La educación necesita dirigentes lúcidos, no vándalos

23 JUN 2023 - 11:27 | Actualizado 23 JUN 2023 - 11:42

Por Esteban Gallo

El video anda dando vueltas por todos lados y se transformó en uno de los hechos más comentados de las últimas horas.

En la imagen, que fue tomada por un trabajador del Ministerio de Economía, se puede observar claramente al secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación, Daniel Murphy, rompiendo a patadas la puerta de vidrio del organismo.

En medio de la protesta realizada por la ATECh en reclamo de un reajuste salarial, Murphy aparece entre los carteles, de espalda, lanzando su ira contra el ventanal principal del edificio provincial.

Supongo que algún fiscal ya habrá iniciado una actuación de oficio, porque ningún ciudadano de esta provincia tiene derecho a andar por la vida rompiendo edificios públicos. Y nadie debería tener impunidad, sea quien sea y llámese como se llame.

El tema es que el vándalo, porque no se lo puede definir de otra manera, es el secretario general de uno de los gremios más importantes de la provincia. Y al mismo tiempo, representa a muchísimos docentes, que son los que, en el aula, comparten conocimientos y transmiten valores a los alumnos de esta provincia.

Es cierto que Murphy hace rato que no entra a un aula para dictar clases, pero imagínense el impacto que provocaría en sus alumnos ver a su profe de artística rompiendo los vidrios de un edificio público.

Einsten decía que “Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única manera”. Bueno, este es el ejemplo y la influencia que Murphy ejerce como profesor y como dirigente de la educación, sobre los estudiantes de la provincia.

Pero lo ocurrido ayer en la capital provincial no es un hecho aislado. Desde hace largo tiempo la cúpula dirigencial de ATECH viene errando el vizcachazo.

Por ejemplo, el año pasado, Santiago Goodman, que también ejercía el cargo máximo en la comisión directiva del sindicato fue condenado a 3 años de prisión por el incendio de la Legislatura en 2019. No le inventaron pruebas ni le hicieron una cama, había testigos de todos los colores y material fílmico a rolete. Y se salvó de ir en cana porque no tenía antecedentes.


Este tipo de episodios, al que ahora hay que sumarle las patadas de Murphy a los vidrios del edificio del Ministerio de Economía son los que también van esmerilando la imagen de ATECH en la sociedad.

Murphy, Magno y compañía deberían preguntarse porque las interminables medidas de fuerza que llevan adelante no tienen gran consenso entre los docentes ni tampoco despiertan empatía en la ciudadanía. La marcha de ayer, en términos de adhesión fue un fracaso. Los chubutenses sabemos cuando una movilización es un éxito, porque hay una historia de lucha docente en Chubut muy importante.

Y para desgracia de los organizadores, hoy nadie habla del paro, se habla del papelón de Murphy haciéndose el Kung Fu.
A pesar de todo lo que dijimos, la ATECH rechazó ayer la conciliación obligatoria de la Secretaría de Trabajo y anunció la continuidad de la huelga por seis días más, que se suman a las 144 horas que ya aplicaron. Una medida de fuerza tan extensa como infructífera, porque no solo no lograron nada, sino que el gobierno reiteró que seguirá otorgando los aumentos parciales comprometidos para compensar el impacto de la inflación, pero de ninguna manera va a dar un aumento de más de un 100 por ciento de un solo saque.

Todos estamos de acuerdo en que los docentes deberían ganar el doble de lo que ganan y más también. Pero nadie puede ignorar el contexto actual, ni el impacto de una crisis nacional que pone en jaque a las administraciones provinciales. No hay provincia en el país que esté en condiciones de aumentar los sueldos en un 110 por ciento de un día para el otro. No lo puede hacer Arcioni, pero tampoco lo podrá hacer el gobernador que gane el 30 de julio.

Esto no que quiere decir que los gremios docentes deban renunciar a sus reclamos. Pero hay formas y formas de conducir una negociación. Un buen dirigente gremial es el que toma decisiones estratégicas inteligentes en beneficio del interés colectivo.
Esos objetivos no se logran rompiendo vidrios a patadas.

Eso es de vándalos. No de dirigentes lúcidos, que es lo que nos hace falta.

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23 JUN 2023 - 11:27

Por Esteban Gallo

El video anda dando vueltas por todos lados y se transformó en uno de los hechos más comentados de las últimas horas.

En la imagen, que fue tomada por un trabajador del Ministerio de Economía, se puede observar claramente al secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación, Daniel Murphy, rompiendo a patadas la puerta de vidrio del organismo.

En medio de la protesta realizada por la ATECh en reclamo de un reajuste salarial, Murphy aparece entre los carteles, de espalda, lanzando su ira contra el ventanal principal del edificio provincial.

Supongo que algún fiscal ya habrá iniciado una actuación de oficio, porque ningún ciudadano de esta provincia tiene derecho a andar por la vida rompiendo edificios públicos. Y nadie debería tener impunidad, sea quien sea y llámese como se llame.

El tema es que el vándalo, porque no se lo puede definir de otra manera, es el secretario general de uno de los gremios más importantes de la provincia. Y al mismo tiempo, representa a muchísimos docentes, que son los que, en el aula, comparten conocimientos y transmiten valores a los alumnos de esta provincia.

Es cierto que Murphy hace rato que no entra a un aula para dictar clases, pero imagínense el impacto que provocaría en sus alumnos ver a su profe de artística rompiendo los vidrios de un edificio público.

Einsten decía que “Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única manera”. Bueno, este es el ejemplo y la influencia que Murphy ejerce como profesor y como dirigente de la educación, sobre los estudiantes de la provincia.

Pero lo ocurrido ayer en la capital provincial no es un hecho aislado. Desde hace largo tiempo la cúpula dirigencial de ATECH viene errando el vizcachazo.

Por ejemplo, el año pasado, Santiago Goodman, que también ejercía el cargo máximo en la comisión directiva del sindicato fue condenado a 3 años de prisión por el incendio de la Legislatura en 2019. No le inventaron pruebas ni le hicieron una cama, había testigos de todos los colores y material fílmico a rolete. Y se salvó de ir en cana porque no tenía antecedentes.


Este tipo de episodios, al que ahora hay que sumarle las patadas de Murphy a los vidrios del edificio del Ministerio de Economía son los que también van esmerilando la imagen de ATECH en la sociedad.

Murphy, Magno y compañía deberían preguntarse porque las interminables medidas de fuerza que llevan adelante no tienen gran consenso entre los docentes ni tampoco despiertan empatía en la ciudadanía. La marcha de ayer, en términos de adhesión fue un fracaso. Los chubutenses sabemos cuando una movilización es un éxito, porque hay una historia de lucha docente en Chubut muy importante.

Y para desgracia de los organizadores, hoy nadie habla del paro, se habla del papelón de Murphy haciéndose el Kung Fu.
A pesar de todo lo que dijimos, la ATECH rechazó ayer la conciliación obligatoria de la Secretaría de Trabajo y anunció la continuidad de la huelga por seis días más, que se suman a las 144 horas que ya aplicaron. Una medida de fuerza tan extensa como infructífera, porque no solo no lograron nada, sino que el gobierno reiteró que seguirá otorgando los aumentos parciales comprometidos para compensar el impacto de la inflación, pero de ninguna manera va a dar un aumento de más de un 100 por ciento de un solo saque.

Todos estamos de acuerdo en que los docentes deberían ganar el doble de lo que ganan y más también. Pero nadie puede ignorar el contexto actual, ni el impacto de una crisis nacional que pone en jaque a las administraciones provinciales. No hay provincia en el país que esté en condiciones de aumentar los sueldos en un 110 por ciento de un día para el otro. No lo puede hacer Arcioni, pero tampoco lo podrá hacer el gobernador que gane el 30 de julio.

Esto no que quiere decir que los gremios docentes deban renunciar a sus reclamos. Pero hay formas y formas de conducir una negociación. Un buen dirigente gremial es el que toma decisiones estratégicas inteligentes en beneficio del interés colectivo.
Esos objetivos no se logran rompiendo vidrios a patadas.

Eso es de vándalos. No de dirigentes lúcidos, que es lo que nos hace falta.


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