar la sonrisa y de volver tener la autoestima de amarme”, expresó con emoción. El domingo, dicho sea de paso, cumple años.

El padre

En la década pasada, “Manu” sonreía a pleno. Pero la muerte de su papá Cristian, en 2017, cambió radicalmente su vida.

“Yo tenía 16 años cuando murió en 2017. Mi papá sufría de ELA, es una enfermedad que ataca los músculos, terminó falleciendo por un paro cardiorrespiratorio”, enunció el joven. ELA es la enfermedad padecida por el exsenador Esteban Bullrich.

“Los primeros tiempos no fueron tan duros, pero con el correr de los días empezó a hacerse más difícil. Mi papá era mi mejor amigo, mi compañero, me incentivaba a hacer muchas cosas”, recalcó.

“Gracias a mi papá, soy músico también. Fui a lnstituto 805 de Bellas Artes, de 2011 al 2017 tomé clases de canto, guitarra y piano. Era muy feliz”, comentó.

Pero esa luz, empezó a apagarse. “Después de su partida fue todo más difícil y costoso”, sentenció.

Las sombras

“Con el tiempo, fui padeciendo el duelo; sufría mucho, intentaba algo y me frustraba”, explicó “Manu”, el apodo que le puso su papá.

En 2018, terminó la secundaria y debutó en la Reserva de La Ribera, club donde se formó como jugador. Jugó su primer ante Los Aromos, en una victoria por 2-1 fuera de casa. Pero posteriormente dejó el fútbol por cuestiones laborale.

Procuró ser enfermero, pero no consiguió el objetivo deseado. Antes de la pandemia, se anotó como aspirante en la banda de la Policía del Chubut, pero la pandemia complicó sus planes.

“En 2021, por ejemplo, intenté entrar a la Escuela de Cadetes de la Policía, pero en el campamento sentía soledad al no poder comunicarme con mi familia, extrañaba a mi mamá y pensaba mucho en mi papá. No tenerlo a él es muy duro”, relató.

“Me dí de baja en el campamento. Lloré muchísimo porque estaba frustrado, sentía que la vida pasaba y no me salía nada. Sentía que le fallaba a mi mamá”, comentó con angustia. “En julio y agosto pude volver a la banda”, agregó.

El 26 de agosto

Este año, la bomba explotó. “La soledad estaba bien presente. Me aferraba a muchas personas que se habían ido”, narró “Manu”.

“Llega el 26 de agosto, no me voy a olvidar más esa fecha; venía varios meses llorando, sufriendo no entendía muchas cosas me invadía la soledad, me daba miedo de estar solo en casa”, resaltó con una energía intensa.

“No sabía como expresar mi soledad, lo que pasaba en mi cabeza, era muy feo, pedía que no me dejaran solo”, acotó. En ese contexto, él ya había tomado la trágica decisión. Y la llevó a cabo.

“En ese momento, apareció mi abuela. Me puso las zapatillas, las medias. Primero me llevó a una salita, luego al hospital. Tenía dolor de pecho y los ojos hinchados, no podía parar de llorar”, dijo al borde del llanto.

“Me atendió la psicóloga, que me guió con Lourdes la psicóloga con la que suelo atenderme. Luego, hizo una interconsulta con una psiquiatra de nombre Gladys, que es mi psiqiuiatra. Estuve a punto del suicidio”, resaltó. El joven radiante de hace unos años había estado al borde la muerte.

Volver a ser

Allí, comenzó el camino hacia la recuperación, que distó de ser sencillo. “Estaba obligado a tomar pastillas, no era joda lo que sufría, estuve muy mal” remarcó. “Me sentía mal conmigo mismo, me decía que no podía estar así, tomando pastillas para dormir y antidepresivos. Estaba muy por el piso, no le hallaba solución a nada, sin empleo”, indicó.

“Después que me diagnosticaron depresión y de necesitar tratamiento psiquiátrico, era una lucha constante levantarse. A veces estaba bien a veces, estaba mal sentía que avanzaba y que retrocedía el doble. Me bajoneaba, había noches de insomio y llanto”, puntualizó.

Volver al fútbol

En este momento, “Manu” empieza a ver la luz. A los pocos días del suceso trágico que no fue, se presentó en La Ribera para volver a jugar al fútbol. Le comentó su situación a Martín Proboste, preparador físico del “Canario”.

“Él se puso a disposición para lo que necesitara, de hacerme rutinas por separado inclusive. Y La Ribera me abrió las puertas. A partir del 31 de agosto, no paré de entrenar. Es ir al club, divertirse, cagarte (sic) de risa con los compañeros”, expresó. “Conocí a todo el plantel de Primera, había varios chicos que no conocía. Me hicieron y me hacen sentir muy bien”, resaltó.

“El club podría haberme cerrado las puertas al ser un paciente psiquiátrico. Pero me incorporaron. No puedo estar más que agradecido al presidente Carlos Proboste, a los técnicos Isaías Aberasturi (Primera) y Martín Romero (Reserva), a Martín Proboste, a mis compañeros, a todo La Ribera”, reseñó feliz.

“Hay jugadores mejores que yo, soy un poco chancleta (sic) yo”, dijo entre risas. “Pero no pierdo el sueño de debutar en Primera”, enfatizó.

El "redebut"

El 9 de noviembre, volvió a las canchas en El Tehuelche, ante Huracán, en el partido citado.

“Entré 10 minutos, ganamos 3-0, la primera pelota que toqué la peiné, fue único. Y se generó una situación de gol pero la sacó un central. Salí muy feliz de la cancha, estaba muy conento”, expresó con abundante alegría.

“Era volver a jugar, s sentir esa sensación. Estaban mi novia Zoe , mi hermana Antonella, me estaban viendo mis amigos mucha gente me estaba viendo lo sentí como muy especial después de lo que pasé; no puedo parar de agradecer al club”, indicó sonriente.

"El club está jugando al Regional, les deseó absolutamente lo mejor a todos los chicos, a los técnicos, a los profes en ese torneo. Y también en el Clausura de la Liga. Y por supuesto, qué nos vaya bien en Reserva", recalcó.

“Zoe es la frutilla del postre, el sábado que viene, el 19, cumplimos un mes. Me terminó de levantar por completo. También mis amigos, que son un montón. Y no puedo dejar de mencionar a la iglesia donde voy, al pastor a la pastora y a Jesucristo, mi Cristo”, relató con felicidad.

Y para rematar la alegría, “Manu” está por firmar contrato con la banda de la Policía.

El mensaje

Sin tratar de erigirse en dueño de la verdad, “Manu” dio un mensaje. “Que las personas que sufran depresión ansiedad, que busquen ayuda, que no se sientan solas, que es un dolor silencionso y cuando sale no sabés a donde correr”, remarcó.

“Que no tengan vergüenza de hablar, que se aferren a lo que más quieren. Es feo si toca vivirlo no es cualquier cosa, nadie los va a rechazar los vamos a escuchar, la gente los va escuchar hay mil soluciones antes de quitarse la vida no le deseo a nadie lo que yo pasé”, remató “Manu”.

El dato

A "Manu" le dicen cariñosamente Mbappé, por el delantero de la selección de Francia y del PSG.

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11 NOV 2022 - 19:02

Por Francisco Caputo

El pasado miércoles, Cristian Emanuel Arancibia volvió a debutar en Reserva. A sus 21 años, “Manu” jugó los últimos diez minutos del triunfo de La Ribera ante Huracán, válido por la última fecha de la primera fase. El delantero centro disfrutó cada segundo que le tocó estar en el césped de El Tehuelche con los colores del líder de la Zona 1 del Clausura masculino de la Liga del Valle.

Tamaño disfrute estuvo precedido por un infierno que estuvo a punto de no contar. En agosto pasado, agobiado por una angustia extrema, decidió terminar con su vida de forma drástica. Su abuela María y su madre Patricia evitaron que el desenlace fuera trágico. “Mi cabeza estaba preparada para hacer cualquier locura”, le comentó a Jornada el joven capitalino.

“La vida me la salvaron mi mama y mi abuela. Y el fútbol me ayudó a salir del pozo depresivo donde estaba; se encargó de sacarme adelante, de ayudarme a recuperar la sonrisa y de volver tener la autoestima de amarme”, expresó con emoción. El domingo, dicho sea de paso, cumple años.

El padre

En la década pasada, “Manu” sonreía a pleno. Pero la muerte de su papá Cristian, en 2017, cambió radicalmente su vida.

“Yo tenía 16 años cuando murió en 2017. Mi papá sufría de ELA, es una enfermedad que ataca los músculos, terminó falleciendo por un paro cardiorrespiratorio”, enunció el joven. ELA es la enfermedad padecida por el exsenador Esteban Bullrich.

“Los primeros tiempos no fueron tan duros, pero con el correr de los días empezó a hacerse más difícil. Mi papá era mi mejor amigo, mi compañero, me incentivaba a hacer muchas cosas”, recalcó.

“Gracias a mi papá, soy músico también. Fui a lnstituto 805 de Bellas Artes, de 2011 al 2017 tomé clases de canto, guitarra y piano. Era muy feliz”, comentó.

Pero esa luz, empezó a apagarse. “Después de su partida fue todo más difícil y costoso”, sentenció.

Las sombras

“Con el tiempo, fui padeciendo el duelo; sufría mucho, intentaba algo y me frustraba”, explicó “Manu”, el apodo que le puso su papá.

En 2018, terminó la secundaria y debutó en la Reserva de La Ribera, club donde se formó como jugador. Jugó su primer ante Los Aromos, en una victoria por 2-1 fuera de casa. Pero posteriormente dejó el fútbol por cuestiones laborale.

Procuró ser enfermero, pero no consiguió el objetivo deseado. Antes de la pandemia, se anotó como aspirante en la banda de la Policía del Chubut, pero la pandemia complicó sus planes.

“En 2021, por ejemplo, intenté entrar a la Escuela de Cadetes de la Policía, pero en el campamento sentía soledad al no poder comunicarme con mi familia, extrañaba a mi mamá y pensaba mucho en mi papá. No tenerlo a él es muy duro”, relató.

“Me dí de baja en el campamento. Lloré muchísimo porque estaba frustrado, sentía que la vida pasaba y no me salía nada. Sentía que le fallaba a mi mamá”, comentó con angustia. “En julio y agosto pude volver a la banda”, agregó.

El 26 de agosto

Este año, la bomba explotó. “La soledad estaba bien presente. Me aferraba a muchas personas que se habían ido”, narró “Manu”.

“Llega el 26 de agosto, no me voy a olvidar más esa fecha; venía varios meses llorando, sufriendo no entendía muchas cosas me invadía la soledad, me daba miedo de estar solo en casa”, resaltó con una energía intensa.

“No sabía como expresar mi soledad, lo que pasaba en mi cabeza, era muy feo, pedía que no me dejaran solo”, acotó. En ese contexto, él ya había tomado la trágica decisión. Y la llevó a cabo.

“En ese momento, apareció mi abuela. Me puso las zapatillas, las medias. Primero me llevó a una salita, luego al hospital. Tenía dolor de pecho y los ojos hinchados, no podía parar de llorar”, dijo al borde del llanto.

“Me atendió la psicóloga, que me guió con Lourdes la psicóloga con la que suelo atenderme. Luego, hizo una interconsulta con una psiquiatra de nombre Gladys, que es mi psiqiuiatra. Estuve a punto del suicidio”, resaltó. El joven radiante de hace unos años había estado al borde la muerte.

Volver a ser

Allí, comenzó el camino hacia la recuperación, que distó de ser sencillo. “Estaba obligado a tomar pastillas, no era joda lo que sufría, estuve muy mal” remarcó. “Me sentía mal conmigo mismo, me decía que no podía estar así, tomando pastillas para dormir y antidepresivos. Estaba muy por el piso, no le hallaba solución a nada, sin empleo”, indicó.

“Después que me diagnosticaron depresión y de necesitar tratamiento psiquiátrico, era una lucha constante levantarse. A veces estaba bien a veces, estaba mal sentía que avanzaba y que retrocedía el doble. Me bajoneaba, había noches de insomio y llanto”, puntualizó.

Volver al fútbol

En este momento, “Manu” empieza a ver la luz. A los pocos días del suceso trágico que no fue, se presentó en La Ribera para volver a jugar al fútbol. Le comentó su situación a Martín Proboste, preparador físico del “Canario”.

“Él se puso a disposición para lo que necesitara, de hacerme rutinas por separado inclusive. Y La Ribera me abrió las puertas. A partir del 31 de agosto, no paré de entrenar. Es ir al club, divertirse, cagarte (sic) de risa con los compañeros”, expresó. “Conocí a todo el plantel de Primera, había varios chicos que no conocía. Me hicieron y me hacen sentir muy bien”, resaltó.

“El club podría haberme cerrado las puertas al ser un paciente psiquiátrico. Pero me incorporaron. No puedo estar más que agradecido al presidente Carlos Proboste, a los técnicos Isaías Aberasturi (Primera) y Martín Romero (Reserva), a Martín Proboste, a mis compañeros, a todo La Ribera”, reseñó feliz.

“Hay jugadores mejores que yo, soy un poco chancleta (sic) yo”, dijo entre risas. “Pero no pierdo el sueño de debutar en Primera”, enfatizó.

El "redebut"

El 9 de noviembre, volvió a las canchas en El Tehuelche, ante Huracán, en el partido citado.

“Entré 10 minutos, ganamos 3-0, la primera pelota que toqué la peiné, fue único. Y se generó una situación de gol pero la sacó un central. Salí muy feliz de la cancha, estaba muy conento”, expresó con abundante alegría.

“Era volver a jugar, s sentir esa sensación. Estaban mi novia Zoe , mi hermana Antonella, me estaban viendo mis amigos mucha gente me estaba viendo lo sentí como muy especial después de lo que pasé; no puedo parar de agradecer al club”, indicó sonriente.

"El club está jugando al Regional, les deseó absolutamente lo mejor a todos los chicos, a los técnicos, a los profes en ese torneo. Y también en el Clausura de la Liga. Y por supuesto, qué nos vaya bien en Reserva", recalcó.

“Zoe es la frutilla del postre, el sábado que viene, el 19, cumplimos un mes. Me terminó de levantar por completo. También mis amigos, que son un montón. Y no puedo dejar de mencionar a la iglesia donde voy, al pastor a la pastora y a Jesucristo, mi Cristo”, relató con felicidad.

Y para rematar la alegría, “Manu” está por firmar contrato con la banda de la Policía.

El mensaje

Sin tratar de erigirse en dueño de la verdad, “Manu” dio un mensaje. “Que las personas que sufran depresión ansiedad, que busquen ayuda, que no se sientan solas, que es un dolor silencionso y cuando sale no sabés a donde correr”, remarcó.

“Que no tengan vergüenza de hablar, que se aferren a lo que más quieren. Es feo si toca vivirlo no es cualquier cosa, nadie los va a rechazar los vamos a escuchar, la gente los va escuchar hay mil soluciones antes de quitarse la vida no le deseo a nadie lo que yo pasé”, remató “Manu”.

El dato

A "Manu" le dicen cariñosamente Mbappé, por el delantero de la selección de Francia y del PSG.