Por Ismael Tebes
Toda buena historia suele enriquecerse con nuevas versiones y potenciarse desde la memoria. Y “La Balsa”, el himno del rock nacional, parece descubrir nuevos mitos en sí misma. El protagonista es José Alberto Iglesias, “Tanguito”, el autor original del tema que se grabó por primera vez en 1967 y terminó multiplicada como signo de una eterna juventud.
“Estoy muy contento de aportar algo sobre ésta historia que tiene que ver con Esquel, la Trochita y Chubut. Ojalá nos apoderemos de la misma los esquelenses y los patagónicos y valoremos que un tema fundador como “La Balsa” se haya escrito viajando hacia Esquel”.
Campos detalló que en enero de 1967, el grupo musical “Los Guantes Negros” sumó a “Tanguito” para actuar durante algunos meses en Esquel reemplazando a Billy Bond, la voz original. “Fueron contratados por una confitería que se llamaba “El Americano”, frente al cine Coliseo, en pleno centro de la ciudad”, describió.
Los músicos vivieron en la zona durante meses y tocaban prácticamente todas las noches. “Me comentó ésta historia Jorge Tascón, el dueño del boliche Kapañuma que después se instaló en Trelew. Me dijo que era una pena que no se supiera que Tanguito estuvo en Esquel”.
Campos investigó y tomó contacto con dos de los músicos de aquella formación, Juan Gentillini y Renato Meanna quienes dieron fe de que Tanguito ya tocaba la balsa, varios meses antes de que Nebbia y Los Gatos la popularizaran. “Tuvieron un viaje muy largo; hicieron Buenos Aires-Esquel en tren; un primer tramo hasta Ingeniero Jacobacci y ahí les avisaron que había un paro de trenes que los dejó cuatro días varados. Después hicieron El Maitén y Esquel.
Los integrantes del grupo venían bastante cansados y cuentan que en las escalas entre vagón y vagón, “Tanguito” ya cantaba “La Balsa”, un tema que además se incorporó al repertorio de los bailes. “Él se hizo muy conocido acá; por la gente que iba a verlos y el ambiente de la noche. Hay muchos testimonios que permiten afirmar esto”, cuenta Campos.
Como dato de refuerzo, el periodista esquelense reconoce haber chequeado los diarios de la época donde observó publicidades que promocionaban las presentaciones de “Los Guantes Negros” en El Americano. “Hay una nota hecha con el grupo en la redacción del diario Esquel donde se nombra a los integrantes y se menciona a José Alberto Iglesias, entre paréntesis como “Donovan” que era el sobrenombre que utilizaba por entonces”.
De un baño de La Perla en el barrio de Once a la Trochita, ahí pareció viajar la imaginación del autor un día cualquiera del ’66. Siempre había una guitarra como acompañante y una letra para improvisar. Según una investigación de Campos, “La Balsa” ya existía previa a la versión mejorada por Lito Nebbia y que la obra ya sonaba durante el paso musical de “Tanguito” por la Cordillera quizás “empujada” por un viejo bolero de Armando Manzanero.
La Balsa” se grabó un 19 de junio y fue lanzada por “Los Gatos” en julio del ’67 que editó un single que por entonces vendió más de 250 mil copias. Su mensaje identificaba a la juventud, a la rebeldía y parecía transmitir un mensaje gritado en silencio para los adultos. Generacional; directo y sin intermediarios.
“Quien afirma todo esto, no soy yo. Simplemente ordené los testimonios de los músicos que vinieron con “Tanguito” y que afirman que ésta historia existió y fue así. Y sostuvo que el libro cuenta con un código de barras que permite acceder a las entrevistas realizadas que reflejan éstas certezas. “Se los puede escuchar a todos, incluído al maestro Hugo Juárez que vivía en Trelew. Pudimos reconstruir la vida de “Tanguito” en Esquel y saber qué hizo.
Hay muchas anécdotas y muy divertidas. De hecho en la presentación del libro contamos con la presencia de Gretel Korn, quien hizo posible la contratación de “Los Guantes Negros” en Esquel. Si no hubiera sido por ella, jamás hubieran venido. Y también nos acompañaron vecinos que recordaban esos bailes con “La Balsa” y “Tanguito” en la zona”.
“La intención del libro –afirmó- no es quitarle mérito a la participación de Lito Nebbia en toda la historia oficial sino agregar un capítulo más a lo que ya conocemos sobre La Perla de Once. Está probado en el libro que meses atrás de la grabación, “Tanguito” ya había tocado el tema en Esquel”.
Los propios músicos expresaron su intención de que una placa evoque la circunstancia que cambió el curso del rock nacional. “No se explican cómo no hay nada que en La Trochita diga “Acá se compuso La Balsa” para revalorizar la memoria desde un acto de justicia. Ojalá podamos hacer éste merecido homenaje”.
“Tanguito”, un músico talentoso que supo transitar todos los límites tiene un solo disco registrado que se publicó un año después de su muerte, a los veintiséis años arrollado por un tren del Ferrocarril San Martín. Con él se fueron las respuestas, el rock en su estado visceral, letras desafiantes y un legado de gira eterna que todos respetan. Sobrevivió el mito de una canción que al parecer, viajó al mundo desde las bellezas de la Patagonia.
Por Ismael Tebes
Toda buena historia suele enriquecerse con nuevas versiones y potenciarse desde la memoria. Y “La Balsa”, el himno del rock nacional, parece descubrir nuevos mitos en sí misma. El protagonista es José Alberto Iglesias, “Tanguito”, el autor original del tema que se grabó por primera vez en 1967 y terminó multiplicada como signo de una eterna juventud.
“Estoy muy contento de aportar algo sobre ésta historia que tiene que ver con Esquel, la Trochita y Chubut. Ojalá nos apoderemos de la misma los esquelenses y los patagónicos y valoremos que un tema fundador como “La Balsa” se haya escrito viajando hacia Esquel”.
Campos detalló que en enero de 1967, el grupo musical “Los Guantes Negros” sumó a “Tanguito” para actuar durante algunos meses en Esquel reemplazando a Billy Bond, la voz original. “Fueron contratados por una confitería que se llamaba “El Americano”, frente al cine Coliseo, en pleno centro de la ciudad”, describió.
Los músicos vivieron en la zona durante meses y tocaban prácticamente todas las noches. “Me comentó ésta historia Jorge Tascón, el dueño del boliche Kapañuma que después se instaló en Trelew. Me dijo que era una pena que no se supiera que Tanguito estuvo en Esquel”.
Campos investigó y tomó contacto con dos de los músicos de aquella formación, Juan Gentillini y Renato Meanna quienes dieron fe de que Tanguito ya tocaba la balsa, varios meses antes de que Nebbia y Los Gatos la popularizaran. “Tuvieron un viaje muy largo; hicieron Buenos Aires-Esquel en tren; un primer tramo hasta Ingeniero Jacobacci y ahí les avisaron que había un paro de trenes que los dejó cuatro días varados. Después hicieron El Maitén y Esquel.
Los integrantes del grupo venían bastante cansados y cuentan que en las escalas entre vagón y vagón, “Tanguito” ya cantaba “La Balsa”, un tema que además se incorporó al repertorio de los bailes. “Él se hizo muy conocido acá; por la gente que iba a verlos y el ambiente de la noche. Hay muchos testimonios que permiten afirmar esto”, cuenta Campos.
Como dato de refuerzo, el periodista esquelense reconoce haber chequeado los diarios de la época donde observó publicidades que promocionaban las presentaciones de “Los Guantes Negros” en El Americano. “Hay una nota hecha con el grupo en la redacción del diario Esquel donde se nombra a los integrantes y se menciona a José Alberto Iglesias, entre paréntesis como “Donovan” que era el sobrenombre que utilizaba por entonces”.
De un baño de La Perla en el barrio de Once a la Trochita, ahí pareció viajar la imaginación del autor un día cualquiera del ’66. Siempre había una guitarra como acompañante y una letra para improvisar. Según una investigación de Campos, “La Balsa” ya existía previa a la versión mejorada por Lito Nebbia y que la obra ya sonaba durante el paso musical de “Tanguito” por la Cordillera quizás “empujada” por un viejo bolero de Armando Manzanero.
La Balsa” se grabó un 19 de junio y fue lanzada por “Los Gatos” en julio del ’67 que editó un single que por entonces vendió más de 250 mil copias. Su mensaje identificaba a la juventud, a la rebeldía y parecía transmitir un mensaje gritado en silencio para los adultos. Generacional; directo y sin intermediarios.
“Quien afirma todo esto, no soy yo. Simplemente ordené los testimonios de los músicos que vinieron con “Tanguito” y que afirman que ésta historia existió y fue así. Y sostuvo que el libro cuenta con un código de barras que permite acceder a las entrevistas realizadas que reflejan éstas certezas. “Se los puede escuchar a todos, incluído al maestro Hugo Juárez que vivía en Trelew. Pudimos reconstruir la vida de “Tanguito” en Esquel y saber qué hizo.
Hay muchas anécdotas y muy divertidas. De hecho en la presentación del libro contamos con la presencia de Gretel Korn, quien hizo posible la contratación de “Los Guantes Negros” en Esquel. Si no hubiera sido por ella, jamás hubieran venido. Y también nos acompañaron vecinos que recordaban esos bailes con “La Balsa” y “Tanguito” en la zona”.
“La intención del libro –afirmó- no es quitarle mérito a la participación de Lito Nebbia en toda la historia oficial sino agregar un capítulo más a lo que ya conocemos sobre La Perla de Once. Está probado en el libro que meses atrás de la grabación, “Tanguito” ya había tocado el tema en Esquel”.
Los propios músicos expresaron su intención de que una placa evoque la circunstancia que cambió el curso del rock nacional. “No se explican cómo no hay nada que en La Trochita diga “Acá se compuso La Balsa” para revalorizar la memoria desde un acto de justicia. Ojalá podamos hacer éste merecido homenaje”.
“Tanguito”, un músico talentoso que supo transitar todos los límites tiene un solo disco registrado que se publicó un año después de su muerte, a los veintiséis años arrollado por un tren del Ferrocarril San Martín. Con él se fueron las respuestas, el rock en su estado visceral, letras desafiantes y un legado de gira eterna que todos respetan. Sobrevivió el mito de una canción que al parecer, viajó al mundo desde las bellezas de la Patagonia.