Escribe:Sheila Saad, fundadora y directora del Club de Emprendedoras (1).
Y una mujer que emprende es aquella que toma acción y al ver una oportunidad de negocio, inicia un proyecto y trabaja a diario para mantenerlo en el tiempo y garantizar su rentabilidad. Y la mayoría comienza un proyecto propio para tener independencia financiera o flexibilidad horaria para pasar más tiempo con la familia o viajando pero la realidad es que lanzarse a emprender un proyecto propio no es una tarea fácil.
La creación de un emprendimiento suele estar lleno de obstáculos, dificultades y creencias limitantes, como el miedo y es ahí en donde es clave buscar motivación. Ese impulso para animarse a actuar o realizar eso que tanto queremos e incluso, para asumir los riesgos que supone emprender y poder adaptarse a las circunstancias que se presenten.
Pero ser madres y emprendedoras es un gran desafío, sobre todo en un contexto en donde la desigualdad de género no nos juega a favor.
El Reporte global sobre el estado de las pequeñas empresas indica que los negocios liderados por mujeres en el país tienen 10% menos de probabilidades de estar operativos o participar en actividades generadoras de ingreso que aquellos que son dirigidos por hombres.
Sin embargo, la informalidad y la falta de un plan de acción estratégico pueden impedir que el emprendimiento pueda desarrollarse y escalar. Por el contrario 7 de cada 10 emprendimientos fracasa antes de los 5 años y 1 de cada 4 no llega, ni siquiera, a cumplir el primer año.
Aquí es donde entra el juego uno de los elementos más importantes en el ecosistema emprendedor: las comunidades. Las comunidades en redes sociales están formadas por personas que se identifican con una cuenta por sus valores y preferencias y en la cual encuentran información que les sirve o les aporta valor, desde conocimiento, entretenimiento, etc.
En estos grupos, las emprendedoras pueden encontrar un espacio en el cual encuentran personas con intereses, metas y valores similares lo que les permite rodearse de personas que enfrentan los mismos desafíos. De esta forma, pueden ayudarse mutuamente pero sobre todo, sentirse acompañadas y comprendidas.
¿Pero qué habilidades tiene que tener una mujer emprendedora?
Cada mujer es diferente y como emprendedoras tenemos distintas motivaciones. Sin embargo, todas tenemos que adquirir una serie de habilidades que definirán el éxito o el fracaso de nuestro negocio.
Hay que tener en cuenta que algunas características para llevar adelante un emprendimiento son:
Proactividad: sabemos que somos las únicas responsables por cambiar nuestra vida por lo que decidimos tomar acción y crear nuestro propio negocio para no depender de nadie más y buscar un futuro mejor.
Formación: entendemos que para emprender tenemos que tener conocimientos sobre gestión, marketing, ventas, recursos humanos, etc.
Curiosidad: nadie nace sabiendo cómo emprender por lo que si no tuviste la oportunidad de formarte debes saber que debes aprender nuevos conceptos como crear un modelo de negocio o un plan de marketing.
Pasión: buscamos emprender de aquello que nos apasiona con la ilusión de trabajar en algo que realmente disfrutamos al mismo tiempo que ayudamos a los demás. Esto resulta muy motivante.
Constancia: todas las emprendedoras tenemos la intención de hacer crecer nuestros negocios pero solo podremos obtener los resultados que tanto esperamos con una voluntad inquebrantable y continuada en la determinación de hacer que las cosas pasen. Solo siguiendo un plan estratégico de principio a fin podremos cumplir con nuestros objetivos.
Liderazgo: toda mujer emprendedora debe ser una buena líder con habilidades de comunicación, la capacidad de tomar decisiones y dar ejemplo a su equipo, además de disponer de conocimientos del mercado.
Empatía: la empatía se está convirtiendo en un rasgo fundamental para los líderes del futuro, dado que impulsa la productividad y la innovación.
Flexibilidad: saber gestionar las frustraciones y aceptar los errores es la única forma de sobrellevar la vida del emprendedor.
Capacidad de adaptación al cambio: saber adaptarse a las circunstancias y a las nuevas tecnologías y poder ver oportunidades aun en momentos de crisis es una característica que debe desarrollar toda mujer emprendedora.
Resiliencia: la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas u obstáculos es fundamental para obtener resultados positivos.
La mujer emprendedora es empoderada porque sabe que tiene el superpoder de reinventarse constantemente y transformar su vida y la de todos los que la rodean. Emprendiendo desde el propósito, sabiendo por qué hacemos lo que hacemos nos permite avanzar a pasos firmes hacia nuestra visión.
Conocernos, acompañarnos en nuestros proyectos, compartir con las demás lo que cada una sabe, hacer alianzas y seguramente muchas amigas. Todas tenemos la firme convicción de que juntas tenemos más posibilidades de crecer.
(1) Una de las comunidades más grandes de América latina y speaker en temáticas de emprendimiento, innovación y empoderamiento femenino.
Escribe:Sheila Saad, fundadora y directora del Club de Emprendedoras (1).
Y una mujer que emprende es aquella que toma acción y al ver una oportunidad de negocio, inicia un proyecto y trabaja a diario para mantenerlo en el tiempo y garantizar su rentabilidad. Y la mayoría comienza un proyecto propio para tener independencia financiera o flexibilidad horaria para pasar más tiempo con la familia o viajando pero la realidad es que lanzarse a emprender un proyecto propio no es una tarea fácil.
La creación de un emprendimiento suele estar lleno de obstáculos, dificultades y creencias limitantes, como el miedo y es ahí en donde es clave buscar motivación. Ese impulso para animarse a actuar o realizar eso que tanto queremos e incluso, para asumir los riesgos que supone emprender y poder adaptarse a las circunstancias que se presenten.
Pero ser madres y emprendedoras es un gran desafío, sobre todo en un contexto en donde la desigualdad de género no nos juega a favor.
El Reporte global sobre el estado de las pequeñas empresas indica que los negocios liderados por mujeres en el país tienen 10% menos de probabilidades de estar operativos o participar en actividades generadoras de ingreso que aquellos que son dirigidos por hombres.
Sin embargo, la informalidad y la falta de un plan de acción estratégico pueden impedir que el emprendimiento pueda desarrollarse y escalar. Por el contrario 7 de cada 10 emprendimientos fracasa antes de los 5 años y 1 de cada 4 no llega, ni siquiera, a cumplir el primer año.
Aquí es donde entra el juego uno de los elementos más importantes en el ecosistema emprendedor: las comunidades. Las comunidades en redes sociales están formadas por personas que se identifican con una cuenta por sus valores y preferencias y en la cual encuentran información que les sirve o les aporta valor, desde conocimiento, entretenimiento, etc.
En estos grupos, las emprendedoras pueden encontrar un espacio en el cual encuentran personas con intereses, metas y valores similares lo que les permite rodearse de personas que enfrentan los mismos desafíos. De esta forma, pueden ayudarse mutuamente pero sobre todo, sentirse acompañadas y comprendidas.
¿Pero qué habilidades tiene que tener una mujer emprendedora?
Cada mujer es diferente y como emprendedoras tenemos distintas motivaciones. Sin embargo, todas tenemos que adquirir una serie de habilidades que definirán el éxito o el fracaso de nuestro negocio.
Hay que tener en cuenta que algunas características para llevar adelante un emprendimiento son:
Proactividad: sabemos que somos las únicas responsables por cambiar nuestra vida por lo que decidimos tomar acción y crear nuestro propio negocio para no depender de nadie más y buscar un futuro mejor.
Formación: entendemos que para emprender tenemos que tener conocimientos sobre gestión, marketing, ventas, recursos humanos, etc.
Curiosidad: nadie nace sabiendo cómo emprender por lo que si no tuviste la oportunidad de formarte debes saber que debes aprender nuevos conceptos como crear un modelo de negocio o un plan de marketing.
Pasión: buscamos emprender de aquello que nos apasiona con la ilusión de trabajar en algo que realmente disfrutamos al mismo tiempo que ayudamos a los demás. Esto resulta muy motivante.
Constancia: todas las emprendedoras tenemos la intención de hacer crecer nuestros negocios pero solo podremos obtener los resultados que tanto esperamos con una voluntad inquebrantable y continuada en la determinación de hacer que las cosas pasen. Solo siguiendo un plan estratégico de principio a fin podremos cumplir con nuestros objetivos.
Liderazgo: toda mujer emprendedora debe ser una buena líder con habilidades de comunicación, la capacidad de tomar decisiones y dar ejemplo a su equipo, además de disponer de conocimientos del mercado.
Empatía: la empatía se está convirtiendo en un rasgo fundamental para los líderes del futuro, dado que impulsa la productividad y la innovación.
Flexibilidad: saber gestionar las frustraciones y aceptar los errores es la única forma de sobrellevar la vida del emprendedor.
Capacidad de adaptación al cambio: saber adaptarse a las circunstancias y a las nuevas tecnologías y poder ver oportunidades aun en momentos de crisis es una característica que debe desarrollar toda mujer emprendedora.
Resiliencia: la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas u obstáculos es fundamental para obtener resultados positivos.
La mujer emprendedora es empoderada porque sabe que tiene el superpoder de reinventarse constantemente y transformar su vida y la de todos los que la rodean. Emprendiendo desde el propósito, sabiendo por qué hacemos lo que hacemos nos permite avanzar a pasos firmes hacia nuestra visión.
Conocernos, acompañarnos en nuestros proyectos, compartir con las demás lo que cada una sabe, hacer alianzas y seguramente muchas amigas. Todas tenemos la firme convicción de que juntas tenemos más posibilidades de crecer.
(1) Una de las comunidades más grandes de América latina y speaker en temáticas de emprendimiento, innovación y empoderamiento femenino.