Gustavo Mirantes: “Me tuve que contener cuando los vi a él y a su padre ahí mintiendo”

Luego de que el imputado por atropellar a su esposa fuera declarado culpable de homicidio culposo sin agravantes, Gustavo se acercó junto a su hijo a los estudios de Cadena Tiempo para hablar sobre lo que siente respecto al veredicto.

06 JUL 2023 - 17:23 | Actualizado 06 JUL 2023 - 18:30

El lunes tres de julio, la jueza Carolina Marín declaró culpable de homicidio culposo al imputado por la muerte de la policía Daiana Reales, quien fue atropellada la noche del 17 de noviembre del 2020 mientras trabajaba en un control de tránsito sobre la Ruta 25 entre Trelew y Gaiman.

De acuerdo a la magistrada, la Fiscalía no puedo probar que el acusado Gastón Muñoz estuviera alcoholizado al momento de lo sucedido, por lo que no se aceptó ese agravante en la tipificación del delito. Ahora resta esperar la audiencia de debate de pena.

Sobre esto, el viudo de Daiana Reales, Gustavo Mirantes se acercó junto a su hijo a Cadena Tiempo para expresar cómo se siente respecto al procedimiento judicial en el que tuvo que revivir todo lo sucedido tres años atrás. “Cuesta recordar. Sentís primero un asombro porque no lo podés creer, es algo muy feo que no se lo deseo a nadie”, empezó.

Recordando su última noche junto a Daiana, detalló que le duele pensar en “el último plato de comida a las 21:30 horas, y que la viniera a buscar el móvil para su trabajo a las 21:40”, además del acuerdo de llamarlo a él para que la vaya a buscar por la noche cuando su turno finalice.

“El llamado fue otro. Fueron hasta mi casa a avisarme que había sufrido un accidente pero que estaba bien”, explicó luego. “No me dejaron manejar, me llevó el encargado del turno compañero de ella. Me puse lo primero que encontré, agarre a mi hijo con una mantita y fuimos al hospital”, agregó.

Pese a que intentaba mantener latente la esperanza de verla bien, confesó que su experiencia dentro del cuerpo policial provincial lo hizo darse cuenta rápido del panorama. “En el momento en el que nosotros subimos la rotonda de Gaiman de la Ruta 25 para ir a Trelew, se veían muchas balizas. Y cuando vi la camioneta de criminalística, y vi la otra que había impactado a Daiana yo sabía que las cosas no estaban bien. Es increíble como quedó el capó de la camioneta”, comentó emocionado.

Mirar de frente al culpable

Volviendo al presente, Gustavo confiesa que le fue muy difícil tener que enfrentarse al imputado durante las audiencias. “En el juicio me enteré cosas que no sabía. Este pedazo de asesino en el momento en el que la atropella, ella estaba atrapada en la cubierta delantera; y este señor le daba para delante porque quería irse. Osea que no la piso una vez”.

“Me tuve que contener cuando los vi a él y a su padre ahí mintiendo sobre que no había balizas; de que ella no estaba en la posición en la que tenía que estar. Él estaba más borracho que el hijo, entonces ¿qué podía ver?”, añadió.

Uno de los factores que más llamó la atención de este procedimiento, fue saber que el agravante por conducir alcoholizado no fue aceptado por la jueza debido a que la misma consideraba que no se pudo comprobar por las irregularidades del test de alcoholemia.

Respecto a eso, Mirantes opinó que “en ese momento estábamos en pandemia y justo el que tenía que hacer el test estaba con Covid. Gracias a dios, la señora (que lo hizo) con su esfuerzo se levantó y vinieron desde Rawson con un alcoholímetro para hacerlo. También declaró como testigo, y por el nerviosismo que tenía, que yo lo entiendo, dijo algunas cosas que quizás no se le entendieron”.

Si el agravante era admitido, habría sido un factor clave para la condena. “Todos sabíamos muy bien que la alcoholemia cuando te da positivo y supera lo que dice la Ley de Tránsito 24.449, la pena es severa, más si tenés carnet profesional y sos empleado del estado porque tenés mucha más responsabilidad que un civil. Gastón Muñoz es chofer de ambulancia, cumple con un rol y tiene carnet profesional por lo que tendría que haber sido severa la sanción”, remarcó Gustavo.

Por otro lado, admitió que guarda un gran respeto por el abogado defensor de Gastón Muñoz. “Entiendo la labor de (Fabián) Gabalachis, porque es su defensor y tiene que pedir la mínima para su defendido. Y sabemos la estrategia por donde encaró, porque sabía muy bien que lo único de lo que podíamos agarrarnos nosotros para pedir la pena que yo quería, era la alcoholemia. Él pidió cinco años de inhabilitación, por matar a una persona, y dos años de prisión en suspenso”.

En cuanto a la parte acusatoria, “el mínimo que pidió el fiscal Moyano, por bajarle la alcoholemia, es tres años y nueve meses. Yo pedía más de ocho años, pero eso era imposible, porque al no tener antecedentes de esta magnitud le juega a favor”, lamentó.

En esa línea, recordó que en el juicio se habló de los derechos humanos del acusado. “Dijeron que tiene familia y una hija. ¿Y yo qué tengo al lado, un perro? ¿Qué perdí yo? Por eso pregunté donde estaban los derechos humanos de mi hijo, los de Daiana que no se puede defender y los míos. No existen. Estuvo ausente el Estado y la institución de Daiana”, acusó.

Finalmente, agradeció a quienes lo acompañaron todo este tiempo y se esforzaron por homenajear a Daiana. “Lo único que se hizo, que voy a estar agradecido eternamente, es que el Concejo Deliberante le diera el nombre de Daiana Teresa Reales a la Comisaría de Gaiman; también a la propia comisaría que fueron sus compañeros, a los jefes de esa sede que organizaron junto con el personal de albañiles de la Unidad Regional de Trelew la ermita que armaron; y a las señoras de Estrella Amarilla que para mí fue una bendición que vinieran a pintar la estrella y poner el cartel”, concluyó.

06 JUL 2023 - 17:23

El lunes tres de julio, la jueza Carolina Marín declaró culpable de homicidio culposo al imputado por la muerte de la policía Daiana Reales, quien fue atropellada la noche del 17 de noviembre del 2020 mientras trabajaba en un control de tránsito sobre la Ruta 25 entre Trelew y Gaiman.

De acuerdo a la magistrada, la Fiscalía no puedo probar que el acusado Gastón Muñoz estuviera alcoholizado al momento de lo sucedido, por lo que no se aceptó ese agravante en la tipificación del delito. Ahora resta esperar la audiencia de debate de pena.

Sobre esto, el viudo de Daiana Reales, Gustavo Mirantes se acercó junto a su hijo a Cadena Tiempo para expresar cómo se siente respecto al procedimiento judicial en el que tuvo que revivir todo lo sucedido tres años atrás. “Cuesta recordar. Sentís primero un asombro porque no lo podés creer, es algo muy feo que no se lo deseo a nadie”, empezó.

Recordando su última noche junto a Daiana, detalló que le duele pensar en “el último plato de comida a las 21:30 horas, y que la viniera a buscar el móvil para su trabajo a las 21:40”, además del acuerdo de llamarlo a él para que la vaya a buscar por la noche cuando su turno finalice.

“El llamado fue otro. Fueron hasta mi casa a avisarme que había sufrido un accidente pero que estaba bien”, explicó luego. “No me dejaron manejar, me llevó el encargado del turno compañero de ella. Me puse lo primero que encontré, agarre a mi hijo con una mantita y fuimos al hospital”, agregó.

Pese a que intentaba mantener latente la esperanza de verla bien, confesó que su experiencia dentro del cuerpo policial provincial lo hizo darse cuenta rápido del panorama. “En el momento en el que nosotros subimos la rotonda de Gaiman de la Ruta 25 para ir a Trelew, se veían muchas balizas. Y cuando vi la camioneta de criminalística, y vi la otra que había impactado a Daiana yo sabía que las cosas no estaban bien. Es increíble como quedó el capó de la camioneta”, comentó emocionado.

Mirar de frente al culpable

Volviendo al presente, Gustavo confiesa que le fue muy difícil tener que enfrentarse al imputado durante las audiencias. “En el juicio me enteré cosas que no sabía. Este pedazo de asesino en el momento en el que la atropella, ella estaba atrapada en la cubierta delantera; y este señor le daba para delante porque quería irse. Osea que no la piso una vez”.

“Me tuve que contener cuando los vi a él y a su padre ahí mintiendo sobre que no había balizas; de que ella no estaba en la posición en la que tenía que estar. Él estaba más borracho que el hijo, entonces ¿qué podía ver?”, añadió.

Uno de los factores que más llamó la atención de este procedimiento, fue saber que el agravante por conducir alcoholizado no fue aceptado por la jueza debido a que la misma consideraba que no se pudo comprobar por las irregularidades del test de alcoholemia.

Respecto a eso, Mirantes opinó que “en ese momento estábamos en pandemia y justo el que tenía que hacer el test estaba con Covid. Gracias a dios, la señora (que lo hizo) con su esfuerzo se levantó y vinieron desde Rawson con un alcoholímetro para hacerlo. También declaró como testigo, y por el nerviosismo que tenía, que yo lo entiendo, dijo algunas cosas que quizás no se le entendieron”.

Si el agravante era admitido, habría sido un factor clave para la condena. “Todos sabíamos muy bien que la alcoholemia cuando te da positivo y supera lo que dice la Ley de Tránsito 24.449, la pena es severa, más si tenés carnet profesional y sos empleado del estado porque tenés mucha más responsabilidad que un civil. Gastón Muñoz es chofer de ambulancia, cumple con un rol y tiene carnet profesional por lo que tendría que haber sido severa la sanción”, remarcó Gustavo.

Por otro lado, admitió que guarda un gran respeto por el abogado defensor de Gastón Muñoz. “Entiendo la labor de (Fabián) Gabalachis, porque es su defensor y tiene que pedir la mínima para su defendido. Y sabemos la estrategia por donde encaró, porque sabía muy bien que lo único de lo que podíamos agarrarnos nosotros para pedir la pena que yo quería, era la alcoholemia. Él pidió cinco años de inhabilitación, por matar a una persona, y dos años de prisión en suspenso”.

En cuanto a la parte acusatoria, “el mínimo que pidió el fiscal Moyano, por bajarle la alcoholemia, es tres años y nueve meses. Yo pedía más de ocho años, pero eso era imposible, porque al no tener antecedentes de esta magnitud le juega a favor”, lamentó.

En esa línea, recordó que en el juicio se habló de los derechos humanos del acusado. “Dijeron que tiene familia y una hija. ¿Y yo qué tengo al lado, un perro? ¿Qué perdí yo? Por eso pregunté donde estaban los derechos humanos de mi hijo, los de Daiana que no se puede defender y los míos. No existen. Estuvo ausente el Estado y la institución de Daiana”, acusó.

Finalmente, agradeció a quienes lo acompañaron todo este tiempo y se esforzaron por homenajear a Daiana. “Lo único que se hizo, que voy a estar agradecido eternamente, es que el Concejo Deliberante le diera el nombre de Daiana Teresa Reales a la Comisaría de Gaiman; también a la propia comisaría que fueron sus compañeros, a los jefes de esa sede que organizaron junto con el personal de albañiles de la Unidad Regional de Trelew la ermita que armaron; y a las señoras de Estrella Amarilla que para mí fue una bendición que vinieran a pintar la estrella y poner el cartel”, concluyó.


NOTICIAS RELACIONADAS