Rosarino, nacido un 28 de febrero, de 58 años e hincha de Newell´s, una herencia de papá. Marcelo Álvarez llegó al estudio de radio con un muñeco que, asegura, lo acompaña desde la primera infancia. “No tiene nombre. Con este muñeco crecí y me acompaña en los momentos especiales como este; soy un agradecido con la historia y este juguete guarda todas las emociones de mi vida”, repasa en la mañana Por El Aire.
“Haber trabajado de lo que a uno le gusta, y de la mejor manera, es un regalo”, no duda en asegurar. Fueron 36 años de docencia donde supo enseñar, compartir, generar proyectos y hacerlos realidad.
A los 16 años Marcelo y su familia se mudaron a Tucumán. Llegó el estudio, el crecimiento y los desafíos. En la provincia de Entre Ríos conoció a Graciela, su amor. Pero en el norte argentino había una pareja apasionada por el frio del sur. El norte de Graciela y Marcelo era el sur.
En 1993 la luna de miel los acercó a San Martín de los Andes. Luego conocieron el valle de Neuquén. Pero no, no era lo que realmente buscaban con pasión. “Empezamos a mapear Chubut. Acá nos instalamos y en esta tierra elegida nació nuestro hijo”, nos cuenta.
La tarea de capacitador en educación técnica lo llevó a recorrer distintos puntos del país. Y en esas vueltas del destino, en uno de los primeros paseos una vez instalados en Trelew, fue al valle. Podríamos decir que experimentó la típica vuelta de domingo de chacras y aunque parezca mentira recuerda: “paramos en el terreno donde hoy se ubica la Agrotécnica”.
Llegó a “la 733” tras presentarse en un concurso en el año 2007 y 3 años después ocupó la vicedirección. “La Agrotécnica es la escuela a la que yo hubiese querido ir”, se enorgullece en decir.
“Haber fortalecido el protagonismo de las chicas y chicos es lo que más satisfacción da. Nuestro slogan es: la escuela que hacemos entre todos. En los últimos 10 años duplicamos la matrícula. Somos un gran equipo, una gran familia y eso me conmueve”, repasa Marcelo.
El miércoles 30 habrá un momento de agradecimiento a los proveedores. “La confianza y el acompañamiento han sido fundamentales para que podamos desarrollarnos y ser lo que somos hoy”.
Marcelo Álvarez sabe que las cosas buenas llevan tiempo. Sabe que uno aprende pegándose frentazos. Sabe que a las chicos y chicos no se los puede subestimar; sabe que hay que respetarlos y establecer un vínculo. “Los alumnos son los que nos da energía”, asegura.
Comienza una nueva etapa y el desafío de las pasiones pendientes: pilotear aviones, modelismo aeronáutico y ferromodelismo. Quizás, retomar el Doctorado en Educación.
Alejandra Trejo será quien continúe en la dirección de una escuela que supo ganar corazones valletanos, y más.
“Mis años en la Agrotécnica me han dado tolerancia, humildad, capacidad de escuchar y negociar. Una de las huellas más profundas es el compromiso de no renunciar a las metas. Hacemos más educación con lo que somos que con lo que decimos”, reflexiona Marcelo… y nos hace reflexionar.
Rosarino, nacido un 28 de febrero, de 58 años e hincha de Newell´s, una herencia de papá. Marcelo Álvarez llegó al estudio de radio con un muñeco que, asegura, lo acompaña desde la primera infancia. “No tiene nombre. Con este muñeco crecí y me acompaña en los momentos especiales como este; soy un agradecido con la historia y este juguete guarda todas las emociones de mi vida”, repasa en la mañana Por El Aire.
“Haber trabajado de lo que a uno le gusta, y de la mejor manera, es un regalo”, no duda en asegurar. Fueron 36 años de docencia donde supo enseñar, compartir, generar proyectos y hacerlos realidad.
A los 16 años Marcelo y su familia se mudaron a Tucumán. Llegó el estudio, el crecimiento y los desafíos. En la provincia de Entre Ríos conoció a Graciela, su amor. Pero en el norte argentino había una pareja apasionada por el frio del sur. El norte de Graciela y Marcelo era el sur.
En 1993 la luna de miel los acercó a San Martín de los Andes. Luego conocieron el valle de Neuquén. Pero no, no era lo que realmente buscaban con pasión. “Empezamos a mapear Chubut. Acá nos instalamos y en esta tierra elegida nació nuestro hijo”, nos cuenta.
La tarea de capacitador en educación técnica lo llevó a recorrer distintos puntos del país. Y en esas vueltas del destino, en uno de los primeros paseos una vez instalados en Trelew, fue al valle. Podríamos decir que experimentó la típica vuelta de domingo de chacras y aunque parezca mentira recuerda: “paramos en el terreno donde hoy se ubica la Agrotécnica”.
Llegó a “la 733” tras presentarse en un concurso en el año 2007 y 3 años después ocupó la vicedirección. “La Agrotécnica es la escuela a la que yo hubiese querido ir”, se enorgullece en decir.
“Haber fortalecido el protagonismo de las chicas y chicos es lo que más satisfacción da. Nuestro slogan es: la escuela que hacemos entre todos. En los últimos 10 años duplicamos la matrícula. Somos un gran equipo, una gran familia y eso me conmueve”, repasa Marcelo.
El miércoles 30 habrá un momento de agradecimiento a los proveedores. “La confianza y el acompañamiento han sido fundamentales para que podamos desarrollarnos y ser lo que somos hoy”.
Marcelo Álvarez sabe que las cosas buenas llevan tiempo. Sabe que uno aprende pegándose frentazos. Sabe que a las chicos y chicos no se los puede subestimar; sabe que hay que respetarlos y establecer un vínculo. “Los alumnos son los que nos da energía”, asegura.
Comienza una nueva etapa y el desafío de las pasiones pendientes: pilotear aviones, modelismo aeronáutico y ferromodelismo. Quizás, retomar el Doctorado en Educación.
Alejandra Trejo será quien continúe en la dirección de una escuela que supo ganar corazones valletanos, y más.
“Mis años en la Agrotécnica me han dado tolerancia, humildad, capacidad de escuchar y negociar. Una de las huellas más profundas es el compromiso de no renunciar a las metas. Hacemos más educación con lo que somos que con lo que decimos”, reflexiona Marcelo… y nos hace reflexionar.