Regional del '80: El día que echaron a todos...menos a dos

Sucedió hace más de cuatro décadas. El Racing de Cayetano Castro y de Benicio Acosta se adjudicaba el derecho a representar a la Liga del Valle tras vencer en la final a Huracán. Con un estadio de Independiente a pleno, fue un final bochornoso; en donde todos (o casi) terminaron presos.

12 NOV 2023 - 15:55 | Actualizado 12 NOV 2023 - 16:07

Faltaban once minutos. Once. Del tiempo reglamentario. Quizás unos cinco más si Aniceto González contaba el tumulto anterior cuando lo echó a Méndez por insultar a Nelson Osuna por un presunto orsai que no cobró.

Racing -vestido de Sportandia- ya acariciaba el Regional del 80 ante el Alto Valle y los barilochenses (en donde no le iba a ir muy bien). Había vencido al Huracán blanco Nanque con el escudo grande en el pecho en el partido de ida 1 a 0 con un solitario tanto de Vigna.

El utilitario académico de Benicio Acosta vencía 2 a 1 (con tantos del negro Cuevas y Vigna) desde cinco minutos antes y le quedaba muy poco a los Betos Barreiro y Gargini y compañía para quebrar esa historia (que habían empatado transitoriamente con un gol de José de Hernández) . Y el clima venía caldeado.

Al Globito, por ese entonces, el mejor equipo doméstico junto a Gaiman FC, veía como uno de sus grandes rivales trelewenses le copaba la supremacía. Siendo menos vistoso pero más efectivo le había dado la vuelta en su cancha en el Oficial, aunque sin vencerlo; había logrado llevarlo a la tierra de Independiente y lo estaba dejando afuera de todo. Y fue cuando sucedió también todo.

Precisamente el Loco Vigna (que había llegado con Osvaldo Rodríguez -y el “Loco” Rinaldi- unos años atrás, aunque este se cruzó de vereda) picó por enésima vez en esas contras potenciadas por esa férrea defensa de Feulleit, Gregorat o Ibáñez, Franklyn, De Pedro y Juancito Nehigual y orquestada por el Dany Kobalski.

Concretar ese ataque usufructuando la desesperación de "los merengues" significaba cerrar el partido.
Pero apareció el otro loco. De apellido Molteni. Que era el arquero del conjunto que lo perdía todo tras vencer en el Preparación. Y lo cruzó. Mal. En el ala izquierda del ataque. O derecho la defensa; si uno se ubicara donde quisiera. La roja de Aniceto no se hizo esperar. Tampoco alguna frase indeseada del Freddy Valdéz, lo que hizo explotar todo. Y vino el caos. Y los echaron a todos. Menos a los dos rusos. Al Dany por Racing y al Beto Zulkoski por Huracán. Que se quedaron con el otro línea, Domingo Roque Leiva (el de la Fiat multicarga) mientras el resto se entremezclaba en un pandemoniun en donde también participó la milicada.

Tanto que la abrumadora mayoría de los players terminaron detenidos en la seccional Primera, por aquellos edictos policiales a cumplir a rajatabla por el entonces comisario Tito Nichols.

Sucedió un 11 de noviembre de 1979. A 44 años exactos de uno de los espectáculos más dantescos que se recuerden y que las crónicas deportivas futboleras de su tiempo lo calificaron de "gresca generalizada" y "bochornoso fin", muestra que nada nuevo existe bajo el sol.

La mayoría de los protagonistas del caos fue sancionada, aunque luego se le rebajó la pena y a la Academia le otorgaron la clasificación. Aunque faltaron once minutos para jugar. Once. Igual que cantidad de jugadores que cada uno pone en cancha. Los que terminaron -en su abrumadora mayoría- en un calabozo.

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12 NOV 2023 - 15:55

Faltaban once minutos. Once. Del tiempo reglamentario. Quizás unos cinco más si Aniceto González contaba el tumulto anterior cuando lo echó a Méndez por insultar a Nelson Osuna por un presunto orsai que no cobró.

Racing -vestido de Sportandia- ya acariciaba el Regional del 80 ante el Alto Valle y los barilochenses (en donde no le iba a ir muy bien). Había vencido al Huracán blanco Nanque con el escudo grande en el pecho en el partido de ida 1 a 0 con un solitario tanto de Vigna.

El utilitario académico de Benicio Acosta vencía 2 a 1 (con tantos del negro Cuevas y Vigna) desde cinco minutos antes y le quedaba muy poco a los Betos Barreiro y Gargini y compañía para quebrar esa historia (que habían empatado transitoriamente con un gol de José de Hernández) . Y el clima venía caldeado.

Al Globito, por ese entonces, el mejor equipo doméstico junto a Gaiman FC, veía como uno de sus grandes rivales trelewenses le copaba la supremacía. Siendo menos vistoso pero más efectivo le había dado la vuelta en su cancha en el Oficial, aunque sin vencerlo; había logrado llevarlo a la tierra de Independiente y lo estaba dejando afuera de todo. Y fue cuando sucedió también todo.

Precisamente el Loco Vigna (que había llegado con Osvaldo Rodríguez -y el “Loco” Rinaldi- unos años atrás, aunque este se cruzó de vereda) picó por enésima vez en esas contras potenciadas por esa férrea defensa de Feulleit, Gregorat o Ibáñez, Franklyn, De Pedro y Juancito Nehigual y orquestada por el Dany Kobalski.

Concretar ese ataque usufructuando la desesperación de "los merengues" significaba cerrar el partido.
Pero apareció el otro loco. De apellido Molteni. Que era el arquero del conjunto que lo perdía todo tras vencer en el Preparación. Y lo cruzó. Mal. En el ala izquierda del ataque. O derecho la defensa; si uno se ubicara donde quisiera. La roja de Aniceto no se hizo esperar. Tampoco alguna frase indeseada del Freddy Valdéz, lo que hizo explotar todo. Y vino el caos. Y los echaron a todos. Menos a los dos rusos. Al Dany por Racing y al Beto Zulkoski por Huracán. Que se quedaron con el otro línea, Domingo Roque Leiva (el de la Fiat multicarga) mientras el resto se entremezclaba en un pandemoniun en donde también participó la milicada.

Tanto que la abrumadora mayoría de los players terminaron detenidos en la seccional Primera, por aquellos edictos policiales a cumplir a rajatabla por el entonces comisario Tito Nichols.

Sucedió un 11 de noviembre de 1979. A 44 años exactos de uno de los espectáculos más dantescos que se recuerden y que las crónicas deportivas futboleras de su tiempo lo calificaron de "gresca generalizada" y "bochornoso fin", muestra que nada nuevo existe bajo el sol.

La mayoría de los protagonistas del caos fue sancionada, aunque luego se le rebajó la pena y a la Academia le otorgaron la clasificación. Aunque faltaron once minutos para jugar. Once. Igual que cantidad de jugadores que cada uno pone en cancha. Los que terminaron -en su abrumadora mayoría- en un calabozo.