Lula redujo un 61% la deforestación en la Amazonia
Brasil redujo un 61% la deforestación en la Amazonia en relación con enero de 2022 durante el primer mes de Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, informó hoy el Instituto Nacional de Investigaciones.
Un monitoreo satelital realizado por el ente detectó 167 km2 deforestados en enero de 2023 en la parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo, frente a los 430 km2 en igual período del año pasado, durante el Gobierno de Jair Bolsonaro.
Bajo la administración de Bolsonaro, un aliado de la agroindustria y negacionista del cambio climático, la deforestación anual promedio en la Amazonia brasileña aumentó 75,5% con respecto a la década anterior.
La disminución del área destruida es reflejo de una "reanudación de la agenda de defensa ambiental", evaluó la ONG Vida Silvestre Brasil (WWF) en un comunicado en el que, sin embargo, advirtió que "es prematuro hablar de una reversión de tendencia", informó la agencia de noticias AFP.
"Es necesario reestructurar con máxima urgencia los planes de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación y de las Quemadas para que Brasil retome su papel de liderazgo ambiental en el escenario internacional", subrayó Frederico Machado, especialista en conservación de WWF-Brasil, que calificó la política del último tiempo como "antiambiental" y "criminal".
Según expertos, la destrucción se debe principalmente al avance de granjas y a los usurpadores de tierras que talan el territorio para usarlo en ganadería y cultivos.
Lula, que ya gobernó el país entre 2003 y 2010, prometió reiniciar los programas de protección ambiental, luchar por cumplir con la meta de deforestación ilegal cero en 2030 y garantizar que Brasil deje de ser un "paria" en temas climáticos.
En la última conferencia climática (COP27), celebrada en Egipto en noviembre pasado, el mandatario asistió como invitado especial poco después de haber ganado las elecciones.
Recibido como una estrella, el líder de 77 años prometió que frenaría la deforestación y anunció que propondría a Brasil como sede de la conferencia de 2025.
La ministra de Ambiente, Marina Silva, una reconocida ecologista que ya dirigió esa cartera entre 2003 y 2008, cuando logró reducir sensiblemente la deforestación, admitió el 24 de enero que la realidad ambiental del país es mucho peor de los que esperaba.
Un monitoreo satelital realizado por el ente detectó 167 km2 deforestados en enero de 2023 en la parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo, frente a los 430 km2 en igual período del año pasado, durante el Gobierno de Jair Bolsonaro.
Bajo la administración de Bolsonaro, un aliado de la agroindustria y negacionista del cambio climático, la deforestación anual promedio en la Amazonia brasileña aumentó 75,5% con respecto a la década anterior.
La disminución del área destruida es reflejo de una "reanudación de la agenda de defensa ambiental", evaluó la ONG Vida Silvestre Brasil (WWF) en un comunicado en el que, sin embargo, advirtió que "es prematuro hablar de una reversión de tendencia", informó la agencia de noticias AFP.
"Es necesario reestructurar con máxima urgencia los planes de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación y de las Quemadas para que Brasil retome su papel de liderazgo ambiental en el escenario internacional", subrayó Frederico Machado, especialista en conservación de WWF-Brasil, que calificó la política del último tiempo como "antiambiental" y "criminal".
Según expertos, la destrucción se debe principalmente al avance de granjas y a los usurpadores de tierras que talan el territorio para usarlo en ganadería y cultivos.
Lula, que ya gobernó el país entre 2003 y 2010, prometió reiniciar los programas de protección ambiental, luchar por cumplir con la meta de deforestación ilegal cero en 2030 y garantizar que Brasil deje de ser un "paria" en temas climáticos.
En la última conferencia climática (COP27), celebrada en Egipto en noviembre pasado, el mandatario asistió como invitado especial poco después de haber ganado las elecciones.
Recibido como una estrella, el líder de 77 años prometió que frenaría la deforestación y anunció que propondría a Brasil como sede de la conferencia de 2025.
La ministra de Ambiente, Marina Silva, una reconocida ecologista que ya dirigió esa cartera entre 2003 y 2008, cuando logró reducir sensiblemente la deforestación, admitió el 24 de enero que la realidad ambiental del país es mucho peor de los que esperaba.