Por Francisco Caputo
Se cumplen hoy diez años del nacimiento de una leyenda reciente de Germinal de Rawson. Hace exactamente una década, bajo un calor sofocante, Darío Pellejero arribaba desde Uruguay a la capital provincial.
El primer paso
Las gestiones realizadas por Jorge Durán, presidente del club en aquel entonces, con el visto bueno de Jaime Giordanella, DT del primer germinalista en 2013, llegaron a buen puerto.
Pellejero, con sus valijas repletas de sueños, se incorporaba a un club donde iba a convertirse en ídolo.
La meta era incorporar a Pellejero a un equipo que luchaba por no descender. El volante uruguayo se acopló sin inconvenientes y el equipo capitalino logró la salvación en la épica reválida en Río Colorado ante Maronese de Neuquén.
Fue el primer paso de Pellejero, de 40 años de edad, con la casaca de Germinal, fue el inicio de una era futbolística en el “Verde” con el oriental como líder indiscutido.El mediocampista llegó para un torneo, pero se afincó en la región y se erigió en baluarte del club.
Sonrisas y dolores
Pellejero, que ha hecho de su carisma una bandera, vivió todo tipo de vivencias en Rawson . Cosechó una parva de títulos locales en Germinal y le convirtió en diversas oportunidades ante Racing Club de Trelew, clásico rival del club. Además, fue referente y capitán de campañas federales exitosas.
Por ello, surgió un amor tan indestructible como profundo entre él y la fervorosa parcialidad del “Verde”. Fuera de los campos de juego, también se enamoró. El volante conoció a Sofía Panizza, su esposa.
El uruguayo también padeció dolores, tales como una eliminación en primera fase del Regional en 2020, un efímero adiós el año pasado así como una severa lesión en 2018 que estuvo a punto de forzar su retiro.
Su deseo
Tal como se aprecia, Pellejero vivió toda clase de experiencias en la institución, con sombras y luces, con sonrisas y tristezas, con placer y con desazón.
Solo le falta vivenciar una: ascender con Germinal. Lo intentó en infinidad ocasiones, aún no pudo concretarlo. Con Matías López y Nicolás Macarof (NdR: histórico compañero suyo en el mediocampo), estuvo a un paso de lograr el objetivo ante Sansinena en 2016.
A diez años del arribo de Darío Pellejero a Rawson, sería un acto de estricta justicia que el destino le conceda aquel sueño por el que lucha hace una década.
Por Francisco Caputo
Se cumplen hoy diez años del nacimiento de una leyenda reciente de Germinal de Rawson. Hace exactamente una década, bajo un calor sofocante, Darío Pellejero arribaba desde Uruguay a la capital provincial.
El primer paso
Las gestiones realizadas por Jorge Durán, presidente del club en aquel entonces, con el visto bueno de Jaime Giordanella, DT del primer germinalista en 2013, llegaron a buen puerto.
Pellejero, con sus valijas repletas de sueños, se incorporaba a un club donde iba a convertirse en ídolo.
La meta era incorporar a Pellejero a un equipo que luchaba por no descender. El volante uruguayo se acopló sin inconvenientes y el equipo capitalino logró la salvación en la épica reválida en Río Colorado ante Maronese de Neuquén.
Fue el primer paso de Pellejero, de 40 años de edad, con la casaca de Germinal, fue el inicio de una era futbolística en el “Verde” con el oriental como líder indiscutido.El mediocampista llegó para un torneo, pero se afincó en la región y se erigió en baluarte del club.
Sonrisas y dolores
Pellejero, que ha hecho de su carisma una bandera, vivió todo tipo de vivencias en Rawson . Cosechó una parva de títulos locales en Germinal y le convirtió en diversas oportunidades ante Racing Club de Trelew, clásico rival del club. Además, fue referente y capitán de campañas federales exitosas.
Por ello, surgió un amor tan indestructible como profundo entre él y la fervorosa parcialidad del “Verde”. Fuera de los campos de juego, también se enamoró. El volante conoció a Sofía Panizza, su esposa.
El uruguayo también padeció dolores, tales como una eliminación en primera fase del Regional en 2020, un efímero adiós el año pasado así como una severa lesión en 2018 que estuvo a punto de forzar su retiro.
Su deseo
Tal como se aprecia, Pellejero vivió toda clase de experiencias en la institución, con sombras y luces, con sonrisas y tristezas, con placer y con desazón.
Solo le falta vivenciar una: ascender con Germinal. Lo intentó en infinidad ocasiones, aún no pudo concretarlo. Con Matías López y Nicolás Macarof (NdR: histórico compañero suyo en el mediocampo), estuvo a un paso de lograr el objetivo ante Sansinena en 2016.
A diez años del arribo de Darío Pellejero a Rawson, sería un acto de estricta justicia que el destino le conceda aquel sueño por el que lucha hace una década.