Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
Tan cerca y tan lejos. Racing de Trelew, el club presidido por Cayetano Castro y dirigido por Oscar Cadars, era el candidato más firme de la región patagónica para llegar a uno de los últimos Torneos Nacionales que se disputó. En 1981 tenía un equipo de hombres y nombres estelares. Sin embargo, perdió la finalísima con Deportivo Roca. Un fatídico 4 a 0 en el Alto Valle rionegrino sepultó toda esperanza de codearse con la aristocracia futbolera nacional.
Trelew era una ciudad industrializada visitada por la grandeza y en donde Dios le pedía dinero a los pecadores. Racing había apostado todo para llegar a la primera división del fútbol argento. Quería emular a su histórico rival de ciudad que lo había hecho una década atrás en una recorrida parecida. Para ello había contratado a dos exseleccionados nacionales: el arquero Rubén Omar Sánchez y Rubén Glaria. El “Loco” había sido un histórico arquero del Boca postRoma y preGatti, y el primer cuidapalos de la era Menotti, allá por el 74.
El “Hueso”, con pasado en San Lorenzo, Racing y Sarmiento de Junín, fue parte del plantel del primer Mundial de Alemania, también en el 74 y en la década del 90 tendría su experiencia política como intendente del entonces flamante municipio de José C. Paz. Reconvertido en un barón del conurbano supo tener una escandalosa gestión con dos Concejos Deliberantes funcionando al unísono y con corchazos y puñaladas varias en una gestión escandalosa empañada por internas feroces.
Llegaron, con el bolso a cuestas, Carlos Rocca un defensor "made in Estudiantes de La Plata" y se frustró la del líbero Horacio Rodríguez. “Maravilla”, con un paso poco feliz por River tras brillar en “El Pincha”, venía aquejado de una lesión y se fue. De Comodoro, con el DT Oscar “Cacho” Cadars, arribaron el prócer de Huracán, Marcelino Britapaja, Edgardo Geoffroy y Luis Correa. “Pirulo” y “El Hugo” tenían un pasado en común con Vélez y el 5 santafesino brilló -años después- en el mejor Deportivo Español de todos los tiempos bajo la presidencia del inefable Francisco Ríos Soane.
Precisamente, el histórico dirigente gallego fue el que hizo el contacto con la marca Adidas para que se usara la misma vestimenta que utilizaban Unión de Santa Fe e Instituto de Córdoba en los torneos de AFA y en una época que las marcas no vendían al mercado minorista, al menos en Argentina.
Para no ser menos, se repitió la contratación de Rubén Arbelo (otro Deportivo Español); un wing picante que con el pelo enrulado hacía daño con su habilidad tanto por la punta izquierda como en las pistas de Gong Gou y Kangaroo, los boliches bailables de esos tiempos en la noche local. Y para no andar pijoteando, Cayetano Castro, se trajo lo mejor del ámbito local. Ya lo tenía a Carlitos Martinelli y a Luis Díaz y sumó a los hermanos Género, al ”Pelado” Flores y al tucumano Vizcarra; todos con pasado próximo en Gaiman FC y al otro tucumano, Gómez, lo acompañó al talentoso Marcelo Pérez Álvarez para conformar una serie de variantes que hacía que el objetivo podría estar ahí nomás.
Se pasó sin grandes apuros las primeras dos fases del Torneo Regional bajo la media inglesa. Empate afuera y victoria adentro. Bancruz y Saavedra fueron presas de la Academia que mostró gran poder de gol. Sendos 2 a 2 en Rio Gallegos y Comodoro Rivadavia y un 3 a 1 y un 4 a 2 frente a los mismos rivales, los depositó en la finalísima patagónica. Y se vino Deportivo Roca; que había comenzado su periplo un mes antes sacando del juego a San Martín de Cipolletti para despachar, más tarde, a El Ciclón de Carmen de Patagones y a Alianza de Cutral-Co, a veces de manera convincente y a veces no tanto; lo que había generado cuestionamientos en el Alto Valle rionegrino.
Sin embargo, el diablo metió la cola; aunque realidad el pie en la figura de Coria, un 10 que venía de Estudiantes de La Plata para tener rodaje y que en el Luis Maiolino, convirtió dos tantos en tan sólo seis minutos y de tiro libre, sepultando toda esperanza de llegar al Nacional. Martínez y un penal Schmidt decoraron el 4 a 0 en la brutal caída de los albirrojos una aciaga tarde noche de un 14 de diciembre y abrieron un mar de conjeturas e hipótesis sobre algunos jugadores jamás confirmados y en donde el golero racinguista fue el más castigado. Incluso se habló de una pelea callejera en donde el exNewell's y Ferro resultó ganancioso cuando lo injuriaron sobre su actuación.
Siete días más tarde y con 2.500 personas que pagaron sus entradas, más los colados, Racing trató de torcer una historia que tenía rumbo fijo. Adentro y afuera. Desde las tribunas con voces de leña ardiendo y desde el campo de juego con el silencio de las severas miradas, evaporando el rocío y echando vapor por la boca. Ganó 2 a 0, con goles convertidos promediando cada tiempo. Uno por Correa y otro por Álvarez. Omar Chamorro, el arquero visitante y su línea defensiva compuesta por Bernardis, Guaita, Solari Gil y Phagouapé fueron claves para sostener la diferencia ante una abrumadora superioridad local.
El partido se diluyó entre los arrebatos de Racing, las corridas de Raúl Schmidt y la desaparición de Coria que ya había cumplido se cometido. Evitar que la Academia estuviera tan cerca de llegar a la meta. Los Naranjas se llevaron el premio mayor y fueron al Torneo nacional de 1982 que se jugó en plena guerra de Malvinas y del Mundial de España, ganados por Ferro e Italia respectivamente. El conjunto de Rodolfo Santángelo, que tenía una relación tóxica con la dirigencia manzanera, terminó sexto en un grupo de 8 con 5 juegos ganados, 4 empatados y 7 perdidos. Entre sus filas, ya contaba con “Lucho” Correa, de lo mejor de Roca en el certamen. Y de lo mejor de Racing en el anterior. Cuando se estuvo tan cerca y se quedó tan lejos. Fue un 21 de diciembre de 1981.
A 41 años de esa historia, el misterio ya roza en el olvido, con una indiferencia injuriosa que nadie salva ni por cortesía y tiene el aroma acre de la humedad. La de las tapas de los diarios con letras de molde grueso. Tan cerca. Tan lejos. Racing lo supo tener todo. Se quedó sin nada. Ni siquiera se salvó la ropa.
Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
Tan cerca y tan lejos. Racing de Trelew, el club presidido por Cayetano Castro y dirigido por Oscar Cadars, era el candidato más firme de la región patagónica para llegar a uno de los últimos Torneos Nacionales que se disputó. En 1981 tenía un equipo de hombres y nombres estelares. Sin embargo, perdió la finalísima con Deportivo Roca. Un fatídico 4 a 0 en el Alto Valle rionegrino sepultó toda esperanza de codearse con la aristocracia futbolera nacional.
Trelew era una ciudad industrializada visitada por la grandeza y en donde Dios le pedía dinero a los pecadores. Racing había apostado todo para llegar a la primera división del fútbol argento. Quería emular a su histórico rival de ciudad que lo había hecho una década atrás en una recorrida parecida. Para ello había contratado a dos exseleccionados nacionales: el arquero Rubén Omar Sánchez y Rubén Glaria. El “Loco” había sido un histórico arquero del Boca postRoma y preGatti, y el primer cuidapalos de la era Menotti, allá por el 74.
El “Hueso”, con pasado en San Lorenzo, Racing y Sarmiento de Junín, fue parte del plantel del primer Mundial de Alemania, también en el 74 y en la década del 90 tendría su experiencia política como intendente del entonces flamante municipio de José C. Paz. Reconvertido en un barón del conurbano supo tener una escandalosa gestión con dos Concejos Deliberantes funcionando al unísono y con corchazos y puñaladas varias en una gestión escandalosa empañada por internas feroces.
Llegaron, con el bolso a cuestas, Carlos Rocca un defensor "made in Estudiantes de La Plata" y se frustró la del líbero Horacio Rodríguez. “Maravilla”, con un paso poco feliz por River tras brillar en “El Pincha”, venía aquejado de una lesión y se fue. De Comodoro, con el DT Oscar “Cacho” Cadars, arribaron el prócer de Huracán, Marcelino Britapaja, Edgardo Geoffroy y Luis Correa. “Pirulo” y “El Hugo” tenían un pasado en común con Vélez y el 5 santafesino brilló -años después- en el mejor Deportivo Español de todos los tiempos bajo la presidencia del inefable Francisco Ríos Soane.
Precisamente, el histórico dirigente gallego fue el que hizo el contacto con la marca Adidas para que se usara la misma vestimenta que utilizaban Unión de Santa Fe e Instituto de Córdoba en los torneos de AFA y en una época que las marcas no vendían al mercado minorista, al menos en Argentina.
Para no ser menos, se repitió la contratación de Rubén Arbelo (otro Deportivo Español); un wing picante que con el pelo enrulado hacía daño con su habilidad tanto por la punta izquierda como en las pistas de Gong Gou y Kangaroo, los boliches bailables de esos tiempos en la noche local. Y para no andar pijoteando, Cayetano Castro, se trajo lo mejor del ámbito local. Ya lo tenía a Carlitos Martinelli y a Luis Díaz y sumó a los hermanos Género, al ”Pelado” Flores y al tucumano Vizcarra; todos con pasado próximo en Gaiman FC y al otro tucumano, Gómez, lo acompañó al talentoso Marcelo Pérez Álvarez para conformar una serie de variantes que hacía que el objetivo podría estar ahí nomás.
Se pasó sin grandes apuros las primeras dos fases del Torneo Regional bajo la media inglesa. Empate afuera y victoria adentro. Bancruz y Saavedra fueron presas de la Academia que mostró gran poder de gol. Sendos 2 a 2 en Rio Gallegos y Comodoro Rivadavia y un 3 a 1 y un 4 a 2 frente a los mismos rivales, los depositó en la finalísima patagónica. Y se vino Deportivo Roca; que había comenzado su periplo un mes antes sacando del juego a San Martín de Cipolletti para despachar, más tarde, a El Ciclón de Carmen de Patagones y a Alianza de Cutral-Co, a veces de manera convincente y a veces no tanto; lo que había generado cuestionamientos en el Alto Valle rionegrino.
Sin embargo, el diablo metió la cola; aunque realidad el pie en la figura de Coria, un 10 que venía de Estudiantes de La Plata para tener rodaje y que en el Luis Maiolino, convirtió dos tantos en tan sólo seis minutos y de tiro libre, sepultando toda esperanza de llegar al Nacional. Martínez y un penal Schmidt decoraron el 4 a 0 en la brutal caída de los albirrojos una aciaga tarde noche de un 14 de diciembre y abrieron un mar de conjeturas e hipótesis sobre algunos jugadores jamás confirmados y en donde el golero racinguista fue el más castigado. Incluso se habló de una pelea callejera en donde el exNewell's y Ferro resultó ganancioso cuando lo injuriaron sobre su actuación.
Siete días más tarde y con 2.500 personas que pagaron sus entradas, más los colados, Racing trató de torcer una historia que tenía rumbo fijo. Adentro y afuera. Desde las tribunas con voces de leña ardiendo y desde el campo de juego con el silencio de las severas miradas, evaporando el rocío y echando vapor por la boca. Ganó 2 a 0, con goles convertidos promediando cada tiempo. Uno por Correa y otro por Álvarez. Omar Chamorro, el arquero visitante y su línea defensiva compuesta por Bernardis, Guaita, Solari Gil y Phagouapé fueron claves para sostener la diferencia ante una abrumadora superioridad local.
El partido se diluyó entre los arrebatos de Racing, las corridas de Raúl Schmidt y la desaparición de Coria que ya había cumplido se cometido. Evitar que la Academia estuviera tan cerca de llegar a la meta. Los Naranjas se llevaron el premio mayor y fueron al Torneo nacional de 1982 que se jugó en plena guerra de Malvinas y del Mundial de España, ganados por Ferro e Italia respectivamente. El conjunto de Rodolfo Santángelo, que tenía una relación tóxica con la dirigencia manzanera, terminó sexto en un grupo de 8 con 5 juegos ganados, 4 empatados y 7 perdidos. Entre sus filas, ya contaba con “Lucho” Correa, de lo mejor de Roca en el certamen. Y de lo mejor de Racing en el anterior. Cuando se estuvo tan cerca y se quedó tan lejos. Fue un 21 de diciembre de 1981.
A 41 años de esa historia, el misterio ya roza en el olvido, con una indiferencia injuriosa que nadie salva ni por cortesía y tiene el aroma acre de la humedad. La de las tapas de los diarios con letras de molde grueso. Tan cerca. Tan lejos. Racing lo supo tener todo. Se quedó sin nada. Ni siquiera se salvó la ropa.