Al regreso de su exilio de 18 años, del que hace pocos días se cumplió medio siglo, Perón hizo popular la frase “todo en su medida y armoniosamente”, expresada para marcarle la cancha a los propios y dar idea de que ningún desborde conducía a la victoria. El líder contó más de una vez que el axioma lo había extraído del libro “Vidas paralelas”, del filósofo griego Plutarco, que a su vez se la atribuía al orador ateniense Pericles. Y que la utilizaba para poner a raya a los ambiciosos y precipitados.
La frase volvió al tapete el jueves pasado, durante el impresionante acto en La Plata que tuvo como única oradora a Cristina Fernández de Kirchner. En medio de un discurso profundo que trató todo el tiempo de esquivar la facilidad de los aplausos y los cánticos apasionados de la militancia, la vicepresidenta parafraseó a Perón y les dijo a los precipitados que coreaban el “Cristina Presidenta” que ya llegará el tiempo de ocuparse de esos temas, que ahora lo importante era pensar en acuerdos democráticos con otras fuerzas, desalentar la violencia política impulsada desde ciertos sectores de la oposición y reconstruir el pacto democrático que se rompió el día que Fernando Sabag Montiel apretó el gatillo por él, por “Los Copitos”, por los trasnochados de Revolución Federal y por todo el arco ultraderechista y fascista que se viene cocinando a fuego lento en el caldo libertario que alimentan diariamente algunos medios de (in)comunicación.
Lanzado
El lanzamiento por redes sociales del intendente Juan Pablo Luque para la gobernación fue, sin dudas, la novedad política de la semana. Casi nadie, salvo el grupo más cercano, sabía que el comodorense iba a jugar a fondo en medio de un escenario en el que varios sectores del peronismo venían administrando sus propios intereses pero sin sacar los pies del plato.
Hace poco más de un año, desde esta misma Columna, se alertó sobre “la derrota cultural del peronismo” (una peor que la de las urnas). Hoy, buena parte de la dirigencia peronista chubutense sigue dando muestras de su pasmosa pasividad y consume con mansedumbre una imposición de la lógica liberal, que apela a la desmovilización y el vaciamiento de las estructuras partidarias, la desideologización y despolitización del mensaje, y se somete a la tiranía de las “audiencias”, que descreen de la militancia de a pie, cara a cara, en el terreno.
Luque eligió lanzarse con un extenso video en el que pone a las “coincidencias” como eje de su campaña. Un acierto pero también un gran desafío: si hay algo que escasea en el peronismo son las coincidencias.
Algunos insinúan que también influyeron en el lanzamiento algunos ansiosos que vienen interpretando mal los mensajes de la gente y del electorado, como el presidente del PJ, Carlos Linares, un experto en apuntarle a los tarros pero un negado para embocarle.
Los lanzamientos virtuales de los últimos tiempos en el peronismo no fueron del todo felices. Del “vamos a arreglar este quilombo” con el que César Gustavo Mac Karthy se lanzó pomposamente para la intendencia de Trelew, que le generó ruido con el madernismo, al spot de la pala abandonada del mismo Mac Karthy, que no sólo le cayó mal a más de un empleado municipal sino que disparó una catarata de “memes”, las estrategias comunicacionales de muchos candidatos parecen querer brillar más que los propios protagonistas.
“Traición”
El viernes, pocos minutos después del lanzamiento virtual de Luque, en el sastrismo no buscaron sinónimos para definir la movida del comodorense y la calificaron, lisa y llanamente, de “traición”. Argumentan que no avisó y que cambió las reglas de juego que habían acordado hace un tiempo de jugar por dentro sin pisarse la manguera.
Los Sastre se mostraron esta semana con el líder camionero Jorge Taboada y recibieron al ministro nacional Gabriel Katopodis, que se fue en elogios para Puerto Madryn. Ahora, Ricardo Sastre se siente liberado para lanzar su candidatura, algo que ocurrirá a finales de mes o, a más tardar, en diciembre. Y no sería con un edulcorado video por redes sociales sino a través de un acto político fuerte.
En el Gobierno provincial dijeron que tampoco el gobernador Mariano Arcioni fue puesto al tanto del anuncio de Luque. Es verdad que entre políticos las “reglas de juego” suelen ser laxas, pero en el delicado equilibrio que debe jugar el peronismo de cara a 2023 la tensión que habrá desde ahora entre la dupla Arcioni-Sastre y Luque podría quedar descalzada de los acuerdos nacionales que intentan tejer Cristina, Sergio Massa y el presidente Alberto Fernández.
La tensión del peronismo chubutense también condicionará la resolución de otros temas importantes, como por ejemplo cuándo y con qué reglas se va a ir a votar el año próximo.
En estos escenarios, al peronismo de Chubut se le nota la ausencia de conducción. Porque como decía el propio Perón, “gobernar es fácil, lo difícil es conducir.” #
Al regreso de su exilio de 18 años, del que hace pocos días se cumplió medio siglo, Perón hizo popular la frase “todo en su medida y armoniosamente”, expresada para marcarle la cancha a los propios y dar idea de que ningún desborde conducía a la victoria. El líder contó más de una vez que el axioma lo había extraído del libro “Vidas paralelas”, del filósofo griego Plutarco, que a su vez se la atribuía al orador ateniense Pericles. Y que la utilizaba para poner a raya a los ambiciosos y precipitados.
La frase volvió al tapete el jueves pasado, durante el impresionante acto en La Plata que tuvo como única oradora a Cristina Fernández de Kirchner. En medio de un discurso profundo que trató todo el tiempo de esquivar la facilidad de los aplausos y los cánticos apasionados de la militancia, la vicepresidenta parafraseó a Perón y les dijo a los precipitados que coreaban el “Cristina Presidenta” que ya llegará el tiempo de ocuparse de esos temas, que ahora lo importante era pensar en acuerdos democráticos con otras fuerzas, desalentar la violencia política impulsada desde ciertos sectores de la oposición y reconstruir el pacto democrático que se rompió el día que Fernando Sabag Montiel apretó el gatillo por él, por “Los Copitos”, por los trasnochados de Revolución Federal y por todo el arco ultraderechista y fascista que se viene cocinando a fuego lento en el caldo libertario que alimentan diariamente algunos medios de (in)comunicación.
Lanzado
El lanzamiento por redes sociales del intendente Juan Pablo Luque para la gobernación fue, sin dudas, la novedad política de la semana. Casi nadie, salvo el grupo más cercano, sabía que el comodorense iba a jugar a fondo en medio de un escenario en el que varios sectores del peronismo venían administrando sus propios intereses pero sin sacar los pies del plato.
Hace poco más de un año, desde esta misma Columna, se alertó sobre “la derrota cultural del peronismo” (una peor que la de las urnas). Hoy, buena parte de la dirigencia peronista chubutense sigue dando muestras de su pasmosa pasividad y consume con mansedumbre una imposición de la lógica liberal, que apela a la desmovilización y el vaciamiento de las estructuras partidarias, la desideologización y despolitización del mensaje, y se somete a la tiranía de las “audiencias”, que descreen de la militancia de a pie, cara a cara, en el terreno.
Luque eligió lanzarse con un extenso video en el que pone a las “coincidencias” como eje de su campaña. Un acierto pero también un gran desafío: si hay algo que escasea en el peronismo son las coincidencias.
Algunos insinúan que también influyeron en el lanzamiento algunos ansiosos que vienen interpretando mal los mensajes de la gente y del electorado, como el presidente del PJ, Carlos Linares, un experto en apuntarle a los tarros pero un negado para embocarle.
Los lanzamientos virtuales de los últimos tiempos en el peronismo no fueron del todo felices. Del “vamos a arreglar este quilombo” con el que César Gustavo Mac Karthy se lanzó pomposamente para la intendencia de Trelew, que le generó ruido con el madernismo, al spot de la pala abandonada del mismo Mac Karthy, que no sólo le cayó mal a más de un empleado municipal sino que disparó una catarata de “memes”, las estrategias comunicacionales de muchos candidatos parecen querer brillar más que los propios protagonistas.
“Traición”
El viernes, pocos minutos después del lanzamiento virtual de Luque, en el sastrismo no buscaron sinónimos para definir la movida del comodorense y la calificaron, lisa y llanamente, de “traición”. Argumentan que no avisó y que cambió las reglas de juego que habían acordado hace un tiempo de jugar por dentro sin pisarse la manguera.
Los Sastre se mostraron esta semana con el líder camionero Jorge Taboada y recibieron al ministro nacional Gabriel Katopodis, que se fue en elogios para Puerto Madryn. Ahora, Ricardo Sastre se siente liberado para lanzar su candidatura, algo que ocurrirá a finales de mes o, a más tardar, en diciembre. Y no sería con un edulcorado video por redes sociales sino a través de un acto político fuerte.
En el Gobierno provincial dijeron que tampoco el gobernador Mariano Arcioni fue puesto al tanto del anuncio de Luque. Es verdad que entre políticos las “reglas de juego” suelen ser laxas, pero en el delicado equilibrio que debe jugar el peronismo de cara a 2023 la tensión que habrá desde ahora entre la dupla Arcioni-Sastre y Luque podría quedar descalzada de los acuerdos nacionales que intentan tejer Cristina, Sergio Massa y el presidente Alberto Fernández.
La tensión del peronismo chubutense también condicionará la resolución de otros temas importantes, como por ejemplo cuándo y con qué reglas se va a ir a votar el año próximo.
En estos escenarios, al peronismo de Chubut se le nota la ausencia de conducción. Porque como decía el propio Perón, “gobernar es fácil, lo difícil es conducir.” #